Restaurante Casa Marcial en Arriondas
Restaurante Casa Marcial
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
30,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
99 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.3
Comida COMIDA
7.7
Precio medio entorno ENTORNO
8.2
RCP CALIDAD-PRECIO
7.6
trufas enterradas en polvo de galleta de chocolate dentro de un cofre
Cochinillo confitado con espuma ligeramente picante y piña glaseada
pitu de caleya, guisado con raviolis de sus menudillos
solo por ver esto ya merece la pena subir hasta el restuarnte
recuerdo al etxebarri y un toque poblet
recuerdo al mugaritz
Opiniones de Casa Marcial
OPINIONES
27

Dos años sin visitar Casa Marcial y la primera conclusión es que Nacho Manzano quiere y va a más. En Abril 2016, realizó una obra abriendo un nuevo comedor en el piso superior que de alguna forma aumenta el espacio entre el total de comensales y también abre la cocina quedando parte de ella vista. Casa Marcial está situada en la aldea de La Salgar cercana a Arriondas. Desde el aparcamiento y el jardín en el que comienza la recepción, las vistas a Picos de Europa impresionan y relajan. Mar y pastos. Azul y verde. Asturias.

El menú Horizontes, el más largo que plantea Manzano, combina una revisión contemporánea de platos de cierta tradición junto con otra línea de mayor personalidad en la que Nacho sobresale por encontrar elevadas armonías en platos que combinan diferentes sabores. Las líneas se intercalan para que el comensal tenga descansos entre los platos más conceptuales. En el primer camino destacan los corazones de repollo y ternera (una especie de cocido modernista), la yema de huevo, salazón y maíz y la ensalada de merluza con su holandesa. En los platos de mayor identidad y potencia la ventresca de bonito, el enoki de calamar y tinta de tierra y la lengua con mole de lentejas están por encima del resto.

La cocina de Casa Marcial esconde la técnica y muestra el producto. Los platos son detallistas en composiciones y reflexionados en cuanto a pequeños elementos que aportan simetría y no estridencia. En los dos últimos años la cocina de Casa Marcial ha ganado en equilibrio y generosidad. Se apuesta en cocina y bodega. Se quiere más y se busca sin excesiva estridencia.

El servicio atento y cercano, aunque la comida comenzara con tiempos de espera largos entre platos que se fueron reduciendo con el avance del menú. Es de justicia destacar la labor del sumiller murciano Juan Luis García. Maridaje que mira fundamentalmente al sur y al marco de Jerez con breves incursiones en Asturias y el Douro. Joyas que viajan de sur a norte. Vinos de elevada personalidad que caminan cercanos a la cocina de Nacho porque no se busca la estridencia. Seda y no puñales para no estar por encima sino a la par. Destacaría el Encrucijado 2014 servido en magnum, el Conde Aldama amontillado y para finalizar con el chocolate el PX Urium. La salinidad como punto de encuentro del vino y de la comida (marisco, pescado, algas,..). Un servicio del vino que mejora la experiencia y con un planteamiento riesgoso por su principal mirada sureña.

Culinariamente, se cuida mucho el producto y sus puntos, así como la temperatura de los diferentes ingredientes de los platos. La cocina de Casa Marcial es delicada y fina, manteniendo siempre el sabor. Entre las virtudes de Nacho Manzano destaca esa armonía de la que es capaz de dotar a platos de un buen número de ingredientes que el asturiano equilibra como pocos, provocando además que los diferentes gustos estén presentes.

Entre los platos que podríamos calificar como elegantes y de sabor suave, sobresalieron la endivia a la brasa, los corazones de repollo y ternera y la ensalada de merluza mientras en aquellos de mayor potencia sápida me quedo con la ventresca y piel de sardina, la combinación de enoki y calamar y la lengua con mole de lentejas. Estos dos últimos de altísimo nivel.

