Restaurante La Embajada (CERRADO) en Valencia
Restaurante La Embajada (CERRADO)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
27,50 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
52 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.4
Comida COMIDA
7.5
Precio medio entorno ENTORNO
9.7
RCP CALIDAD-PRECIO
7.6
Espuma de calabaza con helado de cítricos y migas de torta
Presa ibérica con hongos
Corvina con crema de verduras y legumbres
Opiniones de La Embajada (CERRADO)
OPINIONES
28

Del entorno poco más que añadir, hacia falta en Valencia un restaurante "con empaque". Un sitio para impresionar y quedar bién .

Tomamos el menu nocturno a 29 €.Cerveza cruzcampo reserva. Cocina de nivel alto, creativa y con sabor.

Lo que más me maravilló fué la atención que recibimos de la sumiller, amabilísima, un encanto... Carta de vinos escueta pero para nosotros más que suficiente, con buenas selecciones, nos costó decidirnos entre tres opciones. Al final, tomamos el cava de Navazos.Las copas para el espumoso, las perfectas. Muy destacable también el servicio de sala, otro chico estupendo. Y es que cada vez valoramos más el servicio.

El menú nocturno para gente de buén comer, puede quedar algo corto, aviso a glotones/as...

Resumiendo un lugar muy recomendable en valencia.

Despues de tanto oír hablar de este restaurante.... Por fin vamos.
El entorno, por ser lo primero deja con la boca abierta. Entrada por el espectacular patio y después de subir las escaleras con su alfombra roja (desconozco la posible accesibilidad del local para personas con limitaciones físicas), se llega a unos salones que guardan todo su esplendor. Si además, como en nuestro caso, estas completamente solo... Es impresionante.
Nos decantamos por el menú embajada (29 euros), con dos entrantes, pescado, carne y postre, aunque se anticipan con unos bocaditos (ensaladilla rusa, poca cosa para lo que llega después, y una empanada deconstruida que resulta impresionante). Empezamos con una ostra, bien ejecutada pero tampoco llamativa y siguió caballa marinada con una salsa que le daba un toque especial. De pescado, raya con airbag de ajo (aun me impresiona lo del airbag y el sabor que le da a todo el plato), y de carne costilla de angustia, muy sabrosa y en el punto exacto. De postre, un helado de pera, con regaliz y toffe que resultaba fresquito y muy bueno. Cantidades no excesivas pero adecuadas para una cena. De vinos, empezamos con un jerez que desconocía, y era muy sabroso, siendo mas elegante y menos brusco que de normal y, por el menú, nos decantamos por un Viñas de Gain blanco (buena rcp). El servicio atento, aunque no era difícil siendo tres camareros para una sola mesa de dos, aunque se le ve en general agradable y conocedor de su producto, con buena atención del vino y copero adecuado (schotzz). Para repetir.
Por cierto, y por poner un pero, el pan memorable (ponían rebanadas de pan de barra crujiente, pero sin variedad ni especialidad alguna como se espera de un sitio así).

¡Quien me iba a decir que un día iba a estar cenando en casa del Conde de Trenor!; pues sí, y además, bien cenado.

La que fué casa del Conde de Trenor se ha reconvertido en un espacio donde hacen toda clase de eventos, y lo que es mejor, se puede comer muy bien y un precio también muy bueno.

Fuímos un viernes por la noche y nos decidimos por el menú degustación (45 €)

Todos los precios de la carta llevaban IVA y el servicio del pan está incluido, con lo que el precio real del menú es ese, 45 euros, un precio ajustadísimo para lo que te sirven.

La carta de vinos es corta para un restaurante de esta categoría, pero a cambio son precios con un incremento razonable sobre el de tienda. Pedimos el cava Colet-Navazos extra brut 2007, a un precio en carta de 27 €; era la primera vez que lo tomaba y me gustó mucho, con esa mineralidad y las notas oxidativas que le da la manzanilla que utilizan como licor de expedición.

