Restaurante Shunka en Barcelona
Restaurante Shunka
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
25,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Lunes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
57 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.9
Comida COMIDA
8.9
Precio medio entorno ENTORNO
5.9
RCP CALIDAD-PRECIO
8.2
Opiniones de Shunka
OPINIONES
38

Después de conocer a su estrellado (de estrella Michelín) hermano mayor y tras no haber podido resevar (con tiempo) por estar completo, optamos por conocer la opción más low cost, situada a pocos metros del anterior.

El local tiene forma de U con unas mesas a la entrada, la cocina en el fondo izquierdo donde se apiñan (más que en el metro de Tokio) un monton de cocineros (solo hombres) que dan servicio a unos pocos clientes sentados en la barra y también al resto del comedor que, en forma de U, tiene en la base de la U las opciones de mesas de 4 más una redonda junto a la cocina y otra para hasta 6 comensales; siguiendo por la otra sala paralela hasta la calle (sin salida) y completando la U de forma muy tubular con el resto de mesas (sólo caben mesas de 2 a ambos lados de un pasillo central de servicio). La falta de decoración y el importante porcentaje de japoneses (sobre todo jóvenes) de clientes dotan al local de bastante autenticidad y familiaridad. Las mesas y sillas parecen de Ikea y son limpiadas con mucha frecuencia del inevitable goteo de salsas (soja incluida); copas cumplidoras, vajilla variada, cambio de cubiertos muy frecuente. El servicio desde cocina se inició algo lento pero luego fue creciendo en rapidez hasta coincidir más de un servicio en la mesa. La sala también es un pequeño enjambre de chicas (solo mujeres) que atienden con la amabilidad y eficacia oriental.

La carta de vinos es muy amplia, variada y suficiente, con predominio de blancos. La que parece ser jefa (a modo de la mamma en una pizzería) de la sala por su comportamiento y edad es más conocedora de los vinos de lo que parece, incluso de la bodega a que pertenecen.  La carta tiene una curiosa y práctica distribución de los vinos, clasificándolos por jóvenes y juguetones, profundos y firmes, complejos y persistentes... que son una buena orientación. Lástima que la temperatura del vino (ya referido en Verema) inicial no sea la adecuada, al menos en los blancos, lo cual es un importante error comercial porque retrasa el copeteo y llegamos al final de la cena habiendo consumido solo una botella para cinco comensales. El servicio de vino inicial es bueno que se amplió con algún que otro relleno de copas de forma esporádica a pesar de estar con aforo completo (máximo de 55 comensales) y duplicando alguna mesa. En nuestro caso elegimos un Gessami 2018 que, por su carácter algo más dulce, aún se resintió más de la falta de frio inicial. Hicieron falta también aguas con gas y fueron 5 botellas de Vichy con hielo y limón.

La carta de comidas incluye un menú degustación amplio (9 platos + postre) y variado por 65€; creo que estaría bien tener alguna opción más de menú, sobre todo de precio inferior, aunque fuera con productos de pescado menos caro. No estamos tan acostumbrados a elegir en carta en un restaurante japonés y eso a veces complica el resultado final; te quedas corto (las raciones japonesas son recortadas como su cintura), te pasas (por miedo a quedar mal), todo parece igual (base de arroz y alga con algo más).... Nosotros optamos por arriesgar e ir a peticiones de carta con recomendaciones de producto, incluso variando propuestas de la carta (nigiris donde habia makis..) siendo todo bien aceptado por la cocina. Tomamos:

. edamame: correcto, buen punto de sal y vainas tersas.

. sopa de miso (solo un comensal): referida como correcta.

. salmonete to kizamiwasabi: carpaccio de salmonete con salsa de ponzu y hoja de wasabi.

. tempura de surtido de verduras con langostinos (x2): lo peor de la noche ya que la fritura no estaba crujiente sino blanda y además formaba bloques compactos difíciles de separar (y más con palillos). El sabor tampoco mejoraba el conjunto. No recomendable.

. mategai nigiri (x5):  nigiri de navajas: se nota poco el sabor de la navaja (buena ración) faltando salinidad y profundidad a pesar de la calidad. Infrecuente, pero se queda en curioso.

