Color amarillo pajizo muy pálido.
Nariz bien perfilada y de intensidad media con variedad de registros que van desde las notas tropicales, pasando por las florales de jazmín, pinceladas de yeso y semicítricas de azahar. El trabajo del oxígeno hace que asomen notas amistadas sobre fondo de pimienta blanca y rosa.
El ataque en boca es equilibrado con notas amargas que compensan las dulces y un nivel de acidez correcto. Es ligero al tacto, mineral de piedra blanca, largo, vertical y con persistencia adecuada.
Con personalidad.

Color amarillo pajizo de destellos alimonados y levemente dorados. Tiene trazas – hilos en suspensión. Nariz intensa, aromas de frutas amarillas en sazón bajo influencia de notas cítricas maduras, hay papaya, maracuyá, limonada, mandarina, ciruela amarilla, todas ellas bajo cierta influencia de los aromas anisados y de hierbas aromáticas que le aportan esa sensación cremosa y madura como de pastel de limón inglés. Aún no ha desarrollado completamente los clásicos matices reductivos de la chardonnay, pero si tiene algo de hojarasca de limón, piel de cuero recién curtida y breves inicios de toquecitos de la serie animal que confundiremos con las especias y el almizcle con más tiempo en la botella. Hoy por hoy es un vino pletóricamente joven, cítrico y frutalmente tropical. En boca es muy rico, el ataque combina la sensación inicial levemente amargosa vegetal con la madura de uva blanca que es la que predomina en todo el proceso de la evolución. Toques de limoncello, anisados, acidez perfecta que se une a la madurez frutal creando una sensación muy agradable y fresca. Un caramelo de limón y anís, fresco y dulce al mismo tiempo. Posgusto muy agradable, cítrico y frutal maduro, con una retronasal que es muy similar al conjunto del resto de sensaciones. Me ha gustado mucho, tiene ese toque exótico de los vinos americanos, pero con una base muy controlada en la elaboración de lo que se quiere transmitir. Es un 2015 chileno catado en 2020 y el vino está pletórico, lo cual no deja de ser otro valor añadido. Un vino de autentico disfrute y que me ha gustado mucho.

Amarillo pálido, nariz poco intensa con fruta tropical, cítricos, notas e brioche y bollería y algún toque floral. En boca tiene cierta untuosidad, correcta acidez, paso agradable y un final no muy largo y ligeramente amargoso. Simplemente correcto.

Color amarillo pajizo de reflejos verdosos, limpio y brillante. 
Nariz de intensidad media-alta, cítricos, fruta tropical, floral. 
En boca es fresco, cítricos suaves, su cuerpo es medio-ligero, final de ligero amargor contenido de persistencia media.  

Color amarillo pajizo, limpio y brillante.
En nariz intensidad media, fruta tropical, punto de hidrocarburos y aromas herbáceos.
En boca no sobrado de acidez, pero se muestra fresco. Es a la vez untuoso y con cuerpo, parece que hubiera tenido algo de crianza, la cual no la tiene.
Me parece un vino curioso y con una rcp bastante buena.

Vino encerrado en una botella borgoñona, cerrado con un tapón de rosca y vestido con una etiqueta de diseño muy antiguo, pues me recuerda a los etiquetados de los años 40/50y 60 de los vinos riojanos.
A la vista un color amarillo levemente dorado, limpio y brillante, con una lágrima irregular y densa que se desliza con pereza por el cáliz de la copa.
En nariz, es un vino corto. Leves frutas tropicales, notas de sulfuroso y poco más.
En boca es muy sencillo, con algunas y lejanas frutas tropicales, notas dulces, con escasa acidez, lo que me indica que tendrá una vida muy efímera. Paso de boca, sin pena ni gloria. No es un vino largo. Me da una permanencia de 2,00 minutos.
No es un vino para ofrecer en un club de vinos.

Color amarillo pálido con destellos verdosos.
La nariz es de buena intensidad y transmite frescura desde el principio, notas de melocotón, recuerdos a fruta tropical, hierba fresca y de monte, flores blancas, ligeros cítricos, piedra caliza y un punto goloso mezclado con el conjunto que recuerda a la miel de azahar.
En boca mantiene ese aire fresco, frutal y vegetal en un paso marcado por su buena acidez, amargoso, de buena estructura y con un final de buena persistencia en el que aparecen recuerdos minerales.
Se bebe muy bien.

Visual: Amarillo pajizo con reflejos verdosos.
Olfativa:Fruta tropical,hidrocarburos, tiza, flores blancas, jazmin.
Gustativa: Paso medio, goloso, correcta acidez, retronasal justo.

Color pajizo pálido.
Nariz de intensidad correcta con unos aromas de boj, herbáceos, notas de yeso, con un punto floral, flores blancas como el azahar, miel, fruta tropical algo tímida y un fondo de pimienta blanca.
En boca tiene una acidez correcta, con unas notas herbáceas muy frescas, un punto floral por retronasal y un final amargos que lo hace serio y lo equilibra.

Interesante chardonnay chileno, diferente y muy fresco.

El vino Sierra Grande 2015 tiene un color amarillo blancquecino con destellos verdosos.
Aromáticamente destaca la fruta tropical (mango, piña), notas amargosas de madera de bog, yeso, pétalos de jazmín, fragancia cítrica de azahar y un punto de cabello de ángel. Con aireación aparecen notas verdosas más secas, incluso especiadas como la pimienta blanca.
En boca conviven los sabores amargos y dulces en buena armonía con recuerdos de piedra blanca. Es ligero y largo, muy vertical, con buena persistencia y acidez correcta.
Me ha gustado este mi primer blanco chileno.