Restaurante Rodrigo de la Calle (CERRADO) en Aranjuez
Restaurante Rodrigo de la Calle (CERRADO)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
13,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
64 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.6
Comida COMIDA
8.1
Precio medio entorno ENTORNO
7.4
RCP CALIDAD-PRECIO
7.5
postre
Arroz vegetal con ortiguilla
Arroz con carabinero
Opiniones de Rodrigo de la Calle (CERRADO)
OPINIONES
38

La revisión del menú degustación que ha dado a Rodrigo de la Calle su merecida estrella Michelin no se sirve en julio y agosto, por lo que el descenso al salón principal (en donde se sirve el menú degustación) tendrá que esperar para después del verano. Hasta entonces, las primeras sensaciones del pequeño y moderno restaurante han sido muy positivas.

El trato recibido por el personal es directo y sencillo, perfecto para el servicio ofrecido en la un tanto ruidosa primera planta, desde donde se puede observar el bullicio de todo el equipo de cocina, que tanto promete.

La carta de vinos es escasa pero los precios me parecen correctos, con interesantes y no muy habituales propuestas, tiramos de Garnacha de NAVAHERREROS.

Los aperitivos deliciosos: salmorejo, las bolas de foie y otra de alga.

De los entrantes, todos productos de la huerta, destacan la “sopa de parmesano con cuscús de brócoli” y el increíble “liquen de espuma caliente con hongos y algas”, este ultimo de DIEZ. El resto de los entrantes todos con matices increibles.

Como plato principal un sobresaliente arroz de verduras, la concentración del sabor es increíble y mereció la pena su espera (nos acortaron la misma con unos deliciosos pimientitos verdes fritos, espectaculares).

Muy buenas sensaciones, con repetición obligatoria.

Los "inmensos" tomates que nos dieron..., buenisimos y en mi nevera.

En mi ultima visita estube con unos amigos, y mi mujer es muy aficionada a la cocina le encanta los sabores puros, y sacar de los elementos su mejor cara.. Entonces pense en otra visita a Rodrigo la Calle "ahora con estrella Michelin". Enhorabuena lo mereceis. Bueno como llegamos muy pronto y hacia un dia soleado nos tomamos una cerveza en la puerta por cierto muy bien tirada..Bueno pasamos al restaurante, habian cambiado la decoracion cosa que me agrado, quizas cambien los cuadros segun la temporada " deberia de haberlo preguntado" otro de los cambios que note fue el pan nos pusieron un pan de curri exquisito, y la presentacion de la mesa tambiencambio ahora te ponen la servilleta cuando esta en la mesa.. La sala ha ganado un 200%. La carta de vinos muy buena equilibrada tomamos un recaredo, muy bueno buenisimo que gran casa esa de recaredo.. El menu fue el Power. Los aperitivos de mantequillas aceite, y las aceitunas ya los habia probado junto con la esfera liquida.. Ahora empezamos el menu y lo de siempre sabores auntenticos sin esmacarar el porducto, y sacando todo de el.. a destacar la espuman de liquen me encanta. a intesante unplatos de pencas cortadas en tiras finas. Luego la ostra cosa curiosa como a mi mujer no le gustan las ostras le pusienron el mismo plato pero con una hoja que sabe exactamente igual...Curiosisimo. Quizas un platos que no me gusto mucho fue el de las cruciferas .. Pescado rodaballo genial muy rico y nos sirvieron una salsa aparte .jo casi se me olvida la carne fue un tendo de vaca en su jugo que tenia un sabor y una textura increible me sorprendio.. Otra vez encantadisimo muchas gracia.. Despues de terminar nos tomamos una copa de gin que maceran con citricos muy interesante.. Todo un disfrute volveremos pasamos una mañana gastronomica encantadora.... cañas en la puerta, copas otra vez en el solecito, menu power, recaredo 100 €.