. nigiri gamba de Palamós (x5): sin duda lo mejor de la cena. Una gamba roja de buen tamaño servida con la cola pelada sobre el arroz y la cabeza de la gamba al lado de complemento. Excepcional.

. nigiri de anguila (x5): una amplia ración de anguila ahumada y pasada por el soplete. Bien.

. maki de atun: un buen atún picado con cebollino con 6 piezas. Bien sin más.

. shunka maki (x1): rollo de la casa (10 piezas) con atún salmón y aguacate. Aún siendo algo más habitual, estaba bien de sabor. Mejor de lo esperado.

. postres: probamos varios: trufa de te verde, trufa de sake, mochi de vainilla (relleno de nata avainillada), sorbete de yuzu (x2). Menos el mochi todos llevan de base una curiosa y crujiente galleta de maiz; solo repetiría el sorbete, bien elaborado con buenas sensaciones cítricas; lo demás es curioso pero poco o nada sabroso.

No hubo cafés ni infusiones. Un poco de sobremesa y de disfrutar de un ambiente mucho más ruidoso (y familiar) de lo que esperas en un japonés, que produjo una sensación diferente y nada desagradable porque fue una fusión, no de cocina, sino de ambiente de taberna y japo. A conocer.

Increíble restaurante por caótico, distinto y poco distinguido (la zona no por supuesto), la elegancia se ha reservado para el cercano KOY SHUNKA, pero que te permite reencontrarte con un japonés de otro tiempo, en el que el producto es lo principal. Llevaba varios años en mi lista y la sensación final fue de satisfacción total y absoluta, al final lo descuidado del local suma mas que resta, y hasta te parece adecuado, como ocurre tras las cortinas noren del madrileño NAOMI.

La fritura de cocochas me pareció muy buena, y que ligaba de manera increíble con una magnífica salsa de soja.

El sashimi es extraordinario, había alguna pieza que no aportaba mucho (p.e. el calamar), pero el resto eran cortes y sabores soberbios: salmón, toro, ventresca de atún, almeja roja y boquerón, por ejemplo.

De los dos shusi que probamos el ikura era extraordinario.

La fama del SHUNKA está más que justificada, y un viaje a su pequeño y diferente mundo es más que recomendable (incluso sin reserva).

La primera vez fui por una recomendación. He vuelto y me gustaría volver. Aunque es un local pequeño y bastante ruidoso y la decoración es casi inexistente, la fama ultra-barcelonina de este restaurante está basada exclusivamente en la calidad de sus platos. De acuerdo, un entorno tranquilo y agradable contribuyen a que la delectación de otros sentidos sea más fácil. Sin embargo es de agradecer que el ambiente sin pretensiones y el trajín de la cocina nos trasladen en cierto modo a alguna taberna del mismísimo Japón ;-)

Todo el sashimi está buenísimo, pero obligado el niguiri de Anguila!! La carta de vinos corta, pero adecuada.

Nos encantó.

Visitado el Enero de 2013

Y vuelta a volver.

Creo que nunca en mi vida me había visto tan desbordado con una carta, quería probarlo todo, de todos tipo, de la forma más amplia posible, y que abarcase todo -dentro del presupuesto evidentemente-, tal fue la cosa, que a la pobre mujer que nos atendió -amabilidad en estado puro, como todo el servicio- acabó viniendo tres veces a tomarme la comanda, y después de haberlo hecho -y sin haber llegado a la cocina, a la vista por otra parte- aun le cambié un plato. También hay que decir, que junto con mi mujer, nos hemos dejado llevar por la moda japogastronómica, pero ante la ausencia de uno de calidad en nuestra ciudad, pues estábamos, ya no espectantes, sino ansiosos por conocer uno en condiciones. Lo mejor de todo: que cumplió con creces.

Impresionantemente bien situado para el turista, coqueto, sencillo, sin grandes alardes decorativos, quizás un pelín incómodo por el escaso sitio tanto en mesa como entre éstas -por lo menos en las habilitadas para 4-, puede ser uno de sus mayores inconvenientes, aunque tampoco excesivo como para impedirte disfrutar de la comida. El servicio fantástico, en todo momento con una sonrisa en la boca. Un pequeño detalle, es que al desvivirse por atender y agradar, están en todo momento en cima de la mesa, ya no rellenando la copa, re-rellenándola cuando aun no había ni dado un sorbo desde la última vez.

