Restaurante Monvínic (RESTAURANTE CERRADO) en Barcelona
Restaurante Monvínic (RESTAURANTE CERRADO)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
15,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
sábado y domingo y agosto
Nota de cata PRECIO MEDIO:
68 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
9.7
Comida COMIDA
7.3
Precio medio entorno ENTORNO
9.1
RCP CALIDAD-PRECIO
7.8
Cordero Meloso
Guisantes
Espárragos Blancos de Gavà
Cocotte de tripas de rape con garbanzos
Lengua con encurtidos
Eclair de Pringá casera y naranja
Comedor.
Recepción
Comedor.
César Cánovas -sumiller- junto a la fantástica biblioteca.
Carta de vinos digital... un puntazo. Más entretenida que la PSP.
Bar
Opiniones de Monvínic (RESTAURANTE CERRADO)
OPINIONES
55

Tras esta visita y al comprobar que no estaba la valoración de la primera visita que hice hace 8 años (noviembre 2011) he aprovechado el confinamiento para buscar entre los recuerdos hasta encontrar datos del viaje y entre ellos la factura y los vinos tomados que, en unas detalladas cuartillas (algo poco habitual incluso en las estrella Michelín en esa época), estaban en el baúl de los recuerdos.

Muchas cosas llamaron mi atención en aquel momento en las cartas de platos viendo en pantallas reflejadas su elaboración, ipad para elegir vinos con una abundancia de datos apabullante más los consejos a pie de mesa, mesas corridas pero de gran elegancia. Servicio de muy alto nivel y un trato del vino casi de mayor importancia que de la comida. De remate la visita a la bodega acristalada con una distribución moderna completamente inusual.

Tres para comer y beber. Para lo primero compartimos platos que fueron ampliamente explicados bien elaborados y emplatados:

. calabaza en texturas

. ensalada de boletus

. terrina de foie trufado

. pato con naranja

. pollo de pagés rustido

 .callos con garbanzos

. babas al ron con chocolate x 2

Especial dedicación a las copas de vino que probamos: chardonnay Crocodrile´s Lair 2008 Bouchard Finlayson (dos copas), Ossian 2009 verdejo, Syrah Reserva Especial 2006 Maicas del Limari, Torroja Vi de Vila 2009 de Terroir al Limit, Spy Valley Pinot Noir 2008, Tenuta di Donnafugata 2007 moscato di Pantelleria, un Porto (LBV) de Fonseca 2005 y un Pedro Ximenez La Cañada de Pérez Barquero.

Un par de aguas grandes y un café completaron un gran disfrute como colofón de viaje.

Tras unos cuantos años de la primera visita en la que sorprendía por la presencia y trato del vino desde tener un ipad (de los primeros del mercado) como carta de vinos (la primera que ví en un restaurante) y la proyección en pantalla de los platos elaborados con un servicio en sala de primer nivel y una cava visitable que también tenía un especial encanto. Unas mesas corridas, por entonces poco frecuentes, aún daban más un toque de modernismo inusual para la época.

Ahora hay unas mesas en el pasillo de entrada frente a las oficinas acristaladas y la barra. La sala propiamente dicha y un comedor privado al fondo, cuadrado y habilitado con dos largas mesas de 14 y 16 comensales, algo apretados pero que merecía mucho la pena para poder estar aislados. Mesas bien vestidas, buenas copas, cubiertos y vajilla; siloncitos cómodos. Buen servicio de sala y magnífico servicio del vino. Buena cadencia de platos desde cocina.

Menú cerrado con elección de segundo plato (carne o pescado) con motivo de clásica reunión anual, con cambio de destino de la cena con el fin de potenciar el apartado vinícola. Pero... ya un visionario PepeCano anunciaba hace 9 años en el titular de su comentario: "El vino toma más protagonismo que la comida". Aquello se ha multiplicado por 10 y la falta de quorum de otros comensales lo confirma. El local mantiene un muy buen nivel en la parte enológica, incluyendo sus propios vinos Ferrer Bobet, pero la cocina ha bajado muchos escalones. En el propio impreso individual con el menú ya es significativo que los vinos están en primer lugar y el menú a continuación.

Lo que tomamos en vinos: Mas Bertran cava Balma brut nature 2014 que gustó y se empezó en barra y se siguió en mesa, Celler Mont-Rubí White 2018 un blanco bastante más complementario para dar paso al protagonista principal de la cena: Ferrer Bobet Selecció Especial Vinyes Velles 2014; posteriormente pudimos comparar, antes del postre, con un Ferrer Bobet Vinyes Velles 2011, que gustó mucho su estado de evolución (a algunos más que el primero). Para el postre se eligió algo más dulce: Niepoort Porto Ruby 2014, que quedó un poco eclipsado por el tinto.