Con unas expectativas y unas ilusiones bastante altas, que fueron bajadas rápidamente por el personal del restaurante, nos disponíamos a iniciarnos en la experiencia mística de la gastrobotánica "POWER".
Nos sentamos en la apretada sala, y no por comensales, que estaba a medio gas, a eso de las 9:37, con la intención de disfrutar del menú degustación, dicha inteción fue echada por tierra al decirnos que a partir de las 9:30, por lo extenso del dicho menú, no se sirve. Todo esto sin tener contacto visual con el maître.
Después de ojear la carta un rato y ver que hay productos de temporada ilimitada, podemos pedir espárragos y guisantes en invierno, pero que pedazo de huerto tiene este hombre, yo lo quiero para mi.
Un brote,dos brotes, tres brotes, demasiado lineal, repetitivo en sabores y colores, un cemento de setas llamado liquen de hongos, un bacalao seco con lentejas, ahhhhh y brotes, muchos brotes.
Si tienes huerta en Aranjuez, no nos engañes y aprovéchala. No nos des guisantes y espárragos por liebre.

Ya estábamos tardando y por fin hemos vuelto. No voy a repetir descripción del local y servicio pues no ha cambiado en este año. La carta, eso si, cambian no sé cuantas veces al año, lo cual nos motiva a seguir visitándolo.

Snacks y aperitivos:

- Se repite lo de la cucharilla con una esferificación de la aceituna de Camporreal (muy buena textura y excelente sabor). Lo acompañaban diferentes tipos de aceitunas aliñadas del país.
- Mantequilla de cítricos y mantequilla de algas.
- Aceite ecológico catalán (no recuerdo sus dos variedades).

Esta vez tomamos para tres personas:

- Huevo de corral a baja temperatura con patata y trufa: Mi chaval no tenía ninguna duda de qué primero elegir.
- Mosaico de verduras estacionales: Plato estrella ayer. Magníficas verduras "al dente", frescas y variadas, sobre dos huevos escalfados y un caldito de pimientos rojos. Una obra de arte.
- Hojarasca con setas y hongos: Un plato bien presentado tratando de escenificar el otoño. Unas hojas emuladas originalmente con la piel de la patata crujiente, sobre unos níscalos y unas rocas, en este caso patatas enanas asadas. Bien pero eché en falta algo de variedad de setas.

- Arroz bomba con setas y hongos (dos raciones a compartir entre los tres): De nuevo un gran arroz, en su punto y con buen sabor. De nuevo aquí, me quedé con ganas de probar algo más que níscalos. Nos acordamos en exceso del arroz probado aquí hace unos meses (con bogavante, pulpo e ibérico).

- Solomillo de ternera con terrina al horno: Un magnífico solomillo muy marcado por fuera y terminado en un horno de carbón. Lo acompañaba, una terrina muy rica hecha con lonchas de bacon y rodajas de patata asada al horno.

- Pollito de grano con chutney de dátiles: Se presentó primero parte de la pechuga y más tarde los muslitos, con diferente punto de cocción. La carne era delicada y sabrosa para ser pollo (coquelette); acompañada de unos dátiles frescos.

- Steak tartare: Un clásico que me sigue gustando, pero en este caso se presentó desde la cocina muy "natural"; la carne del centro de un solomillo solo con yema de huevo, pimienta negra, reducción de módena y un pelín de tabasco. Quizás un pelín anodino para los que buscamos algo más sabroso este plato, pero en cualquier caso rico. Se acompañó de una paleta de mostazas variadas.

- Una ración de tarta de queso con crema helada de frutos rojos: Sigue siendo un fijo para mi mujer y chaval que lo compartieron. Está sencillamente de muerte.

- Oro y chocolate: Muy sugerente pero decepcionante. Se trata de un par de cortaditos de brownie y dos cortaditos de bizcocho de leche con polvo de cacao. Se acompañó de un helado de chocolate algo flojo. Lo del oro sería por los reflejos dorados del plato. Realmente estaba bueno, especialmente el brownie, pero parecen más unos petit-fours que
un postre por sí mismo.

