Restaurante Asiana en Madrid
Restaurante Asiana
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
43,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingo, lunes y mediodía.
Nota de cata PRECIO MEDIO:
82 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.5
Comida COMIDA
7.5
Precio medio entorno ENTORNO
8.4
RCP CALIDAD-PRECIO
6.4
Opiniones de Asiana
OPINIONES
22

Me permito remitirles este escrito para advertirles a cerca de la situación actual en la que se encuentra el restaurante ASIANA.

Hacía bastante tiempo que queríamos acudir a cenar a este restaurante que tan magníficos comentarios atesora en su página y en alguna otra más. Reservamos hace un mes la famosa mesa nº 1 y acudimos 4 personas el pasado Sábado día 10 de Octubre de 2009. Paso a contarles lo que allí ocurrió:

Después de llamar varias veces al timbre de la puerta de entrada (porque nadie subía a abrir) nos atendió una mujer que una vez comprobada nuestra reserva nos señaló la escalera de bajada y exclamo un escueto: “bajen, bajen”. Bajamos y nos cruzamos con dos “camareros” a los que saludamos sin recibir ninguna contestación. La verdad es que se les veía bastante “acelerados”.

Vimos al fondo de la sala nuestra mesa, y al acercarnos oímos a la persona que nos había recibido, como nos decía desde la escalera: “¡¡Ahí, ahí es!!”

Una vez sentados, nadie nos dio la clásica bienvenida de rigor, ni nos explico en que consistía el menú, ni se nos ofreció ni se nos explico tampoco en que consistía la opción del maridaje.
Tampoco se nos ofreció la carta de vinos.
No se nos pregunto si teníamos alergia a las ostras, ya que estas se incluían en el menú. No se nos aviso en ningún momento de que había varios platos picantes. (Esto creo que se debería de avisar a la hora de hacer la reserva, ya que es una constante en todos los menús degustación de este sitio.)
Fuimos nosotros los que tuvimos que decir que queríamos el menú con el maridaje ya que lo habíamos leído en su página web.

“¿Desean tomar algo?”
“Pues no sabemos, porque vamos a pedir el menú con maridaje....”
“Entonces no, con eso tienen suficiente”
Sin decir nada mas la camarera ¡¡Se marchó!!.

Este recibimiento y estas formas ya nos inquietaron a todos un poco, pero el sitio, que es realmente agradable con todas esas antigüedades a nuestro alrededor y la atmosfera de tranquilidad que se respiraba, nos distrajeron mientras esperábamos. La verdad es que el sitio tiene mucho encanto.

Llego la misma camarera con los entrantes (los famosos pica – pica, y vaya que algunos si picaban). A continuación se acerco un chico (luego supimos que era el metre- jefe de sala – sommelier ) que sin decir ni una palabra nos puso las copas y nos sirvió el vino, dijo algo casi inaudible que dedujimos que era el nombre del vino que ibamos a tomar y se fue. Ya habíamos empezado a comer cuando llego de nuevo la camarera y nos explico lo que “íbamos” a tomar.

Los segundos entrantes los pusieron pero ya nadie nos los explico. Llego de nuevo el “metre- jefe de sala – sommelier” con el vino y con la misma “simpatía” de antes lo sirvió.
(Por cierto en unas copas servia mas y en otras menos). A partir de ahí nos dimos cuenta de que algo no marchaba bien y nos empezamos a preocupar.

Había muy poca luz en las mesas, tanto es así que al servirnos el agua nos preguntaban: ¿Es en esta copa? (todas eran iguales), a mi concretamente, me echaron agua en la que tenia vino.
El primer plato lo presento otra camarera que fue la única que realmente estuvo a la altura de la situación ( y eso que luego supimos que no era realmente camarera!!) Pero aquí el “metre- jefe de sala – sommelier” ya no apareció con el vino correspondiente al plato en cuestión, por lo que pasados varios minutos llamamos a esta camarera y se lo hicimos saber, a lo que nos dijo:

“¿Pero es que no ha venido el sommelier?”
“No, le hemos perdido la pista hace tiempo. “

Y para sorpresa nuestra nos contesto:
“Yo también “.

Nos pidió disculpas un poco avergonzada y fue a llamarle.

