Algunas veces, lo autóctono, nos sorprende y nos deleita con su grandeza personalizada, como este vino elaborado con esta variedad tan singular que aunque tiene ciertas similitudes con la Pinot Noir como son,las notas animales, frutos secos, elevada acidez, muy redondo y carnoso en boca.Con sensaciones terrosas y de intensa mineralidad. Fruta algo más madura como son las cerezas en licor. Un vino complejo, sin temores, enseña lo que tiene aunque sea un carácter poco habitual. Posiblemente evolucionará muy bien, mostrandónos otro aspecto personalizado de este particular "terroir".

Ha tardado en abrirse el vino. Nada cansino salvo unos momentos que el comparativo con la summoll de Gaintus nos traia de cabeza por ubicar sus correspondencias y similitudes, pero al final el vino fue yendose bien, dulcemente, con buenapersistencia, aromas y sabores muy bien matizados, hay una acidez discreta. Destacan algunos ahumados y notas de licorizados,
frutas en compota, algo de tabaco y un largo toque dulzón. Buena retronasal con recuerdos de las fragancias en nariz. Jable y flores. (Hago referencias a catas anteriores)

Decía hace unos meses que terminaría bien este vino. Sirva eso para apoyar el resultado de este momento que hemos vuelto a disfrurar d e todo su contenido en un medio afin y cálido com es la Caldera de tenteniguada. Muy aromático el empuje que surge de la capa medio intensa de su fruta con unas ligeras notas de vainilla, taninos dulces, fragancias y melosas sensaciones. Boca amplia con muy buen equilibrio que da largo recorrido y presencia continuada de esos sabores entre picón, flores, tabaibas, tajinastes y retamas con fruta en sazón. Me sorprende.
Bueno, no es para acompañar la comida.. tiene ese toque de canela en palo que quema de dulce y picante..Una estructura en boca bien pesada con taninos suaves.
No hay desgarre de madera y el vino recorre bien la boca
Un poquito el tono de los 14 grados quizas, quizas... Pero y si fuera con el tiempo el paso a un vino dulce..?

Hasta la fecha no había probado estos vinos, si bien había escuchado campanas y vientos que me hacían presagiar una gratísima sorpresa. No más lejos de la realidad, encontré dos vinos muy personales, diferentes, dos muy buenos vinos, diferentes pero alejados de extravagancias y locuras, vinos donde sus elaboradores saben lo que quieren, y su apuesta es la tierra y la vid. Vinos de 'terroir' con una expresividad aromática muy particular, entremezclando aromas terrosos, minerales, florales y frutales, en perfecta armonía con la crianza. Hablo de Tanajara Vijariego Negro y Baboso Negro.

Si bien su aspecto nos despista, al tratar un vino de corta capa e intensidad, un vino evolucionado que nos sorprende la plenitud aromática, destacando aromas frutales con rasgos maduros, adornados por notas perfumadas de flores que casan con las notas minerales propias de su suelo. La crianza acompaña a todo el baile aromático sin destacar por encima de nada. En boca nos encontramos un vino de buena acidez, con nervio en su paso, aunque su potencia tánica está madurada y no presenta aristas, eso sí, vinos para guardar unos años y comprobar su maravillosa evolución.

Bonito y fresco color con notas profundas oscuras, presencia aromática de canelas y hierbas secas con mucha postura de fruta roja, toques lacteos no muy largos y un sabor ligero de especias (clavo, vainilla, arrope o galletas de nata); boca dulzona, con suave presencia de los taninos que todavia tienen que suavizarse. Dejan una sensacion a licor de café, con buena estructura y paso agradable, complejo, interesantes notas terrosas, minerales, con una sensación de calidez y textura de la piedra pómez. Buen equilibrio, correcto desarrollo de aromas y sensaciones en boca que perdura. Tiene que soportar algo más de botella. Terminará muy bien.