Bueno, reciente viaje expres a Madrid y cena en este establecimiento.
Sitio amplio, muy bien vestido, buena vajilla, etc. Eramos 4 comensales, yo la carta ni la miré y al final nos decantamos por el menú (80€ comensal) que tienen en carta.
Comimos (ojo no se distinguir unas cosas de otras):
- Ceviche de chicharro. Estaba realmente bueno.
- Gamba roja. Por un lago el tronco y por otro lado la cabeza con una salsa de soja. Estaba buena.
- Carpaccio de rabo de toro. Esto estaba bueno tambien.
- Pichón con una salsa. Tenía como base mango a la plancha (si mal no recuerdo) de largo el mejor sabor de toda la cena.
-Langostino tigre en tempura. Decían que era el plato estrella... para mí estrellado.
Creo que hay otro plato más, aparte del postre, pero no logro recordarlo.
De postre. una tarrina tipo yogur clásico de chocolate y jengibre... ni el chocolate lo solucionó!.
En líneas generales, muy buen producto, perfecta elaboración y demás hierbas pero... tanto Mila como un servidor pensamos que la comida estaba muy pasada de sal.
¿Para beber? Hoy tengo buena memoria porque fueron dos buenos champagne. Comenzamos con un Andre Clouet que estaba sobresaliente y finalizamos con un La Cloiseri. Debimos haberlos bebido al revés, la fuerza del Andre desmejoró al Cloisere. Tanto copas, como servicio excelente, en ningún momento quedo una copa seca.
¿Recomendable? Sí te gusta este tipo de cocina por supuesto que sí. Ahí al lado esta DiverXO... pena que no pudimos conseguir sitio! Dentro de unos meses quizás!!
De precio ni idea, no miré en ningún momento el precio de los Champagne pero imagino que como cuando lo hemos bebido por aquí. Se pagó y no se cogió la nota.
Local lleno en un sábado noche. Buena recepción, y se nos coloca en una mesa amplia para dos personas al lado de una ventana que da a la calle. Dos cervezas son acompañadas de edamame, simplemente hervidas y con sal, mientras se lee la extensísima carta (más de 100 creaciones). En ella hay espacio para platos japoneses clásicos, y fusiones tanto con ingredientes americanos (peruanos y mexicanos fundamentalmente) como más patrios. Técnicas japonesas, un enfoque gastronómico abierto a este mundo global, y alta calidad calidad de producto son las columnas vertebrales de 99 Sushi Bar.
Durante la velada se palpa un servicio de sala de muy alto nivel con un ratio alto de camareros versus cubiertos. Copas y vasos de agua llenos de forma constante. Servicio cercano sin agobiar de esos que está cuando quieres y se necesitan.
Comenzamos por un tartar de toro picante. Viene acompañado de un crujiente de flor de loto. Muy picado, gran infiltración de grasa como debe ser, y un exceso de esa especie de mayonesa picante que le aporta un pellizco de sabor necesario, pero que estéticamente hace trizas al plato.
A continuación el usuzukuri de mújol con emulsión de albahaca, raíz de wasabi, pepino, pan crujiente y huevas. Toques frescos (pepino), picantes (wasabi); crujientes (pan), con la emulsión como hilo conductor y el pescado como base. Perfecto tratamiento que hace que un pescado azul y humilde suba a los altares en ascenso, a toda velocidad. Platazo.
Resulta también adictiva la tempura de langostino tigre, una de las especialidades recomendadas de la casa. Detrás de la mayonesa de kibuchi, se puede percibir una perfecta tempura con aceite de oliva. El conjunto te provoca entrar en un bucle de sabor con tenues puntos picantes que no quieres que se acabe nunca. Desde nuestro punto de vista podría mejorar con una menor cantidad de salsa, pero los gustos de la mayoría no tienen por qué ser los nuestros.
Seguiríamos con el hotate maki ; aguacate, salmón y por encima del arroz, huevas de pez volador y vieira. Ligero, fresco, siendo los sabores del salmón y el aguacate los predominantes. Bueno, sin llegar al nivel de los bocados anteriores.
En relación a los nigiris, nos decantamos por quizás la versión más castiza y copiada, el nigiri de huevo de codorniz y trufa. Si ésta es de calidad, combinación que no falla, ó acaso la mezcla huevo-trufa no nos parece algo eterno, que vive desde hace mucho tiempo, y lo seguirá haciendo. Seguro que será más longeva que el que escribe. No sorprende, pero gusta, y esto último es lo realmente valioso.