Nacho Manzano está en un gran momento acompañado en la cocina por Matteo Pierazzoli. Su cocina rezuma talento, actualidad, intuición trabajada y oficio con esa bicefalia entre la revisión sutil de la tradición y su identidad más personalista. Cocinero fuera de los continuos focos que sin embargo ha desarrollado un conjunto de negocios gastronómicos de gran interés. De las tres visitas realizadas a Casa Marcial, sin ninguna duda esta última ha resultado la de mayor solidez y nivel. Nacho Manzano tiene esa capacidad (no sencilla) de componer platos para el recuerdo. El enoki-calamar ha llegado para quedarse.

Comida 9,25

Entorno 8,5

Servicio vino 9

RCP 8,5

 

Para ver el post completo y fotos de los platos http://www.complicidadgastronomica.es/2017/08/casamarcial/ 

 

Después de casi dos años he vuelto a visitar Casa Marcial de Nacho Manzano. Puente de la Constitución, ambos comedores llenos que dan cabida a no más de cuarenta comensales. Nos sitúan en el inferior, donde antiguamente se encontraba el lagar, rústico, de tonos claros, algo ruidoso.

Cada vez que subo hasta aquí, me surge la misma reflexión sobre su ubicación: Preciosa pero compleja. Hasta aquí no se sube ni de paso ni por casualidad. Días bellos, noches difíciles. El mérito de los restaurantes situados en entornos rurales. Nacho nos comenta que dentro de poco se harán veintidós años que está al frente de Casa Marcial. En esta época del año, además como siempre de mirar al Cantábrico, se observa el bosque. Como en el caso de muchos cocineros, además del protagonista de hoy, estos momentos son sus preferidos para la cocina.

Cocina personal y elegante de un cocinero de gran intuición. Platos finos y delicados más que contundentes y profundos, donde la técnica es simplemente una vía para un fin, sin estar casi nunca a la vista. Resuelve con maestría combinaciones aparentemente complejas como la gallina y los berberechos, la caballa y el cerdo ó la berenjena y el café.

En la antesala del restaurante, con una copa de sidra espumosa de Emilio Martinez 2013 en Magnum se disfruta de LA croqueta de jamón. Cremosísima, llena de sabor, con la cobertura muy fina pero además crujiente. Sencillamente, para mí la mejor.

Ya en la mesa, se comienza con los aperitivos. En primer lugar, unas pieles de bacalao con mojo rojo. ¡Qué casualidad este año, pero creo que lo he comido cuatro veces en los últimos meses! A continuación el soufflé de maíz con sardina (dentro lleva una yema de huevo líquido) que resulta elegante con las notas salinas apareciendo al final, sin duda el mejor del trío. Éste finalizaría con el ajoblanco muy blanco, una esponja helada de agua de tomate con almendras tiernas y una gelatina de vinagre de Jerez. Demasiado frío tanto para la temporada como para ser capaz de sacar los diferentes sabores que debería albergar. Corriente.

Se comienza con los oricios con holandesa acidulada y aromáticos con yogurt. Creo que este marisco todavía no ha alcanzado ese fuerte sabor yodado que les caracteriza. Puede que necesite de aguas más frías. Bocado cremoso y muy equilibrado sin que sobresalgan ni las notas yodadas ni las ácidas. Me gustaría tomarlo de nuevo cuando la verdadera gelidez haya alcanzado las aguas.

Muestra de esa culinaria refinada es la berenjena con nueces tiernas, crema agria y matices amargos. Nacho busca la presencia del sabor amargo desde una perspectiva distinguida, sin golpes en la mesa. A la verdura (asada) se le unen endivia, café que aporta tonos tostados y nueces y crema agria que crean entre sí una contraposición de texturas. Degustación completa, que se disfruta tanto en el antes como en el después (reflexión).

El primer gran plato fueron las fabes con gallina, pies de berberechos y caldo dashi de mi abuela. Ese caldo “tierno”, Nacho lo “rejuvenece” con algas y con vino de Jerez que acrecienta los toques salinos. Fabe mantecosa para un plato que es verdaderamente un ejercicio de armonía ensamblada entre el mar y la tierra. Bravo.

Comenzaríamos la línea de los pescados con la xarda, su consomé y oreja rustida. La textura del pescado destacaba por su sedosidad. En boca se contrarrestaban dos grasas, ying y yang, una buena y otra menos. La oreja entregaba su textura crujiente además de dar un punto meloso a la combinación, resultando muy placentera. El consomé me pareció más una infusión de sabor no muy profundo que regaba en exceso un gran dúo.

