Restaurante Asiana en Madrid
Restaurante Asiana
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
43,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingo, lunes y mediodía.
Nota de cata PRECIO MEDIO:
82 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.5
Comida COMIDA
7.5
Precio medio entorno ENTORNO
8.4
RCP CALIDAD-PRECIO
6.4
Opiniones de Asiana
OPINIONES
22

A la vista de los anteriores comentarios y diversas críticas, iba con muchas expectativas a Asiana que desafortunadamente no se cumplieron.
El entorno es muy curioso ya que estás comiendo en el interior de una tienda de antiguedades asiáticas. No obstante, la atmósfera romántica e intimista que proporciona este marco se ve empañada por la poca separación entre mesas que hace que la conversación de la mesa de al lado te llegue con la misma nitidez con la que te llegaría estando sentados en tu mesa.
La comida consistía en un menú dirigido con varios platos para picar, entrantes y segundos. Hubo algún plato bueno como una especie de buñuelo de burrata con setas y aceite de trufa que estaba realmente conseguido, pero muchos como una brocheta de pollo mojada en una salsa de coco que no decían nada. En general, me pareció que toda la comida estaba impregnada de una tendencia thai-hindú con sabores muy intensos y, por tanto, arriesgados y que ocultaban la verdadera calidad de la materia prima que, en ningún caso, se trataba de productos sobresalientes (pollo, chuletas de cordero, mejillones, ceviche...).
La carta de vino corta y clásica, con precio x2 que, eso sí, fue bien servido.
El servicio atento, pero con algunos fallos. A mi juicio fue INACEPTABLE que, en un sitio de 85 euros (sin IVA ni vino) el menú, no nos retirasen los cubiertos y los platos entre plato y plato dejándote los cubiertos en el mantel como si fuera un vips.
En resumen, decepcionante. Por ese precio hay mil sitios mejores en Madrid.

Tuvimos la suerte de cenar en la mesa 1, la más íntima y romántica. Voy a detallar, pese a su extensión, el menú de 14 platos:
PICA-PICA:
-Ostra con granizado de ponzu
-Mejillón Nam-Jim
-Kimuchi de zamburiñas
-Ensalada vietnamita de lomo de buey marinado en lemongrass
-"Nikuman" al vapor con mozzarella de búfala y trufa negra
Foie con puré de piel de limón y teriyaki balsámico
-Satay de codorniz Royale con coco-lima y chile

EMPEZAMOS:
-"tiradito" de corvina con ají amarillo y rocoto
-Chicharrón con salsa criolla
-Vieira Kataiffi con salsa XO

SEGUIMOS:
-San pedro con pesto de cilantro, galanga y espuma de curry rojo
-Lomo de buey marinado en soja dulce y lemongrass con ali-oli de jengibre

POSTRES:
-Ravioli de mango y piña aliñada con sorbete de coco-lima
-Almendras con fresas, chocoblanco y vinagre balsámico

PETITFOUR:
-Lichie con mango lassi
-Trufa de chocolate
-Gominola de frambuesa
-Teja de almendra

Todo ello marinado con un chardonay sudafricano (por aquello del mundial..jejeje) Bouchard Finlayson y un rosado de prieto picudo de la D.O. Tierra de León que se llama Tampesta.

Fué una experincia gastronímica poder saborear el juego de contrastes de sabores que realizan en una fusión de comida peruana y oriental. La única pega es que algunos de los platos resultan algo picantes para los que no estamos muy acostumbrados, así que si no toleras o no te gusta el picante (te comentan que en una escala del 0 al 10 es un 2,5 aunque yo le daría un 4) mejor que te lo pienses por el coste que tiene.
El servicio es muy agradable y tienen perfectamente tomado los tiempos de servicio por lo que durante dos horas no paras de degustar el menú y te quedas suficientemente saciado sin ser pesado en absoluto.
Lugar ideal para celebrar aniversario, como era mi caso.

En una pequeña calle del centro de Madrid, en un local recogido y bien montado, encontramos este restaurante de cocina exótica, de base asiática con toques latinos. Uno de los que están de moda en la ciudad a un precio razonable.