Con la carta de vino no sé decidirme, sin nos atenemos al espíritu tabernario del restaurante, suficiente, si caemos en la cuenta de que es una taberna en la que nos hemos dejado como mínimo, pero mínimo, mínimo, 50€, quizás habría que exigirle un poco más. Estuve hasta el último momento indeciso -por consecuente- entre un Lapola y un Zilliken Riesling Butterfly, ambos rondando los 22€, así qeu lo eché a cara o cruz, y esta suele consistir en el menor recargo sobre el precio de tienda, por lo que ganó el gallego. Por cierto, todos los precios con IVA, cosa de agradecer. Copas justitas, y el vino salió caliente, hasta que cogió temperatura en el cubitera.

Al final nos decantamos por lo más típico, con algún detalle más particular, a saber: los Yokisoba (fideos, 10.50€) de penetrante sabor a genjibre, sensacionales, aunque la presentación distase mucho de lo visto por ahí. Yakitori (pinchitos de pollo, dos y pequeñitos, 5,10€), hasta esto lo bordan, y más que nada por darle cancha a algo que tuviese patas, pero bueno, era lo que tenía menos margen de entusiasmar. Katsuo Tataki (el famoso bonito soasado, absoluta y rotundamente sensacional, el plato del día, 13,10 €),seguimoscon el Kakiage (témpura de verduras y langostinos, 10,40 €), el plato más flojo, posiblemnte por ser el más imitado y repetido incluso fuera de los restaurantes temáticos, además del probelma que constituye que la salsa se encuentre bajo toda la témpura. En todo caso muy bien, que conste. Sushi, la selección del chef, a cual mejor, aunque dificil de compartir en pareja, salvo uno que doblan, evidentemente. Quizás hubiese sido mejor pedir el shashimi, por lo menos para una primera visita, 21.25€. Y para rematar, nos sacaron las vieiras salteadas con setas chinas. Muy buenas, servidas en al concha, con un abundante jugo de intenso sabor a seta (Hotate Itame, 13,10 €). Raciones pequeñas, conviene pedir mínimo 3 raciones por barba, y dependiendo de cuales se traten, 4 o incluso 5.

Resultado: soberbio, con ganas de volver y de probar entre otras cosas las espardenyes, la carne, el shashimi, las almejas y el Toro -¿pero por qué narices no pediría Toro?, ¿por qué?, eh, ¿por qué?-, posiblemente uno de los mejores restaurantes, o por lo menos en el que más he disfrutado en mi vida -descontando estrellados y otras grandes mesas-. La próxima vez que pase por la zona - y llamo pasar por la zona a estar a unos 50-70 kms a la redonda, sin contar dirección al mar, claro- por ahí que me pasaré. Al final 102,50€ de dos personas, sin postre ni cafés, pero con sake (4,20 €).

Si hubiera definirlo utilizando una sola palabra, ésta sería "extraordinario". Shunka es un restaurante japonés muy conocido en Barcelona y que muchos definen como taberna japonesa.

De aspecto muy sencillo y en cambio con producto y servicio extraordinarios. Pero evidentemente reservado para fans de la comida japonesa". Curiosas las cortinas de la entrada, típicas de los antiguos restaurentes humildes de Japón en que no habia servilletas y los usuarios utilizaban las cortinas para limpiar sus manos.

Hace unos tres años hice múltiples intentos para ir y como nunca conseguía mesa (y llamando con más de un día de antelación) ya desistí y fui al Koy Shunka (de la misma familia de propietarios, a pocos metros y con ambientación y local mucho más lujosos). Per este motivo me convertí en cliente de Koy y ya desistí de Shunka.

Y el pasado fin de semana decidimos ir con unos amigos que son clientes habituales, con lo que estaba asegurado uno de los lugares de privilegio: La barra donde además tienes ante el espectáculo de la cocina .

Decidimos pedir lo mismo que pedían nuestros amigos con garantía de no equivocarnos.