Sin duda el plato, fue la merluza con holandesa y huevas secas. Con los ojos cerrados, podríamos hablar de una merluza rebozada con ensalada vistiendo el mejor traje posible. Puro gusto y delicadeza que sencilla y sinceramente me pareció una genialidad. En su base lleva una especie de salsa ó pilpil realizado con sus “deshechos” que potenciaba el sabor de este pescado tan fino. Perfección.

A continuación, el salmonete a la sal con su esencia en papillote. Se realiza frente al cliente. Sobre una plancha se hace una cama de sal caliente y sobre ella, un papillote con alga kombu, de forma que el pescado no toque la sal. En otro papillote estándar (papel de aluminio) el resto del salmonete con la alga. Se pretende montar una sopa de pescado desmenuzando el pescado en el caldo. Gran producto y muy buen urdimbre. El resultado final no me convenció ya que el fondo tenía más presencia de la kombu que del propio pescado y al juntarse con el líquido se pierde parte de la especial textura.

Rápidamente se vuelve a subir de nivel con el jabalí y sus destrozos. Se cocina el monte, el entorno. Una representación del otoño en la degustación más profunda del menú. Maíz (en una especie de esponjas), castañas, trufa, manzana cruda y en compota acompañaban al animal de perfecta textura y reforzado (esta vez sí) por un jugo hondo. Armonía, sabor e intuición culinaria. Sobresaliente.

Seguiríamos en el momento caza con el ciervo de invierno. El lomo del animal y otras diferentes composiciones en busca de aumentar la terrosidad de lo que se degusta. Remolacha, puré de chirivía, níscalos y un fondo que alterna remolacha y ciervo. Composición sin paliativos. Supuesta facilidad la que demuestra Manzano con los cortejos de estos platos de caza. Todo tiene sentido.

La menestra de 2015- 30 ingredientes. Las verduras se presentan crudas, encurtidas y cocidas sin más aderezo que un penetrante jugo de ternera y unos anillos de tuétano. Tanto el fondo como la grasa ejercían de hilos conductores aportando sabor y melosidad pero dejando que las verduras se expresasen por si solas. Muy especial.

Dos postres claramente marcados. Primero, una crema de yogur con merengada de fresa, y kimchi; combinando sabores ácidos, agrios y picantes, con muy poca connotación dulce que perfectamente podríamos encontrarnos en un restaurante como Diverxo.

Por otro lado una ensalada de chocolate con frutos rojos, aceite de vainilla, vinagre de Jerez. El mousse con un cacao de 70% de concentración resultaba bastante etéreo y se iba mezclando con los ingredientes secundarios siempre aportando matices de forma liviana sin destacar. Apetecible.

En la sala, se le da protagonismo a Juan Luis García, sumiller. La opción de maridaje (38€) es totalmente recomendable. En este caso sobresalió la presencia de vinos nacionales a excepción de un Jura francés. En el acompañamiento se busca la aportación de ciertos matices ó potenciar tonos que los platos ya tienen. Manzanilla Barbiana para aperitivos y oricios, el Domaine de Mountbergau 2012 para fabes, xardá y merluza, el Táganan Tinto 2014 (Tenerife) potenciaba la fase olfativa del salmonete con esos aromas de piedra volcánica, la bota del oloroso N 14 para el jabalí y sus destrozos y el Sequé Dulce Monastrell 2010 con la ensalada de chocolate fueron las parejas más destacadas. Otros acompañamientos fueron la Cerveza Mica Cuarzo, Jean Leon Reserva Magnum 1994, Dominio del Urogallo Las Yolas 2013 y el Ximenez Spinola Exceptional Harvest 2011. Sin duda, un valor añadido al disfrute.

En definitiva, una comida de muy alto nivel, tremendamente redonda, agudizada por el pódium merluza, jabalí y fabes que fueron tres platos para recordar. Posible mejoría en la fase de aperitivos (no afecta a la croqueta) y en la función de las infusiones en los platos de pescado. Se disfrutó en mucha mayor medida que hace casi dos años.

