De camino a Lleida organizamos nuestro viaje para llegar a Solivella al mediodía y comer en Can Travé. Teníamos un grato recuerdo por haber comido muy bien hace tiempo. Desde entonces y en un par de ocasiones nos encontramos con el comedor lleno.

Restaurante familiar, a pie de carretera. Carta muy atractiva, productos de calidad, raciones muy correctas, servicio amable y eficiente, comedor amplio, mesas bien vestidas y separadas,... Precios algo elevados pero justificados por los motivos descritos anteriormente. Carta de vinos exclusiva de la bodega Sanstravé, de la misma propiedad lo que considero un inconveniente sin tener la libertad de escoger botellas de otras bodegas o DO. Por ello baja la puntuación correspondiente.

En esta ocasión empezamos con unas cocas de sardinas con tomate confitado y berenjena ahumada y de cebolla caramelizada, queso, manzana y foie, ambas ricas. Los segundos, lomo ibérico a la brasa, excelente de tierno y sabor.

Los postres, todos caseros, un mil hojas con crema de la abuela, correcto. 

Destacar la amplia propuesta de carnes y pescados a la brasa, tres snacks al inicio de la comida y unos sencillos petit fours con los cafés. No tomamos vino.

Tenía un grato recuerdo que confirmo después de una segunda visita.

Ayer estuvimos cuatro comensales visitando este delicioso y acogedor restaurante que regenta la familia Sans i Travé, compuesta por Antoni Sans y Mari Carmen Travé, sus dos hijos y sus dos nueras.
Además, tienen la casa de turismo rural cal Gasset y por otro lado, elaboran vino y cava. Algunos de éstos, han obtenido muy buena puntuación en la guía Peñín y en la guía Parker.

El local es muy bonito, acogedor, con un ambiente bastante agradable.
Las mesas, bien vestidas. Buenas copas de cristal Riedel. Para mi gusto, debería tener, como alternativa, copas con el tallo más largo, para que fuera más cómoda de coger. Tienen unos decantadores de época (de los años cincuenta del siglo pasado) que son muy funcionales, además de bonitos y cómodos.

Ayer, con el restaurante lleno, tuvimos que esperar un poco para que nos atendieran, unos veinte minutos, al principio.
Al principio, unos entrantes, detalle de la casa: unas pequeñas empanadas de butifarra, una coca de recapte y para probar el aceite de la casa, recién elaborado con la variedad arbequina.

Después compartimos cuatro platos: unas alcachofas con bolets y foi, que estaban deliciosas; una escalibada de verduras, muy sabrosas y con gusto a leña; unos caracoles a la llauna, aceptables, nada especial; una coca de recapte, con verduritas y sardinita, muy buena.
De segundos: bacalao a la brasa para dos. Muy bueno; pies de cerdo a la brasa: muy buenos.
Los postres: para quitar el hipo; una buena carta de postres elaborados en casa.

Bonito local. Decoración entre clásica y rústica. Iluminación cálida algo justa. Al fondo del comedor está la parrilla donde preparan a la vista los platos a la brasa. Mesas bastante juntas. Servicio atento y algo despistado. Buen menaje. Copas Riedel. Carta muy tradicional con algunos primeros con algo más de imaginación. Carta de vinos con referencias exclusivamente de Bodega Sanstravé, que comparte propietario con este restaurante. Los vinos, a PVP más unos 7 euros de recargo. Los precios de las cartas no incluyen el IVA. Copas Riedel.

Aperitivos de yuca frita (tristes).

Primeros para compartir:
- Huevos de corral con foie, patatas fritas y trufa (15,66€) - Muy sabroso.
- Caracoles a la llauna con allioli (15,66€) - Aceitosos. Salsa de color verde y textura gelatinosa. Raro, raro,...
- Setas gratinadas (12,42€) - Insípidas.