Acto seguido llego este “metre-jefe de sala–sommelier” velozmente y sin mediar palabra nos puso las copas y nos sirvio el vino. La sorpresa llego cuando comenzo a poner 4 copas mas vacías y el cubierto del siguiente plato ¡¡Cuando todavía estábamos empezando a tomar el que teniamos en la mesa!!
Se fue como llego, y de verdad les aseguro que no nos dirigió ni una palabra salvo para decirnos el vino que ibamos a tomar.

No habiamos salido todavía de nuestro asombro cuando a los dos minutos aproximadamente llego de nuevo la primera camarera que nos atendió (la misma que me sirvió el agua en la copa con vino) y nos pregunto :

“Perdonen ¿Han tomado ya la presa ibérica? “ (Era el siguiente plato )
“NO.”
“Perdón es que me he confundido y he marcado como que si, disculpen.”

Retiro el cubierto que habia puesto el “metre- jefe de sala – sommelier” y se fue, vimos como se juntaban todos los “camareros” en un corrillo como si estuvieran discutiendo algo (esto lo vimos varias veces) y aquí ya fue cuando decidimos llamar a la segunda camarera que realmente parecia saber lo que se hacia y le preguntamos:
“¿Qué esta pasando aqui?”

Nos pidió disculpas de nuevo y se sincero con nosotros:

Nos contó que el sommelier Kobayashi ya no estaba con ellos, se marcho a otro restaurante. En su lugar estaba este señor. ¡!!!En la cocina solo estaba su novio ¡!!!!!! Para preparar, montar y hacer el pase. Con lo que podéis haceros una idea en que condiciones llegaban algunos de los platos.

Había 5 “camareros”: Dos de ellos solo subían y bajaban platos de la cocina porque no sabían explicarlos. Las dos chicas eran las que los servian y los explicaban y el “sommelier- metre – Jefe de sala “se encargaba de las bebidas.

“Jaime casi nunca esta. Se limita a llenarnos el restaurante de mesas y a hacer caja.”

El restaurante ya no tiene 7 mesas. ¡! Tiene 11 ¡!
Vosotros que habéis visto el espacio que hay imaginaros como están. Salvo la mesa nº 1 las demás están pegadas unas con otras. De romántico nada de nada.

Según nos contó, la situación es tan surrealista que tienen las copas justas para las 11 mesas, teniendo que llegar a fregar alguna de las ya usadas en caso de imprevistos (rotura etc)
Nos contó que están cansados de decírselo a Jaime Renedo y que “este hace oídos sordos . No quiere saber nada, Solo quiere mas mesas. Faltan camareros profesionales y personal en cocina. Además para dar un buen servicio por las características de la tienda y de la cocina el máximo de mesas es 7 y no 11 como se estan montando.”

Nos contó que Kobayashi era el que “le ponía las pilas” a Jaime pero que desde que se fue, la cosa iba cada vez a peor. La noche anterior un señor se encaro a voces con ella porque entre plato y plato estuvo esperando ¡¡35 minutos!!

Después de esto podéis imaginaros como fue el resto de la cena. En vez de mejorar, la cosa fue a peor:
Nos pusieron copas de vino con tamaños diferentes.
Las copas de agua permanecían vacías y sin que nadie las rellenara.
Nos sirvieron uno de los postres y volvió a faltar el vino que lo acompañaba, por lo que a los 10 minutos de estar esperando y con el postre casi desecho volvimos a requerir la atención de esta camarera que ya no sabia que decirnos, nos dijo que hasta le daba vergüenza el tener que cobrarnos por la cena y llamo de nuevo al “metre- jefe de sala – sommelier”,(que para ser el responsable de sala no dio la cara en ningún momento).
Los postres eran realmente malisimos, se notaba que estaban hechos a toda prisa, dejamos alguno sin tomar.

¡¡Por fin termino la cena. !!

El “metre- jefe de sala – sommelier “ apareció de nuevo al final de la cena cuando ya estábamos con la cuenta, para decirnos: “al vino están invitados”.

“Nosotros no queremos que nos inviten, queremos que cumplan con su trabajo “.
Nos puso la misma excusa :
” Jaime es el causante de todo esto al aumentar el numero de mesas y no el de personal.”. Todo giraba entorno a este argumento. Palabras vacias, frases sin ningún sentido... En definitiva: No sabia por donde salir.

