Restaurante Vinoteca García de la Navarra en Madrid
Restaurante Vinoteca García de la Navarra
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
17,50 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos y Lunes por la noche.
Nota de cata PRECIO MEDIO:
52 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.1
Comida COMIDA
8.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.1
Reminiscencias del Norte, la panchineta.
Una de las mejores tartas de queso que hemos comido.
Lubina a la bilbaína, cuidado con la guindilla.
Hubiera comido varios platos más: cardo y alcachofas.
Aqui hay tomate...de verdad.
Tarta casera de manzana
Patatas a la importancia con rape
Corvina a la bilbaina
Esparragos blancos y alcachofas
Tomates Raf con AOVE
Quesos
Callos
Pisto con Huevo
Opiniones de Vinoteca García de la Navarra
OPINIONES
26

Aproveché un viaje a Madrid para comer en este restorán, recomendando por un familiar. Me hacía mucha ilusión, dado sólo había estado en su barra un par de veces y mis referencias eran muy buenas.

Comedor bien decorado, mesas con caminos de mesa, espacio entre las mismas un poco justo.

Nada más sentarnos nos ofrecieron un aperitivo, yo escogí un fino y mi mujer un Albariño, servicio estupendo y en su punto de temperatura, acompañados de unas olivas andaluzas.

Nos atendió uno de los propietarios, Luis, enorme de simpatía y profesionalidad. La carta es escueta y se acompaña de sugerencias del día. Bien aconsejados compartimos unos entrantes: tomate raf de concurso, presentado con un buen chorro de aceite de oliva y sal, no necesita nada más; media ración de ensaladilla rusa, rica como casi todas las de Madrid; un plato de alcachofas y cardo, tiernos y apenas salteados, las 2 verduras sensacionales.

Como plato fuerte una lubina a la bilbaína, en su punto justo de cocción.

De postre una tarta de queso y 1 panchineta, la 1ª sobresaliente, el hojaldre de notable alto.

Bebimos un Mauro excelente, sale a temperatura de cava pero lo mantuvimos fresco en cubitera.

Pan sabroso, van alternando colines con diversos tipos, la primera vez de pueblo y la 2ª uno tipo cañada de aceite muy sabroso.

Pasamos un rato fenomenal, comimos y bebimos de maravilla y nos sentimos fantásticamente atendidos.

Servicio del vino de mucho  nivel, menaje de categoría, echo en falta mantel en la mesa, a pesar de que cada vez es más difícil de encontrar.

Deseando que salga otra oportunidad para volver.

No puedo hablar de RCP porque me invitaron.

 

  • Reminiscencias del Norte, la panchineta.

    Reminiscencias del Norte, la panchineta.

  • Una de las mejores tartas de queso que hemos comido.

    Una de las mejores tartas de queso que hemos comido.

  • Lubina a la bilbaína, cuidado con la guindilla.

    Lubina a la bilbaína, cuidado con la guindilla.

  • Hubiera comido varios platos más: cardo y alcachofas.

    Hubiera comido varios platos más: cardo y alcachofas.

  • Aqui hay tomate...de verdad.

    Aqui hay tomate...de verdad.

Ante todo grandes profesionales.Comida excelente con una verduras fantasticas(probamos practicamento todos los platos),alcachofas,berros,pimientos,tirabeques.De segundo yo probe unas patatas a la importancia con rape espectaculares.Mis compañeros disfrutaron con Callos de bacalao,Carrilleras,presa iberica,bacalao a la bilbaina...Todos los platos muy buenos.

Bebimos un Cote du Rhone Jamet blanco 2016(9.0),un San Roman 2005 enorme(9.6)y finalizamos con Molino Real 2013(9.2).Restaurante de gran nivel con una carta de vinos bastante completa(añadas viejas....),pero excesivamente caro,lastima.

Totalmente recomendable.

Es un lugar muy agradable para disfrutar de un buen vino y mejores alimentos. Estuvimos un grupo de amigas comiendo y lo disfrutamos muchísimo. el trado es magnífico. El precio un pelín elevado, pero tengo que reconocer que estaba todo buenísimo. Lo recomiendo y volveremos.

Tras unos generosos en La Venencia como aperitivo nos encaminamos los cuatro comensales a disfrutar de nuestra reserva.

Comenzamos compartiendo una menestra de verduras (cardo, borraja y alcachofa), pimientos de cristal, berberechos (enormes), pisto con huevo y media ración de callos. Todo ello extraordinario. Seguimos con rodaballo salvaje al horno para tres y bacalao con tomate. Calidad insuperable. Cuajada, tarta de manzana (2) y arroz con leche como postres.