En la sobremesa, nuevos cortaditos de bizcocho con frutos secos.

La carta de vinos, como ya se ha dicho, sigue sin cambiar: Demasiado corta. Creo que con el tema de la estrella intentarán ampliar la oferta, vamos digo yo. Tomamos Vallegarcía Syrah 2006, en copas Schott envinadas previamente (me comentaron al pedir unas más grandes que eran las únicas que tenían) y a temperatura perfecta. Atentos a rellenar.

Al final, Rodrigo dedicando unos minutos, mesa por mesa, a recopilar opiniones de sus clientes.

Precio total: 219€ (inc. IVA, servicio a 5€ por persona, un refresco, botella de agua de 1 litro y vino).

Nos fuimos con la sensación de que la comida no fue tan redonda como la de la primera ocasión, pero convencidos que volveremos en primavera.

Nota: El precio por persona es lo que estimo que costaría comer en este local con IVA, servicio y sin bebidas.

No voy a pasar a describir los platos ya que estan descritos en otros comentarios. Si decir que hay que saber a donde se va, quien es el cocinero, y que es lo que hace.. Yo sabia a lo que iba y disfrute del conocimiento que este joven cocinero, tiene sobre lo que hace, el conocimiento de las hortalizas, la cojuncion en el plato, la maestria de su uso, la cocion de cada verdura por separado, me parece genial extraordinario. Un ole,ole.

Desde que entramos por las puertas, la atencion fue maxima, la gratitud fantastica. Nos atendio una chica super amable. con un conocimiento de lo que hacia fuera de lo normal. yo personalment decidi el vino Un louro lo bolo. Me parecio fantastico bueno quizas algo verde ya que era un 2010 y hubiese preferido un 2009. Luego para mas el cocinero bajo dos veces a saludarnos. Encima nos invito a un tercer postre.... Nos tomamos unas cañas antes en barra tres botellas de louro y todo por 90 € y nos tomamos el menu gastrobotani.. Tambien destacar que los postres nos aligeraron la comidas y nos refrescaron mucho me parecio excelentes y destacar tambien el plato de la ostra fue genial y la crema de algas me parecio fantastico...

Desde aqui le animo, muchas gracias y volvere..

Sentimientos encontrados los que me despierta este restaurante, al cual tenia muchas ganas de ir, del local(ya descrito en anteiores comentarios), destacar la cava acristalada, lastima que no cuente con alguna referencia más. Atención exquisita, pese a que en el pequeño comedor se estaba celebrando una comunión!? (deberian avisar ciertos restaurantes al hacer tu reserva de que van a celebrar una boda, comunión..etc??), me decidi por el menu eco, siendo los platos más impactactes visualmente que en cuanto a sabor se refiere, demasiada verdura que me dejo sin ganas al llegra el arroz, no se me quede con cierto regusto de decepción, si a esto unimos la dolorosa más de 90€ por persona (5€ una copa de cava???), hicierón que si bien he de reconocer que estamos ante un gran restaurante, saliera un tanto decepcionado.
Coincido con el anterior comentario carta de vinosmejorable, (sobre todo en algunas regiones), y demasiada comida para el menu degustación.-

Local pequeño y acogedor que consta de dos espacios, en el superior la barra y unas mesas más juntas constituyendo un "wine-bar" y en la parte inferior un comedor de líneas sencillas y minimalistas con unas mesas correctamente separadas, una cuidada iluminación y un ambiente tranquilo y relajado, donde se está cómodo y a gusto para una comida de casi 3 horas.

