Ante su atractivo de tener autentica carne de buey y ante su cada vez más frecuente presencia mediática, cuatro personas nos acercamos a este restaurante, un sábado al mediodía, tras reserva realizada al menos 15 días antes.

Accedemos a través de la zona de la barra, atravesamos dos comedores y nos acomodan en una tercero, los tres amplios como de unos 80 comensales.

Mesa amplia para los cuatro en una zona esquinada, por tanto parcialmente aislada de los grupos numerosos.

Como íbamos a probar la carne, pedimos o casi nos dan la idea de que tomar, tras rechazar pulpo y solicitar el jamón de mangalica, que es otra de las novedades que queríamos apreciar.

Al final acordamos compartir:

Carpaccio de cabu con veta de foie e ibérico

Jamón mangalica

Queso de cabra gratinado sobre reducción de Pedro ximenez y miel.

Se sirven los tres platos pedidos, al centro y al tiempo, generando un pequeño problema: si tomamos primero el jamón, el queso se queda frío y si tomamos primero el queso, nos bloqueara su fuerza el paladar para la apreciación del jamón y el carpaccio.

Los tres platos: el jamón, algo falto de inveterado de grasa y por tanto ni fu ni fa, el carpaccio bien sin entusiasmar y el queso aprobó.

De plato los cuatro pedimos la famosa carne de buey, que se sirvió en platos para cada dos comensales, con un plato- fuente de calor al centro de elaboración, para los cuatro y acompañado de un bol con ensalada clásica, también a compartir.

La carne, se presenta con el grosor casi de filete, por tanto se hace en un momento, en mi plato se apreciaban dos tipos de corte de la carne, con su consiguiente diferencia en el sabor. Viene con una sal gorda por encima.

Hubo que reclamar el cambio de plato de elaboración, por quedarse el mismo frío.

Aunque el responsable de mesa trato de explicarnos que con ese grosor de corte de la carne, se apreciaba mejor el sabor, a mi no me acabo de convencer, eso si, entiendo que con este corte con la misma cantidad de carne, parece que cunde más.

Postres, que no nos dijeron nada, a ninguno de los cuatro, yo pedí una especie de helado que queso, que no acabe.

De vino tomamos Cumal, creo que 2005, (2) con un servicio ajustado a descorchar y probar.

El responsable de la sala, era uno de los hermanos, que nos ofreció una buena sonrisa y a mi criterio, frases ya hechas convencionales.

Local lleno al cien por cien.

A los postres apareció una señorita con un Kit. de elaboración de GT con un artilugio parecido, al comentado en un hilo

https://www.verema.com/foros/restaurantes/temas/823183-articube-congelacion-copas-vaya-tela-que-no-inventen

del que no hicimos uso, aunque si alguna mesa vecina, y que en mi opinión era poco adecuado para un restaurante.

En conjunto, ya hemos probado la famosa carne de buey (CABU) y el jamón de mangalica y punto.

Precio final por comensal, con lo descrito, más agua y cuatro cafés: 57 euros.

He puesto en el titulo “si pero no”: si existe la famosa carne y el susodicho jamón, pero no me ha merecido la pena el desplazamiento.

Viendo el Miércoles noche el reportaje del programa "Comando actualidad" sobre productos gourmet, uno de ellos la carne de Buey, decidimos visitar el Mesón el Riscal. En restaurante dispone de varios comedores. Nos ubicaron en el comedor de diseño el cual era amplio, con buena iluminación, y con óptima distancia entre mesas.

En su página web se puede encontrar toda la información sobre el local y sobre su historia, motivo suficiente para no extenderme.

Todos los elementos de sobremesa muy correctos. Cristalería Eisch. Nos acomodaron en la mesa y nos dejamos aconsejar. Lo primero que te mencionan es la especialidad de la casa, o sea la carne de Buey. Hablar de la carne de buey y su autenticidad en muchos locales y mercados llevaría horas de debate. Aquí no hay trampa ni cartón. Solo su presencia, color, olor, textura y sabor puede llegar a emocionar. Ante ti se posiciona la mejor carne de Buey, una carne que se puede cortar con la mirada, pura mantequilla en boca. Así es el Buey de CABU, ni más ni menos.

No tomamos mucha cosa, es más, creo que la ración de carne es tan generosa que acompañado de sus excelentes patatas fritas y su ensalada de la casa va uno más que sobrado. El cambio de piedra se efectúa por parte del personal de sala en el momento adecuado. Además de lo mencionado comimos Jamón Ibérico de bellota y flor de queso de espirdo. El jamón con un corte excelente, y muy apropiada la combinación con el queso.

La carta de vinos amplia, con referencias y precios muy buenos, con especial hincapié a DO RD, Rioja y Toro. El servicio del vino se limita al descorche y primer envinado, por lo tanto no se puede catalogar de bueno dicho servicio.