Ostras
Tempura
Bonito soasado
Toro sashimi
Variado de sashimi
Yakisoba
Temakis
Niguiris

En mi blog podes ver las fotografias. Como podréis comprobar nos pusimos las botas y no parábamos de pedir. Y por eso la cuenta (con un par de botellas de vino excelente La Pola de la Ribera Sacra) subió hasta un poco más de 60 € por persona, pero pidiendo menos evidentemente la cuenta es proporcional.

Este lugar pasa directamente a mi Top 12, compartiendo lugar con el Koy Shunka, que de hecho son muy similares en cuanto a producto aunque la "autenticidad" de este nos ha ganado.

Ricard Sampere
www.restaurantscat.cat

Después de hacer el vermuth por los alrededores nos dirijimos a shunka con mucha ilusión, ya que reservamos en la barra y sabíamos que sería algo diferente.
Nos sentamos en los pequeños asientos de la barra y empezó el espectaculo, como si se tratara de una actuación del cirque du soley.
Comimos: Vieira, bogabante, tempura de verduras con gambas, atún, calamar y sepia, estos tres últimos crudos, y se fundian en la boca, todo perfecto, aunque solo ver a los cocineros en plena acción ya te dejaba la boca abierta.
Recomendamos shunka, aunque si no es en la barra creo que no es lo mismo.
(La fecha de la visita no la recuerdo con exatitud.)

Mi primera visita al Shunka y todo muy bien en lineas generales. Materia prima muy cuidada y algunos platos para recordar como las vieiras con shitake, las gambas de Palamós, la ventresca de atún o el carpaccio de lubina. Junto con el Ken el mejor japonés en el que he estado.

Pero,una reflexión en voz alta, ¿realmente vale la pena? 60€ por cabeza por platitos(que acabas pidiendo 3 por persona) y vinos normalitos a precios de tienda x2 o x2.5, ¿no es un poco exagerado? A lo mejor es un tema cultural, ya se que los japos no tienen tradición de vino pero es que muchos platos dan para maridajes excepcionales y no se refleja en los restaurantes. Luego el precio, por supuesto que la calidad es buena pero también lo es en otros restaurantes donde se come y bebe muy bien. En resumen que cada vez que voy a un japo bueno como este me sigue faltando un punto, supongo que tiene que ver con el precio y con los vinos.

Habia oido hablar muy bien de este restaurante y la verdad es que mi visita lo confirmó. Materia prima excelente, realización de los platos muy buena, ya que en este tipo de comida lo que impera es el producto. Pedimos tabla de sashimi y niguiri, tartar de atun y de lubina, sashimi de espardenyes y de sepia, arroz blanco y un ensalada. Vino blanco por copas y cerveza japonesa. Posiblemente el mejor japonés que yo haya visitado. Local y recepción muy auténtica.

Por fin pudimos visitar Shunka después de haber leído y oído que es el mejor restaurante japonés de Barcelona. La verdad es que no nos decepcionó y algunos platos fueron realmente fabulosos. Hicimos el menú degustación y todos los platos estuvieron a un gran nivel (excepto quizás el tártar de atún, con una salsa muy fuerte) y con una materia prima excelente (y cara: ventresca de atún, gambas de Palamós, “espardenyes”,…). En mi opinión, a destacar los niguiris de sepia (con una salsa espectacular) y el solomillo de ternera al horno (¡Dios mío, qué sabor!), aparte del sushi. En cuanto al servicio, bueno, rápido y muy amable. Por ser la primera vez preferimos no tomar vino por si acaso aunque me pareció que no cargaban mucho los precios y que las copas que había en otras mesas eran bastante aceptables. Sin duda para volver.

Para un dia que os apetezca variar y probar un buen japonés ir. La materia prima es magnifica y los platos está muy bien hechos, he estado en Japón y la verdad es que no desmerece para nada. Pedimos el menu degustación, no está en la carta, recomiendo el bonito soasado con tomate, las espardeñas, las gambas de palamós y el sashimi de toro. Los postres, pues al estilo japonés. Probamos un chupito de licor de ciruelas delicioso. La atención es buena y el local con la cocina abierta es muy divertido, sobre todo si te sientas en la barra.

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