Lo que tomamos en comida para la cena fue compartir entrantes al centro de la mesa y un principal y postre servidos de forma individual:

. jamón 100% ibérico: muy bueno, finas láminas, muy sabroso. Acompaña pan de coca, algo tostado y con tomate.

. coca de escalibada con anchoas del Cantábrico: excelente bocado con buena materia prima. Muy recomendable.

. hummus con cúrcuma y crudités: buena elaboración, buena texturas.

. fricandó con setas: muy amplia ración de carne (incluso excesiva) pero con una presnetación más propia de menú del día de bar de barrio. Bien de sabor y textura. La otra opción fue de bacalao a la donostiarra referido como correcto pero en ración casi minimalista.

. yogurt con frutos rojos y fresas: muy ligero el yogurt y regular la calidad de los frutos rojos y las fresas (¿las fresas no son frutos rojos?).

En general tuvimos una cocina poco interviniente sobre un producto entre bueno y correcto, con unos emplatados muy básicos. Los vinos salvaron la noche.

Por supuesto unos cafés finales y unos petits fours de coca y de chocolate muy bien recibidos. Hubo quien amplió con Gin tonics ya fuera del local.

COMIENZO
Una vida en Francia, del Norte al Sur de ella, y viceversa. Llegar a rehacer tu vida en BCN y en una plaza como Monvinic, tiene mucho "allez courage". La dificultad está servida en el interior del mundo vinícola.

LLEGADA
La presentación es fundamental, y así lo hago siempre que voy. Mesa para 1.

La elección también, y descubriendo a su chef, debemos solicitar el menú sorpresa de Ariadna Julian (el fil d´Ariadna-Sabadell), con productos de temporada y sorpresas culinarias. En cuanto al maridaje, vamos a abrir cosas, a cargo de su sumiller encargado en mi mesa. Puedes empezar.

......

VINOS
-Champagne Emmanuel Brochet Bio. Chardonnay-PN-PM
-Josko Gravner ÁNFORA 2006. Friuli-Venezia. Chardonnay-SB (Pinot Grigio-Riesling)
-Ex Vero II Werlitsch 2010. Steiermark. Pinot Blanc. Sauvignon Blanc
-Cobero 2014 by Goyo García. Cantabria. Palomino
-La Souteronne by Hervé Souhaut 2014. Gamay
-Domaine de la Pinte 2007. Arbois. Savagnin
-Clos de Murger by Albert Grivault 2012. Mersault. Chardonnay
-Best´s wines by Thomson family 2001. Grampians. Syrah
-Moscatel Roxo José María da Fonseca 2006. Setúbal. Moscatel Roxo.
-Istvan Szepsy Szamordoni Sweet 2009. Tokaj-Hegyalja. Furmint-Harslevelu

.....

COMIDA
Comenzamos con un aperitivo de queso fresco, ahumado en su propia cocina. Elboración personal, que con champagne, o con un toque de whisky de turba, podría ir a la perfección. Muy agradable, con su pan crujiente.

Vieira y almejas, carpaccio y caviar. Suave y fresco. En 2 cucharadas, o 3..ummm.

Guisantes del maresme con sepia y trufas, crujientes como el vino.

Lubina al papillote de plátano y limón, con coliflor en crema y brocoli. En su punto todo. Hubiera dejado más crudité el brócoli.

Mollejas con crema y alcachofas crujientes. Especial y delicado en sabores, cremosos, acorde al maridaje.

Postre de calabaza de temporada y segundo postre de Souffle con helado de vainilla y galletitas, para moscatel y tokaj. En una degustación de postres espectaculares en sabores.

No detallo mucho más allá que algunos detalles que deben ser descubiertos en el restaurante de Monvinic, donde os animo a ir, entrar y no salir.

Miganirses (gominola, roca,cacao...), son un detalle preciado con el café y la plática de la chef, que aceptó mi invitación a sentarse. Así es mejor el aprendizaje y la sencillez de la cocina en la mesa.

La sumillería estuvo muy bien, por un sumiller que empieza a despuntar por sus ganas. Bien Manu.

Volveremos a vernos.

PRECIO
Menú Sorpresa 80 euros
Maridaje sorpresa 70 euros

Con algunas reservas empezaba en Monvinic, el motivo era que éramos un grupo, varios extranjeros a un menú cerrado, y con el local lleno, en lo que respecta al vino, no tenía dudas, pero en lo que respecta a la comida, no las tenía todas conmigo, me equivoqué.