Nos sentamos en una mesa con vistas al Parterre y comenzamos con unas cervezas para hacer tiempo.

En cuanto al menú, consistió en lo siguiente:

- Ensaladilla: servida en una pequeña cucharilla; estaba buena, pero creo que hay que ser serios, sólo se trata de ensaladilla rusa como la que se hace en casa, ni más ni menos.

- Falsa empanadilla de pisto y atún: muy buena,se toma con cuchara y te encuentras trozos de atún y de tropezones. Muy original.

- Caballa marinada con su consomé: pequeño manjar, muy ligero y a la vez con un sabor que iba en aumento conforme te lo comías.

- Puerro con encurtidos y mostaza: el más flojo, es verdura y no se pueden pedir milagros, pero vamos, también estaba bien.

- Higado de rape escabechado con bechamel: un sabor al principio demasiado potente, pero cuando empiezas a salivar y se mezcla con la bechamel lo encuentras muy agradable.

- Trampantojo de ventresca y panceta en adobo: muy bueno, la conjunción de sabores tan diferentes como la panceta y la ventresca estaba muy conseguida, sin que uno tapara al otro.

- Arroz de sepia encebollada: este plato se puso porque no tenían carne. El arroz estaba muy meloso y el sabor bueno.

- Corvina con crema de espinacas: original presentación con la corvina cubierta por las espinacas. Muy buen plato.

Los postres fueron:

- Crema de albahaca con sorbete de melocotón.

- Pera con tofe y regaliz: éste me gustó más que el anterior.

La única pega que le ví al menú fue el exceso de platos de pescado por ninguno de carne, ya que como he dicho se les había terminado la carne, pero quitando este pequeño inconveniente el menú estuvo genial.

Después de la cena nos enseñaron las diferentes salas de la casa, y pude comprobar lo bien que viven los ricos.

Sin duda volveré, porque creo que es uno de los restaurantes de Valencia con mejor relación calidad-precio y estoy seguro que la única forma de poder cenar un sábado por la noche es reservando con antelación.

Primera visita a LA EMBAJADA aprovechando el cambio de equipo y la incorporación de Vicente Patiño en la cocina para probar su menú ejecutivo a mediodía (25e)
El marco y el entorno son imponentes . Cruzas la puerta de entrada y ante ti aparece una gran escalinata que te transporta a épocas doradas del siglo XIX. No me extenderé mucho en este apartado porque los anteriores comentarios ya se han encargado de ello. Vamos con el MENU.

APERITIVO

Ensaladilla rusa servida en unos mini-conos de barquillo: Una minidelicia

ENTRANTES

Huevo a baja temperatura, cremoso de patata y jugo de pollo al ajíllo: Un plato sencillo potenciado con el suave jugo del pollo.
Cremoso de bacalao, pimientos a la llauna i all i oli: Estando rico, este entrante no me convenció tanto.

PRINCIPALES

Suquet de Rape: Plato típico mediterráneo: caldo suave , fino y delicado. Patatas y rape, sin más. Como debe ser.
Cordero guisado, trinxat de col y coliflor: El mejor plato sin duda. La carne se deshacía, mantecosa en perfecta conjunción con el trinxat y la coliflor. Sabor potente.

POSTRES
Café, pasión y canela
Pera, tofee y regalíz
Originales, refrescantes y de una armonía perfecta.

VINO
El servicio del vino: bueno. La carta para mí más que correcta, quizás los “puristas” querrían encontrar en un local de estas características multitud de referencias vinícolas , otra cosa es que en los tiempos que corren sea defendible y se pueda amortizar.
Los precios increíbles, no llega a multiplicar x2 el precio de tienda. Ejemplos: Baltasar Gracián 13e, Viña Izadi 16e, Contino 29e, Recaredo 23.50e, Aalto 34e, Mestizaje 16e.

Tomamos dos cervezas para los entrantes y dos copas de vino: Una de blanco (un rueda) a 2e¡¡¡¡ y una de tinto Finca Valpiedra recién abierto a 2.50e¡¡¡¡. Prueba una vez más de unos precios que ya quisieran en otros locales de menos enjundia. Y que no se pretende hacer negocio con el vino.