Acabaríamos con el bacalao negro marinado en miso rojo, plato que tiene su origen culinario en Nobu Matsuhisa. Sin parentesco con el bacalao común, toma su nombre solamente por su parecido físico. Tanto la textura como el sabor son completamente distintos, en la cocina japonesa se le conoce como Gindara. La marinada lleva miso rojo que la da ese color tan característico, mirin, azúcar, soja, y puede acompañarse de unas gotitas de sake. Las lascas se despegan solas con la ayuda de los palillos, y en boca resulta una combinación ligeramente dulce sobre la base del sabor de pescado. Personalmente me llama la atención adentrarme en nuevas mezclas, en uniones no antes percibidas por el paladar, me hacen sentir vivo, me hacen disfrutar como con este plato. Está claro que algunos más que foodies somos disfrutones.
Para tratar de redondear pedimos un cream daifuku pastel de arroz acompañado en este caso de frambuesa. No aporto nada especial, y no es la primera vez que en los restaurantes japoneses en general salimos algo contrariados con el postre. Solo recuerdo haber tomado algún postre de mayor nivel en esta categoría de restaurantes en Miyama Castellana y en NIkkei 225.
Un oferta gastronómica japonesa claramente occidentalizada. Aun teniendo en cuenta producto y servicio, precio algo elevado. En este apartado, sigo sin entender porque algunos locales muestran los precios sin IVA, cuando la ley indica lo contrario.
Como platos a destacar especialmente el usuzukuki de mújol, la tempura y ese bacalao negro maridado en miso rojo. El primero nos demuestra que la cocina puede dar mucho placer a partir de productos sencillos.
99 Sushi Bar: Occidentalizando Japón.
Nos os perdáis el post completo y las fotos
El restaurante es pequeño, con una barra de sushi nada más entrar. Está decorado con gusto, buen ambiente, las mesas un poco apretadas por lo que eres participe sin quererlo de las conversaciones próximas. La música no se oye hasta que se va vaciando la sala. Buena vajilla, no hay mantel sino el económico “tú y yo”. La bodega está correctamente cuidada y los vinos vienen en óptimas condiciones de temperatura.
Empezamos con unas Empanadillas de Carne, sabrosas
Continuamos con un Sashimi Variado, gustó
A continuación una Tempura de Langostino Tigre, de altísima calidad
Después una Ensalada de Buey de Mar, correcta
Continuamos con Dragón Maki, gustó
Dio paso el Carabinero a la Parrilla con Jalapeño, excelente el producto
Y rematamos la faena con dos Sushi Variados con 15 piezas, muy bien presentadas y ejecutadas
El evento fue regado con dos blancos franceses:
Primero un Clos Floridene Blanc Sec, Graves Blanc A.O.C.
Y un vino de la Alsacia, Binner Riesling Wineck-Schlossberg
Por último catamos un vino con tres meses de crianza y maloláctica barrica de una bodega riojana muy pequeña, Fernando Treviño que llevamos nosotros y por el cual nos cobraron el consiguiente descorche.
En resumen, la calidad del producto y la atención del servicio fueron buenas. Los peros que le pusimos fue que la carta no viniera con el precio real ya que iba sin IVA y esto es ilegal, aunque muchos restaurantes lo siguen haciendo. Es como ir de compras al Corte Inglés y todos los precios los encontrases + IVA… feo detalle.
La Relación Calidad Precio cojea ya que se pagó 80€ sin postres, ni copas y dos botellas para 5. Es un restaurante de 80/95€ persona y por algo mas te vas al Kabuki, en mi humilde opinión “El Templo”. Y por mucho menos te vas, por ejemplo, a Txa-Tei donde la decoración no es tan elegante pero la cocina no tiene nada que envidiarle y sales por 35/40€. Como coletilla, un descorche de 12€ más IVA nos pareció desproporcionado.
Nos quedamos con que un grupo de amigos fuimos invitados para celebrar un cumpleaños de una persona querida en un local con cierto glamour, con buena cocina, presentación y servicio. Lo demás se comenta en el momento (con ese "si pero no" al salir del local) pero se olvida con el tiempo.