Lo que aquí les hemos contado no es la consecuencia de un error o de una mala noche que la puede tener cualquiera.
Lo que aquí les hemos contado es un cúmulo de falta de preparación, profesionalidad y de educación impresionantes, al margen ya de la falta de medios, que por supuesto también.

Este restaurante nada tiene que ver ya con el que ustedes visitaron.

Gracias por su atención y un saludo.

Cuando me planteo si un restaurante me gusta o no, siempre me hago la misma pregunta me apetece volver?, en este caso no volveria...Decoracion cuidada, ladrillo visto, todo muy chic, (un sitio para una segunda cita), la cosa pinta bien de principio. Servicio, atento, pero parece algo forzado, rozando en el servilismo (como son unos clientes especiales...curioso ya que era la 1ª vez que ibamos). Respecto a la comida puede que mi paladar este poco refinado, pero me parecio muy monolitica, cilantro, mango, hierbas aromaticas,cilantro, mango, hierbas...Carta de vinos adecuada, bastante blanco, cava..pero OJO, aunque no hay maridaje por copas, el sumiller tuvo la "deferencia" de hacerme uno ad hoc, grave error, aunque el maridaje fue notable, la factura fue de matricula de honor, no entiendo como en su hermano mayor (asiana) el maridaje por copas vale 33€, y aqui me cobrar un precio de extorsión más de 70 , tampoco me parece de recibo que si tienes media copa y te la rellena te cobren dos copas!?. si a esto unimos la insistencia por que tomes algún coctel y la tardanza más de 30 minutos en traer la cuenta, convirtierón la visita en una decepción, quiza tenia unas elevadas esperanzas.

Llegamos con todas las recomendaciones leidas, que es algo que no siempre es bueno. El menú degustación amenazaba con dejarnos con hambre, pero al final no fué así. Las zamburiñas muy ricas. Tambien nos gustó el rollito de pollo y cacahuetes y la sopa con base de mariscos. El tiradito de lubina y ají demasiado picante para mí, aunque ya se sabe que hay gente que delira con los picantes....y para eso la carrillera con curry, que viene con unos chiles tahilandeses que son para nota. El postre de chocolate con helado y sopa de cerezas estupendo...En fin que la cena estuvo bien para probar la fusión asiatico-peruana, aunque para mi gusto todo un pelín demasiado "exótico". Tal vez me hubiera gustado más si se alternaran platos orientales con cositas de por aquí. El precio muy bien y el servicio tambien, excepto con el vino....No tuvimos suerte en ese aspecto. Pedimos agua al principio y tomar algún vino por copas y nos dijeron que luego nos tomaban nota...y hasta ahora. Tampoco insistimos porque había que conducir a continuación y tampoco era cuestión de tomarselo casi a los postres. En fin, un descuido un poco desagradable, pero en general experiencia interesante.

En el entorno de la calle Fuencarral, muchas complicaciones para aparcar, lo mejor dejar el coche en algún parking publico y en un paseo acercarte.
Que nadie piense que el menú son platos como en Asiana, el concepto, comida y ambiente son totalmente diferentes en ambos locales, creo que eso es una gran idea.
El local es bonito y cómodo, una primera barra con una sección de un tablón de árbol entero y alguna mesa, un "segundo salón" unido al anterior, con una "segunda barra" y el resto de mesas.
Nos acercamos a tomar unas tapas y estaba todo completo, por lo que nos acomodamos en su amplia barra.
Al final en vez de tapas elegimos un menú degustación con 8 platos y un postre, todos bien y llamativos, mezcla fusión cocina oriental y peruana, con mucho trabajo y muy bien presentadas.
Choritos a la chalaca (deliciosos), kimuchi de zamburiñas, ensalada vietnamita de pollo, mango y hierbabuena con aderezo de cacahuete, tiraditos del di (creo que en nuestro caso de lubina), Spring Roll de cerdo ibérico y langostinos, Satay de coco lima-chili, sopa tor yam, Curry verde de carrillera y verduras wok, elegimos un postre para cada uno de sopa de piña con sorbete de mandarina y praline de sésamo negro y chocolate blanco.
Un menú de medido día que te deja bien, nosotros es que nos gusta comer y quedamos un tanto con hambre.
La carta de vinos corta pero bien elegida, la mayoria de las referencias son de vinos biodinamicos, pero con precio no excesivamente altos, empezamos con unas cervezas de distintos lugares (china y de Japón), unas copas de gran caus, una botella de Dominio de Lécu cuvée classique 2006 y para el postre un chateau de Passavant. Les Greffieres 2007.
Un servicio agradable y muy atento pero destaco a Fernando y Samantha que a pesar de tener todo lleno siempre tenian un rato para ampliar las explicaciones y hacerlo todo más agradable.
También esta por la sala el maître y Sumiller del local anexo Asiana, con el que mantuvimos una charla agradable y le vimos en acción con una amabilidad excelente el tratar y aguantar las impertinencias de una mesa de 4 personas, solventando el tema con gran maestría.
Los peros, echamos de menos en la barra la carta de cócteles que sn embargo en la sala hacían las delicias en las entradas de las comidas.
El menú son 35€+vinos.
Para volver.

