Restaurante Askua en Valencia
Restaurante Askua
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
30,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
70 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.4
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.9
Comida COMIDA
7.5
Precio medio entorno ENTORNO
5.9
RCP CALIDAD-PRECIO
4.4
Steak-tartar
Tablita de Quesos
Montadito de Steak
Guisantes Lágrima
Torrija y coca de llanda
Croquetas, blanquet, Steak-tartare y chuleta.
Ensalada sentida de brócoli, mango y pollo
Nacional
Diferentes puntos de la carne a la brasa
Mollejas
Cocochas de merluza al pil pil
Cocochas de merluza a la brasa y rebozadas
Chuletón a la brasa
Alcachofas
Callos
Croquetas!!
Opiniones de Askua
OPINIONES
43

Tras leer el anterior comentario estoy muy de acuerdo en que el local carece de la cercanía que te permite disfrutar del buen producto (en general) que tiene el restaurante. No es agradable estar comiendo y parece que te estás examinando: los paltos que eliges, el vino, cuando lo catas, si dejas o no el cuchillo en el plato, si pides poco, si lo que pides es caro o barato... No te quitas esa senscaión nunca. Por lo demás, el local es elegante, buena separarción de mesas y muy bien en todo lo que es copas, manteles, cubiertos, platos, cambio de platos, etc...

No estoy de acuero en el tema del producto. No te plantees cocina, sólo producto, Aquí puedes encontrar lo mejor del local: angulas y carne. ¿Las raciones? Eso ya depende de lo que pidas porque el precio es alto, alto (carne sobre 56€/kg, cocochas y ventresca sobre 17€/100 grs), y para no asustar, la tendencia es que las raciones sean más ajustadas.

Carta de comidas y carta de vinos con suficiente cantidad y variedad (4-5 carnes y otro tanto de pescados y algo más en postres) para elegir siempre en un corte clásico y con precios importantes.

Tres para comer con el menú decidido de antemano: angulas y carne. En la mesa aceite Birdy, agua Viladrau. Un aperitivo de torreznos a la brasa y a modo de pica pica. Pasra comer:

. angulas 100 grs (92€) puestas en la paella, bien de aceite, bien de punto picante, perfectas de fuego. Poco tenía que hacerse en cocina, pero todo se hizo bien.

. tuétano a la brasa: un buen hueso largo, partido por la mitad y hecho a la brasa algo justo de su paso por el fuego pero muy muy sabroso. Hubo quien no se apretía y se quedó con un montadito de steak tartar referido como bueno y visto como pequeño.

. croqueta de rabo de toro con curry: una por persona. Buen tamaño, buen sabor y ligero apunte de curry. Correcta.

. chuleta de lomo alto de vacuno mayor de Luismi Premium (56€/kg) con patatas paja fritas, perfectamente hechas. Si quieres un extra aparte hay pimientos del piquillo confitados; los declinamos. La carne en buen punto pero "se quedó" corta la recomendación de 2-3 personas, más bien 1,5-2 personas).

. postre: nos quedamos a compartir dos opciones: por una lado trufa (2 unidades) con aceite y sal que resultaron muy buenas. La otra opción: piña con lima en amplia ración y agradable la presencia de la lima con una piña madura.

En la parte del vino, disfrutamos de un magnífico PSI 2014 servido de forma académica y que aguantó toda la comida, tras las cervezas iniciales de la llegada y el aperitivo.

Unos buenos cafés finales y sin prisa para salir (para entrar siempre ha habido prisa por el horario de cocina y ya me motivó una bronca hace tiempo (años) que ha retrasado esta nueva visita.

.

El jefe de sala (Ricardo me parece) se le ve engreído, orgulloso de si mismo y de lo que hace, instalado en la excelencia y, por tanto, con limitaciones para mejorar. Amplia carta de vinos, con sobrecoste excesivo, los que conocíamos aproximadamente al doble de su precio en tienda. Las raciones escasas (como muy bien nos dijo Ricardo "los entrantes son de bocadito"). En general la comida aceptable, nada especial ni extraordinaria. Las bravas y las croquetas aceitosas, el famoso steak tartare simplemente correcto. Jamón, supuestamente de Joselito, salado, sin sabor ni aroma, caliente y mal cortado (de merendero de playa). A destacar las cocochas y la carne. Lo peor (exceptuando el jamón) los postres, se salva el arroz con leche que estaba bueno. Precio calidad muy caro. En resumen, para no recomendar. Si busca donde ir, estuve recientemente en el Vinícolas de Raúl Aleixandre, en Valencia, le da mil vueltas a éste.