Para beber nos dejamos aconsejar por Luis aportando nuestro granito de arena a la elección de dos espléndidos blancos: Dr. Bürklin-Wolf Forster Riesling Tonel 80 2011 (41 €) y Pazo Señorans Albariño Selección de Añada 2009 (55 €).

Sobra decir que el servicio fue excelente. Completamos la tarde en el bar americano de Angelita Madrid.

Esta vinoteca no defrauda. La carta de vinos amplia variada y a precios ajustados.
Calidad de producto con elaboración sencilla. Merece la pena, un local a tener muy en cuenta en Madrid.
He ido unas cuantas veces y siempre he salido contenta.

Aprovechando el buen tiempo, nos decidimos por la agradable terraza, mucho más tranquila que el bullicioso salón interior. Un par de inconvenientes: clavan un 10% adicional en la cuenta final y que el sumiller ni se asomó a la terraza, aún cuando todas las mesas “tiraban” de vino (cuanto menos curioso ese detalle dado que pagamos un recargo del 10% y sin embargo parece que no tenemos opción al servicio de sumillería).

Servicio agradable y atento, con buen ritmo. Dijimos que todos los platos eran a compartir y fueron emplatados individualmente y con cambio continuo de cubiertos.

Carta basada en productos de mercado y en la que no fallan sus clásicos (croquetas, ensalada de tomate y ventresca, pisto manchego con huevo, callos caseros o patatas a la importancia con rape). Nos cantaron algunos “fuera de carta”.

Cestita con pan aceptable y picos; bastante escasa y cara.

Cena para 2 personas:

Inexplicablemente, sin detalles ni antes ni después de la cena, aún cuando pedimos una cerveza y un fino “tradición” mientras leíamos la carta.

- Guisantes lágrima: Presentados sobre un caldo de verduras ligeramente cremoso. Los guisantes apenas con unos segundos de cocción. Plato delicado y agradable.

- Callos: Magnífico plato de casquería a la más pura tradición madrileña. Melosos y potentes. Un fijo.

- Patatas con huevos y jamón: Sencillez que no puede fallar. Buenas lonchas de jamón.

- Tataki de atún rojo: Magnífico taco de atún planchadito por fuera y crudito por dentro. Excelente producto con el toque justo de aceite de sésamo para no enmascarar el sabor del pescado.

- Tocinillo de cielo: No fue inolvidable pero mantuvo el tipo. Agradable el contraste dulzón del tocinillo con unas lágrimas de confitura de frutos rojos que decoraban el plato.

Muy buena carta a precios razonables. Una pena el desinterés del sumiller por la terraza. Otro pero es la inmanejable carta en formato A3 plastificada. Pero bueno, acertamos con un excelente vino de El Bierzo: Ultreia 2013 (31.90€ IVA y terraza incluida), temperatura adecuada aunque en copas muy justas.

Cuenta final: 132.75€ (incluido IVA y terraza 10%, 2 x cestitas de pan a 2.65€ cada una, una botella de agua a 2.75€, una caña a 2.20€ y un fino “Tradición” a 6€).

Nota: El precio por persona indicado es lo que estimo que costaría un entrante, un segundo y postre, sin bebidas.

Demasiado tiempo desde la ultima visita, casi dos años, pero como dijo aquel: "Hay demasiados sitios a visitar y el tiempo es escaso".

Lo bueno es que todo sigue como lo dejamos, lleno de clientela, tanto en barra como en las salas; un servicio amable, profesional, y Luis por la sala aconsejando tanto los platos como dentro de esa apabullante carta de vinos, amplia, variada y muy cuidada. Te pierdes en ella, creo que son cuatro cartas, formato DIN A3, plastificadas. Necesitas ejercicio de concentración o, lo mas practico, dejarte aconsejar por Luis.

En este capitulo, nos guiamos de la primera de las opciones, cuando vi en carta un Blas Muñoz, chardonnay del 2014, que hasta ahora, donde lo había visto y solicitado, siempre estaba agotado, fuimos derechos a por el. No me ha defraudado, probablemente no sea un vino excelso, pero ese olor y regusto a madera, nos ha gustado.

Aceitunas verdes aliñadas como aperitivo.

Tomates Raf, apenas aliñados con un buen AOVE, tampoco necesitaban mas, cuando encuentras un tomate, carnoso y que solo sabe a tomate, no face falta mas, solo que te dejen saborearlo.