Fue una velada muy agradable, comimos y bebimos de maravilla, nuestros invitados salieron encantados, buen servicio, sin mucha espera, algo atropellado al servir, por las prisas.

El menú y los vinos los teníamos en una hoja impresa, en inglés, una deferencia a nuestros invitados, pero y los locales??.
Cuatro platos + postre, maridado con vinos a la elección de Monvinic, por cierto, siendo Monvinic uno de los mejores bares de vinos que existen, encontré a faltar alguna explicación sobre los vinos que nos ofrecieron, si no preguntabas, no hacían ninguna mención.

Empezamos conel menú:
- Paté de champagne con torradas, un cuadradito de buen paté, suave, buen inicio.
Vino: Veneto Rifermentato Bianco 2015, 100% cortese. Frizzante ideal para empezar la cena.

- Puerro asado con vinagreta de mostaza y canalón relleno de pato. Dos “cilindros”, especial mención al canalón, muy bueno, sabroso y fino, el toque de la vinagreta genial.
Vino: Swartland Chenin Blanc 2014, South Africa. Un vino que me sorprendió por su fruta tropical y que lo hacía muy peculiar

- Brandada, muy cremosa, buen sabor, sorprendió a mas de uno de nuestros invitados.
Vino: El anterior

- Solomillo a la parrilla con mostaza, excepcional carne, poco hecha, gustosa, tierna, fácil de comer, toque ligero de mostaza, lujazo.
Vino: Costumbre 2004, Rioja, Garnacha, para variar del tempranillo, repetimos

- Postre, Crème Brûlée, pecado mortal.
Vino: Garnatxa D'Empordà, garnatxa roja y garnatxa blanca.

Cafés y “mignardises”.

Queríamos impresionar a nuestros invitados y salimos en hombros y por la puerta grande.
El precio del menú cerrado fue de 55€, visto lo comido, bebido y el resultado, me parece una RCP insuperable.

Coincidiendo con La Musica del Vi(Vilaviniteca) y Alimentaria,visitamos el "Paraiso de los wine lovers".Teniamos reserva desde hacia semanas de lo contrario no hubieramos cenado.
Sin embargo la velada no fue como en otras ocasiones,debido a la gran cantidad de comensales que habia tanto en el Wine Bar como en el Restaurante.Cierto que en apartado de los vinos,disfrutamos como niños bebiendo:
-Nyetimber Classic Cuvee 2006.
-Valentini Trebbiano d'Abruzzo 2008.
-Beaux Freres Ribbon Ridge AVA.Pinot Noir 2006.
-Domaine Gramenon Cuvee Meme 2009.
-Bruno Giacosa Barolo Falletto di Serralunga 2001.
-Engon Muller-Scharzhofberg Riesling Auslese 2003.
Los vinos los comentare mas adelante en el apartado adecuado.
El problema que tuvimos fue con el Servicio en la sala.Al haber tanta gente,todo el mundo iba con prisas.Quiero felicitar el trato dispensado por Antonio Giuliodori,que nos atendio y asesoro con los vinos elegidos.Es un gran profesional.
En esta ocasion no estaba Cesar Canovas,amigo y referencia dentro del mundo sumiller.Al servir la cena habia un descontrol entre los platos y el servicio del vino,que llego a molestar un poco.
La comida buena,pero sin llegar a enamorarme,mucho mejor en Cuenllas o en el Padre(ahora Angelita Madrid)...
Hay que ir a Monvinic sin nunguna duda,pero mejor hacerlo en epocas mas tranquilas.
Pagamos para que los mejores profesionales(sumillers),esten pendientes de nosotros...es por lo que vamos.

A pesar de su muy alta calificación (la mayor prácticamente de Barcelona), la oferta gastronómica del MONVÍNIC no es de las mejores valoradas en Verema (Bcn), este hecho, junto que en mi caso nunca he sabido entender en qué consistía la propuesta de MONVÍNIC (restaurante?, bar?, vinacoteca?, espacio vinícola?, etc…) , ha provocado que haya retrasado su visita hasta que finalmente me he presentado en la puerta (del restaurante) directamente para conocer que es MONVÍNIC. La cercanía de DISFRUTAR y ANGLE me permitían cierto margen de maniobra por el riesgo de aparecer solo sin más.

El restaurante ha abierto de nuevo sus puertas tras una reforma durante el período estival (estructural?, de propuestas? de diseño? Lo desconozco). Muy buen trabajo de diseño en todo caso en los distintos espacios.

Como bien sabido, en sala, hay diversos sumillers para facilitar la labor y cultura del vino. Desde el primer segundo hasta la finalización de la cena, el servicio de vino sólo puede ser calificado de sobresaliente, tanto por la calidad y sorprendentes propuestas, como por la atención, conocimiento, cercanía, etc…

Como acudo sólo al local, recurro por supuesto a copas sueltas (medias copas en realidad). De entra la interesante y numerosa oferta en copas sueltas, elijo cuatro propuestas tras valorar con el sumiller, siendo las elegidas las siguientes:

- “Joan d´Anguera 2013”. Tinto de DO Montsant. Vino ecológico y biodinámico elaborado a partir de Syrah, Garnacha y Cabernet Sauvignon procedente de fincas de la bodega Joan d'Anguera plantadas en llanos y laderas sobre suelos calcáreos, pedregosos y de aluvión de Finca l´Argatá (4,09 €).
- “Viña Tondonia” de Bodegas López de Heredia, un vino blanco con DO Rioja realizado con viura y malvasía de la añada 2001 (4,55€). Sin llegar al nivel del 1998, muy bueno.
- “Kalleske 2012” de Barossa Valley (Autralia), una bodega que suele utilizar la variedad de Cabernet Sauvignon, Sémillon, Chenin Blanc, Mataro, Petit Verdot, Durif (Petite Syrah) o Viognier, pero que en este caso presenta la variedad un mono varietal de garnacha vieja. Extraordinario (7,27€).
- “Max Doix 2012” de Bodegas Salanques, con variedad de Cabernet Sauvignon, Cariñena, Garnacha, Merlot.
- “Luis Pato 2005” de Beira Atlantico (Portugal) con uva baga. Extraordinario (invitación).
- Para el postre “Jose Maria de Fonseca” DOC Setubal. Un moscatel rojo de alambre de 20 años. Maravilloso (6,82€).

Todos ellos extraordinarios, sin excepción, sorpresas sin duda alguna las propuestas australianas y portuguesas.

Respecto a la propuesta gastronómica opte por el menú clásico (60€) compuesto por:

De entrantes: “Coca fina de verduritas de temporada”. Tradicional coca cuyo resultado final gracias a los vegetales es muy superior a lo esperado. Todos los vegetales asumen un protagonismo extraordinario; “Carpaccio de gamba roja pequeña” Muy correcto y bueno; y los “espárragos con béarnaise de estragón” fueron sustituidos (la temporada del esparrago no ha sido la esperada) por “calabacín en dos cocciones“, correcto.

Continuamos con la “clásica seta de castaño crujiente” y la “anguila al vino tinto”, posiblemente los dos mejores platos de la carta. Ambos extraordinarios, perfectos.

Finalizamos con el “Filete Wellington de Cal Tomás”, punto de cocción perfecto para un plato fuera de lugar pensado para el público extranjero”

El postre también tiene una nota alta, un muy bueno “Baba au rhum” y un helado de naranja, tal vez excesivo.

Atención extraordinaria para un templo dedicado al vino, en el que la clientela es básicamente extranjera, para los que degustar vinos extraordinarios por copa debe ser una gran novedad, a la que me sume con gusto. La cocina, es cierto, un poco por debajo de las expectativas, ideada para clientela extranjera, pero en todo caso muy correcta.

Situado en pleno corazón del barrio del Eixample, es un espacio dedicado íntegramente al disfrute del vino. Disfrute posible desde distintas perspectivas, dispone de biblioteca o centro de documentación en el que los miembros del Club Monvínic tienen a su disposición en diferentes idiomas cientos de libros divulgativos, guías vinícolas, las revistas más importantes del sector, etc.

Sala de catas y conferencias: un espacio en el que organizan actividades tales como catas, presentaciones, conferencias, La Bodega, la estancia principal de Monvínic. Amplia, diversa, con vinos de los cinco continentes, con más de 3000 referencias al alcance del cliente. Está gestionada por un equipo de 6 sumillers, liderados por la cofundadora de Monvínic, la francesa Isabelle Brunet.

Bar de vinos, o wine bar (que queda más pijo). Una larga barra acompañada de taburetes y también un espacio dotado de cómodos sofás. A diario ofrecen unos 50 vinos distintos por copas que… ¡cada día cambian! En esta selección tienen cabida desde los más modestos hasta los más encumbrados, desde los más conocidos, hasta los más novedosos y todos a precios moderados. La carta es digital con diversos criterios de búsqueda y como no podía ser de otra manera el coperío es de calidad, de la marca Riedel. Es posible acompañar los vinos por copas con una selección de tapas e incluso con un completo menú a mediodía al competitivo precio de 19.50 €.

Sólo por visitar este espacio, ya quiero volver…

Restaurante, en el que ofrecen una cocina de mercado contemporánea, una actualización del recetario tradicional realizado con los mejores productos que cada temporada ofrece.

Todo ello con un diseño moderno, en el que predominan las tonalidades y ambientes oscuros, fruto del proyecto del interiorista Alfons Tost.

¿Quién es el artífice de todo esto?

Sergi Ferrer-Salat, empresario del sector farmacéutico, melómano, bodeguero y desde hace unos siete años también hostelero.

Sergi Ferer-Salat, por lo que sé de él, es un hombre eminentemente apasionado, entre otras cosas del mundo del vino. Tan apasionado que le ha llevado a fundar junto con su amigo Raúl Bobet una de las bodegas que elabora uno de mis priorats preferidos: Ferrer Bobet. Pero además es un insaciable estudioso del vino, en todos sus ámbitos, desde la elaboración y producción, al análisis organoléptico. Tan estudioso que en su día tengo entendido estuvo preparándose para llegar a ser Master of Wine.

Lo comido…

Como he dicho al principio, fuimos a cenar un sábado noche con la Peña Gastronómica Los Restauranteros. Nos acomodaron en el reservado.

Toni Grimalt ha escrito conmigo este post y ha descrito los platos que aquella noche compartimos y pudimos degustar:

Samosa vegetal: Pequeño bocado a modo de aperitivo servido a temperatura correcta. Cabe destacar su ligereza y que, pese a tratarse de una empanadilla frita, no adolecía para nada de aceitosidad.

Rillette de pescado del día y veduritas: Nuevo bocado ligero y elegante que consiste en unos rollitos de masa sutil que envuelven esa rillette de pescado desmenuzado, a manera de las conocidas filloas marineras.

Espárragos blancos de Gavà con crema de jamón: Ejemplo claro de plato donde se homenajea al producto y se dejan las elaboraciones complicadas a un lado. El resultado cuando se cumplen ambas premisas suele ser satisfactorio. Volvió a surgir en la mesa ese debate que parecía perseguirnos a lo largo del fin de semana: vanguardia Vs tradición, sorpresa Vs consolidación, provocación Vs seguridad…

Guisantes a la crema y bacalao ahumado: Como su antecesor, pocas florituras y manipulación justa para dejar el papel principal en manos del producto. En pos de ello creo que se descuida un poco la presentación del mismo en cuanto a vajilla y montaje del plato. De un lugar así yo al menos espero un poquitín de esmero en las mismas.

Cordero meloso “embarrado” Fermí Puig: Para no romper ahora con la línea y el estilo bien definido a lo largo de todo el menú, nuevo plato en el que destaca por encima de todo la selección del producto. En mi zona tomamos poco cordero y, cuando se pide en el restaurante, se corre cierto riesgo a que éste no de la talla. Quizá por ello tengo poco criterio y escasa capacidad para juzgarlo pero a mí me pareció de los mejores corderos que he tomado nunca. Me encantó.

María Luisa, fresa: Helado de esta hierba muy común en el Mediterráneo que aporta en boca una gran frescura y aromas ciertamente particulares. Contrapunto acertado con las fresas.

Aguacate, chocolate, cilantro: Postre más innovador que su antecesor que, como todos los platos que le precedieron, cumplieron a la perfección con los trazos fundamentales de la cocina de Monvínic y con el objetivo de nuestra quedada allí: producto seleccionado, manipulaciones respetuosas con éste, comida ligera que no genere pesadez y, por encima de todo ello, protagonismo esencial del vino por encima de las degustaciones.

Lo bebido…

Tal vez lo más destacable de la velada fue el servicio de vinos. Llevado de manera impecable por Antonio Giuliodor, sumiller de origen italiano perteneciente al equipo de Monvínic. Persona con conocimiento, simpatía, diligencia y con la cualidad más importante: la capacidad de transmisión. Fue capaz de explicar cada uno de los pases vinícolas con conocimiento y con pasión. Capaz de posicionarlos en su justa dimensión, pero sobretodo, capaz de transmitirnos la ilusión de cada uno de los productores al elaborar el vino. No hay nada mejor que trabajar en aquello que te entusiasme y te apasione. Suerte tienen en Monvínic por contar con un profesional con la valía de Antonio Giuliodor.

La armonía que nos propusieron para estas viandas fue variada y multinacional.

Los vinos degustados en Monvinic en Barcelona

Rimarts Gran Reserva 40. Xarel•lo, macabeu, parellada y chardonnay, Cava España. Fue la copa de bienvenida, me gusta empezar bien con espumoso, bien con generoso, así que por mi parte buen comienzo. Un cava amarillo dorado, límpido y brillante en el que destaca su fina y persistente burbuja fruto de sus 40 meses de crianza en rima. En nariz aprecio aromas de fruta madura y panadería con un final de frutos secos, constatando en boca la perfecta integración del carbónico que intuía en la fase visual.

Paul Blanck 2009 Alsace Grand Cru Wineck-Schlossberg Francia. Este riesling procede exclusivamente del viñedo Schlossberg cultivado con parámetros ecológicos. Tras 10 largas semanas de fermentación permanece durante un año con sus lías madurando en fudres. Aromas eminentemente cítricos junto a notas de flores blancas y un fondo mineral, ausencia de “petroaromas” característicos de estos vinos. En boca presenta buena acidez. Tal vez me gustan más maduros.

Carrick Bannockburn 2011 Central Otago Pinot Noir Nueva Zelanda. Monovarietal de pinot noir procedente de cultivo ecológico. A la vista, rubí de capa media/baja. Inicialmente cerrado, con la aireación aparecen notas de frutos rojos, yogur de frutos del bosque, suaves especiados y un final de champiñón. En boca resulta de cuerpo medio, fresco y acidez suficiente.

Sigo sin caer en los brazos de la pinot noir vinificada en tinto. “No eres tú, soy yo”

Finca Viñas de Arcilla 2010 Goyo García Viadero Ribera del Duero España. Goyo pertenece a la saga de bodegueros propietarios de Bodegas Valduero. Inició su proyecto personal en el año 1984. Busca que sus vinos sean frescos, trasmitan el terroir donde nacen y reflejen la tipicidad de la variedad con la que están elaborados.

Para conseguir que sus vinos reúnan estas condiciones, practica una viticultura natural y tradicional, poco convencional hoy en día. Recupera viñedos viejos, sólo utiliza las levaduras autóctonas y no emplea químicos. La uva se cosecha en su estado óptimo de maduración, despalilla pero no aplasta y huye del uso de maderas nuevas con tostados potentes.

Pretende que sus vinos sean representativos de la zona desmarcándose de la elaboración de vinos “clónicos” que podrían ser de cualquier lugar de España o del mundo. Su intención es elaborar vinos como lo hacían sus antepasados.

Elaborado al 100% con uva de la variedad tempranillo. Envejeció durante 20 meses en barricas usadas de grano fino ubicadas en un calado natural de piedra antes de su embotellado. Ni se filtra ni tampoco se estabiliza. La producción es muy escasa, de apenas 1700 botellas.

A la vista presenta un picota oscuro de ribete violáceo y de capa media tirando a alta. Límpido y brillante. Intensos aromas de frutos rojos en nariz, suaves tostados, ligeros ahumados, notas de carne fresca, toques de regaliz, monte bajo y notas minerales sobre un fondo balsámico. En boca resulta muy afilado, desborda acidez. Final ligeramente amargoso. Buena persistencia y notable longitud.

Fue uno de los vinos controvertidos de la noche entre quienes pesaban que presentaba defectos derivados de recolección temprana, sin maduración completa y quienes defensaban su imponente acidez como vehículo de envejecimiento.

Château Pajzos 5 puttonyos 1993 Tokaj Aszú Hungría. Vino elaborado por una de las bodegas más antiguas y emblemáticas de la región de Tokaj.

Bonito color dorado viejo, intensa nariz en la que destacan las notas de orejones, naranja escarchada, jalea de membrillo y manzana asada, todo ello sobre un sutil fondo amielado. En boca muestra un excelente equilibrio entre acidez y grado de dulzor. Muy largo y persistente, una delicia de vino. Hasta el momento el favorito unánime de todos los allí presentes.

Ante el reto lanzado por Aurelio a Antonio para sorprendernos y superar el Tokaj, añadieron como extra:

Moscatel rojo Alambre 20 años de Fonseca Vinhos, Setúbal Portugal. Conocí este imponente moscatel gracias a Alfonso de Malkebien. No sé si superó al Tokaj, pero como mínimo lo igualó, ambos vinos comparten ese equilibrio entre acidez y dulzura e incluso la mayoría de las notas aromáticas de cata a las que añadiría en el caso del Alambre notas de barniz, fruto de su proceso de elaboración oxidativo.

Para salvar el segundo envite, Antonio apostó por sorprendernos con un vino dulce de su país de origen, un moscatel siciliano. Me gustó pero EMHO un escalón por debajo de los dos antecesores.

Salvatore Murana Mueggen 2009. Zibibbo, Passito di Pantelleria Italia. Dorado viejo. Nariz de intensidad media, en el que destacan las notas de bollería, unidas a las de frutas pasificadas como los orejones y un fondo de caramelo. En boca resulta goloso, pero para mi gusto le falta un poquito de acidez. Persistencia media.

Visita imprescindible para los amantes del vino, donde además de colmar tus inquietudes vinícolas, podrás comer o cenar razonablemente bien.

Este post lo hemos hecho a seis manos: AnaJuan (fotos), Antoni_Alicante (texto de la parte sólida) y el resto un servidor.

Post completo ilustrado con fotos en:
http://www.vinowine.es/restaurantes/monvinic-paraiso-vinicola.html

He dudado en calificar este lugar en el apartado restaurantes. Parece un sitio de vinos ´donde se puede comer con elegancia y distinción, pero no lo veo exactamente como un gran restaurante. Tampoco tengo una gran experiencia aquí, tan sólo he estado dos veces, quizás posee más cocina de la que aparenta. Presentaciones rimbombantes sin mucha chicha, apariencias a tono que carecen de consistencia. Las mimosas , los riletes..todo esta bueno, pero sin más. El lugar es lujoso, amplio, avanzado , impacta. De los vinos , que voy a contar, casi todo es posible. Una gran presentación, a veces con excesos y fuegos artificiales que no son necesarios, pero la puesta en escena, impacta. Gran servicio eso sí, con una coordinación y armonía presentando platos y vinos deslumbrante. Merece la pena , pero para una gran comida..hay otros

Un punto diezmado llegué a esta cena del Encuentro de la Peña Gastronómica Los Restauranteros en Monvínic, cuya magnífica organización hay que agradecer al maestro Manu bien escoltado por nuestro querido Jerónimo.

No las tenía todas conmigo antes de salir del hotel y confieso que entré con cierto titubeo pero a los dos minutos ya estaba funcionando a pleno rendimiento, olvidando la indisposición sufrida por la mañana y superando la rabia que tenía por haberme perdido el acto principal del Encuentro. Estaba claro... me iba a desquitar!!

Inmaculada mesa amplia dispuesta al fondo del fardón local, apartada del resto y que nos estaba esperando para hacernos disfrutar. Tras leer el comentario de nuestro venerado Presidente de la Peña no me queda otra opción que suscribir todas y cada una de sus palabras.

Si acaso destacaría, de entre las lisonjeras viandas, esos Espárragos Blancos de Gavà que por sí solos ya eran de fuera de concurso y el plato principal de Cordero Meloso, que creí entender había sido alimentado como si de un cabrito se tratara, resultando un bocado exquisito.

Corrección y elegancia en los restantes platos (Samosa, Rillete, Guisantes y Postres) pisando sobre terreno seguro, lo cual siempre es una garantía tanto para la empresa como para el cliente. Eché en falta un punto de generosidad en las raciones aunque tal vez se trate de una percepción particular.

Había leído que en esta casa, aunque se come bien, se viene a beber… y qué bien que bebimos… pero, sobre todo, qué bien fueron servidos estos vinos:

Rimarts 40 BN GR 2009 D.O Cava
Wineck-Scholossberg 2009 Domaine Paul Blanck Alsace Grand Cru
Carrick Bannockburn Central Otago 2011 New Zealand
Goyo García. Finca Viñas de Arcilla 2010 D.O. Ribera del Duero
Château Pajzos Tokaj Aszú 5 puttonyos 1993
Alambre 20 años D.O. Moscatel de Setúbal
Mueggen 2009 D.O.C. Passito di Pantelleria

Tal como ya ha comentado Aurelio en la reseña previa, la labor de Antonio sirviéndolos fue para enmarcar. Supo controlar con pasmosa profesionalidad la cadencia en el trato que nos prestó. Elegante, discreto, comedido, juguetón, humilde y dejando huella de sus conocimientos con cortesía y generosidad.

Fue el que marcó la diferencia de esta experiencia para poderla recordar en unos años. Factores como un buen servicio, gran servicio en este caso, deben ser valorados por la empresa pues, a mi entender, la enriquece de manera reseñable.

Ahora solo queda esperar unos meses para nuestro nuevo encuentro.

  • Cordero Meloso

    Cordero Meloso

  • Guisantes

    Guisantes

  • Espárragos Blancos de Gavà

    Espárragos Blancos de Gavà

Gran alegría la que nos llevamos muchos miembros de la Peña Gastronómica Los Restauranteros al recibir el programón del organizador de este Encuentro de primavera 2015, Manu Aguilera, y observar que en él se incluía una cena en Monvínic. Buena parte de los restauranteros somos también enochiflados y… ¿qué mejor?

A priori la elección no podía ser más acertada: tras la comida “troncal” en Angle, que se presuponía fuerte, una cena más ligera en un wine bar de luxe, un lugar en el que se come bien ponderándose el vino sobremanera… ¡Cómo apetecía!

