Oremus fue adquirida por Vega Sicilia en 1993 así que este es un tokaji elaborado previamente. En todo caso el peso de los años le ha dado un carácter peculiar y soy incapaz de "descontarlo" para entender cual fue el carácter juvenil de este vino de color marrón oscuro, algo apagado y bien cargadito de posos. La nariz es intensa, y a ciegas tiene unas notas que recuerdan a una Pedro Ximenez muy viejita, con pasas sultanas y azúcar quemado, hay también algo de barniz de mueble viejo y en segundo plano emergen toques de "orejones", miel y algo de cera de abeja. En boca tiene buen ataque, con amargos ligeros, inicialmente algo untuosos pronto se torna fluido, con una interesante acidez, largo y con carácter. Está bien que los amigos compartan esas cosas tan xulas!

Curiosa este botella desde etiqueta, que va traducida al castellano e indica esos curiosos 5 cuévanos, para que entendiéramos lo de los puttonyos. La etiqueta me encanta, tiene ese regusto clásico y cuidado que siempre les da un valor.

Corcho corto, asombrosamente corto, aunque afortunadamente el vino estaba intacto, no había mermas y estaba realmente bueno.
De color marrón casi gris, es un color realmente curioso.
Nariz de buena intensidad donde tiene un carácter de generoso asombrosa, con esas notas de barniz tan características, al igual que el perfil de la madera, de la barrica vieja y los ligeramente tostados. Además aparecen notas de miel sobre pan tostado, de flores blancas, de néctar de jazmín y cera de abejas
En boca tiene entrada suave, sedosa, amplio, con una acidez muy rica, ¡sigue vivo! Tiene además esas notas de flores blancas y cera de abeja que se perciben en nariz... Y de nuevo esas notas tan de generoso, de cueros, de tostados, con un punto ligeramente punzante.

El vino sigue en forma, lástima que esta botella llegó a mis manos de forma fortuita y no sé de dónde se podrían sacar tokajis de la época y tan vivos.