Casa Marcial: Afinación culinaria de gran altura

Post completo y fotos en: http://www.complicidadgastronomica.es/?p=5618

Resulta complicado pensar que alguien con ansias de éxito económico puede establecer un restaurante en La Salgar. A unos 5 km de Arriondas, en el desvío que lleva para el Fitu, y cuando ya uno se da cuenta que no puede subir más, que solo puede bajar, se encuentra Casa Marcial.

Estamos en el XX aniversario de esta casa, que hasta el día 6 de Enero lo estuvo celebrando con dos menús con sus platos más reconocibles. Ahora el restaurante permanece cerrado hasta Abril, mes en el que Nacho Manzano regresara.

Se comienza con una serie de aperitivos muy asturianos, me encanta ese reflejo en este primer acto de la gastronomía y los productos de la región en la que estamos. Croquetas de jamón, cornete de maíz y curry, manzanas rellenas de Rey Silo, y los tortos de revuelto con cebolla caramelizada y queso cabrales. Totalmente indispensables las primeras, plenas de sabor a buen jamón, y elevada cremosidad. Estas croquetas van directamente a nuestra cima croquetera y se instalan en nuestra memoria.

También para recordad los tortos, con un revuelto con toques dulces, y salados donde el queso para nada se lleva el protagonismo, sino que asoma al final de cada bocado. Destaca el ligazón del revuelto y su elevada jugosidad. Paciencia al mando de las sartenes, y fuego lento.

El primer plato también nos aferra a esta tierra, en este caso al Mar Cantábrico, con la nécora que se come entera. Pasta Wanton para simular la cáscara, por debajo la carne totalmente limpia, junto con sus corales, simulando las patas un gel de sidra y caldo de algas. Mucho trabajo detrás de este bocado para elevar la comodidad del comensal, y extraer el máximo partido a la andarica. Para repetir.

Encontramos finura en el tortellini de faisán en su propio caldo con zanahoria y chirivía. Adecuado contraste de sabores con ese toque anisado que aporta la chirivía. La sutileza mencionada supera la potencial fuerza sápida del faisán.

Continuamos con las partes más “nobles” del lechal: Mollejas salteadas, sesos empanadas y lengua en una especie de fiambre, acompañadas de espuma de queso, acelgas, su penca, y la yema de un huevo que actúa como vehículo integrador. Las verduras frenan la consistencia del cordero, y ese aire de queso aporta cierto volumen en boca. Combinaciones complejas a priori que salen más que airosas en las manos de Nacho.

Como pescado del día nos hacen llegar la merluza con habas de Mayo. Poca integración entre los productos, con la verdura algo demasiado dura, y el pescado desde nuestra humilde opinión con un punto de más. Preferimos la merluza en aquellas composiciones donde mantiene más su jugosidad, bien rebozada, ó con algo menos de cocción.

Llegado a este punto deberíamos llegar a uno de los platos tradicionales, pero más representativos de Nacho Manzano, el arroz con pitu caleya. Pero tuvieron la gentileza de “sacar” algún plato más. El primero de ellos un huevo a baja temperatura, paloma, caldo de la misma y hierbas del mar. Pleno de sabor, intachable en este aspecto, sí en la textura de las hierbas que nos resultan algo correosas. Complicaciones que probablemente a veces no sean sean necesarias.

El segundo extra consiste en lubina con un maki de sus huevas, y tomate. Las huevas ejercen como un buen potenciador al paladar del sabor del pescado, que se encuentra en un punto perfecto. Mayor armonía que en el anterior plato de pescado.

Como plato principal, el mencionado arroz con pitu caleya. Suelto, y sabroso, como debe de ser. El pollo sin pizca de grasa, un ejemplar de “gimnasio” musculado pero sin artificios, todo con naturalidad. Un histórico tradicional que no necesita de más. He de confesar que cada vez me gustan más los platos tradicionales que han sido revisados por la alta gastronomía. Desconozco si será tecno ó no, pero emocional seguro.

Como en el caso de Casa Gerardo, aquí todavía la carta está muy viva, y una parte importante del público local se decanta por ella. Carta más tradicional que moderna, pero vivan las tradiciones si dentro de ellas está este arroz. Por él, se puede volver a esta casa sin la menor duda.

Como postre, coco invertido con helado de hierbaluisa, y tamizado de coco con fruta de la pasión. En la primera pieza, el coco junto con chocolate blanco y almendra; se continúa y se realiza un pequeño recorrido palatal: dulce, amargo, ácido. Notable.

En resumen una propuesta donde destacamos los platos de mayor raigambre en las manos de Nacho (croquetas, tortos, arroz con pitu), la nécora como un ejercicio de imaginación, trasladando la mar al plato sin perder un ápice de sabor, y el tortellini de faisán donde la delicadeza y los contrastes mandan. Por otro lado, percibimos que Nacho es cocinero de buscar ciertas complicaciones, de no conformarse con composiciones sencillas; en este apartado algunas veces (las partes nobles del lechal, lubina con su maki de huevas), se sale más airosa que otras (Merluza con habas de mayo, huevo con paloma y hierbas de mar).

A la salida el sol se iba, y nos despedía, nosotros descendíamos hasta Arriondas.

Casa Marcial: Veinte años no es nada.

Para ver post completo y fotos ya sabéis
http://www.complicidadgastronomica.es/?p=3127

Difícil de encontrar, en pleno valle bajando desde el mirador de Fitu, en Arriondas. Sorprende bastante el aspecto exterior, demasiado hormigón que impacta visualmente sobre el espectacular entorno.

El interior es acogedor, agradable, aunque al estar en plena naturaleza tienen algún problema con los insectos, que se cuelan irremediablemente en el comedor.

En cuanto a la cocina, realmente excelsa. Fuimos al menú tradicional porque era lo que nos pedía el cuerpo. Todo destacable, desde los generosos entrantes, las croquetas, su clásica torta de maiz, pero sobre todo, los principales. No soy un experto en fabada, pero con esta se nos saltaron las lágrimas. Fabes brillantes como si estuvieran pulidas sobre un caldo fino, fino.

Sobre el arroz me considero con mas criterio para poder opinar. Y este plato de arroz con pitu de caleya (pollo de corral) es de largo el mejor arroz que he probado fuera de la Comunidad Valenciana. Espectacular.

Añadir además el excelente trato del personal de sala, amabilísimos y tremendamente atentos con nosotros en una circunstancia especial que tuvimos ese día.

Llevamos tiempo consultando la web y hemos decidido colaborar activamente dispuestos a no volver a consultar más páginas como tripadvisor o similares sin ningún valor objetivo,donde unas croquetas congeladas de bar superan a grandes cocineros. En fin.
Para ello tenemos una lista de restaurantes que hemos visitado en los últimos años, algunos ya hace algunos años, para ponernos al día en críticas y continuar a partir de ahora. Hemos puntuado a todos antes de empezar para crear un baremo y sobre ese baremo serán nuestras puntuaciones. Seguramente hay restaurantes que hayan cambiado, desaparecido o de los cuales tenemos un recuerdo menor, por lo que pedimos disculpas.

Comentamos este restaurante en segundo lugar ya que es el que más reciente tenemos. Intentamos ir hace unos años, cuando lo estaban reformando, pero los cogimos de vacaciones, volvimos en septiembre pasado.
Respecto a la reforma, en un espacio tan natural el exceso de cemento choca con el resto del local y del entorno, y el no tener un paso directo del local a la terraza se hace extraño.
Pero lo que importa, la cocina. Muy meditada, a veces arriesgada como en el sorbete de vinagre de manzana con chocolate. Con ingredientes muy complicados que pueden ensalzar o arruinar, como el jengibre. Tomamos el menú degustación gastronómico, Muchos platos con el concepto de producto-jugo del producto-elemento personalizador, como el bonito, el chipirón o la carrillera. Muy bueno el postre de yogur.
Se aprecia mucho trabajo en cada plato, muchas pequeñas ideas acumuladas en un menú, muy difícil lograr que todo esté perfecto, un labor de elogiar. Echamos de menos algún detalle con el café en la terraza que invitase a hacer más larga la sobremesa.