1/2 de Esparragos blancos navarricos y 1/2 de Alcachofas apenas salteadas con un poquito de jamon. Vaya calidad que tenian hoy, como para dejarlas pasar.

Corvina a la bilbaína. Me cuentan que estaba muy buena, solo añado que el aceitito del fondo del plato, con sabor a ajo y picantito, pedía tanto pan para mojar que el plato quedo limpio.

Patatas a la importancia con rape. Uno de los platos mas afamados del local. No pudo decir que no me haya gustado, pero a estas alturas, encuentro que es una elaboración demasiado tradicional, que esta buena, si, pero después de conocer la versión de Viavelez o la versión, con pencas en lugar de patata, de La Bien Aparecida, hace que baje puestos en mi top particular.

Tarta casera de manzana con helado de vainilla. Se nota y mucho que es casera, esta a medio camino entre la tarta de manzana clásica y la Tatin. Se deja comer.

Cafés con hielo, sin petit fours ni chupitos, ponen fin a la visita.

Buenas sensaciones, habrá que acortar el tiempo entre visita y visita.

Y a la salida, no llueve, jarrea y encima sin paraguas.

  • Tarta casera de manzana

    Tarta casera de manzana

  • Patatas a la importancia con rape

    Patatas a la importancia con rape

  • Corvina a la bilbaina

    Corvina a la bilbaina

  • Esparragos blancos y alcachofas

    Esparragos blancos y alcachofas

  • Tomates Raf con AOVE

    Tomates Raf con AOVE

Como este local ya tiene bastantes comentarios, pasaré directamente a la cena.

Nos tuvimos que acomodar en la barra e ir cogiendo taburetes a medida que quedaban libres. Servicio atento y agradable, aunque el camarero que nos tomó el pedido se quedó algo estupefacto cuando le pedí los precios de los platos fuera de carta y le hice notar que algunos de los que mencionaba ya estabán en la carta. Buen menaje y cristalería. Carta a base de recetas tradicionales principalmente. No nos ofrecieron carta de vinos ni nos dijeron los que tenían por copas. Al ir al lavabo vi que un camarero tenía en la mano una botella de manzanilla Solear y pregunté en la barra si la tenían a copas. Al responderme afirmativamente, me ceñí a ella.

Cena ligera para tres a base de platos para compartir. Junto con la bebida nos sirvieron un platillo de aceitunas. Pedimos:

- Pil-pil de pimientos (12,-€) - Curioso nombre para unos pimientos asados con un huevo roto. Me pareció un plato simplemente delicioso en su sencillez. Los pimientos asados, sublimes.
- Croqueta de trufa (2,-€) - Me encantó. Encontré que habían dado con el toque de trufa ideal para que no resultase excesivo.
- Callos (14,-€) - No son los tradicionales "a la madrileña". De hecho, me gustaron más que los típicos. Sabrosos, con una salsa bien ligada que me encargué de mojar hasta dejar el plato limpio. Como aspecto negativo, el encontrar un par de trozos de gelatina incomestible y que tuviesen morcilla, que enmascaba un tanto el sabor de la salsa.

Nos sirvieron un par de cestas de buen pan sin cargo adicional.

Para beber, una botella de agua (2,50€), un par de cervezas sin alcohol (2,50€/ud.), una caña (1,70€) y 2 copas de manzanilla Solear (3,-€/ud.). Me desagradó que el camarero que me sirvió la primera copa me la llenase bastante más que el camarero que me sirvió la segunda.

Aparte del par de cosillas que no me acabaron de convencer, en conjunto me resultó una cena más que agradable a un precio, por la zona que está y lo que tomamos, bastante aceptable.

Para los amantes de los gintonics, disponen de un buen surtido de ginebras y, por lo que vimos, se toman en serio su preparación.

El precio corresponde a lo que tomé yo.

Visita relámpago a la capital, pero antes de marcharnos teníamos que comer así que nos decidimos por este restaurante en el que se aúna la tradición con el buen producto de temporada y que además dispone de una carta de vinos más que apetecible.

El restaurante, ya ampliamente comentado y descrito, está situado en una buena zona de Madrid, muy cerca del ayuntamiento y, aunque no es demasiado vistoso, sí que resulta acogedor. Mesas de madera con manteles individuales, separación suficiente entre ellas, vajilla agradable y copas correctas sin llegar a buenas, supongo que si pides un gran vino te pondrán otras.