Nos juntamos seis buenos compañeros a comer en Askua, un ya clásico de la restauración en Valencia. Nunca he salido descontento... probablemente porque aquí me golpean donde más me duele, mi punto débil... el producto en esencia.

Y qué productos degustamos?... estos mismos:

Alcachofas Mini. Traídas del cercano municipio de Albuixech y apurando la temporada. Recolectadas cuando son poco más que yemas, con un tamaño aproximado al de una aceituna gordal. Cocinadas con mimo a no sé cuantos grados durante no sé cuantos minutos. Concentración, ternura y deleite.

Guisantes Lágrima. En este caso procedentes de una pequeña plantación en Getaria. Sensación medular de un verdor fresco difícil de describir. Sedosos, finos y con ese toque crujiente procedente de su ejecución. Plétora.

Montadito de Steak Tartare. Si con el producto me tenían ganado… con el potente aderezo, tan a mi gusto, caí rendido. Bandera blanca.

Croqueta de Rabo de Toro y Curry. Crujiente y gruesa cobertura con un interior abundante en rústicos tropezones de carne envueltos en una rica besamel especiada. Clásico de la casa.

Resulta complicado no acabar aquí con una buena carne a la brasa. En este caso, Vaca Vieja, chuleta de lomo alto procedente de Luismi de Oiartzun con unos 30-40 días de maduración. Sencillamente impresionante. Se acompañaban de unas patatas fritas de corte fino y unos pimientos del piquillo de Lodosa confitados (La Catedral) de volverse locos.

Como prepostre una Tablita de Quesos que contenía un Bríe, un Gorgonzola y un Stilton muy ricos echando de menos alguno de diferente textura.

Al final acabamos compartiendo unas Torrijas con Helado de Mantecado y una Pannacota con Miel de Caña. Me declaro más de torrija resultando esta muy de mi agrado.

Bebimos agua y vino, concretamente B de Basilio 2008 D.O.Ca Rioja y Victorino 2012 D.O. Toro con correcto servicio de ambos aunque no fueron dados a probar. Para los quesos, una copita de tokaj Hétsz 2001 que acompañó muy bien los mismos.

Terminé con un correcto café.

En resumen, propuesta basada en producto, producto y más producto. Sabemos que con esas premisas resulta complicado defraudar al cliente. En este caso la suma calidad del mismo es la base de su oferta y su seña de identidad.

Nota: No puedo valorar el apartado de RCP dado que fui invitado. No obstante, en base a visitas previas, me atrevo a calificarla de buena ya que entiendo que es uno de esos sitios donde lo que comes y lo que te cuesta andan a la par.

  • Tablita de Quesos

    Tablita de Quesos

  • Montadito de Steak

    Montadito de Steak

  • Guisantes Lágrima

    Guisantes Lágrima

Acudimos a estrenarnos en Askua ante las buenas palabras que siempre hemos leído y escuchado acerca del restaurante por parte de algunos reconocidos foodies y la verdad es que nuestra experiencia fue bastante pobre.

2 de los comensales decidimos esperar la comida con sidra recomendada por la camarera, excelente elección, aunque, 5€ por una copa de flauta de sidra ya da un aviso de lo que encontraríamos.

De entrantes pedimos:

- Ensaladilla versión Camarena (7€): Exquisita, pero los 3 medallones que a duras penas alcanzaban los 100 gramos cada uno nos dejaron con sensación de tomadura de pelo (calculen ustedes el precio/gramo de un producto que no deja de ser ensaladilla rusa).

- Patatas bravas (7€): Correctas sin mas.

- Embutido artesano (10€): 7 bocados de 3 variedades de embutido, donde se notaba la calidad del producto pero que para 3 comensales salía a un reparto difícil (y escaso).