Aprovechando la estancia por unos días en Asturias, decidimos visitar Casa Marcial visto las buenas críticas en el foro.
Nada más llegar, desde el propio aparcamiento presenta unas vistas de escándalo, lugar que ofrece esta mezcla de gastronomía y naturaleza de nivel.
La recepción la hacen en la terraza de la casa-Restaurante. Dado el espléndido día que hacia (en ese momento, porque por la tarde cayó una tormenta de aúpa), nos dan la carta para decidir lo que íbamos a comer. Mientras tanto, tomamos una copa de sidra (2,50€/u) y nos traen un aperitivo de la casa, que consistía en tomates cherry rellenos con bloody mary y otros con una capa de aceitunas negras, unas tostas con aguacate y bocarte y otras con queso y salmón. Buena presentación donde los tomates fueron la estrella.
Optamos por el menú tradicional, cosa que más o menos ya teníamos en mente. Aparte dispone de otros dos menús y una minoría de platos a la carta. Para la peque, escogemos un arroz con pitu de caleya del que no dejó un grano en el plato.
La carta de vinos es amplia, diversificada, pero de nuevo me centré en los espumosos, escogiendo un Gramona III lustros, una de mis debilidades. En cuanto al servicio, buenas copas, prueba del mismo y servicio constante durante toda la comida. Faltó solo la presentación de la botella, un error para el nivel del lugar aunque no es un factor determinante en la comida.
Después de escoger, nos dirigen a la mesa. Curioso desplazamiento hasta la parte de delante de la casa, accediendo al primer piso donde nos disponen en una de las tres mesas de la habitación. Mesa amplia, adecuada mantelería, cuberteria y bonita presentación de salvamanteles y servilletas.
Para empezar, nos traen croquetas especiales de jamón ibérico, melosas y de buen sabor.
El siguiente plato fué un revuelto de la casa sobre torta de maíz (queso, cebolla, confitada y huevo). Variedad de sabores y texturas.
Estos dos serían los entrantes, para pasar después a los platos principales y reyes del menú.
Seguimos con la fabada asturiana. Que decir. Buena cocción de las fabes, sabor intenso por el buen acompañamiento. Rica, rica.
Después continuamos con el arroz con pitu de caleya. Nos encantó y es que el arroz es uno de nuestros platos preferidos, sea cual sea su presentación y combinación.
Y menos mal que no habían más platos porque llegados a este punto, el estómago ya indicaba su nivel máximo ;-).
Llegamos a los postres que consistieron en una panacota de apio con manzana e hinojo, múltiples aromas y sabores. Y un arroz con leche a la manera tradicional, muy bueno, que por su presentación y sabor me recordó mucho a la crema catalana (salvando las distancias).
Después de esto, se nos ofreció hacer los cafés en la terraza y accedimos a ello.
En conjunto muy bien, servicio profesional, amable y atento en todo momento, siempre con la mesura adecuada, a la espera de repetir y poder descubrir sensaciones diferentes a lo tradicional de esta vez.
El precio incluye bebidas, pan y cafés.

Buen restaurante en Asturias, con una cocina muy cuidada y sabrosa. Algo caro para lo que es Asturias, pero merece la pena ir a visitarlo a pesar de quedar un poco a desamano. La Fabada muy buena, merece la pena probarla.

Primera visita a este extraordinario restaurante.Llegamos pronto...señalización suficiente desde Arriondas y precioso enclave, muy parecido al que vemos cada día los que tenemos la dicha de vivir en Cantabria.
Perfecta recepción,amable y cordial.Nos sentamos en el porche de entrada,mientras ojeamos los distintos menús y la carta tomamos unas copas de un agradable y fresco blanc de blancs de Pierre Moncuit, servido en estupendas copas Riedel y acompañadas de unas olivas aliñadas.
Tras enseñarnos el salón de la planta alta que tenían reservado para una celebración,la encantadora hermana de Nacho nos acomoda en la sala de abajo...acogedora,con pocas mesas,quizás algo juntas algunas con respecto a otros estrellados, pero confortables y perfectamente vestidas con vajilla original y cubertería de calidad...copas y vasos Riedel y Spigelau.