El servicio en general muy bueno, correctos y amables. Mesas muy bien vestidas y cristalería adecuada.

El palacete dispone de cuatro salas de las que tres se usan para las comidas y una cuarta sólo para banquetes. Ese sábado seríamos unas 5 mesas repartidas entre las tres , lo que da idea de una gran profesionalidad. “Lástima que nos tocará en la mesa de al lado 4 maduras bordeando los 60 que nos dieron la comida con sus comentarios sobre los mensajes y wsaps que recibían en sus móviles”.

Para terminar nos enseñaron todo el palacete sin solicitarlo : Los baños impactantes, una sala comodísima para fumadores. Felicitar a todo el equipo por dar a conocer esta maravilla situada en nuestro ciudad y que para mí era desconocida y si encima te dan bien de comer.

Deberían mejorar la gestión de las reservas , a veces la llamada se desvía a un móvil y te sale el buzón de voz.

Resumiendo: como dijo Dani C. en su comentario “ la cocina de Vicente Patiño me ha encantado”: sencillez no exenta de modernidad, platos muy mediterráneos. Me encantaría conocer su menú gastronómico (49e) pero habrá que esperar a que pasen estos “Malos tiempos para la lírica”.

Tras la excelentes críticas leídas en Verema, tenía ganas de acudir a este restaurante. De hecho he estado ya en 2 ocasiones y trataré de fundir en esta nota las 2 visitas.

Para acceder al local, entras por un portal regio, donde empiezas a notar ligeramente el peso de la historia. Esa sensación va incrementándose mientras vas subiendo por la escalera vestida con una impoluta alfombra roja, en el cielo una preciosa vidriera a modo de cúpula. Me invaden imágenes de Gloria Swanson en El crepúsculo de los dioses. Menos mal que aquí no hay fotógrafos.

En el interior, persiste la solemnidad. Techos artesanados, suelos de mosaico, candelabros, lámparas enormes que penden del techo y paredes de las que cuelgan cuadros modernos que rejuvenecen el ambiente.

Poco que añadir a la descripción de los platos que hace Javier46 en su excelente nota de este restaurante, solo un par de matices:

- La visita de Javier46 fue el día 1 de julio, yo estuve 2 y 3 semanas después y tomé prácticamente los mismos platos. De hecho la 2ª vez intenté ver la posibilidad de tomar otra cosa, pero no fue posible. El menú gastronómico incluye los platos del Nocturno. Es cierto que la calidad de los platos y lo ajustado de su precio merecen ser destacados, pero alguien tan profesional y excelente cocinero como Vicente Patiño, seguro que puede solventar este inconveniente si es que no lo ha hecho ya.
- El pan del 1º día, regular, regular, pero el 2º día mucho mejor, crujiente y apetecible.
- La empanadilla deconstruída, sorprendente y de intenso y excelente sabor.
- La ensaladilla, bien, pero prefiero la de Kaymus. En fin, ya se sabe....gustos, colores...
- La caballa marinada, impresionante. Para repetir el plato.
- La ostra con rábanos y apio. Profundo mar.
- Hígado de rape, intenso, sedoso, un placer.
- Lubina con crema de chile, espinacas ecológicas y berros. Perfecta de cocción.
- Guisado de ternera con berenjena a “la llauna” y comino. Intensa de sabor, suave. Quizás demasiado sabor a “llauna”.
- Me gustó la crema de regaliz, muy original, con el sorbete de toffe y el dulce de pera.

El servicio profesional, y en especial el del vino, excelente.

Su carta de vino no es muy extensa, ni falta que le hace. Referencias sugerentes y precios ajustados. El aperitivo inicial, una estupendas aceitunas y el servicio de pan, no se añaden a la cuenta, buen detalle. Seria una pena que el éxito que les deseo y merecen les hiciera variar esta filosofía.

