Bonito restaurante enclavado en lo alto de un valle, aunque desde los

Bonito restaurante enclavado en lo alto de un valle, aunque desde los comedores no se aprecian vistas interesantes. Servicio femenino, agradable y cercano.
Tomamos el menú degustación de Nacho Manzano (aunque existe otro de platos clásicos asturianos y otro + ligero de entrantes), que constaba de 11 platos (60 euros + iva). A destacar el oricio con salsa holandesa, pulpo a la brasa con papada (buena combinación aunque nos presentaron el pulpo excesivamente quemado), “morcilla suave” (original combinación con un buen resultado; parecido al de la fabada), lubina a la albahaca (buen punto del pescado), y pitu de corral (muy sabroso). Además solicitamos un platito de fabada (muy rica).3 postres complementarios y acertados (acompañados de un Oporto cortesía de la casa). Bonita y original vajilla.

Carta de vinos aceptable, no demasiado atractiva y con falta de referencias interesantes (para mí). Buen precio del vino y trato simplemente correcto. Tomamos primero un blanco del Penedés gewustraminer (18 €) y un priorato “Les Terrases” (31 €)

Salimos a 90 €/persona. En general nos gustó, buena cocina, platos correctos y bien presentados, aunque sin resultar impresionantes. Precios algo elevados para Asturias.

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