Gracias al amigo Javier Gutiérrez (a.k.a. all i oli) pude catar, beber y disfrutar este pedazo de vino. Nariz con predominancia de la fruta roja, fresca y jugosa y unos más que agradables balsámicos mentolados y hierbas de monte. En boca se muestra con una contundencia medida. Este es un vino en el que dejamos atrás esa contundencia de la garnacha aragonesa del sur de Aragón (calatayud etc), nos muestra dulzor, sutileza, terciopelo. Es un vino que te acaricia y que entra como un tiro porque te lo bebes sin darte ni cuenta. Mi título va por ahí, porque aunque sea una garnacha aragonesa no lo parece, o no lo parece según a lo que estamos acostumbrados de las zonas sureñas de calatayud o campo de borja. Tampoco llega a la livianez de la garnacha de Gredos, quedando en un punto medio que a mi me ha encantado
Procedente del viñedo más viejo de esta bodega, situado en el valle de Secastilla, nos encontramos esta Garnacha que aúna y contiene en su pesada botella borgoñona, una buena muestra de como debe de ser un buen vino; mostrando su procedencia. Su lugar de origen. El cómo se elabora una buena Garnacha.
De color picota de capa media. Lágrima marcada y abundante en el cristal de la copa.
Antiqua nos muestra una Garnacha aragonesa que quiere resultar atractiva, intensa y a la vez delicada: la nariz requiere de un buen tiempo de aireación.
No busca la contundencia y la fuerza de otras de Campo de Borja o Calatayud, por citar otras de las D.O.´s.
A cambio, el tiempo nos comienza a ofrecer una sinfonía de aromas y matices bien definidos, muy sutiles pero plenamente perceptibles. Una demostración feaciente que no es necesario "músculo" para regalarnos buenas dosis de placer. De primeras, ya nos deja claras las cosas: la barrica la quiere para estructuras y guarda. No para tapar nada, ni "maderizar" el conjunto.
A unos finos mentolados que vienen y van, aparecerán aromas de monte bajo (hierbas de monte, romero). Laurel, matorral verde... y por supuesto, la fruta. Fruta muy garnachera: roja, fresca, jugosa. Caramelo de fresas, sirope. Todo muy afinado, delicado. Un regalo para el catador que disfruta con la nariz... Balsámicos (regaliz rojo). Vuelve la fruta. Y así...un "no parar"...
La boca resulta un auténtico placer. Adictiva, elegante. Curiosamente, a la par que se oxigena el vino, el tanino pasa de ser firme y algo rústico, a parecer más educado, sin perder la compostura y la presencia que demuestra que el vino se bebe muy bien...y muy bien se beberá. Buena acidez, pero no estridente. Ataca fresco al trago. Trago que resulta largo, largísimo; registrando los mismos matices que en la nariz (balsámicos y mucha fruta fresca). Buena estructura. Bebes y bebes y no pararías. Fino, elegante (ya lo había dicho, y repito)
Final muy grato y persistente. Postgusto de fruta y monte con ciertas especias.
Un hallazgo interesantísimo de una bodega la cual, demuestra un dominio absoluto para con esta variedad.
Totalmente recomendable. Buena muestra de como debe de ser la relación Variedad-Terruño-Tipicidad en un vino. Al menos, con esta variedad y lugar de procedencia.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Personalizar”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.