Tal como anticipaba en la primera cata, el vino está armonizando esas aristas alcohólicas y domando esa potencia en la botella.

Color picota oscuro de capa alta hasta el ribete, sigue sin mostrar síntomas de fatiga.

Nariz intensa con bouquet en fase de desarrollo, muy primaria, con fruta negra madura predominando sobre los toques especiados y de cuero y tabaco.

Boca con volumen y potencia, también destaca la fruta negra, toques de chocolate y regaliz, con un final notable, especiado y amargoso.

En el polo opuesto (por eso lo elegí) al otro tinto con el que compartió cena, un Imperial Grva. 73, un prodigio de finura.

Era mi última botella así que no veré seguramente la evolución, pero este vino dará más de sí con otro 3/5 años en botella. Apuesta segura.

Curioso y raro vino, que pese a pertenecer a una de las más afamadas bodegas italianas, de las llamadas súper toscanas, apenas se deja ver. De hecho, al colgar esta cata, veo que el vino no tiene ninguna reseña en Verema.

El vino es una mezcla de variedades bordolesas que cambia cada año, este 2007 tiene predominio de la Merlot.

Color rubí muy oscuro de capa muy alta, con reflejos granates, limpio y brillante.

Nariz muy potente a fruta en licor, café quemado, chocolate amargo, pimienta negra y trazas minerales.

En boca se nota mucho el alcohol, repitiendo esas sensaciones licorosas, buena acidez, taninos fuertemente presentes aún, con un sabor amargoso que predomina y hasta molesta. Conjunto nada armónico, deslavazado, que me dejó totalmente descolocado. Potencia y materia hay, pero tiene ya siete años... Pensaba no puntuarlo pensando que algo fallaba.

Y en esas disquisiciones estaba cuando dos días después cogí la media botella que no había podido terminar y... El vino es otro totalmente distinto.

Nariz muy intensa pero más amable: zarzamora, cassis, regaliz negro, cedro y habano, apuntes minerales, toques especiados.

En boca sigue potente y no esconde su alto grado, pero ahora cada cosa anda en su sitio: corpulento, con gran estructura, fruta negra en licor, toques terrosos y hierbas de monte, chocolate, termina en un final bastante largo con un amargor ahora si controlado y agradable, y deja un regusto a fruta negra y regaliz, ligeramente balsámico.

Vino con un gran armazón y alcohol presente, esta claro que hay que abrirlo con tiempo y jarrearlo para que se exprese; en todo caso, no es para el verano y comidas ligeras.

Tiene mucho cuerpo, mucha materia y acidez, por lo que creo que irá claramente a más.