Pongo "Correcta" RCP con alfileres
Primera visita a este restaurante japonés, muy de moda en Madrid. Se aconseja reservar.
Llegamos a las 22:30h, todas las mesas llenas. Decoración agradable y moderna, mesas un poco juntas. Buen servicio.
Optamos por el menú gustación (75€ + iva). De memoria:
* Sopa miso o ensalada de algas y pepino. Bien.
* Vieria a la plancha. Bien.
* Tartar de atún marinado. Delicioso, aunque a mí me gusta tomarlo un pelín más frío.
* Tempura de langostino. Muy bueno, quizás el plato que más me gustó.
* Nigiris, entre ellos uno de carne de Kobe que se deshacía en la boca. Bastante bien.
* Bacalao negro. Correcto.
* Secreto ibérico. Bien.
* 2 postres que tampoco destacaron en demasía. Un helado de té y el otro una bola de una masa blanca, con textura de chuches.
Para ver cerveza de barril japonesa, y dos copas de vino blanco, una godello que no respondió bien (no recuerdo el nombre, quizás la botella llevaba demasiado abierta) y luego una de albariño (Paco&Lola). Café y menta poleo. Mini pastas.
Precio total: unos 180 euros, 2 personas. En mi opinión creo que un precio algo elevado para lo comido y servido. Sin menú degustación puede salir más económico.
Me encanta el 99 de Hermosilla porque no sólo se puede tomar comida japonesa de calidad sino también porque el entorno es muy agradable. Es una buena opción para salir a cenar un jueves o viernes noche. El restaurante es pequeño (suele estar lleno por lo que es recomendable reservar con varios días de antelación) y hay muy buen ambiente.
Mónica, la jefa de sala, es encantadora y muy profesional. Tiene una carta de sake algo limitada, pero aún así es una de mis opciones favoritas en cuanto a restaurantes japoneses en Madrid.
Se trataba de una comida de trabajo, para dos personas y lo primero que comentamos, salvo que se pueda acceder más cómodamente a través del contiguo Hotel Sanvy, que el acceso es incómodo, ya que el restaurante está en un primer piso, sin ascensor. La iluminación y el ambiente, muy clásicos, sin reminiscencias orientales.
Pedimos consejo entre decantarnos por el menú degustación (el único que ofrecían) o comer a la carta (muy extensa) y no recibimos mucha ayuda de la correctísima maître que nos atendió. Nos decantamos por hacerlo a la carta y el resultado, en cuanto a precio, fue el mismo. Nos aconsejó que no obviáramos la Tempura de langostino como plato estrella, y así lo hicimos. Media ración (14,30). Correcta. Igualmente pedimos unas empanadillas de carne, media ración (11) que estaban bien, pero con la masa exterior más crujiente que los dim sum. Realmente excelente unas Vieiras a la parrilla con Ume (15,60). Tomamos también como alternativa al sushi variado (sugerido este cambio, de manera acertada, por la maître) Gunkan de TT Salmon (7,80); Nigiri de pez mantequilla (8,20); (dos piezas de cada); media de Dragon maki (9,70) y Nigiri de Toro con Tomate (9,80). Opciones correctas pero sin enamorar especialmente ninguna. Como plato más consistente, en una ración escasa y un punto insípida, Tartar de atún macerado (25,90). Rematamos con sendos postres (ya sabemos que este apartado no es el fuerte de los japos) que estaban bien: Ichiho Cream Daifuku (6,80) y un potente -por el sabor- y original Helado de Wasabi (5,80).
De bebida 3 copas de vino blanco Verdejo, correctamente servidas, de 2011, a la temperatura correcta, con especial atención del camarero cuando se agotaban (3,05 cada una), agua, café solo, té verde (bueno) y una cerveza sin alcohol.
En suma, no es una mala opción, pero por este precio hay en Madrid mejores opciones. En cuanto a las mesas, se agradecería un poquito más de distancia entre ellas, ya que la pareja que teníamos al lado era como si estuviera sentada en la nuestra. Servicio muy profesional y amable.
No parece resentirse la cocina del 99 Sushi Bar tras la marcha hace casi un año del peruano Luis Arévalo al vecino Nikkei 225.Más bien todo lo contrario,creemos que está en plena forma.