Segundos:
- Conejo a la brasa con allioli (14,04€) - Un cuarto de un conejo bastante raquítico y muy seco, con trozos chamuscados. La salsa, la misma que la de los caracoles, tardó unos 10 minutos en llegar de manos de otra camarera, a quien tuvimos que recordar que el plato llevaba el allioli "de serie". Guarnición a base de la misma yuca del aperitivo, perejil rebozado (nunca antes lo había visto) y patata asada.
- Variado de butifarras (12,96€) - Un trozo de unos 10 cm. de butifarra blanca, un trozo de unos 8 cm. de butifarra negra y un trozo de unos 13 cm. de chistorra, con algo de verde, incluyendo el perejil rebozado. A mi hija se le quedó una cara... Me dio la sensación que eran los restos de las calçotadas.
- Mediana de Nebraska a la brasa (27,-€) - Me pareció que era babilla. Sabrosa y en su punto. Guarnición también bastante pobre.
- Cordero a la brasa con patatas fritas (14,04€) - 2 chuletitas y 2 costillas. Correcto.

Postres:
- Buñuelos de chocolate con helado de coco (8,10€) - Faltos de chocolate, pobres de sabor.
- Mil hojas con crema de la abuela (8,10€) - Nada especial.

2 botellas de agua de 1 l. (2,70€/ud.), una botella de Crepuscle 2009 (34,56€), un cortado (2,27€) y 4 de pan (1,62€/ud.) de ese que nadie pide.

Sinceramente, me ha parecido un restaurante carísimo para lo que dan. Raciones rozando lo minimalista en algunos casos. Platos muy sencillos con guarniciones tristes y escasas. Los postres, con precios (todos a 8,10€) fuera de lugar. Si le añadimos que Bodega Sanstravé no es una bodega que destaque, no puedo más que sorprenderme de que estuviese lleno y felicitar al restaurante por conseguir que la gente vuelva. Yo no lo haré.

Este fin de semana pasado estuvimos mi mujer y yo por el interior de Tarragona, en concreto en L'Espluja de Francolí, muy cerca del monasterio del Poblet, donde está enterrado El Rey Jaume I. Creo que todo valenciano debería visitarlo alguna vez.
Pues bien, me compré el otro día la guía michelin 2011 (comer bien por 35€), y vi este sitio que también lo comentan aquí en Verema. Pues eso que reservé para dos y os paso a detallar:

El local está en Solivella, en la misma calle que cruzas el pueblo camino de Andorra, (la de veces que he pasado por delante). Pues bien, el local es amplio con bastantes mesas, muy bien decorado, y muy bien vestidas las mesas. En el mismo comedor tienen una chimenea donde hacen a la brasa diversos platos que piden los comensales.
En cuanto a la comida, al ver la carta y que todo parecía fantástico, decidimos pedir 4 platos al centro para compartir.
-Trixat(co bacon y arenques)
-Boletus con queso fundido.
-Huevos de corral con foie, trufa negra y patatitas.
-Bacalao a la brasa.
De verdad, todos excelentes, y raciones generosas.
Para beber, solo tienen vinos y cavas propios. Nosotros pedimos un Jueus 2008, que considero bastante bueno.
Terminamos con un postre al centro y cafes. Todo muy bueno. Por poner algún pero, me fastidia pagar 2,20 por un cafe.

Seguro que volveré.

Des del meu últim comentàri i he tornat tres vegades més. Ahir em vaig prometre que ja era hora de fer-ne un altre: com sempre la família Sans Travé ens van oferir el seu SABER FER i SABER ESTAR.
El seu caragols a la llauna, les favetes, els foi... bacallà a les brases, conill o entrecot... Pans i pastisseria amb gustos llunyans... de recors... d'absències...

El vi Partida dels jueus em va semblar molt encertat. Tot i així varem emportar-nos a casa una botella de Syrah!

La propera vegada, -aviadet!- em prendre una cervesa de les que ells mateixos es fabriquen i que en Josep Mª ens en va explicar tota la història. Pinta molt bé!

La familia Travé nunca defrauda. Y digo la familia porque lo es, padres, hermanos, mujeres, maridos.... todos trabajan en este restaurante.

Trato amabilísimo de todos, siempre con la sonrisa en la boca, ni un grito, ni una mala palabra. Te hacen sentir como en tu casa.

El restaurante decorado con instrumentos musicales y herramientas de campo antiguas. Mesas no muy separadas pero con una buena acústica con el techo de virutas de madera. Limpieza impecable.