El local íntimo y de luz ténue se encuentra dividido en tres pequeños salitas con lugar para unos treinta y cinco comensales. Su diseño es un tanto curioso, una mezcla retro-fashion que resulta interesante y original. Una lástima el problema de acústica que tiene, ya que cuando el local está lleno se forma demasiado follón para resultar todo lo agradable que el comensal desearía para una cena tranquila.

El servicio, al menos en la noche que yo fui, resultó claramente deficiente; con defectos aceptables en un restaurante medio, pero que no son de recibo para un lugar de categoría. Con los camareros descoordinados y en ocasiones hasta desbordados, y con los tempos de servicio del menú mal llevados.

En su carta, el restaurante presenta una amplia selección de platos de base asiática, algunos de ellos fusionados con toques latinoamericanos y seguro que todos con el sello personal de su Chef, Jaime Renedo; variada, seductora y muy apetecible. Además ofrece la posibilidad de degustar una selección de platos de la carta por 35 euros (IVA y bebida sin incluir). En líneas generales me resultó una experiencia bastante interesante, sin llegar a seducirme en exceso, seguramente sin colmar mis expectativas, pero con una calidad culinaria bastante decente.

Del menú que me sirvieron destacaría el comienzo y su final. Me gustó bastante el dúo de entrantes con los que comienza el menú, un pequeño bocadito que actúa de carta de presentación; el “Kimuchi de zamburiñas” y los “Choritos Nam Jim“, refrescantes y sabrosas uniones de marisco y cítricos. Y también me sedujeron los dos postres que pude probar; tanto las “Mangas con sorbete de manzana ácida y espuma de mascarpo-wasabi” como la “Esponja de té verde con mandarina, chocolate blanco y sésamo negro”, originales y sabrosas combinaciones de texturas e ingredientes.

En cuanto a su carta de vinos, me pareció original, algo corta y quizás excesivamente hinchada en sus precios (aunque consultando su web parece que tienen una carta de vinos muchísimo más extensa y completa que la que a mi me presentaron); con un servicio aceptable en líneas generales. Además ofrece un interesante servicio de cocktelería, del que puedes disfrutar en la barra mientras esperas mesa o una vez acabada la cena.

En definitiva, en Asiana Next Door encontré una cocina exótica, atractiva e interesante, pero en conjunto el restaurante no me acaba de cuajar del todo, sobre todo por defectos accesorios a su cocina pero importantes para el comensal.

Podéis ver más en detalle mi experiencia en el restaurante en http://gastronomodesaparecido.wordpress.com/

Fuimos a cenar un viernes noche, estaba lleno y entramos un poco tarde. Nos sentaron en el salón del fondo, justo al lado de la cocina. Como casi había acabado el servicio, no tuvimos que sufrir el movimiento y humos de cocina.
No teníamos mucho hambre, asi que no nos atrevimos con el menú degustación. Pedimos un ceviche que estaba buenísimo, tataki, tiradito, y un curri rojo que finalmente nunca llegó ya que se confundieron y nos sirvieron otro plato.
La relación calidad precio muy buena.
Nos gustó mucho, y el finde siguiente reservamos para ir con un grupo de amigos que venía de fuera.
Volveremos en más ocasiones.

Fue el sábado 6 de Febrero el día elegido para volver a un restaurante del cual no guardábamos un buen recuerdo. Junto con nuestros amigos Juan e Isabel regresamos a la “muy especial” mesa 1 para aceptar la amable “segunda oportunidad” que los señores Jaime Renedo y Rodrigo Hubner nos brindaron después de la desafortunada velada del pasado 10 de octubre de 2009.

Acudimos expectantes y porque no decirlo, un poco nerviosos por lo atípica de la situación (no es habitual que la gente reconozca sus errores y aún menos que los enmiende con sensibilidad y profesionalidad). Por todo ello, queremos agradecer este gesto públicamente a todo el equipo que forma el Restaurante ASIANA.

