Vino blanco de color amarillo pálido, brillante y limpio con reflejos verdes que hacen evidente su juventud latente. En nariz es un vino aromático, intenso, de corte flora como el azahar, y de frutas tropicales con alguna fruta de hueso. Son aromas dulces no empalagosos, de almíbar con un punto cítrico a pomelo. Una vez entra en boca es un vino suave, aterciopelado, de acidez correcta, elegante y con largo recorrido.

Color amarillo pálido con destellos verdosos.

La nariz es de buena intensidad, perfumada, marcadas notas tropicales que recuerdan al mango y la maracuya, también albaricoque y recuerdos a hinojo.

En boca tiene buena entrada, seco, paso ligero marcado por su buena acidez, ligero, sensaciones frutales y melosas antes de buenos amargos que nos llevan a un final de buena longitud donde quedan sensaciones vegetales y citricas.

Esperaba otro tipo de vino en la zona, mejor en boca que en nariz.

Se muestra muy aromático, hay rasgos vegetales que le dotan de frescura. Suaves notas anisadas, flores blancas y fruta blanca. Al movimiento surge la fruta de hueso, marca el albaricoque, junto a la fruta tropical, en forma de maracuya y piña, la verdad es que se impone a todas las demás. Recuerda tanto a la Verdejo, como a la Sauvignon, o mejor dicho, a las levaduras empleadas en su vinificación.

En boca es amable, con cierto peso, tacto algo meloso, es fresco, con una buena acidez. Menor carga de perfume que lo percibido en nariz, lo que le dota de más identidad. Punto seco final agradable y un suave aspecto cítrico, envuelto en un recuerdo vegetal a heno.

Amarillo pajizo pálido con reflejos verdosos.

Nariz intensa frutal con matices florales. Fruta de hueso con matices de fruta tropical y notas de flor blanca.

Buen ataque, paso vivo y fresco con suficiente amplitud. Buena acidez. Un blanco fresco y frutal, correcto, pero del que esperaba algo más de profundidad. Acompañará bien a pescados y mariscos poco elaborados.

Amarillo pálido con reflejos verdes es el color que desprende este coupage de treixadura, godello y alabriño que nos presenta la bodega Carlos Moro. Aromáticamente es un vino de aromas a flores intensos de corte dulce a copa parada que, conforme agitamos vamos descubriendo matices. Distinguimos frutas tropicales, albaricoques, flores blancas todo con un corte almibarado. En boca notamos pequeño punteo de carbónico pues es un vino joven de 2017  recien embotellado con una acidez correct. Es un vino muy agradable y refrescante.