Ahora oficia en los fogones,David Arauz,un ex-Kabuki que propone una cocina japonesa de vanguardia con reminiscencias peruanas y guiños mediterráneos,utilizando una materia prima de primer nivel.
Al entrar encontramos la barra de sushi que precede al comedor.Elegante,acogedor,con buena distancia entre mesas y una envidiable iluminación.La insonorización,de las mejores del foro.
La carta es amplísima,quizá en exceso.Para evitar perdernos entre tanta opción nos decantamos por el menú degustación.Creo que acertamos plenamente porque todos los platos rayaron a gran altura,no hubo altibajos.Eso sí,las cantidades nos parecieron excesivas,quizás más apropiadas para un almuerzo.
Cena para cuatro comensales:
-De aperitivo,vainas de soja.
-Continuamos con la ensalada de algas.Amablemente el jefe de sala nos comentó que nos iban a preparar cuatro ensaladas diferentes,una por cada comensal,para tener la opción de probar más platos.Las cuatro a gran nivel.
-LLega a la mesa un espléndido y delicado carpaccio de Hamachi,el famoso pez limón.Magnífico plato.
-Seguimos con un contundente Tataki de atún rojo con un sabor espectacular.
-Aparecen los guiños a la rica cocina peruana,Tempura de langostino tigre.La calidad del langostino incostestable acompañada por una salsa con el punto de picante perfecto.
-Llegan los niguiris.Arauz, como su antecesor Arévalo,los prepara de tamaño considerable.Muy sabroso el de pez mantequilla y a buen nivel el de toro.
-Uno de los platos que no queríamos dejar de probar era el Black Cod(Bacalao negro de Alaska).Sin embargo fue el plato que menos nos convenció de toda la cena(muy lejos del que hemos probado en Diverxo en varias ocasiones),claro que eso son palabras mayores.Aún así,el punto y la carne a un nivel aceptable.
-Terminamos con la carne de Kobe.Para entoces ya estabamos pidiendo la hora y no disfrutamos del plato como éste se merecía.Espléndida la carne.
-Nos obsequiaron con tres postres diferentes,todos ellos a buen nivel.
Para beber,tres copas de champagne Taittinger.Un complejísimo Riesling Donhoff 2007 de Nahe y un convincente Naia 2008 de Rueda.Para la carne dos copas de un tinto Rioja de nuevo cuño.
El servicio de sala y mesa,amabílisimo y efícaz.En cuanto al servicio del vino,más que correcto,nada que objetar.
Con tres cafés y una botella de agua pagamos 420E.El menú degustación lo ofrecen a 75E.
Nuestros compañeros de mesa,visitadores habituales de los restaurantes japoneses de Madrid, me comentaron que la experiencia en este 99 Sushi Bar no anda nada lejos del japonés de referencia en Madrid,Kabuki Wellington.Eso sí,los precios quizás sean un poco elevados,comprendiendo que utilizan un producto excepcional.
En definitiva,muy buen restaurante para los amantes del sushi heterodoxo.
A veces nos preguntamos si esto de la cocina japo-fusión dejará tan boquiabiertos a los japoneses como a nosotros nos dejan las paellas de chorizo que vemos fuera de España (alguna vez en restaurantes incluso estrellados). El caso es que mientras a los puristas les entra urticaria solo de pensarlo, cada vez tienen más éxito este tipo de restaurantes, como Yataki, el magnífico Kabuki (con sus dos sedes), o este 99 Sushi Bar.
El germen de este restaurante se encuentra en el 19 Sushi Bar, del que recordamos una buena cocina –sin más- , un regular servicio y un pésimo jefe de sala. Por lo tanto, acudimos con cierto recelo a probar la cocina de Luis Arévalo. Afortunadamente la experiencia no tuvo nada que ver.
En primer lugar, el local es mucho más agradable y elegante, con la barra de sushi a la entrada, y un comedor bien iluminado, con suficiente distancia entre mesas. Buena vajilla y manteles de tipo oriental. En este aspecto un pero: en la barra no permiten fumar pero en el resto del comedor sí, por lo que una cocina con sabores tan matizados y sutiles puede verse estropeada si se tiene al lado una mesa de fumadores.
El servicio está comandado por Mónica Fernández, que es también la sumiller, y procede de Kabuki, al igual que el jefe de cocina. Agradable y profesional. El resto de camareros, muy amables, eficientes y colaboradores.