Y ahora pasemos a la cena. Los cambios percibidos no sólo conciernen a los platos del menú (que ahora si han variado) y de los cuales quisiera destacar el excelente “Tiradito” de bonito nikkei (que desprende frescura y sencillez a partes iguales) y las Zamburiñas con kimuchi (fabulosa combinación con lima).
Además ahora la sala nos pareció tener el número de mesas adecuado para que el servicio no se resienta.
En cuanto al maridaje fue realizado de manera adecuada tanto en ritmo, como en información de cada vino (nos encantó El Níspero de la Palma).
¿Y quién ha sido el artífice de este cambio?, se puede resumir en un solo nombre el señor Rodrigo Hubner.
Se nota el cambio de aires con la entrada del nuevo sumiller-jefe de sala, así como las ganas de seguir “peleando” por un proyecto que vale la pena por la originalidad de su cocina y el exotismo oriental que desprende cada rincón del local.

A la gente le podrá gustar más o menos el conjunto (eso va a gustos), pero es una pena que todo se eche a perder por una mala ejecución o simplemente por dejadez.

Esta vez si nos hemos divertido y por fin hemos comprendido realmente lo que significa cenar en el Restaurante ASIANA: “Disfrutar de oriente sin salir de occidente”.

Dice un antiguo dicho popular que segundas partes nunca fueron buenas, y puede que esto sea así en la mayoría de las ocasiones, pero tenemos que decir que en el caso de Asiana Taller esto no se cumple. Al menos no se cumplió la pasada noche del 6 de Febrero, día que elegimos para aceptar la invitación que nos hicieron los Sres. Rodrigo Hubner y Jaime Renedo a raíz de la mala experiencia que tuvimos en nuestra primera visita y que ampliamente comentamos en este foro. Una segunda oportunidad que serviría para desagraviarnos por lo ocurrido y para demostrarnos que Asiana no es aquello que vivimos la noche del 10 de Octubre.

Desde el primer momento en que llegamos al restaurante, junto con nuestros amigos Carlos y Filo (a pesar de hacerlo 1 hora mas tarde de lo previsto por problemas de trafico), percibimos un ambiente totalmente distinto. El cordial recibimiento del maître, el Sr. Rodrigo Hubner nos hacia presagiar la magnífica velada que al final resultó.

Bajamos la escalera de esta magnifica tienda de antigüedades asiáticas, y nos dirigimos hacia la famosa mesa nº1. Se podía percibir el ambiente romántico que destila ese rincón repleto de maravillosas antigüedades. Pronto vimos que el número de mesas se había reducido, lo cual era una buena señal. Más espacio entre mesas, menos gente, igual a mejor servicio y más encanto.

Fue el Sr. Hubner quien nos atendió durante toda la velada, explicándonos todos los platos y el maridaje con una profesionalidad y una simpatía encomiables; propias de quien disfruta con su trabajo haciendo disfrutar a su vez a las personas que atiende.

Sin prisa pero sin pausa se sucedían los platos, a cual mas sorprente y novedoso, tanto por las mezclas de ingredientes como por la original presentación de los mismos. Al igual que el maridaje, servido en su momento justo, y que acompañaba a este original menú degustación. Realmente irreprochable.

En los postres se acercó a nuestra mesa Jaime Renedo para interesarse por nosotros y pedirnos disculpas por todo lo ocurrido en la cena del pasado 10 de octubre. En definitiva: para “dar la cara” como bien dijo. Un detalle de profesionalidad que le honra, sin duda.

Una vez finalizada la cena, eran las 2 de la madrugada, ya sólo quedábamos nosotros. Lejos de “invitarnos” a abandonar el local, el Sr. Hubner nos estuvo enseñando y explicando algunas de las distintas piezas de la tienda, charlando amigablemente con nosotros, haciendo algunas fotografías…En definitiva, rematando de una forma maravillosa una gran velada.

CONCLUSION:
Este Asiana nada tiene que ver con lo que vivimos en nuestra anterior visita. Tanto por el trato como por el servicio, un diez sobre diez. Una propuesta de restauración que combina el espacio, la intimidad, el romanticismo y la calidad de su cocina de una forma muy original.

Desde aquí queremos dar las gracias a los Sres. Rodrigo Hubner y Jaime Renedo por esta segunda oportunidad en la que nos han demostrado con creces su gran profesionalidad y saber hacer.

Jaime Renedo abrió Asiana Next Door hace ya unos cuantos meses. Inmediatamente se convirtió en un éxito de público y contó con el beneplácito de buena parte de la crítica oficial, aunque también fue acusado de plagio por otros. Ofrece una cocina que mezcla principalmente platos asiáticos y platos de origen peruano, interpretados con productos españoles y con algún toque creativo aislado.

El local está dividido en tres comedores contiguos, de los cuales el primero es el más amplio y luminoso, aunque la puerta de entrada lo hace algo frío en invierno. El comedor del medio es nuestro preferido: luminoso, aunque algunas mesas están demasiado juntas (en nuestra última visita también vimos gente sentada en la barra de este comedor, lo que hacía incómoda alguna mesa). El comedor del fondo –bastante oscuro- está abierto a la cocina y lo que podría ser un atractivo, se convierte en un fastidio ya que hace demasiado calor y se escapan los olores del otro lado.
Decoración agradable. Mesas sin manteles.

Respecto al servicio, sensaciones distintas en nuestras tres visitas: en general correcto y amable, pero en la última ocasión parecía insuficiente para atender el local, lo que hacía que los platos esperasen más de la cuenta en la barra de la cocina y la explicación de los platos no fuese como otras veces.

Hemos pedido siempre el menú degustación (35 Euros), que ofrece un recorrido por los platos más representativos de la carta, pero que, desafortunadamente, cambia muy poco de una vez a otra.

En nuestra última visita tomamos como aperitivos: Kimuchi de zamburiñas sobre lima (rico, aunque esta vez le faltaba algo de frescura), Mejillón con leche de tigre (bien sin más), y Rollo frío vietnamita de pollo con cacahuete ( muy sabroso).

Como entrantes, Ceviche de corvina (francamente rico), Rollo de cerdo con gambas (sabroso, pero nos pareció demasiado frito), un Satay de pollo muy agradable, con crema de coco y lima, y Gyozas de cerdo y verduras, prácticamente calcadas de las que sirven en Sudestada (no en vano, Renedo fichó a Walter, uno de los cocineros de este restaurante).

De platos principales, Sopa Picante de Berberechos, francamente buena, y, por último, Curry Rojo de carrillera de ternera (otro plato que llevamos comiendo en Sudestada desde hace años. Muy rico aunque el picante está bastante domesticado).

De postre, compartimos unas Fresas marinadas con sorbete de yuzu (normalitas).

Dos menús degustación (35 E c/u), dos cervezas Kirin (4 E c/u), un Pisco Sour, que estaba peor que otras ocasiones (10 E), un café y un té (2,50 E c/u), un total de 99,5 E.

LO QUE MÁS NOS GUSTÓ
-La comida está, en general, buena.
-El ambiente es agradable.

LO QUE MENOS NOS GUSTÓ
-Se agradecería algún toque más personal en algunas propuestas, para que no recordasen tanto a las de otros restaurantes.
-El precio de los cócteles, cervezas y cafés son altos, sobre todo comparados con los de la comida.
-El comedor del fondo es poco confortable, con los olores de la cocina y el calor de los fogones y de las lámparas de calor cenital.

Asiana de Madrid es una tienda de antigüedades se convierte en un restaurante romántico por la noche con atmósfera de estar sumergidos en los suburbios de Shanghai , sus únicas 7 mesas hace sentirse con total privacidad, rodeada de muebles orientales denotan exotismo, recomiendo la mesa número 1 allí te acompaña un Buda y una original cama china.

Su carta de vinos plasmado anudado con cintas de piel nos transporta de nuevo a un libro antiguo, un trabajo minucioso por sus amplias referencias de más de 300 vinos, aunque determinados a un precio insostenible en mesa.