Tomamos Mauro VS 2007 y Vallegarcia 2010 blanco. Una delicia ambos.

En resumen, un impresionante local, con un excelente cocinero, un buen servicio, una carta de vinos sugestiva y ajustada y todo esto por un precio más que razonable.
Como diría Miguel Ríos, “ Buenas noches, bienvenidos, gracias por estar aquí...”

Muchas ganas de probar este restaurante con los cambios drasticos que ha experimentado. Del local poco o nada se puede añadir. Salones amplios palaciegos con mesas de buen tamaño ,bien vestidas, con mucha separación entre ellas. No lo conocía por la noche ya que mi anterior visita fué a mediodía y , de noche , si cabe todavía es más acogedor.
La luz que se filtra por las ventanas de la iluminación de la calle con las vistas al Parterre proporciona una sensación calida , intima que da lugar auna sensación absolutamente placentera y relajante. En especial las mesas del cuarto comedor pegadas a la ventana son dignas de las mejores postales.

Existen tres menus : Ejecutivo (25 euros), Nocturno (29 euros) y Gastronomico (45 euros)

Mientras tomabamos cervezas de aperitivo nos sirvieron cucuruchos de pequeño tamaño rellenos de ensaladilla. Hablar de la ensaladilla de Vicente Patiño , creo que esta de más. Es enormenmente reconocida y valorada con lo cual poco hay que añdir. Recuerdo , como anecdota , que cenando en Aponiente , el Jefe de Sala de dicho restaurante me la describió como la mejor ensaladilla que nunca había tomado. Si alguien de ese nivel afirma eso , creo que ya esta todo dicho, El cucurucho es de barquillo con un fondo ligeramente dulce provocando un buen contraste.

El menu consistió en :

.- Falsa empanadilla: Servida en un vasito una espuma naranjada con trozos pequeños de atún . Soberbia, simplemente soberbia. Es una espuma con la textura de la misma y el sabor de una excelente empanadilla. En el fondo del vaso se esncuentran pequeños tros de lo que podría asemejarse a la pasta de la empanadilla. Plato original, vistoso y con excelente sabor

.- Agua picante de tomate. Servido en una vaso más ancho que el anterior esta basado en la extracción del agua del tomate y se acompaña de trozos pequeños de queso ,de tomate anchoa , todo envuelto con una sabor picante justo. Muy buena la combinación de sabores , todos los identificas y se potencian unos a otros, y de texturas. Se podría equipara a una deconstruccion de anchoas con tomate y queso . Resultado impresionante.

.- Ostra Gillerdau con eneldo y chalota . Sabor de mar profundo mezclado con sabor de la tierra. La ostra explota en la boca y el eneldo aparece segundos despues por detras mezclando la salinidad y ese fondo casi balsamico propio de él. Perfecta combinación tanto de sabores como de texturas.

.- Hígado de rape con besamel . Otra vez la constante de la originalidad se vuelve a repetir. Hígado perfecto en punto , perfecto en sabor, profundo , directo con un fondo de besamel que ayudaba a todavía mas al actuar como lanzadera del rape.

.- Endivia braseada con reducción No puedo hablar mucho del plato porque no me gustan las endivias , pero si que puedo afirmar que la reducción sobre la que la servían era tremendamente potente con un toque salino importante.

.- Caballa marinada sobre praline de almendras. Pescado prieto que se deshacia al entrar en la boca, sabor suave que iba a aumentando conforme se masticaba para acabar con un fondo tostado de los frutos secos. Pasas de un sabor al otro. Es como una escala que va subiendo y que acaba con el fruto seco.

.- Lubina con salsa de espinacas Si bien la lubina tenia un perfecto punto de cocción y su calidad era notable , la estrella fue la salsa de espinacas. Otra vez nos encontramos con un plato con presentación colorida. Fue sin duda , el plato de la elegancia y de la finura. Las espinacas cubrían la lubina y todavía hacían mas aterciopelada su textura. En cada bocado , en principio manada el pescado , pero luego al mezclarse con las espinacas , éstas aparecían envolviendo y dejando la ultima nota de sabor haciéndolo más apetecible . Plato como digo que aun teniendo sabor notable , éste quedaba eclipsado por la elegancia de la conjunción de los ingredientes.

