Bienvenido, gracias por estar aquí

Tras la excelentes críticas leídas en Verema, tenía ganas de acudir a este restaurante. De hecho he estado ya en 2 ocasiones y trataré de fundir en esta nota las 2 visitas.

Para acceder al local, entras por un portal regio, donde empiezas a notar ligeramente el peso de la historia. Esa sensación va incrementándose mientras vas subiendo por la escalera vestida con una impoluta alfombra roja, en el cielo una preciosa vidriera a modo de cúpula. Me invaden imágenes de Gloria Swanson en El crepúsculo de los dioses. Menos mal que aquí no hay fotógrafos.

En el interior, persiste la solemnidad. Techos artesanados, suelos de mosaico, candelabros, lámparas enormes que penden del techo y paredes de las que cuelgan cuadros modernos que rejuvenecen el ambiente.

Poco que añadir a la descripción de los platos que hace Javier46 en su excelente nota de este restaurante, solo un par de matices:

- La visita de Javier46 fue el día 1 de julio, yo estuve 2 y 3 semanas después y tomé prácticamente los mismos platos. De hecho la 2ª vez intenté ver la posibilidad de tomar otra cosa, pero no fue posible. El menú gastronómico incluye los platos del Nocturno. Es cierto que la calidad de los platos y lo ajustado de su precio merecen ser destacados, pero alguien tan profesional y excelente cocinero como Vicente Patiño, seguro que puede solventar este inconveniente si es que no lo ha hecho ya.
- El pan del 1º día, regular, regular, pero el 2º día mucho mejor, crujiente y apetecible.
- La empanadilla deconstruída, sorprendente y de intenso y excelente sabor.
- La ensaladilla, bien, pero prefiero la de Kaymus. En fin, ya se sabe....gustos, colores...
- La caballa marinada, impresionante. Para repetir el plato.
- La ostra con rábanos y apio. Profundo mar.
- Hígado de rape, intenso, sedoso, un placer.
- Lubina con crema de chile, espinacas ecológicas y berros. Perfecta de cocción.
- Guisado de ternera con berenjena a “la llauna” y comino. Intensa de sabor, suave. Quizás demasiado sabor a “llauna”.
- Me gustó la crema de regaliz, muy original, con el sorbete de toffe y el dulce de pera.

El servicio profesional, y en especial el del vino, excelente.

Su carta de vino no es muy extensa, ni falta que le hace. Referencias sugerentes y precios ajustados. El aperitivo inicial, una estupendas aceitunas y el servicio de pan, no se añaden a la cuenta, buen detalle. Seria una pena que el éxito que les deseo y merecen les hiciera variar esta filosofía.

Tomamos Mauro VS 2007 y Vallegarcia 2010 blanco. Una delicia ambos.

En resumen, un impresionante local, con un excelente cocinero, un buen servicio, una carta de vinos sugestiva y ajustada y todo esto por un precio más que razonable.
Como diría Miguel Ríos, “ Buenas noches, bienvenidos, gracias por estar aquí...”

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