Como platos principales 2 de los comensales compartimos el steak tartare y el lomo bajo en pieza de 1 kg, el otro comensal el rabo de toro.

- Steak tartare (23€): Con todas las letras: tomadura de pelo. No creo que un disco de menos de 10 cm de diámetro y menos de 100 gr de peso se pueda considerar plato principal y menos cobrarlo a 230€/kilo (mas tarde lamenté no haber hecho fotos). Por cierto, excesivamente sazonado, una lastima porque se intuía una materia prima excelente.

- Lomo bajo (27’56€): Nada que objetar a una materia prima de evidente calidad y que había sido preparada tal como esperábamos, salvo que allí NO había una pieza de 1 kilo (incluso contando el hueso). Decepción.

- Rabo de toro (11€): Pasado de cocción, había que pescar las hebras de carne entre el caldo.

De postre tomamos panacotta (6€), tarta de queso (6€) y coca con chocolate (6€), todos ellos pasaron sin pena ni gloria.

3 cafés (5’25) y agua (3’5€).

Comimos con el Viognier de Villagarcía (24€) que tuvimos que pedir (para aparente disgusto de una de las camareras) que nos dejarán en una cubitera en nuestra mesa en lugar de en la cubitera de sala para la que había que pedir turno para que fueran llenando las copas.

Pan y servicio (4’5€).

Por cierto, deberían cuidar ciertos detalles como la intimidad en los baños o quitar las etiquetas de las servilletas.

No puedo juzgar la trayectoria de este negocio basado en una única experiencia (y última en mi caso, sin duda) pero tengo la sensación de que vive de tiempos más felices, y que en Euskadi o Madrid este local actualmente estaría a punto de bajar la persiana.

Decepcionante.

Fuimos por las buenas críticas a la materia prima y salimos muy satisfechos con el restaurante en general.
La decoración del local esta actualizada con gusto ibicenco.
La atención de la camarera que nos atendió fue muy buena en todo momento.

De entrantes:

Nos sorprendimos con el tuétano madurado, exquisito. Las croquetas de rabo de toro con curry, merecen la pena.

De principal:

La chuleta de lomo alto"Luismi" con carácter madurado no defraudo en absoluto.

El precio de la cuenta no es económico, pero para nosotros valió la pena.

Una más que desastrosa experiencia en la primera edición de Cuina Oberta me ha mantenido prudentemente alejada de esta iniciativa hasta llegar a ésta última. Ojeando los menús me pareció que había más propuestas interesantes que en otras ocasiones y eligiendo cuidadosamente tal vez valía la pena arriesgarse de nuevo. El elegido fue Askua, restaurante en el que había estado una vez, hacía años, época en la cual era el refugio gastronómico del “Establisment” político y empresarial Valenciano. El local sigue igual de actual y acogedor, el predominio del blanco con una estudiada iluminación le confiere una atmósfera cálida y envolvente en la que inmediatamente te sientes a gusto.
El comentario anterior describe minuciosamente y con mucho criterio los platos del menú así es que sólo añadiré mis sensaciones. La ensalada de brócoli, mango, pollo y chile (o guindilla), me encantó. El brócoli crocante, en su punto. El conjunto fresco y con un toque picante que lo hacía original.
La croqueta lo mejor, tal vez fue la sorpresa, no me esperaba que una croqueta me causara ese impacto. En realidad una super croqueta de tamaño más que digno, un interior sabroso, textura sedosa envuelta en un rebozado con un acabado como un poco hojaldrado, una pasada. Yo le habría añadido un pelín más de curry pero me parece que en nuestras cocinas todavía hay especias que se requieren discretas.
El blanquet, que según el maitre, lo compran en una carnicería de Onil, espectacular, como si fuesen perlitas de grasa. El pisto que lo acompañaba también muy bueno.
El steak tartare, que me chifla, estaba perfecto y la carne espectacular. Las patatas paja, crujientes y nada aceitosas, un acompañamiento ideal y altamente adictivo.
Como postre también pedimos uno de cada y fue el remate perfecto a una cena de nivel. La torrija con ese helado de mantecado, un sabor que me traslada directamente a la infancia y la coca de llanda, jugosa y con ese chocolate caliente envolviéndola... uf!