.- Costilla de agnus con gazpachuelo de ibéricos . Plato extraordinario. Extraordinario por el sabor profundo , potente de la costilla con una textura de mantequilla. Y no sólo recordaba la textura a la mantequilla , el sabor de la costilla con grasa entreverada proporcionaba un deleite en la boca. Si extraordinaria fue la carne , el gazpachuelo todavía lo fue más. Salsa que conforme entraba en la boca se iba expandiendo en sabor lateral con un profundo sabor de piezas ibéricas y todavía reforzaba más el sabor de la carne.

.- Sorbete de pera con toffe . Excelente manera de acabar la comida. Reconozco que no soy muy de frutas, pero el sorbete estaba muy bueno, super refrescante y toffe que lo acompañaba era para tomarse dos más. Punto justo de dulzor que invita a seguir comiendo. Buen colofón a una excelente cena.

Pan de muy buena calidad , con costra tostada y miga de la que invita a comer y a comer. Buen café y Gin Tonics de nivel alto.

Servicio de sala muy amable , diligente , rápido y atento. Los tiempos entre los platos fueron los justos se nota que realizan su trabajo intentando que el cliente se sienta cómodo. Labor todavía mas reconocida tanto en cuanto tuvieron la gentileza de ponernos en comedores separados , de forma que , todos y cada una de las mesas que estábamos cenando anoche , tuviéramos la mayor intimidad posible. Punto éste que hay que agradecer porque lo cómodo para su trabajo hubiera sido colocarnos más agrupados.
Buena carta de vinos con precios muy ajustados. Ahora si que se nota que empieza a ser su guerra este punto. La entrada de Amanda se nota y se nota mucho y para bien. Faltan detalles por pulir en este apartado , pero se pulirán con el tiempo seguro. Llevan poco tiempo , pero existe una diferencia muy marcada con lo anterior.

La impresión que tuve cuando visite el antiguo local de Vicente Patiño fue que estaba constreñido . Se adivinaban que existía muchas mas cosas que las que se tomaban. Y ayer lo que se adivinaba se encontró. Dominio claro de la materia prima , dominio de la técnica , dominio de la conjunción de los sabores . Dominio del punto de cocción y de las texturas. Ayer nos llevo en un carrusel de sabores por los huertos, por el mar , por los pastos . Se mezclan sabores clásicos con otros mas innovadores bajo una presentación impecable de los platos. Fue una cena que , sin abandonar el norte de sabor, se aposentó sobre la delicadeza y la elegancia. Todos y cada uno de los platos llevaban una firma inequívoca de su autor. Se desprendió personalidad y eso , emho , es la base de un éxito en la cocina.

En mi opinión, creo que ayer descubrí un pedazo de restaurante que Valencia necesitaba. No se me ocurre mejor marco para disfrutar de la cocina de un cocinero como Vicente Patiño que el que ofrece La Embajada. Cuanto anoche estaba sentado allí , no pude dejar de pensar que podía estar perfectamente en Madrid , Londres o Paris. Empaque en el marco y empaque en la cocina. Y a precio , para lo que se ofrece y donde se ofrece, inmejorable e imbatible. En una nota anterior decía que hay que admirar a gente tan emprendedora como la que es capaz de , en los momentos en que vivimos, montar un negocio como éste. Hoy además , he de añadir que hay que admirar que esa misma persona haya sido capaz de rectificar sobre la marcha y , sin dar tregua, ser capaz de rodearse de un equipo profesional de altura. Tienen ilusión y , lo que es más importante, generan ilusión en el comensal. Disfrutan haciendo lo que hacen y hacen disfrutar a los que van a su casa.
Ayer me deleitó , además de la compañía con la que cené, una cocina , un servicio y un marco. Ayer me deleitó una ilusión . Ayer me volvió a deleitar la gastronomia. Volvi a comprender porque la gastronomía es grande.
Enhorabuena y muchas gracias por las sensaciones vividas a Alfredo Burguera, Vicente Patiño y a toda su gente. Muchas gracias por poner en Valencia un lujo al alcance de muchos