Despues de leer varias referencias en los medios, decidimos ir. Para resumirlo brevemente: la cocina es como una mezcla de Sudestada y Astrid&Gaston (con algun toquecillo Diverxo). O sea, lo mas de lo mas en el Madriz09. Destacaria las zamburiñas, el mejillon y la sopa de pescado (los nombres "oficiales" son largos y complicados y los podeis ver en su web)

Para el que le interese este tipo de cocina, es un lugar que EMHO hay que conocer. Los precios (40-50 per capita, sin pasarse con el vino), comedidos. La carta de vinos corta, un pelin subida de precio, pero con algunas referencias internacionales de interes que el buen aficionado sabra distinguir. El servicio muy atento y voluntarioso. El entorno ruidoso (mucho material duro en paredes que amplifica el ruido) y con humos pero tolerablemente comodo.

En alguna ocasión hemos hablado del Restaurante Asiana de Madrid, para mi el mejor restaurante fusión de la capital en un entorno de ensueño.
Ahora acaban de abrir en la puerta de al lado (justificación del nombre del nuevo local) un restaurante con diseño mas sencillo, que recuerda a una taberna japonesa, con mas mesas y sobre todo unos precios espectaculares.
Como aficionado del Sudestada he encontrado una alternativa del mismo estilo pero con sabores mas exóticos y ligeros, unos platos fusión con influencia asiática y peruana que resultan casi todos magníficos.
Lo mejor de todo es el precio de esta delicia, menu degustacion 35 euros, realmente es una ganga, el servicio es muy bueno, atento, la vista a la cocina muy entretenida, los platos realmente de altísima calidad. Parece que estamos casi en un restaurante con estrellas, en un ambiente relajado, informal y una cocina de altísimo nivel!

Deseo repetir ya!!!

Lo primero que tenemos que comentar, es que ya no es necesario dejar una tarjeta de crédito para hacer la reserva en el restaurante. Según nos comentaron fue una medida que se vieron obligados a tomar en ese momento.

Bueno, el restaurante como ya sabéis esta situado en el barrio de Chueca, es complicado aparcar por la zona, lo mejor es ir en transporte publico o utilizar parking si se va con vehiculo propio.

El entorno, ya se ha comentado, que es muy especial, intimo, precioso y onírico. Por poner un pero, el aseo es un cuartito minúsculo, que no encaja con todo lo demás.

La cocina es de fusión a un buen nivel, con fresca materia de temporada, que va variando en el menú según el criterio de su cocinero. En nuestro caso el menú que tomamos fue este:

PICA-PICA
Kimuchu de Zamburiña gallega con mostaza japonesa y estragon
Wagyu con aliño de cacahuetes Koreano
Salmon marinado con crema de aguacate al wasabi
Molleja asada, chilly jam y lima
“Nikuman” al vapor con mozarella de bufala y trufa
PRIMEROS
“Tiradillo” de pez limón al rocoto y ají amarillo
Dumpling de gambón con curry Thai, germinados aromaticos y chupe
Tocino iberico con bogavante y demi glasé
SEGUNDOS
Mero con infusión de pollo balines y salsa XO
“Lomo de buey” con Mouse de queso de cabra, causa crujiente y salsa “Panka”
POSTRES
Sopa de piña y jengibre con helado de coco, maracuya y granizado de albahaca-keffir
Sorbete de mandarina con esponja de té verde, espuma de chocolate blanco y praliné de sésamo negro.
PETIFOUR
Marsmellow de Yuzu
Chupito de cerezas con menta marroquí y yogur
Cremoso de chocolate y gelatina de hierbaluisa
Pañuelos de Lúcuma con café

Los platos como se ven son numerosos, son pequeñas porciones y al final quedas bastante saciado. Es difícil valorar cual esta mejor de todos, pero si nos tuviéramos que quedar con algunos, nos decantaríamos por el Nikuman con mozarella, fantástico. Muy sabroso el Dumpling de gambón con el chupe peruano y maravilloso el pez limón. El mas flojo y menos sorprendente (al lado de todo lo demás) según nuestro criterio fue el tocino ibérico. Los dos postres muy ricos y bastante generosos, en este punto ya nos costaba terminar con el menú.

La carta de vinos, es un bonito libro de cuero muy grueso con las hojas apiñadas. La echamos un ojo por encima, no esta mal, pero se echan en falta mas vinos blancos y champagnes, que son los ideales para este tipo de cocina.

El servicio es muy amable y profesional, atento y bastante implicado con lo que pasa en la cocina. El único fallo que podemos dar a esta magnifica cena, es que quizás fuimos un poco rápidos, pero claro el tiempo es relativo…

Otro grandísimo cocinero joven en Madrid, Jaime Renedo (25 años), hace auténtica magia en un entorno onírico como es la tienda de muebles orientales de su madre.
Fabuloso el entorno, con tan solo siete mesas, permite una privacidad total y al no tratarse de un restaurante propiamente dicho, sino una tienda, uno tiene la sensación de conocer algo secreto y privado, de sentirse un privilegiado por poder pasar una noche allí, cuando está cerrado para el resto del mundo.
Realmente al encontrarse en un lugar tan especial uno tiene la tentación de pensar que con eso ya es suficiente y que no importaría que tanto la comida como el servicio no estuvieran a la altura, pero la sorpresa llega cuando uno se encuentra un magnífico servicio de vino y una cocina de altos vuelos, que roza la perfección en alguno de los platos.
La comida en definitiva se puede considerar de carácter global, con influencias del mundo entero, pero quizá con una mayor tendencia oriental, no en vano Renedo nos comentó que había vivido dos años en Tokio. Los platos son tremendamente delicados, e innovadores, con una gran precisión en los puntos de cocción.
Merece la pena escoger el maridaje de los platos, que resuelve con gran acierto platos tremendamente difíciles, por el punto picante, el vinagre o los espárragos. No puedo comentar la carta de vino, puesto que no la vi.
El precio es fijo, en nuestro momento (varía según temporada y menú) 85 euros sin iva y sin vino, más 33 euros del maridaje de los platos, sin embargo, en mi opinión no es caro, puesto que la cena se convierte en un momento verdaderamente especial.
Solo un pero: el aseo es mejorable, pero no tanto como para estropear el encanto.
Concluyendo, junto con Diverxo, las dos sorpresas imprescindibles ahora mismo en Madrid.

Un sitio muy especial, y dudo que haya nada igual por Madrid, además en pleno centro en Chueca... super romántico, el reportaje que hay en Cucharete, os dejo el enlace http://www.cucharete.com/index.php/2008/06/20/restaurante-asiana-madrid/ es increible, es un sitio que hay que probar, porque no sabe uno lo que se pierde.

De lo mejor de Madrid en cuanto a cocina de autor y la decoración única de su ambiente.

La primera intencion era acercarnos a cenar a este restaurante, NO CENAMOS, nos echo para atras, que para realizar la reserva nos obligaban a dejar el numero de una tarjeta de credito, la justificación que nos dieron fue que era muy pequeño y podia faltar alguien ¿?, no nos ha pasado nunca, tampoco se cuanto te cobrarian si por cualquier circustancia no puedes ir.

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