La carta es muy extensa (te puedes perder fácilmente) pero te saben aconsejar muy bien si les preguntas, y disponen de un menú degustación. Los platos, aunque tiene japoneses clásicos, suele fusionar esta cocina con técnicas y componentes sudamericanos o mediterráneos.
Queríamos probar algunos platos determinados y les pedimos que nos completasen el menú con lo que estimasen más representativo de su cocina. Así, empezamos con una Ensalada de wakame ( algas) y sésamo, con un ligero toque picante, perfecta como entrante. Seguimos con un sabroso Carpaccio de Hamachi (pez limón) con salsa de ponzu, delicado y sabroso.
Después probamos la famosa Tempura de langostinos, con un rebozado ligero y crujiente y una estupenda salsa picante (suave) y un langostino delicado y sabroso, troceado. Excelente plato.
Continuamos con un clásico Nigiri de pez mantequilla muy bueno, un Guncan Salmón dos sabores: un rollo en el que se mezclaban cortes del pescado con sus huevas, envuelto por una oblea de soja, en vez de la tradicional alga nori. Un clásico del restaurante. Muy recomendable.
A continuación probamos media ración de Ikitos Maki (suculentos makis de cerdo), y dos estupendas piezas de Gamba Roja de Denia servida a dos temperaturas: la cola cruda en un nigiri espectacular, y la cabeza pasada por la plancha. El plato de la noche.
Acabamos con otro de los mejores platos, el Bacalao Negro de Alaska en salsa de miso: una pieza jugosa, perfecta de punto, sabrosa, al estilo Nobu. Excelente.
De postre, Browni de chocolate con jengibre confitado, bueno sin más.
Con una botella de agua (2,50 E), un descafeinado (1,95 E.), un Te negro con canela (2,50 E) y un magnífico Baumard Clos Du Papillon (33,90 E), 175 E en total (nos invitaron a un sake caliente).
Puede parecer caro a primera vista, pero si vemos la cantidad de platos que probamos, prácticamente todos a base de pescado, la excelente calidad de las materias primas, la gran bodega y el buen servicio, la cuenta está más que justificada.
LO QUE MÁS NOS GUSTÓ:
-La gamba roja de Denia.
-El bacalao negro de Alaska y la tempura de langostino tigre, dentro de un largo menú con todos los platos de notable para arriba.
-La calidad de las materias primas.
-La magnífica bodega
LO QUE MENOS NOS GUSTÓ
-Se permite fumar en el comedor (no en la barra), y si se tiene mala suerte con la mesa de al lado, puede desvirtuarse un poco el sabor de los platos.
-Que algunos lo consideren una copia de Kabuki (del que proceden el cocinero y la jefa de sala), cuando tiene personalidad propia.
Este restaurante lleva apenas dos meses abierto,pero el rodaje tiene casi año y medio ya que durante ese tiempo lleva en funcionamiento en el nº 99 de la C/Ponzano (tf 914312715).
El restaurante esta situado en el 1er piso y al llegar nos encontramos una bonita bodega de cristal-el vino tiene en este restaurante una gran importancia-.Decoración sobría,mesa para dos en banco corrido,tamaño algo justo al igual que la separación entre mesas....Nos atiende el 2ºMaitre :LAI (mágnifico toda la noche),el resto de camareros ¿Filipinos? algo secos.
Empezamos por una ensalada de Wacame y Sesamo con tiras de sepia (BIEN),Tempura de Langostinos Tigre (IMPRESCINDIBLE),Tempura de ortigillas (Decepción),Carpaccio de Toro(Muy buen producto),Sushi California (media ración. Corecto sin más) y terminamos con una tarta de Té verde y Mango que le gusto mucho a mi mujer y a mí me parecio intrascendente.Un té y 2 copas de M.R.que nos invito LAI.Bebimos agua y una botella de Baumard Clos du Papillón 2005 (Chenin blanc del Loira .32,9 Euros+iva) que acompaño perfectamente la cena.Buen servicio del vino,carta centrada ,afortunadamente,en vinos blancos-tanto tranquilos,como espumosos- y a precios correctos.
Resumiendo buen representante de la comida japonesa en Madrid,posiblemente entre los 3 mejores.Buena carta de vinos a precios correctos y platos mágnificos junto a otros pasables.
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