Sus, platos, como si en Asia te encontraras eran mostrados tan detallados como si por un coreógrafo fuesen dirigidos, todo eran detalles, su mantelería de lino, sus copas, su vajilla colorista, todo en coordinación para cuando llegara ese exotismo a la mesa impresionara y quedaras sin respiración, y ocurrió. No trabajan a la carta sino con menú degustación, entre algunos que recuerdo: Bogavante con tocino ibérico en salsa cantones o el salmón marinado con crema de aguacate al wasabi pasando por su postre cremoso de chocolate y gelatina de hierba-luisa, todos impactantes.

Solo hubo un detalle que no cuadró en esa noche tan romántica que pude experimentar con tal especial compañía y que sin ella ésto no podría contar, su desorbitada factura, pero claro tanto soñar esa noche, y una puntualización , frialdad al exponer sus vinos, y tras romper el hielo Hiroshi, y mostrarles nuestra procedencia, entonces dejó aparte el maridaje habitual y nos deleito con tintos como Ponce, Bembibre, un paseo por Loira, Riesling, Champaña y Jerez aunque eso de repetir copa no entraba en sus cánones, nos lo advirtieron "detalle bastante negativo".
Al iniciar la sesión nos ofrecieron un cocktel que entendimos dentro del menú o como aperitivo de la cas "lo cual lo cobraron a 14 € cada uno", finalmente nos recomendaron finalizar con un cafe y un licor "cobrando 3.5 € por el cafe y 3 por un chupito de licor", para una factura de más de 300 € para dos comensales, se me antoja que cobrar el café y sobre todo el chupito es desacertado.

En su conjunto está claro que lo recomendaría.............

El sábado 10 de ocubre cuatro personas (junto con JuanManuel01)nos desplazamos hasta una de las calles del barrio de Chueca (Travesía de San Mateo, 4), para disfrutar de una fantástica cena en un lugar muy especial en la codiciada mesa 1.

Ubicado en los bajos de una tienda de antigüedades asiáticas, sólo sirve cenas y se supone que sólo tiene 7 mesas (con una capacidad máxima de 25 comensales). Esa es la primera gran decepción. En realidad ha pasado a disponer de 11 mesas y por tanto más comensales de los que el servicio puede soportar.

Pero hablemos de la cena.
Consta de un menú degustación cerrado al precio de 85 € + IVA y distribuido de la siguiente manera:

PICA-PICA…:
Almeja Limón con granizado Nikkei
Ostra Nam Jim
(Con buen sabor y original)
Ensalada de Lomo Buey Tailandesa
(Sabor predominante de los vegetales y sin rastro del lomo)
“Nikuman” al vapor con mozzarella de búfala y trufa negra
Foie con puré de limón y teriyaki balsámico
(El mejor plato de la noche y único que llegó caliente a la mesa)
Satay de carabinero con coco-lima-chile

ENTRANTES:
“Tiradito” verde de chicharro
Tartar de Atún Rojo al estilo “Yunkhoe”
Presa Ibérica Kataiffi con salsa XO
(La pasta de los fideos engulló totalmente a la presa ibérica, de la que no se apreciaba ni rastro.)

PRINCIPALES:
Corvina con pesto de cilantro, galanga y espuma de curry rojo
Carrillera con causa y salsa, anticucho y ali-oli de ajo-jengibre
(Aquí hay que comentar el soberano despiste del servicio en sala, ya que después de 20 minutos de espera, un “conclave” de los camareros, dos cambios de cubiertos y preguntarnos si :“…ya les han servido la corvina” . Nos sirvieron los platos fríos.)

POSTRES:
Sopa de piña y jengibre con sorbete de coco, reducción de tamarindo y granizado de albahaca-keffir
(Sabores poco definidos y ausencia del granizado, por estar derretido)
Fresas Marinadas con reducción de azúcar de palmera y helado de Yuzu
(El helado nos llegó completamente derretido a la mesa)

PETIFOUR
Mango-Lichie Lasso
Chupito de cerezas con mascarpone-wasabi
Trufas de la casa
(Llegaron a la mesa antes de tomarnos nota para los cafés e infusiones para continuar con la completa desorganización existente, que no tomamos evidentemente.)