El precio corresponde al menu y es sin vinos

Solo cruzar el portal del patio ya te prepara para intuir lo que vas a encontrar en su interior. El ver tu pie en zapatillas de deporte sobre la alfombra roja que hay en la escalinata te hace preguntarte si no era el día de ponerte la pajarita, y al ver la cúpula de vidrio sobre tu cabeza empiezas a pensar que igual que no ibas donde te esperabas...
Al abrir la puerta del primer piso te encuentras con una lujosa casa de época. Techos altos con artesonados en madera policromada, amplias estancias con suelos en mosaico hidráulico y grandes lámparas de cristal.
Era la cata de la Peña La Verema, así que nos prepararon una primera mesa en una antesala de la que cenaríamos, así que paso directamente al salón donde cenamos, presidido por una imponente chimenea.
Me gusta el juego que se ha hecho con las obras de arte moderno y el evidente clasicismo de la arquitectura y su decoración. Un punto de calidez a la ostentosidad del local.
Del lugar poco más puedo añadir, simplemente es impresionante, no te puedes perder ni el baño ni el pequeño salón con sofás que se encuentra junto a éste.
Lo primero: La cocina de Vicente Patiño me entusiasmó. Empezamos con uno de sus platos clásicos de tapas: la ensaladilla rusa: simplemente perfecta. Luego un juego divertido, una deconstrucción de empanadilla de pisto y atún, buena, pero sobre todo divertida. Seguimos con una caballa agripicante, para mí, el mejor plato de la noche. Perfecto marinado, perfecta la salsa que la acompaña y perfecto el juego de texturas y sabores. Seguimos con un plato fresco, de los que me siempre me gustan: gelatina de tomate con rabanitos, salmón y queso. Un plato con endivia en salsa te deja claro que Patiño hace lo que quiere con todo tipo de materia prima. Otro de los platos que más me gustó fue el de hígados de bacalao, de una finura exquisita. El plato principal, rodaballo salvaje con judías verdes y caldo de caracoles. La calidad del producto y el respeto por el mismo hacen de este plato una verdadera obra maestra, sin más complicaciones que encontrar el punto exacto de pescado. El postre es lo que menos me gustó de la cena, una base de cremoso de chocolate con una crema de fruta de la pasión y galleta. Algo ya cansado de los sabores muy dulces con los muy ácidos, si la comunión no me resulta perfecta me suelen chirriar... y este lo hizo. Gustos personales, por supuesto.
De la carta de vinos no puedo hablar porque los vinos los llevó el organizado de la cata y no la vimos. Sí puedo decir que el servicio del mismo fue excelente, a cargo de Amanda Navarro (ex-Ca Sento), que estuvo en todo momento atenta a nosotros y no dejó que nada saliera mal.

Tengo ganas de volver, sobre todo por la cocina que encontré, en la que me gustaría indagar un poco más. Vicente Patiño me ha encantado.
Precio del menú degustación sin vinos: 40€

Restaurante situado al lado del Corte Ingles , que ocupa la primera planta de un palacete antiguo. Portal magnifico , con escalinata de mármol de subida hacia el restaurante imponente y soberbia. En el patio hay una cúpula de vidriera verdaderamente majestuosa. Decoración clásica e impactante. Los comedores se sitúan ocupando las habitaciones de una vivienda antigua de lujo. Techos con artesonados y decoración palaciega. Mesas muy amplias, con buena separación entre ellas. Ambiente de lujo , el cual han sabido combinar de forma adecuada para conseguir una sensación extremadamente acogedora y cálida.
Buena mantelería , con cristalería, vajilla y cubertería aceptables.
Sirven , por el momento, sólo menús a mediodía de Lunes a Viernes a 24 euros. No hay carta. El menú tiene varios platos a escoger entre entrantes, plato principal y postre.
Como aperitivo sirven boles de patatas fritas muy buenas, de las que son autentico vicio.