Nos sentamos a la mesa 3 personas con ganas de tomar un picoteo de calidad compartiendo platos, así que nos decidimos por pedir todo al centro de la mesa y los platos fueron llegando:

Croquetas de trufa. Nos habían comentado que valía la pena probarlas y así fue. Relleno suave y fluído, intensidad de sabor a trufa, exterior perfectamente hecho, cremosas.

Borrajas. Nos las ofrecieron fuera de carta y fueron un acierto. Punto perfecto de cocción, toque de aceite de calidad. Cómo se disfruta de las verduras cuando son buenas!! Y qué importante es apostar por el producto de temporada.

Pisto con huevo. Un clásico de la casa que uno nopuede perderse. Lo presentan con los huevos encima del pisto pero el emplatado es con todo revuelto y bien mezclado. Nada de acidez desagradable. El pan de Ávila hizo el resto …

Chipirones encebollados. El buen producto vuelve a aparecer, textura perfecta, nada “gomosa” ni dura. El acompañamiento de la cebollita totalmente sápido, muy agradable.

Rabo de toro. En esta ocasión se presentaba sin deshuesar pero el trabajo para comerlo no resultó demasiado. Punto exacto, carne melosa que se deshacía en la boca. Se acompañaba de un buen puré de patata.

Nos esperaba una larga caminata así que no pedimos postre, aunque la comida había sido muy abundante y tampoco teníamos ganas de más. Simplemente un té y una menta poleo.

En cuanto a lo bebido, preguntamos por los vinos que tenían por copa pero, como no nos gustaban demasiado, pedí la carta de vinos y optamos por un Marañones 2013 de Bodegas Marañones, garnacha de Madrid bien elaborada que acompañó divinamente toda la comida. Además una botella de agua grande.

Me gustaría destacar el servicio desde nuestra entrada en el restaurante hasta el momento en que salimos por la puerta. Profesionalidad es la palabra que mejor lo define. Como decía, éramos 3 y pedimos platos para compartir, pues el camarero nos emplató individualmente cada uno de ellos de forma espléndida.
De forma contraria a lo que he visto en algunos comentarios anteriores, me pareció un RCP muy buena, comimos muy bien y a un precio módico.
Es uno de los restaurantes que nunca deberían desaparecer porque conservan la esencia de la comida tradicional.

Producto de mercado, cocina de calidad, gran selección de vinos,… GARCÍA DE LA NAVARRA lo tiene todo, incluido unos tiempos de espera entre plato y plato perfectos (incluso tal vez algo largos), para disfrutar de una gran velada rodeado de una variopinto clientela, mucha de ella extranjera (lo que repercute en el bolsillo del cliente nacional).

El nivel de la cocina me pareció muy alto, reconociendo que las cantidades tal vez sean escasas, aun pidiendo medias raciones (excepto en platos principales). Como entrantes:

Las “croquetas de jamón y trufa” (2 unidades por persona), realmente excelentes. Muy buenas en cuanto a cremosidad y que gracias a la trufa (aroma nada exagerado) mejora sobremanera su sabor. Un acierto.

“Cardos de temporada“ perfectamente elaborados y aderezados. Pura mantequilla, perfecto. Un plato fuera de carta y de temporada.

“Setas de temporada”, también fuera de carta, 3 tipos de setas (trompeta de la muerte, lengua de vaca y anguila de monte) preparadas en sartén con aceite y ajo. Perfectas, lástima que apenas dieron para dos bocados.

Espectacular el “pisto manchega con huevos fritos”, todo el conjunto es perfecto, “seda” pura respecto al guiso del pisto que se acompaña con un huevo frito de aplaudir. Ración generosa (todo hay que decirlo) para una elaboración digna de probar.

Como plato principal “lenguado” (fuera de carta) preparado al estilo tradicional (a la plancha), muy buen producto bien elaborado.

Como nos quedamos con ganas de más, recurrimos al “entrecot de añojo” (animal de 12-14 meses de la sierra de Guadarrama). Muy bien de punto, por supuesto un gran producto.

En cuanto a los vinos nos decantamos por:

- El gaditano FINCA MONCLOA 2012 con Syrah, Cabernet Sauvignon, Tintilla de Rota y Petit Verdot; con 9 meses en barricas nuevas de roble americano y francés (producción limitada). Perfectamente servido y muy bueno.

- El ecológico salmantino 575 CAMBRICO (DOP Sierra de Salamanca) con 58% de tempranillo, 35% de Rufete y 7% de Garnacha. Otro gran acierto.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar