Paraíso Vinícola

Situado en pleno corazón del barrio del Eixample, es un espacio dedicado íntegramente al disfrute del vino. Disfrute posible desde distintas perspectivas, dispone de biblioteca o centro de documentación en el que los miembros del Club Monvínic tienen a su disposición en diferentes idiomas cientos de libros divulgativos, guías vinícolas, las revistas más importantes del sector, etc.

Sala de catas y conferencias: un espacio en el que organizan actividades tales como catas, presentaciones, conferencias, La Bodega, la estancia principal de Monvínic. Amplia, diversa, con vinos de los cinco continentes, con más de 3000 referencias al alcance del cliente. Está gestionada por un equipo de 6 sumillers, liderados por la cofundadora de Monvínic, la francesa Isabelle Brunet.

Bar de vinos, o wine bar (que queda más pijo). Una larga barra acompañada de taburetes y también un espacio dotado de cómodos sofás. A diario ofrecen unos 50 vinos distintos por copas que… ¡cada día cambian! En esta selección tienen cabida desde los más modestos hasta los más encumbrados, desde los más conocidos, hasta los más novedosos y todos a precios moderados. La carta es digital con diversos criterios de búsqueda y como no podía ser de otra manera el coperío es de calidad, de la marca Riedel. Es posible acompañar los vinos por copas con una selección de tapas e incluso con un completo menú a mediodía al competitivo precio de 19.50 €.

Sólo por visitar este espacio, ya quiero volver…

Restaurante, en el que ofrecen una cocina de mercado contemporánea, una actualización del recetario tradicional realizado con los mejores productos que cada temporada ofrece.

Todo ello con un diseño moderno, en el que predominan las tonalidades y ambientes oscuros, fruto del proyecto del interiorista Alfons Tost.

¿Quién es el artífice de todo esto?

Sergi Ferrer-Salat, empresario del sector farmacéutico, melómano, bodeguero y desde hace unos siete años también hostelero.

Sergi Ferer-Salat, por lo que sé de él, es un hombre eminentemente apasionado, entre otras cosas del mundo del vino. Tan apasionado que le ha llevado a fundar junto con su amigo Raúl Bobet una de las bodegas que elabora uno de mis priorats preferidos: Ferrer Bobet. Pero además es un insaciable estudioso del vino, en todos sus ámbitos, desde la elaboración y producción, al análisis organoléptico. Tan estudioso que en su día tengo entendido estuvo preparándose para llegar a ser Master of Wine.

Lo comido…

Como he dicho al principio, fuimos a cenar un sábado noche con la Peña Gastronómica Los Restauranteros. Nos acomodaron en el reservado.

Toni Grimalt ha escrito conmigo este post y ha descrito los platos que aquella noche compartimos y pudimos degustar:

Samosa vegetal: Pequeño bocado a modo de aperitivo servido a temperatura correcta. Cabe destacar su ligereza y que, pese a tratarse de una empanadilla frita, no adolecía para nada de aceitosidad.

Rillette de pescado del día y veduritas: Nuevo bocado ligero y elegante que consiste en unos rollitos de masa sutil que envuelven esa rillette de pescado desmenuzado, a manera de las conocidas filloas marineras.

Espárragos blancos de Gavà con crema de jamón: Ejemplo claro de plato donde se homenajea al producto y se dejan las elaboraciones complicadas a un lado. El resultado cuando se cumplen ambas premisas suele ser satisfactorio. Volvió a surgir en la mesa ese debate que parecía perseguirnos a lo largo del fin de semana: vanguardia Vs tradición, sorpresa Vs consolidación, provocación Vs seguridad…

Guisantes a la crema y bacalao ahumado: Como su antecesor, pocas florituras y manipulación justa para dejar el papel principal en manos del producto. En pos de ello creo que se descuida un poco la presentación del mismo en cuanto a vajilla y montaje del plato. De un lugar así yo al menos espero un poquitín de esmero en las mismas.

Cordero meloso “embarrado” Fermí Puig: Para no romper ahora con la línea y el estilo bien definido a lo largo de todo el menú, nuevo plato en el que destaca por encima de todo la selección del producto. En mi zona tomamos poco cordero y, cuando se pide en el restaurante, se corre cierto riesgo a que éste no de la talla. Quizá por ello tengo poco criterio y escasa capacidad para juzgarlo pero a mí me pareció de los mejores corderos que he tomado nunca. Me encantó.

María Luisa, fresa: Helado de esta hierba muy común en el Mediterráneo que aporta en boca una gran frescura y aromas ciertamente particulares. Contrapunto acertado con las fresas.

Aguacate, chocolate, cilantro: Postre más innovador que su antecesor que, como todos los platos que le precedieron, cumplieron a la perfección con los trazos fundamentales de la cocina de Monvínic y con el objetivo de nuestra quedada allí: producto seleccionado, manipulaciones respetuosas con éste, comida ligera que no genere pesadez y, por encima de todo ello, protagonismo esencial del vino por encima de las degustaciones.

Lo bebido…

Tal vez lo más destacable de la velada fue el servicio de vinos. Llevado de manera impecable por Antonio Giuliodor, sumiller de origen italiano perteneciente al equipo de Monvínic. Persona con conocimiento, simpatía, diligencia y con la cualidad más importante: la capacidad de transmisión. Fue capaz de explicar cada uno de los pases vinícolas con conocimiento y con pasión. Capaz de posicionarlos en su justa dimensión, pero sobretodo, capaz de transmitirnos la ilusión de cada uno de los productores al elaborar el vino. No hay nada mejor que trabajar en aquello que te entusiasme y te apasione. Suerte tienen en Monvínic por contar con un profesional con la valía de Antonio Giuliodor.

La armonía que nos propusieron para estas viandas fue variada y multinacional.

Los vinos degustados en Monvinic en Barcelona

Rimarts Gran Reserva 40. Xarel•lo, macabeu, parellada y chardonnay, Cava España. Fue la copa de bienvenida, me gusta empezar bien con espumoso, bien con generoso, así que por mi parte buen comienzo. Un cava amarillo dorado, límpido y brillante en el que destaca su fina y persistente burbuja fruto de sus 40 meses de crianza en rima. En nariz aprecio aromas de fruta madura y panadería con un final de frutos secos, constatando en boca la perfecta integración del carbónico que intuía en la fase visual.

Paul Blanck 2009 Alsace Grand Cru Wineck-Schlossberg Francia. Este riesling procede exclusivamente del viñedo Schlossberg cultivado con parámetros ecológicos. Tras 10 largas semanas de fermentación permanece durante un año con sus lías madurando en fudres. Aromas eminentemente cítricos junto a notas de flores blancas y un fondo mineral, ausencia de “petroaromas” característicos de estos vinos. En boca presenta buena acidez. Tal vez me gustan más maduros.

Carrick Bannockburn 2011 Central Otago Pinot Noir Nueva Zelanda. Monovarietal de pinot noir procedente de cultivo ecológico. A la vista, rubí de capa media/baja. Inicialmente cerrado, con la aireación aparecen notas de frutos rojos, yogur de frutos del bosque, suaves especiados y un final de champiñón. En boca resulta de cuerpo medio, fresco y acidez suficiente.

Sigo sin caer en los brazos de la pinot noir vinificada en tinto. “No eres tú, soy yo”

Finca Viñas de Arcilla 2010 Goyo García Viadero Ribera del Duero España. Goyo pertenece a la saga de bodegueros propietarios de Bodegas Valduero. Inició su proyecto personal en el año 1984. Busca que sus vinos sean frescos, trasmitan el terroir donde nacen y reflejen la tipicidad de la variedad con la que están elaborados.

Para conseguir que sus vinos reúnan estas condiciones, practica una viticultura natural y tradicional, poco convencional hoy en día. Recupera viñedos viejos, sólo utiliza las levaduras autóctonas y no emplea químicos. La uva se cosecha en su estado óptimo de maduración, despalilla pero no aplasta y huye del uso de maderas nuevas con tostados potentes.

Pretende que sus vinos sean representativos de la zona desmarcándose de la elaboración de vinos “clónicos” que podrían ser de cualquier lugar de España o del mundo. Su intención es elaborar vinos como lo hacían sus antepasados.

Elaborado al 100% con uva de la variedad tempranillo. Envejeció durante 20 meses en barricas usadas de grano fino ubicadas en un calado natural de piedra antes de su embotellado. Ni se filtra ni tampoco se estabiliza. La producción es muy escasa, de apenas 1700 botellas.

A la vista presenta un picota oscuro de ribete violáceo y de capa media tirando a alta. Límpido y brillante. Intensos aromas de frutos rojos en nariz, suaves tostados, ligeros ahumados, notas de carne fresca, toques de regaliz, monte bajo y notas minerales sobre un fondo balsámico. En boca resulta muy afilado, desborda acidez. Final ligeramente amargoso. Buena persistencia y notable longitud.

Fue uno de los vinos controvertidos de la noche entre quienes pesaban que presentaba defectos derivados de recolección temprana, sin maduración completa y quienes defensaban su imponente acidez como vehículo de envejecimiento.

Château Pajzos 5 puttonyos 1993 Tokaj Aszú Hungría. Vino elaborado por una de las bodegas más antiguas y emblemáticas de la región de Tokaj.

Bonito color dorado viejo, intensa nariz en la que destacan las notas de orejones, naranja escarchada, jalea de membrillo y manzana asada, todo ello sobre un sutil fondo amielado. En boca muestra un excelente equilibrio entre acidez y grado de dulzor. Muy largo y persistente, una delicia de vino. Hasta el momento el favorito unánime de todos los allí presentes.

Ante el reto lanzado por Aurelio a Antonio para sorprendernos y superar el Tokaj, añadieron como extra:

Moscatel rojo Alambre 20 años de Fonseca Vinhos, Setúbal Portugal. Conocí este imponente moscatel gracias a Alfonso de Malkebien. No sé si superó al Tokaj, pero como mínimo lo igualó, ambos vinos comparten ese equilibrio entre acidez y dulzura e incluso la mayoría de las notas aromáticas de cata a las que añadiría en el caso del Alambre notas de barniz, fruto de su proceso de elaboración oxidativo.

Para salvar el segundo envite, Antonio apostó por sorprendernos con un vino dulce de su país de origen, un moscatel siciliano. Me gustó pero EMHO un escalón por debajo de los dos antecesores.

Salvatore Murana Mueggen 2009. Zibibbo, Passito di Pantelleria Italia. Dorado viejo. Nariz de intensidad media, en el que destacan las notas de bollería, unidas a las de frutas pasificadas como los orejones y un fondo de caramelo. En boca resulta goloso, pero para mi gusto le falta un poquito de acidez. Persistencia media.

Visita imprescindible para los amantes del vino, donde además de colmar tus inquietudes vinícolas, podrás comer o cenar razonablemente bien.

Este post lo hemos hecho a seis manos: AnaJuan (fotos), Antoni_Alicante (texto de la parte sólida) y el resto un servidor.

Post completo ilustrado con fotos en:
http://www.vinowine.es/restaurantes/monvinic-paraiso-vinicola.html

  1. #1

    Jotayb

    Jose, pedazo crónica, pedazo disfrute ;-)
    Abrazotes para Ana y para ti.

  2. #2

    JoseRuiz

    en respuesta a Jotayb
    Ver mensaje de Jotayb

    Muchas gracias Juanjo.

    Disfrutamos mucho la velada, especialmente la parte del vino.

    Entre tres, el trabajo pesa menos.

    También para ti y Begoña.

  3. #3

    JaviValencia

    Cuando visito un restaurante una de mis inquietudes es que el nivel del vino no esté por encima de la comida, como mínimo que esté por igual. El caso de Monvinic es bien claro. Bueno, al menos no ha desentonado y aunque la comida no os haya entusiasmado si ha mantenido el mínimo de nivel exigido porque vaya nivelón vinícola!!!

    Enhorabuena por la vivencia y por tú gran crónica.

    Un abrazo José!!!

  4. #4

    JoseRuiz

    en respuesta a JaviValencia
    Ver mensaje de JaviValencia

    También yo prefiero que el vino acompañe y que no eclipse a la parte sólida. Como bien dices en este establecimiento era bien difícil esa premisa.

    Muchas gracias.

    Otro abrazo para ti.

  5. #5

    Abreunvinito

    Una crónica que lástima que no esté inventada la pantalla sensorial (la sensorial de los sentidos olfato, gusto…).
    Buen disfrute.
    Saludos

  6. #6

    JoseRuiz

    en respuesta a Abreunvinito
    Ver mensaje de Abreunvinito

    Eso sería un pasote... ¡la comunidad verema no tendría fin!

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