Decepción

A la vista de los anteriores comentarios y diversas críticas, iba con muchas expectativas a Asiana que desafortunadamente no se cumplieron.
El entorno es muy curioso ya que estás comiendo en el interior de una tienda de antiguedades asiáticas. No obstante, la atmósfera romántica e intimista que proporciona este marco se ve empañada por la poca separación entre mesas que hace que la conversación de la mesa de al lado te llegue con la misma nitidez con la que te llegaría estando sentados en tu mesa.
La comida consistía en un menú dirigido con varios platos para picar, entrantes y segundos. Hubo algún plato bueno como una especie de buñuelo de burrata con setas y aceite de trufa que estaba realmente conseguido, pero muchos como una brocheta de pollo mojada en una salsa de coco que no decían nada. En general, me pareció que toda la comida estaba impregnada de una tendencia thai-hindú con sabores muy intensos y, por tanto, arriesgados y que ocultaban la verdadera calidad de la materia prima que, en ningún caso, se trataba de productos sobresalientes (pollo, chuletas de cordero, mejillones, ceviche...).
La carta de vino corta y clásica, con precio x2 que, eso sí, fue bien servido.
El servicio atento, pero con algunos fallos. A mi juicio fue INACEPTABLE que, en un sitio de 85 euros (sin IVA ni vino) el menú, no nos retirasen los cubiertos y los platos entre plato y plato dejándote los cubiertos en el mantel como si fuera un vips.
En resumen, decepcionante. Por ese precio hay mil sitios mejores en Madrid.

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