Quisiera dejar constancia que una vez finalizada la cena, una amable señorita del servicio de sala fue la única que dio la cara ante tanto despropósito para pedirnos disculpas y nos comentó que en todo el restaurante sólo había una persona en cocina (para preparar, emplatar y encima encargarse de los postres de Asiana y Asiana Nextdoor) y que el esperado chef Jaime Renedo hacía tiempo que no aparecía por allí.
Segunda gran decepción, el chef no estaba, delegó en una sola persona para realizar más menús de lo que puede soportar la sala y encima no había cambiado los platos del menú de degustación, como hacía antaño cada 15-20 días. Pero aún así el precio es el mismo y es evidente que el servicio y la comida no.

¿Y para beber?
Nos decantamos por el maridaje una vez sentados en la mesa y sin que nadie nos orientara (después de leer los comentarios anteriores en Internet: verema, cucharete, teníamos curiosidad por conocer la propuesta del afamado sumiller Hiroshi Kobayashi, al precio de 33 € + IVA).
Tercera gran decepción, ni está Hiroshi ni se realiza un maridaje como tal. El actual sumiller que además es jefe de sala, solo se identificó después de preguntar por el afamado japonés varias veces, se limitó a llenar y cambiar copas sin ningún tipo de explicación ni orden ni concierto. Llegando incluso a confundir el modelo de copas a servir y en algún caso dejando mi copa vacía después de realizar el cambio del vino. De las copas de agua ni hablar, generalmente vacías aún cuando los camareros se asomaban una y otra vez sin hacer nada al respecto.
Por todo ello quiero dejar muy claro que el servicio del vino fue muy deficiente y en algún momento inexistente.

La restauración es una profesión muy bonita y a la vez muy sacrificada. El hecho de recibir en tu propia “casa” (restaurante Asiana) a gente que ha hecho muchos Km. y reservas con varias semanas de antelación, para dejarse seducir por su propuesta culinaria, conlleva una gran responsabilidad. No pongo en duda que en su momento este fuera un buen restaurante, pero la noche del sábado 10 de octubre de 2009 no pasó de ser una AUTENTICA DECEPCION.

Estuvimos 6 meses queriendo ir, y por fin lo conseguimos este fin de semana, y a pesar de algun comentario que encontramos negativo (la mayoria son buenos) estabamos decididos a que queriamos probar este sitio.

Esto de que se encuentre inserto en una tienda de antiguedades, rodea al sitio de un halo de misterio y romanticismo, casi de pelicula, ya que por fuera no se distingue que pueda ser un restaurante.

Al llegar nos recibieron muy amablemente y nos condujeron a nuestra mesa, las que se encuentran en el sotano de la tienda, y a pesar de ser dia sabado, no era el tipico lugar en que se sintiera el agobio de estar lleno, buena distancia entre las mesas y la decoracion simplemente impresionante, de todo nuestro gusto.

Luego se acerco el Sr. Rodrigo, muy amable, que nos dio la bienvenida y comenzamos; Como solo existe el menu degustacion, lo cierto es que solo tuvimos que elegir el vino. La comida se podria definir como asaiatica-peruana, con algunos toques picantes, pero que se llevan muy bien. El menu es bastante extenso, incluye unos como aperitivos que les llaman Pica Pica y luego ya entramos de lleno con pequeños platos de pescado (2), tartar (1) y carne (2) y por supuesto los postre 2 tambien, para finalizar con un detalle para acompañar el cafe, la verdad es que es bastante, pero se llega bien. Con cada plato nos iban comentando que era cada cosa, ya que eran un cumulo de muchos detallitos, de los cuales por supuesto casi nos los recuerdo.

La camarera que nos atendio, nos comento que el restaurante estaba lleno, pero realmente no se notaba, estuvimos muy a gusto y muy bien servidos.

No es un sitio para ir todos los dias, pero sin duda es para repetir. Todas las espectativas se cumplieron con creces, lo recomiendo totalmente, fue increible.

Nos quedamos con una hoja en donde se ponia todo el menu que tomamos asi que apenas la encuentre, les escribire que fue lo que cenamos.

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