Y no hay más: cójase un vino alegre, fresco. Pongámosle una etiqueta con un dibujito de Kukuxumusu (curiosamente, un astado). Llamativa botella, con tapón de rosca (para todo el mundo) e incluso en el cuello de ésta una fracesita de nuestro excatador de Parker para España y unos 90 puntitos para que todo el mundo lo vea.
Comentarios en inglés (importaciones a la costa).

La Cata:
Picota granatoso con un ribete bonito violáceo.
Nariz resultona, aunque sin complicaciones ninguna. Golosa, fruta negra madura por doquier. Algunos dejes vegetales. Creo, a pesar del porcentaje mayoritario de la Syrah, que la Garnacha que la acompaña se deja ver bastante.
En boca no tiene mucha más historia: paladar dulce, fresco. Sabrosón con esa fruta negra. Tímida acidez y un final que, al igual que el trago, invita a tomar y tomar.
Bueno, la verdad es que consigue lo que se propone: gustar a todos.
Y no hay más que contar.

Cereza picota de buena capa con ribete grana.

Nariz intensa, que se ciñe a un compendio de dos gamas aromáticas: frutales (bosque) y "frescos" (balsámicos, menta, tímido regaliz de palo...)

En boca es vivo, expansivo, alegre, con sabor a fruta madura con persistente acidez. Terroso al final. Agradable, juguetón.

Moderna presentación, con graciosa y jovial etiqueta de Kukuxumusu.

Vino alegre, jovial, capa ligera, aromas a frutos rojos fresas y moras, petit suise y dan-up, algun toque herbaceo. Tapon de rosca.

Otra botella de este Beso de Vino Syrah. La nariz se mostró más cerrada, más sencilla, más centrada en la fruta. En boca se mostró flojo, con menos cuerpo (a lo beaujolais) que la botella anterior, revelando en plenitud su condición de vino joven. Desmereció un poco al aparejarse con una barbacoa de borrego.

El éxito de la línea de Beso de Vino en los Estados Unidos y en México bien amerita una reflexión, que al final lleva a los tópicos de siempre: “que para gustos cada quien”, “que si son vinos comerciales”, “que si son para giris”, “que si tienen buena relación calidad-precio”, “que si hacen bien en acercar a la gente de a pie al mundo del vino”, “que si hay cosas peores como beber coca-cola”, “que si son una ganga maravillosa muy del estilo de los Borsao, “que si…” y un largo etcétera.
De acuerdo a la bodega del Beso de Vino, Grandes Vinos Y Viñedos ha buscado una estética simpática, joven y moderna, enfocada al mercado de exportación y capaz de destacar en un lineal tan saturado como el del vino español.
Al atractivo packaging diseñado por Kukuxumusu le acompañan unos vinos "jóvenes" y fáciles de beber, de excelente calidad y precio: un tinto Syrah 2007 con 3 meses de barrica, un rosado Garnacha 2008 y un blanco Macabeo 2008. De momento su comercialización se ha centrado en Estados Unidos, donde está teniendo un tremendo éxito, y desde esa plataforma se empieza a preparar su lanzamiento a otros países. El mercado nacional, que inicialmente no entraba en los objetivos del proyecto, no ha podido resistirse al atractivo de la marca y ya se han empezado a comercializar algunas unidades, las primeras en un sitio tan estratégico como el Celler de La Boquería en Barcelona. (Fuente: http://www.redaragon.com/cronicas/carinena/noticia.asp?pkid=532477)
En una primera instancia, resultan sospechosas el par de etiquetas que se ven sobre el anaquel de una sucursal de Walt-Mart: una botella roja que dice Garnacha y otra azul que dice Syrah (el Beso de Vino Selección), ambas con corazoncitos, ambas con un toro brindando y hasta mostrando las pelotas colgando de su anatomía, ambas (las botellas, no las pelotas del toro) con una bendición puntual (o maldición, según quiera verse) de Robert Parker a través de su adjunto Jay Miller, con 89 y 90 puntos para cada caso, ambas sin corcho y con tapa roscas de metal y (last but not least) ambas con un precio de alrededor de 6 euros.
Opto por correr el riesgo de adquirir varias botellas (total, la curiosidad hizo feliz al gato), y en el caso del Beso de Vino Selección 2009, lo que me encontré fue un vino sabroso y disfrutable, del cual he bebido ya varias botellas. ¿Y? No nos engañemos, no es un portento de vino como para ponerle la alfombra roja y tirarle confeti y todo, pero hay algo indudable: tiene buena relación calidad precio.
Mi sensación con este vino es que aunque rico, no hay que pedirle mucho. No debe uno confundir uno la emoción de haber encontrado algo bueno, bonito y barato con la emoción de haber encontrado un vino diferente, complejo y misterioso, emociones al fin, pero emociones de carácter muy distinto, cosa que en mi opinión confundió el bueno de Jay Miller al calificar al Beso de Vino Selección. La materia es subjetiva, sin duda, pero otorgarle 90 puntos es como si encontráramos un almuerzo sabroso de 6 euros y dejáramos de propina al restaurante unos 10 euros. Cada quien.
Notas de cata: Color de intenso rojo violeta. Nariz de frutas silvestres y suelo del bosque, aceitunas negras y ligeros tonos especiados. Es boca es concentrado, afrutado con notas de chocolate amargo. Suave y largo, con taninos bien pulidos. Un niño con cara de angelito y bien acicalado, listo para ir al colegio.
Insisto por el precio, no se debe ser tan exigente, además de que es bueno tener una opción de vino de a diario, pero, caray, pedir un poco de poesía maldita también no está nunca de más.