Hemos comido :

Como entrante Vitello Tonnato con el redondo en buen punto de cocción y sabor. La salsa que lo acompañaba era un poco diferente a otros vitellos que he probado , con más presencia de cebolla que los anteriores. Plato correcto

De segundo Raviolis de Ricota, setas y panceta. Emho el punto del ravioli tenía un punto pasado. En conjunto buen sabor , tanto de la ricota , como de las setas y la panceta. El único pero, quizás , seria que el fondo estaba un poco demasiado graso.

De postre Brownie de chocolate correcto.

Carta de vinos corta. Está claro que no es su guerra y , sinceramente es una pena. No es mala, y con precios muy buenos (Bassus 2009 a 21 euros), pero deja entrever que se tiene más por obligación que por devoción. Quizás sea porque el publico que , según me han dicho , llena los mediodías el local tampoco demanda más , pero , emho , creo que con 3 o 4 referencias mas , en cada clase (espumosos, blancos o tintos) podrían ofrecer cosas más interesantes . Por ejemplo en champagne hay Moet , Moet Rosado, Veue Cliquot y Mumm. Hay muchos productores a precios similares o más baratos que , si los ofrecieran, se saldrían un poco de lo habitual. Está claro que son marcas comerciales y que tienen su publico, pero no costaría nada , o por lo menos costaría poco , tener unas cuantas botellas de otras marcas que marcaran un poco la diferencia. Igual pasa con los blancos . En cualquier caso no me gustaría trasmitir que es una carta deficiente. Sólo digo que , con un pequeño empujón , y no hablo de vinos caros, mejoraría de forma sustancial. El servicio del vino se limita a abrir y dar a probar.
Buen servicio en la sala. Rápido, amable, cercano , diligente y simpático. Sin duda contribuyen al confort general
Café bueno , pero mejorable. El concepto de café corto no es fácil de encontrar en los restaurantes :-)
Pan blanco redondo de tamaño pequeño , aceptable.

En la situación actual hay que alabar a quien es capaz de montar un negocio y crear puestos de trabajo. Si a esta circunstancia añadimos que lo hace en una marco precioso y con un exquisito gusto (lo cual indica un desembolso importante) en el mismo centro de Valencia , además de alabar hay que descubrirse por su valentía y por su capacidad emprendedora. Como digo , sólo el edificio ya merece la visita. Si a esto añadimos que , desde la recepción te sientes acogido y tratado con cariño se siguen ganado puntos.
La comida? Correcta. Con fallos , es cierto. Pero no se pueden olvidar dos cosas: Llevan poco tiempo abiertos (tres o cuatro meses) y el menú son 24 euros con IVA incluido. La sensación que he tenido, y no pasa de ser eso, una sensación, es que provienen del mundo de los banquetes. A lo mejor , y repito , sólo es una sensación, cuando puedan romper esos vínculos y perfilar este local como restaurante al margen de los eventos , la cosa cambie. Y entonces podamos hablar de una cocina acorde con el marco (pero , sin duda el precio no sería el mismo)
En resumen, merece la pena ir porque te hacen sentir a gusto, es cómodo y rompe con el monopolio del minimalismo que tan de moda está. Todo lo que sea sumar es bueno y , sin dudad , La Embajada suma .Creo que a Valencia le hacía falta un restaurante así. Hacía falta valor y atrevimiento y ellos lo han tenido. Sólo por eso hay que felicitarles.
Volveré seguro porque quiero ver su evolución.
El precio es con 2 menús, Bassus , una cerveza, un Martini (por cierto, una pena , que no tengan copas triangulares y lo sirvan en vaso), dos botellas de agua de 0,5 l y dos caf

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