Para beber un Tantum Ergo Pinot Noir y dos copas de champagne, Gosset.

En esta ocasión acertamos totalmente con la elección del restaurante. Askua es un restaurante que no defrauda, calidad exquisita y de nivel en todos los platos del menú, servicio y atención superprofesional. Los platos fueron saliendo a ritmo y temperatura adecuada, estuvieron en todo momento pendientes del servicio de vino y, sin resultar agobiante, Ricardo Gadea va proporcionándote apuntes sobre el vino que has elegido o el plato que te están sirviendo, lo cual te da a entender que no pierde detalle y que está pendiente del disfrute de sus clientes, algo que se agradece.

Al final y aunque el menú eran 30 euros por persona, con el vino, las dos copas de champagne y los cafés la cuenta subió a casi 60 euros por cabeza.

Los únicos “peros” son los precios algo subiditos de algunos vinos, el Tantum Ergo a 34 euros más iva me parece caro y luego que en la carta sólo aparezcan los precios sin iva. Esa es una práctica que no entiendo y que creo que no favorece nada al restaurante.

Como se suele decir "los años no pasan por Askua" ni siquiera con un cierre temporal por medio. Sigue igual de actual y con el mismo nivel de calidad o tal vez incluso mejor, algo realmente difícil.

Cena para tres en avanzadilla de la sociedad gastrosófica a la que pertenecemos, y con interés por probar un lugar bien valorado por su materia prima y por sus brasas. Ambas muy buenas.Al sentarnos pedimos unas bebidas: 2 cervezas y una copa de sidra de calvados excelente acompañado por unos encurtidos caseros muy buenos.
Comenzamos a sacar fotos, y el maître (creo que también propietario) nos hace un comentario al respecto no sabemos si en broma (primera tarjeta?.
Pedimos: Mis compañero, mientras sale la comanda salen a fumar y el maître nos advierte que la cocina no para(?), esta vez sí tarjeta amarilla; no volverían a salir hasta los cafés que creo que fue la roja. Es verdad que en la entrada parece estar la caja y la puerta se abre y cierra con un pestillo, no sé si será por eso o por un exceso de celo, pero la cena transcurrió bastante incómoda con una rigidez innecesaria, amén de una bronca al servicio (estupendo) en medio del pasillo.
La comida: callos, gelatinosos con un punto picante, sabrosísimos y muy clásicos (sin chorizo, morcilla, garbanzos, pero con jamón, en fin para gustos...estaban muy buenos igualmente); chistorra, morcilla y blanquet con división de opiniones, a cada uno le gustó más uno de ellos, aunque ninguno estaba malo (el maître nos convenció de que necesitaríamos dos raciones y le hicimos caso, pero como ya viene partido es más que suficiente si quieres pedir otro plato, en nuestro caso hubiéramos probado las cocochas); y la chuleta de lomo alto que llega ya partida muy buena de tamaño y sabor (aunque personalmente creo que no es mejor que las chuletas que se sirven en asadores y sidrerías del país vasco o navarra, en Tolosa especialmente y también en Lekunberri, el producto es bastante mejor en cuanto a sabor.
Acabamos con unos cafés y preguntamos por la variedad de orujos blancos, pero sólo había martín códax, con él nos quedamos, correcto.
Bebimos un Campillo crianza, más flojo de lo que esperaba y demasiado avainillado para mi gusto, y un excelente Fagus.
El precio correcto para el producto que se toma y lo que se bebe, en la cuenta curiosamente, al final aparece desglosada la comida y la bebida (esta última sumaba casi la mitad de la factura).
Al final, la excesiva "rigidez" del maître, no nos dejó disfrutar del todo de la cena, e lo mejor es que somos más de taberna, en fin...

VCO me brindaba la oportunidad de conocer este restaurante al que le tenía muchas ganitas como buena carnívora declarada que soy.

A nuestra llegada nos recibió y acomodó muy amablemente Ricardo, por lo que percibí, el patriarca de una empresa familiar que parece estar al completo, ahí al pie del cañón.

Empezamos con una Cruzcampo Gran Reserva y un Martini rojo y raudo comienza el desfile de la temporada primavera-verano y a enseñar las carnes!

~ Ensalada sentida de brócoli, mango y pollo. Fresca y primaveral, llena de color y armonía y mostrando ya algo de "chicha": unos taquitos de pollo con un agradable sabor a brasa. La vinagreta realzaba el conjunto demostrando la importancia vital y papel esencial que tiene en estos platos.

~ Croquetas de rabo de toro y curry. De buen calibre y de las que parecen decir "cómeme". Muy crujiente por fuera y con un interior multisabor: sedosa bechamel, suave pollo, potente rabo de toro y el toque justo de curry. Y ya vamos entrando en materia! En dos palabras, im-presionantes.

~ Blanquet a la brasa. Con una textura más gelatinosa de lo normal y a tope de sabor. Como guarnición un pisto a base de cebolla, pimiento rojo y verde, berenjena... muuuu rico.

~ Steak-tartare. Degustación de uno de los platos estrella de la casa que, aunque no soy una experta, me resultó exquisito. Señoras y señores, esto es carne fresca-fresca que hay que sacar a pasear! Unas patatas paja de acompañamiento de las de picar y picar.

Como plato principal para compartir al centro, redoble de tambores que llega "la carnaza", Lomo de vacuno mayor Luismi Premium. Buena chuleta trinchada con el punto de calor perfecto para nuestro agrado. El sabor de la brasa impregnado en el producto me pirra, ñam, ñam.

Al ofrecernos dos opciones de postre pues nosotros lo de siempre, uno de cada y al centro:

~ Torrija con mantecado. Potente sabor a manteca y nata con un exterior caramelizado y esa fina bola de helado, uuuhhhmmm... espectacular resultado.

~ Chocolate, coca de llanda y helado de café. Excelente combinación que nos dejó muy buen sabor de boca.

Para beber, era noche de miércoles... íbamos en coche... y fuimos de light... por lo que seguimos con agua.

Servicio profesional y atento que ofrecía una muy buena cadencia de platos pese a estar el local al completo.

El restaurante me resultó sencillo y acogedor. Mesas bien vestidas aunque algo juntas para mi gusto. Vajilla, coperío y demás moderno y muy correcto.

En conjunto, una experiencia satisfactoria con una muy buena RCP al menos en VCO.

Querid@s compañer@s! Me permitís un consejo? Saltaros de vez en cuando la operación bikini y permitiros estos pequeños placeres que, aunque llegue el verano, en el fondo a todos nos gusta "la caaaarne" ;-P

Nota: El precio reflejado es el del menú VCO (sin bebida) y la RCP valorada en función del mismo.

  • Torrija y coca de llanda

    Torrija y coca de llanda

  • Croquetas, blanquet, Steak-tartare y chuleta.

    Croquetas, blanquet, Steak-tartare y chuleta.

  • Ensalada sentida de brócoli, mango y pollo

    Ensalada sentida de brócoli, mango y pollo

Una magnífica comida -espléndidamente narrada por Dani en el comentario inmediatamente anterior a éste- en la que tuvo lugar una "cata de puntos de hechura de carne de vacuno mayor".

Puedes leer la crónica de la misma, enriquecida con imágenes, en la sección de blogs de Verema (bloG-M) o pinchando en el siguiente enlace:

https://www.verema.com/blog/blog-m/1192004-punto-carne

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Ricardo Gadea es el arquetipo de gastrónomo por excelencia, el que sabe apreciar unos huevos rotos, unas patatas bravas y el mejor caviar iraní. El restaurante Askua no es más que la proyección de su gusto, de su conocimiento del producto y de su obsesión por la máxima calidad. Es el restaurante donde a Ricardo Gadea le gustaría comer. ¿Es este un restaurante de autor? ¿Sólo los cocineros pueden ser autores en los restaurantes?