El trato al cliente educado, atento y preocupándose constantemente sobre nuestras sensaciones. No agobian.

Los precios del ágape son los siguientes:

- (1) copa de vino RD (1,94 €)
- (1) Vermouth blanco (2,04 €)
- Servicio de pan (1,11 € x 2)
- Jamón Ibérico de bellota y flor de queso de espirdo (17,31 €)
- Carne de buey a la piedra (20,37 € x 2)
- Ensalada de lechuga, tomate y cebolla (4,44 €)

- Mousse de chocolate de Tanzania (4,81 €)
- Sorbete de limón al cava (4,81 €)
- (2) cafés (1,76 € x 2)

Bodega:

- San Román 2006 (26,39 €)

Importe total: 108,23 € + 8 % IVA = 116,89 €.

Al pedir la cuenta nos ofrecieron un licor a nuestro gusto, informando previamente que era gentileza de la casa. Tomamos (2) GT de Citadelle con schweppes. Una deferencia a los que últimamente no estábamos acostumbrados. Es de agradecer estos detalles. Eso es ganarse a un cliente.

Un saludo.

Además de la carne me llamó particularmente la atención la carta de vinos y es que cuando veo una de estas características, me pongo "nerviosillo" y quedo como absorto.
Buenas referencias muy nombradas por aquí casi a precio de tienda y es que así da gusto porque no sabes que vino elegir.

Buen restaurante , con varias salas, a nosotros nos ubicaron en la primera, el entorno era bastante bueno, con un diligente y esmerado servicio.

Pedimos un par de entrantes, jamon y queso, y el mencionado carpaccio de Buey. El Jamón magnífico, ibérico y con perfecto corte. El queso curado también delicioso.

Llegamos a la carne, muy buena , pero no se si tenía tan altas las expectativas o que la parte del buey no era la apropiada, la nuestra no contenía casí el veteado que aparece en las fotos , asi que quedé algo desilusionado.

Las raciones de carne creo recordar que son de 500 o 600 gramos para 2 personas, cortados en finas lonchas para hacerlas a la piedra y las patatas que las acompañaban estaban también deliciosas.
Eramos cuatro, Tomamos 2 botellas de agua, 3 cervezas, un oloroso, una botella de Dominio de Atauta creo que 2004, un poco tánico todavía para mi gusto y creo que un solo postre y cafés.

Voy a intentar ser objetivo pero me resulta difícil ya que es como mi casa.

Jesús lleva muchos años luchando por dar un Buey de alta calidad y con una certificando que garantice su esfuerzo, la calidad lo consiguió hace tiempo después de mucho esfuerzo , pero desde hace poco ha conseguido la certificación. En el mundo hay dos certificaciones en el mundo de Buey , Japón (COBE) y en España restaurante el Riscal (CABU).

EL restaurante el Riscal (por la nueva autovía de los Pinares ) se encuentra a 25 kilómetros de Segovia en Carbonero el Mayor .

Puedes elegir varios entrantes muy diferentes ensaladas, embutidos (Mangalica) , quesos , etc. Para mi el mejor es el Carpaccio de buey, jamón Mangalica y Patas de Pulpo.

En cuanto a segundos platos , es una carta variada de pescado , asados típicos de la zona (cordero o cochinillo) y el plato estrella el Buey a la piedra que es espectacular, creo que no probar esto en este restaurante es un autentico pecado.

Los postres son caseros con muy buena presentación

Su bodega ha mejorado mucho en los últimos años consiguiendo mucha variedad de uvas, zonas, países y añadas , un equilibrio entre las marcas conocidas y novedades muy interesantes. También dispone de cava de puros y destilados ( Gin, ron , etc), así como de carta de aguas.

El servicio muy atento y cordial, siempre pendientes de todo Jesús.

Muy recomendado.

Cuando comes en un restaurante de este tipo, la alta cocina moderna se diluye y olvida. ¿Quién era ese Heston Blumenthal? ¿A quién le importa?

Producto y más producto que empieza en la selección de los bueyes -antes trabajadores del Rocío o conductores de reses bravas en encierros- y continua en la dehesa donde los animales gozan de una alimentación exenta de piensos industriales (comen müesli, comentaba el amigo Ramico) y de una semi-libertad que hace que los últimos tres años de su vida antes de su sacrificio, sean algo muy cercano a lo que debe ser el paraíso del toro. Sin preocupaciones femeninas, con campo para pasear a sus anchas y con comida de calidad.

Todo esto se traduce en una carne que sin duda es distinta a lo que yo había probado hasta ahora.
Más delicada y menos fuerte que la de vaca y con una grasa blanca que según el restaurador es característica del buey, siendo la de vaca amarillenta.

