Un bajón lamentable ya que era un restaurante estupendo. Carta reducida a

Un bajón lamentable ya que era un restaurante estupendo. Carta reducida a la mitad. Lo bueno y original suprimido. Tuve que comer una merluza insípida a precio sabroso y mi mujer un bonito totalmente fuera de punto. Platos de los que dejamos la mitad sin que nadie nos preguntara el porqué. Claro que el comedor de abajo estaba ocupado por unas treinta personas llegadas en autocar. Bodas y bautizos, vamos.
En fin, que no volveré, tal como otros conocidos nuestros. Y hace años que era nuestra ilusión de vacaciones ir dos o tres veces en agosto a cenar sin los niños.

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