Para comer, carta no muy extensa, con muy poca variación, pero de una calidad extraordinaria tanto en la materia prima como en su elaboración. Destaca al fondo la chimenea en la que hacen la mayoría de comidas a la brasa. Sus "caragols a la llauna" con allioli, verduras de cosecha propia, conejo, magret de pato (impresionante), embutidos, chuletas, todo en su punto de cocción. Y para mí, el plato estrella es el "bacalao a la brasa con tomates". Me muero de gusto cada vez que lo tomo. Y me mojo una barra de pan (hecho también por ellos) con el "suquet" que deja el tomate, el aceite y los jugos del bacalao. A mi mujer le encantan la patatas con foie, trufa y huevos de corral, siempre se lo pide para comer en vez de como entrante.

Para beber: ufffff, deja bastante que desear. Solo tienen vinos y cavas de elaboración propia. El cava no lo valoro por no haberlo probado, pero el vino, para mi gusto no está a la altura de la comida. No tienen variedad (solo tres tintos y un blanco) y a mi no me termina de apañar, preferiría una carta mas extensa y que cada cual eligiera el que le apeteciera. Si quires vino tiene que ser el Sans Travé, no hay más.

Postres: hay que probarlos todos, en especial el milhojas con crema de la abuela, ummmmm.

En resumen, un fijo cada vez que viajo a Andorra. Imprescindible reservar fines de semana y puentes.

Restaurante de pueblo de cocina tradicional catalana.
definición tópica para quién ha huido del tópico y se ha instalado en el camino, que de seguir, le llevaría a la excelencia.

el toque distintivo sería que la materia prima principal (aves, verduras, vino...) són de elaboración y producción casera y que se potencia al máximo la calidad, con lo que un trozo de carne a la brasa pasa a ser algo exquisito.
creatividad bien entendida en platos de cantidades correctas e inventos comedidos sin saltos al vacío.
precios razonables (dos primeros+dos segundos+dos postres+dos cafés=76€ el vino aparte porque cada cual se despacha con lo que quiere...)
què más?
pues esa sensación de estar en el punto de llegada, que el deseo es mantenerse pero no continuar creciendo, pues aunque queda trecho, desconozco si por ubicación y mercado interesa....
carta corta y con rotación baja y por lo que pertoca al vino, precios correctos (de venta directa a consumo en mesa precio duplicado) pero limitado a la producción propia con lo que por ese aspecto demasiado escaso.
manteleria bassols, cristaleria decente (no es riedel lógicamente pero es muy correcta), cubertería arco... bien, en resumen muy bien...

Espectacular menjar allà on feia quinze anys que no seia...Jo també hi havia anat amb els meus pares...
Ous de corral amb foie, patates rosses i tofona i variat de botifarres (la xistorra un 10). La meva dona, el seu foie amb poma a làmines i com no uns peus de porc. Criança Sanstravé del 2004 i mistela de syrah, una petita joia...Acollida de 10.
Qualitat preu (72 € els dos), ja no es troba. Molt bé, Cal Travé.
Ah, cristall copes del bó, i gotet Spiegelau per l´aigua...

Muy buena materia. restaurante muy cómodo. el bacalao a la brasa muy bueno. y sus postres una delicia. un buen restaurante para recomendar.

Llegamos un domingo,que no cualquiera,29 de Enero,recién habia nevado todo el fin de semana.Accedimos por fin tras abrir carretera hasta Solivella.Primera impresión :amabilidad,acogida y profesionalidad.Opciones todas ellas que hacer presagiar una jornada inolvidable como así fué.
Encargamos una calçotada,algo típico para la época,pero que se sale de lo común por la calidad y las ganas de lo que allí se cuece.
Mención aparte merece el vino.No busquen Vds nada en la carta que no sea lo que ofrece la bodega propia SansTravé,pero vale la pena.Para empezar el crianza,ull de llebre,al que sigue un coupage en el propio pago a base de lo anterior con algo de cabernet,sirah,garnatxa y trepat (típico de la zona) para rematar en un reserva especialmente gustoso.También elaboran cava propio y una mistela,una joya,ya agotada para la venta.
En el resto de platos cocina catalana típica de la zona y más vale reservar para los postres marca de la casa.
Lo dicho :hacia tiempo que no disfrutábamos de una acogida tan singular como la recibida en Cal Travé de Solivella,un establecimiento familiar con solera.