La cocina del joven chef Rodrigo de la Calle es una de las más innovadoras que podemos encontrarnos en el Madrid gastronómico actual y se basa curiosamente en el empleo de productos tradicionales y artesanales, teniendo como principal objetivo el hecho de recuperar el esplendor de la otrora excepcional huerta de Aranjuez. Pero igualmente concede mucha importancia a los arroces que tienen su propio hueco en la carta y por supuesto a carnes y pescados, acompañados igualmente con múltiples verduras en diferentes preparaciones. A parte de la carta y a mesa completa ofrece la posibilidad de escoger 4 menús, uno de arroces, uno gastronómico, un menú ECO y el menú superior llamado de Gastrobotánica, que por 68 euros incluye los 2 "snacks", 5 entrantes, 1 arroz, 1 pescado, 1 carne y dos postres. Esta última fue la elección que escogimos y que a continuación les detallamos:

- Aceitunas tradicionales y esferificadas: magníficas aceitunas de varias procedencias mas el juego de dos esferificaciones servidas en sus cucharas. Un contraste de sabores y delicadas texturas que nos hizo pensar que el menú iba a ser de escándalo…pero al final fueron lo mejor.

- Mantequilla de cítricos con colines caseros, crujiente de harina y tiras de boniato: curiosa la mantequilla, agradable de sabor, digestiva. Los crujientes, un divertido snack que parecía de papel impregnado con semillas, al igual que las sabrosas tiras de boniato.

- Ostra al natural con ensalada verde y caviar cítrico "Huerto de Elche": plato muy arriesgado, la ostra contrastando con el siempre peculiar toque del apio y el marcado sabor del cilantro que escondía algo a la ostra. Por desgracia nos vino a la cabeza la ostra de Can Roca y….bufff.

- Cremoso de alcachofas con ensalada de brotes y flores: plato con buen sabor, untuoso, pero con demasiado protagonismo de la propia crema, quizá del puré de patatas o de lo que utilicen como espesante. Bien sin más. De nuevo el "dèjá vu" con las alcachofas de Can Roca y…no hay color, lo sentimos.

- Esparragal, un homenaje a la huerta de Aranjuez: un homenaje al espárrago verde en un timbal con una fina base de coliflor. Indudablemente el mejor plato de la "parte verde" del menú, un elogio al delicioso espárrago.

- Remolacha a la sal de Rosas y crema de ajos de Chinchón: una curiosidad de plato por sus tonalidades rosáceas y su contraste de diferentes sabores, pero…¿qué de especial nos aporta? Sinceramente, no mucho.

- A modo de menestra, un mosaico estacional de verduras y hortalizas de primavera: composición realmente atractiva a la vista, cromática, muchos colores, aromática, fresca, pero…¿y el sabor? Para un vegetariano está muy bien pero en un restaurante de este nivel, los platos deben tener más personalidad y carácter sápido. Se nos quedó corta.

- Arroz arborio de verduras del desierto y anémonas de mar: un buen arroz debe tener dos secretos: el caldo y la ligazón del arroz. Estaba sabroso, perfectamente suelto, sin grumos, pero en nuestra opinión las anémonas sobraban, pues su potente sabor y el punto de melosidad que imponen, restaba protagonismo al caldo y al punto de cocción del arroz. Bien, pero esperábamos más.

- Esturión al horno, tallos de espárragos y sopa de tubérculos asados: pescado muy graso y pleno de sabor, al que hay que otorgar un punto de cocción perfecto pues si se queda corto se hace muy pesado por su componente graso y ese fue el caso. En cualquier caso, un plato satisfactorio con un pescado difícil.

- Morros de ternera con quinoa y alga de tierra: junto con las aceitunas lo mejor del menú, unos morros magníficamente cocidos, melosos, con un perfecto contrapunto en la quinoa (un cereal andino) y esa alga. Casquería de buen nivel y contundente sabor.

- Espárragos con ali-oli de azafrán: un pre-postre erróneo, ya que el espárrago se repetía demasiado, en cualquier caso curiosos al estar tratados con un baño semi-dulce y una salsa con toques muy aromáticos. Pero a estas alturas apetecían otras cosas más que espárragos de nuevo.

- Diversidad cítrica 2011: postre de contrastes cítricos en diferentes texturas, refrescante y divertido pero…poco más. Sin alma.