Sin embargo nuestro querido Manu andaba los últimos días algo preocupado a la vista de la nefasta experiencia que sufrieron Joan Thomas y él mismo no hacía ni un mes siquiera…

Y para allá que fuimos, con dudas, ciertamente con dudas, pese a que habían asegurado que lo acaecido fue algo puntual y que no iba a volver a suceder. Pero, amigo, había que verlo.

Monínic es un lugar guapísimo, la máxima expresión de la modernidad catalana bien entendida. Cool, fashion, funcional, desahogado, límpido… Lograda iluminación, rozando el intimismo pero con suficiente visibilidad en mesa para poder desarrollar correctamente la fase visual de la cata.

Nos acomodaron en un “apartado” divino, con un delicioso jardín vertical a sus espaldas separado únicamente de la alargada mesa por una gran cristalera.

Y comimos….

Samosa vegetal
Rillette de pescado del día y verduritas
Espárragos blancos de Gavá con crema de jamón
Guisantes a la crema y bacalao ahumado
Cordero meloso “embarrado” Fermi Puig
Maria Luisa, fresa
Aguacate, chocolate, cilantro

Y bebimos

 Rimarts Gran Reserva 40. Xarel·lo, macabeu, parellada y chardonnay, Cava (España)
 Paul Blanck Grand Cru Wineck-Schlossberg 2009. Riesling, Alsace (Francia)
 Carrick Pinot Noir Bannockburn 2011. Pinot noir, Central Otago (Nueva Zelanda)
 Goyo García Viadero Finca Viñas de Arcilla 2010. Tempranillo, Ribera del Duero (España)
 Château Pajzos Aszú 5 puttonyos 1993. Furmint, Tokaj (Hungría)
 Fonseca Vinhos Alambre. Moscatel rojo, Setúbal (Portugal)
 Salvatore Murana Mueggen 2009. Zibibbo, Passito di Pantelleria (Italia)

Cenando más que satisfactoriamente como cenamos, puedo decir que no creo que me acuerde de aquí a unos meses de en qué consistió la cena, aunque siempre tendré esa sensación de “haber comido bien”. Peeeeeeeeeeeeero puedo decir también que tendrán que pasar muchos años para que olvide, si es que lo llego a olvidar, lo maravillosamente bien que bebimos, y no ya por los vinos, que también, sino en por el magnífico trato que nos dispensó Antonio, el sumiller, un sumiller italiano de champions.

Antonio hizo de una buena cena una experiencia fantástica. El elemento humano. El valor de la sala. Antonio.

A su profesionalidad, simpatía y capacidad de comunicación demostrada durante toda la cena, explicando y respondiendo sin parar, tenemos que unir lo airoso que salió del reto que le lanzamos cuando le dijimos cuando la cena ya finaba: -“Saca algo que supere este último tokaj”… Y cuando más tarde, ya enchilados, le dijimos: -“Antonio, busca algo que supere esto que ha superado al tokaj”… Al tokaj lo encimó con un improvisado Alambre, un moscatel rojo de Setúbal encabezado y con al menos 20 años de envejecimiento, y al Alambre… que no había con qué lidiarlo… Antonio lo vadeó, tirando de filigrana y cintura, con un passito di pantellería, cambiando de frecuencia, entrando en la de lo joven, fino y vivaracho. ¡Buen pase, maestro!

Previamente nos había deleitado con otros pases maestros, con vinos bien seleccionados, especiales todos ellos, en los que, insisto, el sumiller brilló por encima de ellos. Comenzó con un buen cava, continuó con un riesling fresco y contenidamente abocado sin esos gasóleos de juventud, cambio de tercio hacia los tintos con un pinot noir cuya liviandad no supimos entender quedándonos corto a la mayoría, prosiguió con un ribera de corte marcadamente atlántico, en la suerte de los dulces abrió con cinco puttonyos de tokaj de libro y cerró con los comentados moscatel rojo envejecido y el dicharachero passito di pantellería.

Plas, plas, plas.

En cuanto a las viandas, cederé gustosamente a los compañeros con los que tengo el honor de compartir peña la descripción de cada plato (no se pierdan las próximas valoraciones de este restaurante), yo me limitaré a decir que se cumplió holgadamente el objetivo de la organización: buena cena, ligera y completa. Añadiré nada más que me sorprendió gratísimamente el sabor y la textura de ese cordero que culminaba la comanda.

Me llevo un muy buen recuerdo de este Monvínic, se percibió que la dirección tenía ganas de agradar, y lo consiguió, algo que me hará volver sin duda. Y ultimaré con una conclusión, la misma con la que comencé y titulé esta valoración: Antonio disipó las dudas.

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