La mejor experiencia gastronómica de las vacaciones.
Bonito local, en un paraje precioso.
Servicio muy atento, con una chica agradabilísima pendiente de todo.
Muy buena carta de vinos, con muchas referencias tanto españolas como extranjeras, en blancos y tintos.
Ibamos mi mujer y yo, con 2 niñas, y pese a que en la carta ponía que los menús eran a mesa completa, no me pusieron ninguna pega, a la hora de que los dos adultos los pidieramos.
Tenía curiosidad de probar la cocina tradicional y la más innovadora por lo que optamos por pedir el menú de entradas y un segundo.
Comprendía 4 entradas:
-Copa de mejillón en escabeche, muy agradable, y con sabor a mar intenso.
-Patata con judía verde y paletilla ibérica, en agua de tomate, no me dijo gran cosa, fue el plato que menos me gustó.
-Brioche de foie con sardina.
Exquisita la sardina, con un sabor intensísimo, el foie no estaba mal, pero predominaba el sabor marino.
Quizás el foie sobrara, pero me gustó mucho, por la magnífica sardina.
-Ventresca de bonito con una salsa de mostaza, pese a que suena raro la salsa era muy liviana y acompañaba perfectamente al magnífico bonito, me pareció un gran plato.
-De segundo fabada, excelente con unas fabes mantecosas y un gran compagu.
No he tomado la de Casa Gerardo, pero esta me pareíó buenísima.
Mientras tanto mis hijas, iban a lo suyo, y tomaron unas magníficas croquetas de jamón ( probé una y me encantaron, justificada su fama) y un portentoso arroz con pitu, que fue el plato de la comida.
Impresionante el arroz, con un punto perfecto y un sabor inmenso, dado por un pollo que estaba tiernísimo, pese a ser de corral, lo que se notaba perfectamente por su sabor y su color oscuro.
La ración abundante, era para dos, pero dió para que los cuatro lo tomáramos, igual que ocurrió con la fabada.
De postres una copa de maiz con trufa y chocolate, agradable, aunque algo pesado, y una estupenda crema de arroz con leche.
de precio me pareció muy razonable para el homenaje que nos dimos, todo eso, con cervezas, 1 copa de fino, 1 botella de vino Dehesa del Carrizal , 2 copas de PX de Lustau, y 2 cafes ( invitación de la casa) 190 Euros 4 personas.
Gran sitio Casa Marcial.

Hemos estado en Casa Marcial en Octubre tras casi dos anyos de nuestra ultima visita. El marco sigue siendo interesante y la expedicion monte arriba contribuye a aumentar el apetito...
Creo que esta vez no acertamos con nuestra eleccion. Mientras veiamos desfilar apetitosisimas viandas hacia la mesa de al lado, donde los comensales optaron por el menu de degustacion, nuestros platos a la carta resultaron correctos pero nada mas que correctos. Las croquetas de iberico fueron quizas el plato mas memorable. Los pescados, aburridisimos. Echamos de menos platos como una deliciosa crema de guisantes con tropiezos de calamar que degutamos tiempo atras.
Si volvemos, sera para tomar el menu de dustacion!

Bonito restaurante enclavado en lo alto de un valle, aunque desde los comedores no se aprecian vistas interesantes. Servicio femenino, agradable y cercano.
Tomamos el menú degustación de Nacho Manzano (aunque existe otro de platos clásicos asturianos y otro + ligero de entrantes), que constaba de 11 platos (60 euros + iva). A destacar el oricio con salsa holandesa, pulpo a la brasa con papada (buena combinación aunque nos presentaron el pulpo excesivamente quemado), “morcilla suave” (original combinación con un buen resultado; parecido al de la fabada), lubina a la albahaca (buen punto del pescado), y pitu de corral (muy sabroso). Además solicitamos un platito de fabada (muy rica).3 postres complementarios y acertados (acompañados de un Oporto cortesía de la casa). Bonita y original vajilla.

Carta de vinos aceptable, no demasiado atractiva y con falta de referencias interesantes (para mí). Buen precio del vino y trato simplemente correcto. Tomamos primero un blanco del Penedés gewustraminer (18 €) y un priorato “Les Terrases” (31 €)

Salimos a 90 €/persona. En general nos gustó, buena cocina, platos correctos y bien presentados, aunque sin resultar impresionantes. Precios algo elevados para Asturias.

Local camelo, incomodo, repleto de humo, sin tratamiento acustico, de esos que han criado la fama y se han echado a dormir.
Servicio atolondrado, con mucho inmigrante que desconoce los productos.
Demasiadas deconstrucciones sin sentido.
Nacho Manzano por allí despistado, incluso le vimos desmigar alguna mesa y servir el agua a las mesas.
Servicio extremadamente lento, nos costó casi tres horas y media cenar, salímos de allí agotados por el "planton", debidamente "ahumados" y con la cabeza como una campana.
No justifica el viaje por una carretera realmente estrecha.
Precios de escandalo. 350 euros tres personas. 3 Menús degustación, y dos botellas de vino no demasiado caras.
Carta de vinos buena, aunque con grandes desequilibrios, y no relacionada con la cocina que se sirve.
Copas buenas, pero mal repasadas, y servicio del vino inexistente.
Para no volver.

Segunda vez que vamos a este restaurante y salimos como siempre encantados.
De vuelta del mirador del Fito nos paramos a comer.
Pitu de corral buenísimo. La mesa de al lado lo comió en paella y tenía una pinta genial.
Servicio atentísimo.
Buen servicio de vino.
Al salir coincidimos con la vaquera en el abrevadero de al lado y disfrutamos viendo como la vida aún transcurre plácida y tranquila en sitios privilegiados como este.

Un bajón lamentable ya que era un restaurante estupendo. Carta reducida a la mitad. Lo bueno y original suprimido. Tuve que comer una merluza insípida a precio sabroso y mi mujer un bonito totalmente fuera de punto. Platos de los que dejamos la mitad sin que nadie nos preguntara el porqué. Claro que el comedor de abajo estaba ocupado por unas treinta personas llegadas en autocar. Bodas y bautizos, vamos.
En fin, que no volveré, tal como otros conocidos nuestros. Y hace años que era nuestra ilusión de vacaciones ir dos o tres veces en agosto a cenar sin los niños.

Nacho Manzano hace una cocina creativa basada en los productos de la zona. Una carta corta, en la que no faltan los platos clásicos, junto con elaboraciones de temporada. Un menú degustación que incluía todos los entrantes de temporada, con originales propuestas como atún y sandía con salsas inversas.

Buen servicio del vino, carta quizás algo escasa. Copas de calidad.