Creo que anduve cerca de la ingesta de 1 kg sin que mi compañeros de mesa se enteraran.

Gracias a JmInfante por descubrirnos este templo carnívoro.

Muy buena bodega, que el sumiller está potenciando en este momento.

Aconsejable.

A tan solo 25 kilómetros de Segovia, podemos encontrar uno de los pocos lugares donde se puede comer buey autentico, posiblemente de los mejores de España, merece la pena hacer un viaje exclusivamente para visitarlo. El restaurantes es espacioso, bonito y cómodo. Posee varios salones uno de ellos junto a una preciosa bodega. Ahora además están terminando una reforma.

Es importante conocer un poco de sus bueyes. Los propietarios tienen una inmensa finca donde pastan mas de 100 bueyes, fue una gozada poder visitar la finca e ilustrarnos con sus conocimientos. Solo admiten ejemplares castrados antes de un año y los buscan y seleccionan en cualquier parte de España, sus carnes cuentan con la certificación CABU.

Comenzamos nuestra comida con unas riquísimas mollejas de lechal con pimientos, patas de pulpo con piquillos, un Carpaccio de buey algo especiado y queso de cabra flambeado.

De segundos, la impresionante carne de buey realizada sobre piedras de barro muy calientes acompañado con unas ensaladas y unas soberbias patatas fritas. Un corte fino de carne, en esta ocasión tuvimos la suerte de probar lomo, con una grasa totalmente blanca. La carne es deliciosa suave, nada pesada, no te cansas de comer nunca. Los platos calientes se cambiaban en cuando no tenían suficiente temperatura para que la carne no se cociera. Desde luego, miman su producto.

Rematamos con unos postres caseros, mousse de chocolate, tarta de queso, y luego unos gin tonics, también tienen una buena selección de ginebras y destilados.

Su bodega es una joya, amplia y con referencias bien elegidas, nos decantamos por:

G.H Mumm Rosé DOC Champagne pinot noir.
Monserrat Blanc DO penedes, Chardonay, xare.lo
Vizcarra Torralvo DO Ribera del duero, Temprenillo
Pago de carraovejas 2004 DO Ribera del Duero, Tempranillo.
El servicio muy atento y cordial, siempre pendientes de todo Jesús y Javier.
RCP, excelente.

Harto del timo de la vaca vieja generalizado en casi toda la restauración española, cuando quiero darme un festín de buey me acerco a este restaurante segoviano.

Jesús García ejerce de maestro de ceremonias de este restaurante y su continua inquietud se deja notar en la casa.

Acogedora bodega, moderno y luminoso el salón superior y la última incorporación se traduce en un salón abovedado de madera sencillamente espectacular. En la actualidad están renovando el salón viejo, volveremos para ver que tal les ha quedado, que seguro merece la pena

Buenos entrantes, mollejas, queso de cabra gratinado, y un Carpaccio de solomillo de buey que a unos encanto y otros lo encontraron algo subido de sabor a canela (y no es canela, es la mezcla de especias utilizadas que da esa sensación)

De segundo lomo de buey a la piedra en generosa ración, con su grasa blanca, señal inequívoca que estamos ante buey no ante vacuno viejo. Sabroso, jugoso, no harta.

De postre, entre otros, el que más gusto fue el postre de queso buenísimo. El sorbete al cava es una buena opción para “bajar” un poco, cremoso y suave.

Bodega amplia y en proceso de expansión de la mano del sumiller, joven y queriendo hacer las cosas bien, muy amable y atento. Y con recomendaciones novedosas e interesantes. Copas correctas y temperatura de servicio adecuada.

Servicio atento, sin agobios y pendiente en todo momento.

Atraidos por la circustancia de que, al parecer, es de los pocos restaurantes de España que sirve auténtica carne de buey, nos desplazamos hasta el local en cuestión y en honor a la verdad no salimos defraudados en absoluto.
Local amplio con buena disposición de mesas, cubertería, mantelería y coperío bastante adecuado.
Entrantes ofrecidos de oficio por el encargado de sala de calidad media pero en buena cantidad; queso de cabra caramelizado y sardinas escabechadas.
Como no podía ser de otra forma lo mejor fue la carne de buey, muy buena servida fileteada en crudo acompañada de un plato de barro para hacértela a tu gusto.
Nos sorprendió que el corte no fuese el típico del chuletón, y fuese en filetes bastande finos; quizá con un corte más grueso estaría aún mejor.
Carta de vinos amplia, con casi todas las referencias nacionales y algunas extranjeras y con un precio ajustadísimo; optamos por un Santa Rosa 2001 a 24 €.
En definitiva, comimos muy a gusto.
Recomendable.