Como vemos fue un menú con muchos altibajos, demasiados quizá, con solo tres platos de un cierto nivel, las aceitunas esterificadas, el timbal de espárragos verdes y los morros de ternera. Además, el dimensionamiento no fue del todo correcto, al final la cantidad de comida pesaba demasiado, quizá había que suprimir un entrante o elegir entre arroz y pescado y luego no poner un pre-postre con verduras, en este caso espárragos, pues al final terminas un poco saturado de éstos. La cocina es original, la idea es buena, las proposiciones son innovadoras, pero en nuestra opinión todavía falta mucho para lograr una excelencia, tengamos en cuenta que están nominados para la estrella Michelín y a ese nivel hay que exigir.

La carta de vinos tampoco acompaña mucho, en su parte nacional es bastante conservadora y en la foránea claramente insuficiente, en especial en apartados como Jerez, Champagne, riesling alemán o Loira, cuatro zonas con vinos que se adaptarían de maravilla a la cocina propuesta. Si de verdad aspiran a una estrella Michelín deben mejorar profundamente la carta, de hecho estuvimos tomando el aperitivo en Casa José (único estrellado de Aranjuez) y solo en Champagnes de pequeño productor tenían más de 25 referencias cuando aquí no superan las 5. Pedimos para comenzar un par de copas de manzanilla La Guita (a 4 euros cada una, precio intolerable, ¿cómo pretendemos que la gente beba vinos de Jerez si luego los cobramos a estos precios?, una botella de un muy buen Champagne Marc Hebrart Premier Cru blanc de blancs a 42 euros (precio correcto) y una de la cuvée L'Insolite 2006 del Domaine des Roches Neuves, un Saumur bastante convincente a 26 euros, precio igualmente correcto. Los vinos bien servidos, procedentes de bodega climatizada y en copas adecuadas, aunque en este apartado deben mejorar igualmente. Servicio de mesas agradable, bien formado y realizando correctamente su labor, aunque a veces se recreaban demasiado en los tempos del servicio.

Vayamos con la "dolorosa". Los dos menús, las dos botellas, las copas de manzanilla, los 3 euros de pan y cubierto cada uno y los impuestos subieron la broma a 228 euros. Mucha pasta, muchísima para lo que recibimos, para las sensaciones con las que salimos. Las comparaciones son odiosas pero en Can Roca pagamos justo el doble y no disfrutamos el doble, sino 200 veces más. Lo cierto es que ya estamos un poco escarmentados de los restaurantes de moda de Madrid en los que no hemos recibido últimamente más que decepciones con facturas de importante envite.

Qué quieren que les diga: hemos salido de R. de la Calle igual que de Diver-XO, de la Tasquita de Enfrente, de Sudestada, de Alboroque y de muchos otros locales de moda en Madrid. Lo que pagas está por encima de lo que recibes y ya está bien. No dudamos de que es un cocinero original, diferente, que propone cosas distintas, que pude tener nivel para obtener su primera estrella Michelín (aunque por la carta de vinos no merezca tal distinción), no dudamos de que guste a mucha gente, pero después de haber ido a un lugar como Can Roca ese es nuestro punto de baremo para juzgar un gran restaurante y la realidad de Madrid es triste y desoladora. A partir de ahora, los experimentos gastronómicos con gaseosa y en casa.