La amabilidad y las ganas de satisfacer al cliente fueron constantes durante toda la comida.
Elegimos el Menú Gastronómico,que esta vez incluía el famoso Pitu de Caleya,mi mujer pudo cambiar los 2 platos crudos y yo añadí las Fabes,que tuvieron el detallazo de no incluir en factura,por lo que tuvimos la suerte de disfrutar de lo mejor de las vertientes creativa y tradicional de la cocina de Nacho Manzano.
Mesa para 2.
* Snack,s variados... Servidos en dos pases...6 sugerentes bocados.
- Piña coco y tomate cherry con polvo de ¿Setas? Frescos y sabrosos.
- Mini bollu preñau y galleta de morcilla...tradicionales y de muy buen sabor.
- Croqueta de jamón y otro clásico de la casa...Tortu de maíz inflado...con cebolla confitada y caramelizada,ligero toque de cabrales y crema de huevo ¡Delicioso! Gran comienzo.
* Platos...
- Pan de avellanas...Con crema de leche ahumada,salsa de aceitunas,salmón seco y lámina crujiente de boletus edulis...Original contraste de colores,sabores y texturas,bella presentación,bueno aunque no grande.
- Panacota de apio con algas y pepino...¡Enorme! Un plato que me recuerda a la ensalada verde del Celler y que no la desmerece en absoluto.Suave panacota de estupendo sabor y textura,con esas algas,el hinojo y el jugo de pepino y sidra perfectamente balanceados.Aquí ya empezamos a vislumbrar el genio que se encuentra en los fogones.
- Champiñón con crema de tuétano,flor de capuchino y aceite de eucalipto...¡Brutal! ¡Grande!
Al principio,cuando llega a la mesa,crea cierta incertidumbre...pero cuando esas finas y crudas láminas de champiñón se van impregnando del sabor y temperatura del eucalipto,la crema y los pedacitos de tuétano y los trigueros,empiezas a entenderlo y te das cuenta de que este cocinero es un auténtico crack.¡Que sabor! Plato de ovación,de 3*
- Oricio con holandesa acidulada y aromáticas sobre yogur...Servido en su coraza,sobre una piedra.Extraordinario su sabor yodado y brillantemente resuelto.
- Llámpares,sidra,patata y cebolla...O ¿ Cómo hacer un plato 10 con ingredientes populares y denostados como las lapas?De nuevo el genio hace acto de presencia.¡Grande!
- Fabada... Sencillamente magnífica y sorprendentemente nada pesada.
- Piel de bacalao con lentejas al comino,pil pil y caldo de verduras asadas a la leña...El plato que menos me convenció en su conjunto,no estaba mal,pero el nivel era muy alto.
- Pescado del día...Merluza a la plancha...Perfecta!! Por supuesto fresquísima y tersa,acompañada con almeja de gran tamaño y sabor,su jugo y alga wakame.Muy,muy buena.
- Pitu de Caleya guisado al estilo de mi madre con ravioli de sus menudillos....¡Imprescindible!
*Postres
- Maíz,helado de trufa y manzana...Rompedor y refrescante! Estupendo.Mi mujer solicitó cambiarlo por el arroz con leche...Lo probé y estaba de rechupete!
- Coco invertido con helado de hierba luisa e hilos de chile...Gran final para un maravilloso menú,manteniendo un estratosférico nivel culinario,sin prácticamente altibajos en el que hemos disfrutado y mucho,del talento de "El cocinero total".
La carta de vinos ofrece grandes y gratas sorpresas...solo hay que buscar un poco pero puedes tomar grandes referencias a precios contenidos...VS 87,Artadi,Leflaive,etc,etc.
Acompañamos la comida con agua y un tremendo champagne René Geoffroy extra brut
millésime 02.
Con los postres nos invitaron a una copa de un refrescante y ligero Moscato d,Asti de Scanavino y al café.
Los petit fours...de chocolate,muy ricos y servidos en la misma roca tapada que utilizan también en otros restaurantes como El Celler,Annua,etc.
Gracias a todo el équipo por vuestro fantástico trabajo y por hacernos felices.
P.D. Precio exclusivamente del menú gastronómico sin bebidas.