El objetivo de esta visita era una especie de reto sobre el punto de la carne. Ricard Camarena nos lanzó el guante a Aurelio G-M y a un servidor que raudos lo recogimos para darnos cita en este restaurante. Aunque el duelo, la verdad, fue algo desequilibrado. Sentados a la mesa Ricard Camarena, Ricardo Gadea y yo mismo opinamos que un punto más de brasa le da a la carne un sabor y una textura mejor que la del punto ordinario de la carne o el famoso poco hecho. Del otro lado, jugando él solo, Aurelio que vino con la premisa de la carne poco hecha tiene más sabor. Aunque sé que Aurelio está trabajando en un post y prefiero dejar las conclusiones para él sin hacer de spoiler. Me centro en valorar la visita al margen del duelo.

Cocina de mercado, de estricto mercado, de producto, del mejor producto, de la brasa y del respeto máximo por la materia prima.

Empezamos con el detalle de la casa, un pisto sobre una pequeña tosta y nos fuimos a por unos de los platos más famosos de este restaurante, el montadito de steak tartar. Merecido es el mito y merecidas las diatribas que siempre he oído al respecto sobre cuál es el mejor steak tartar de Valencia, porque es muy probable que sea el de Askua. Como no soy muy amigo de superlativos, lo dejaremos en que es uno de los mejores que he probado, un imprescindible si se visita el restaurante. La selección de embutidos es espectacular, destacando la chistorra de Patxi Larrañaga y el perfecto blanquet de Onil, especiado, en su punto de textura melosa...

Y casi sin quererlo nos metimos en otro lío: ¿cómo están mejor las cocochas de merluza? Y ahí salen las cocochas a la brasa y rebozadas, seguidas por las mejores cocochas de merluza al pil-pil que he probado jamás. Daban ganas de coger una barra de pan y dejar el barro más limpio que una patena. Fantásticas las tres preparaciones, con el sabor máximo de las cocochas de la brasa, el punto crujiente de las rebozadas y del pil-pil ya lo he dicho todo.

Y otro plato de puro producto, las alcachofas, unos corazones de alcachofa a la brasa que sirven de ligero descanso entre plato y plato contundente. Porque de las alcachofas pasamos a probar una tapa de cap i pota, o lo que se conoce fuera de Valencia como callos. Sabor potente para los amantes de la casquería.

Y de aquí al duelo de carnes, presentados en tres puntos de asado. Uno entre el punto y poco hecho, otro que sería el punto y una un punto de más. Que cada cual saque sus conclusiones, pero sin duda, a mí me sigue gustando la carne un punto de más. Aunque aquí el único juicio objetivo que cabe hacer es que, si la carne es de buena calidad, el punto es un tema secundario, porque lo cierto es que, con matices, cada chuletón presentaba unas características que mejoraban respecto a los otros. Mención especial para el cocinero por su dominio de la brasa, otro de los grandes secretos para comer una buena carne de calidad. Lo bueno de la brasa es que casi cada parte de la pieza de carne tiene un sabor diferente, lo que hace encontrar diferentes sabores en un mismo plato. Pero esta falta de homogeneidad es la que puede dar al traste con un plato si no se domina bien el fuego, el carbón de encina en el caso de Askua.

Aún nos quedó algo de gula para aceptar un par de envites más de nuestro anfitrión, que nos propuso probar las mollejas, perfectas de punto y de una calidad excelente, y una selección de quesos de Manglano.

Pasamos a lo que creíamos que era el postre, un juego del célebre nacional, helado de café y vainilla, muy rico y fresco... ¿para terminar? No, aún no esperaba la torrija con mantecado, guinda final a la tremenda comida.

La carta de vinos es una maravilla, bien seleccionada, extensa y con referencias míticas en ella. La verdad es que la RCP de los grandes vinos que guarda en su cava es excelente. Para bolsillos más pequeños hay una buena selección de vinos, con una buena representación en la sección de blancos y espumosos. Buen servicio y copas de calidad. Bebimos champagne Gosset Rosé que acompañó perfectamente hasta a la carne.

Comer en Askua fue un verdadero placer, una experiencia gastronómica de alto nivel, no sólo por la calidad de lo comido y bebido, también por la calidad de todo lo comentado en torno al mundo de la gastronomía con estos tres comensales con los que tuve el placer de compartir mesa.

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