Realmente, cuantas veces hemos ido a algún sitio del que tenemos muchas y buenas referencias, y al final sales un tanto desencantado. Desde luego no se ha dado el caso con R. de la Calle.
La zona del restaurante (planta sótano) es realmente pequeña y a alguno pudiera resultarle un tanto agobiante al no haber tampoco ventanas y ser las paredes negras sin vestir, excepto el fondo con tres fotos plenas de luz relacionadas con el mundo del vino. Sin embargo la iluminación es muy generosa, que junto con los manteles blancos inmaculados y las sillas con respaldo alto también blancas contrarrestan una posible sensación claustrofóbica. Siete mesas con separación algo justa.
El servicio pues como a mi me gusta. Super atentos, volcados con todos, conocidos y desconocidos. Simpatía sin ponerse pesados, prestos a mantener un intercambio de palabras en su justa medida para no perder el ritmo del servicio en el resto de las mesas. He de incluir algo que poco se ve, y es a Rodrigo presentando los platos, dedicando el tiempo necesario para hacerlo con todo lujo de detalles. Me gusta su pasión.
Carta no muy larga pero más que suficiente, ofreciendo una cocina desde luego que original, basada en productos de mercado, a la postre de extraordinaria calidad. La presentación de los platos muy mimada, vistosa; se nota mucha pasión durante su elaboración. Utiliza muchos productos vegetales nada habituales (gastrobotánica según su propia página web).
Hay 3 menús degustación. Hubiesemos elegido uno por su excelente precio, pero el pescado era siempre trucha (es el único pescado que no comemos). No nos dieron la opción de cambiarlo por otro pescado (hummm).

Cestita variadas de panes.

Comida para 3 personas:

Snacks y aperitivos:

- Una cucharilla con una esferificación de la aceituna de Camporreal (muy buena textura y excelente sabor). Lo acompañaban diferentes tipos de aceitunas del país.
- Mantequilla de cítricos con unos colines caseros: Original.
- Crujientes de harina: No sé; mi chaval no me dió opción a probarlo.
- Aceite ecológico de Titulcia (cornicabra).

Entrantes:
- Ostra al natural con una ensalada verde y caviar cítrico "Huerto de Elche": Excelente ejemplar de ostra, plena de sabor muy bien acompañada, sin quedar en un segundo plano, por el original caviar y unas hebras apio de la ensalada.
- 2 de huevo de corral a baja temperatura con patata y trufa: Què maravilla de sabores. La yema, la textura cremosa de la patata y para rematar trufa negra rayada según presentan el plato.
- Cous-cous de crucíferas, germinados y brotes tiernos de verduras saladas: Excelente ensalada teniendo como base los cous-cous pero hechos a partir de romanesco. Muy refrescante y plena de sabores agradables.

Arroz:
- 2 raciones a compatir de arroz bomba con bogavante, pulpo e ibérico: Excelente punto el del arroz, suelto y potente de sabor. Generosos trozos de bogavante.

Segundos:
- 2 de presa de cerdo ibérico con dátiles frescos y cordifolio: Bien pasada pos la plancha. Los dátiles ligeramente pasados también por la plancha.
- Lomo de corzo, coles salteadas y hierba de hielo: Hacía mucho tiempo que no comía un lomo como este. Se cortaba como quién dice solo. Perfecto el punto y excelente sabor.

Postres:
- Torrija caramelizada con leche de bergamota y crema helada de cacao: Quizás lo que menos nos gustó. La leche, servida en un vasito tipo chupito, se echaba por encima y quizás la empapé demasiado.
- 2 de tarta de queso con crema helada de frutos rojos: Rico riquísimo. Realmente el queso se presenta con la textura de una mousse sobre una ralladura de galleta. Qué explosión de sabor con la crema de los frutos rojos.

Vino: Quizás haya que mejorar un poco la carta de vinos. Esta actualizada pero creo que no está al nivel de la cocina. Se hecha en falta una carta un poco más larga. Precios rozando x2. Pedimos un Tagonius Merlot 2006 (32€ inc. IVA) servido muy bien de temperatura y en copas Schott ya envinadas (copas para mi gusto demasiado pequeñas). Atentos a rellenar.

Nos dieron unas trufas para acompañar un té rojo (de bolsita).

Precio total: 235€ (inc. IVA, pan y servicio a 3€, un refresco, una cerveza, 3 botellas de agua de 1/2 litro a 2€ y un té).

Nota: Sin duda, repetiremos.

Y aunque toda la comida estuvo muy bien, el arroz fue de sacar en hombros al chef, estuve a punto de intentarlo.