No se puede pedir mas...lugar de ensueño,trato magnífico,amabilidad a raudales,producto y elaboración "para quitarse el sombrero",cadencia y ritmo en la presentación de los platos-y eso que se lo pusimos difícil,al optar por dos menús con diferente número de platos-;y,además,tuvimos la suerte de hacer amistad con unos comensales asturianos con los que pasamos todas la sobremesa-hasta las 20:30 nos sufrieron-así como con Nacho Manzano,Nacho,al que le damos las gracias por lo allí vivido;no se encuentran cocineros de ese nivel que sean tan cercanos,que te den pie a dar tus opiniones...hasta salió a la carretera para indicarnos un camino de vuelta alternativo al estar cayendo la niebla en la zona.
De bebercia,un riesling-Grans Fassian Catharina-y Dominio de Cuco 06.
De lo comido-menú gastronómico y menú degustación-los adjunto en imágenes;todo a gran nivel!!
!Que ganas de volver a tierras asturianas,y repetirrrrrrrrrrrrrrr!!

Después de una mañana de ruta por los Lagos de Covadonga, rodeadas de vacas pastando a sus anchas sobre ese verde asturiano y unas increíbles vistas reparadoras de cuerpo y alma, la elección del restaurante nos resultó de lo más acertada.
El sitio, espectacular, el servicio, sosegado y amable y la comida, magnífica.
El entorno es idílico (Sierra del Sueve), sólo recorrer el camino de la carretera de La Salgar hasta llegar al restaurante merece mucho la pena. Quién diría que en ese recóndito lugar, paraíso de la naturaleza, se sitúa este rincón gastronómico con 2 estrellas Michelín, pero, ¡así es Asturias!, sorprendente.
Preferimos opinar de un restaurante de esta categoría habiendo tomado su Menú Degustación, para que nuestra opinión pueda ser lo más amplia y acertada posible, sin embargo, nuestro estómago no nos lo permitió en esta ocasión y decidimos hacer una comida algo más corta (entrante-plato-postre).
Aperitivo de la casa: Mantequilla de cítricos y granizado de gazpacho con crujiente de jamón (muy bien para empezar)
En primer lugar unos entrantes: para mí, miniverduras fresquísimas y en su punto; para ella, La fabada, muy, muy buena, pero si tuviéramos que elegir, quizá (y sólo quizá) nos quedaríamos con la de Casa Gerardo.
Y como plato principal: para mí, el pollo de corral asturiano, el pitu de caleya, guisado con raviolis de sus menudillos, de intensísimo sabor, ¡sublime!, todavía lo recuerdo; para ella, Cochinillo confitado con espuma ligeramente picante y piña glaseada, diferente tanto en la presentación como al paladar, nos encantó.
Y de postre, como no podía ser de otra forma para unas amantes del queso, Quesos asturianos con sus contrastes, en el que destacaba un desconocido para nosotras Gamoneo o Gamonéu, seco y ahumado, muy buenos.
En ausencia de Sumiller, la maître y Jefe de Sala se encarga de esta labor (correcta).
Como colofón, café en una espectacular terraza exterior, acompañado de la cortesía de la casa, una fabulosa puesta en escena de nubes de lima, bombones en forma de cucaracha y unas originalísimas trufas enterradas en polvo de galleta de chocolate dentro de un cofre. Y en este ambiente y con esos paisajes, daban ganas de quedarse allí a vivir.
En fin, un día de esos que no se olvidan.

  • trufas enterradas en polvo de galleta de chocolate dentro de un cofre

    trufas enterradas en polvo de galleta de chocolate dentro de un cofre

  • Cochinillo confitado con espuma ligeramente picante y piña glaseada

    Cochinillo confitado con espuma ligeramente picante y piña glaseada

  • pitu de caleya, guisado con raviolis de sus menudillos

    pitu de caleya, guisado con raviolis de sus menudillos

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