Bonito y moderno restaurante en un marco magnífico como es Aranjuez, lástima que la sala del restaurante propiamente dicho, esté en una planta baja sin ascensor (o eso deduje), pero llegado el caso, de acudir algún comensal con movilidad reducida, supongo que no habría ningún problema en acomodarse en la superior, la cual está destinada a tapas (pero que tapas deben ser ...). Nosotros íbamos con carro de bebé, y dos empleados se encargaron de subirlo y bajarlo. La decoración es elegante, y al predominar los tonos oscuros, no tener ventanas, y de dimensiones reducidas, le da cierta intimidad, bien distanciadas las mesas, y con bastante amplitud, la vestimenta de la mesa no la recuerdo, pero diría que bien. Servicio magnífico, en un equilibri perfecto de complicidad y distancia.

La carta de vinos, como me ha pasado ya en alguna ocasión ni la ojeé, pues tenia más de 300 kms por delante, así que me limité a compartir una copa de rueda, y un par de riberas para los dos (a 3€ cada uno), bien servidos, y aunque no pregunté cuales eran, estaban ricos, el ribera hubiese jurado que era un roble.

La carta no es muy extensa, con predominio de la sencillez y el producto, pero al poder ser completada con las tapas de la planta superior da bastante juego, el arroz tiene un papel fundamental, con media docena de ellos a elegir, así qeu optamos por el mismo como plato principal, y me atrevería a decir, que se trata de uno d elos mejores arroces (si no el mejor) que he comido en mi vida. Antes sacaron invitación de la casa, una degustación de aceitunas, incluída una esferificada, y un par de colines y tostadas para untar en aceite, y en una mantequilla que tampoco me dijo mucho. De platos a compartir, optamos por foie cubierto con una espuma, y acompañado de unas confituras, típico donde los haya, pero que tenía un punto especial, individualizando el plato sin cargo (18€), muy bueno, además de un precioso mosaico de verduras al dente con caldo de pimiento rojo, sencillo pero muy bueno (12 €), también individualizado, y rematamos con "El Arroz" para dos personas, de bogavante, pulpo e ibérico. Perfecto, en punto, melosidad y sabor, acompañado de 3 alio-olis (pimentón, tradicional y negro), que aunque no soy muy amigo del alioli en el arroz, estaban buenos (y suaves) y piqué alguna vez, a razón de 25 € la ración.

Total, 97,50, incluyendo una caña al llegar, y 3 pax de servicio y pan. No es barato, casi diría que tiene precio de estrellado sin serlo, otra cosa es que la merezca.

Visita relámpago con motivo de la celebración de mi cumpleaños. Restaurante con 2 niveles, las dimensiones son reducidas aunque la distancia entre mesas es correcta. Buena decoración e iluminación. Cocina a la vista. Correctos todos los detalles de sobremesa. Cristaleria Stölzle Lausitz.

De aperitivo tomamos (2) Martini blanco (3 € x 2), único vermouth del cual disponian.

Cenamos los siguientes platos:

- Ensalada de verduras asadas. (10 €).
- Bocadillo Biológico "Carrasco Guijuelo". (12 €).

- Presa de cerdo ibérico con patatas y verduras. (17 €).
- Steak Tartar con verdulaza silvestre y paleta de mostazas. (19 €).

- Tarta de queso. (4 €).

Bodega:

- Ultreia de Valtuille (2007). (53 €).

Café & Copa:

- Cafés (1,20 x 2).
- Gin Tonic (7,50 € x 2).

* Destacar la calidad de todos los platos. Las raciones son generosísimas. La carta de vinos es muy amplia aunque el servicio solo se limita al descorche y poco mas. Buena atención al cliente y extraordinaria RCP. El Gin tonic para finalizar la velada estaba genial. Lo preparan a "su manera". 5 hojas de cidra por litro de ginebra (Seagram's) macerando durante 24 horas, se pasa por el Roner y se deja enfriar. El resultado es un estupendo GT.

Un saludo.

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