Borgogno y Eguren, familias con tradición

Aunque ya reportaremos con más extensión en el blog, comentar que estos dos últimos días hemos participado en dos catas realmente interesantes en la Enoteca Barolo, donde hemos repasado varios de los vinos de dos apellidos con enorme raigambre en sus zonas de origen, Barolo y Rioja respectivamente y que son Giacomo Borgogno & Figli y la familia Eguren.

Comenzamos con los Barolos de Borgogno, una bodega con varios cientos de años de tradición en el pueblo de Barolo y que responde a los cánones más tradicionalistas de estos vinos italianos y universales que nos tienen totalmente obnubilados.

- Barolo 2001: nariz compleja, llena de matices, perfumada, paso por boca poderoso, tremenda acidez, tánico, estructurado. Responde a lo que uno espera de un gran Barolo en enorme añada. Necesita unos añitos más.

- Barolo "Liste" 2001: al principio algo más perezoso que el "normal", pero con el aire se destaca. Perfume de Barolo clásico, boca de una fuerza y tensión salvajes. La clase de un Barolo "single vineyard" que vivirá muchos años. Fantástico.

- Barolo "Riserva" 1997: complejo y profundo, pero algo falto de la acidez esperada en boca. Quizá no se supo interpretar una añada que fue encumbrada por la crítica americana y con la que hay que tener cuidado. Aún así, un gran Barolo listo para beber.

- Barolo "Riserva" 1989: uno de esos vinos con los que la palabra emoción comienza a barruntarse. Finura, clase, longitud, persistencia, incluso juventud en un Barolo de esos que consideramos como legendarios. Añada tremenda en la zona, una de las grandes del siglo. Nos gustó tanto que hemos hecho el esfuerzo de encargar uno (Jaime, el 24 nos lo bebemos, ya verás que maravilla)

- Barolo "Riserva" 1982: más perezoso que el 89, con más reducciones, necesitado de más oxígeno, pero al final igualmente enorme. Joven, todavía floral y frutal, con una definida espina dorsal. Un Barolo clásico de verdad, aunque nos gustó un poco menos que el brutal 89.

Y sin recuperarnos de tantas emociones, ayer pasamos casi 3 horas con Eduardo Eguren, hijo de Marcos y quinta generación de una estirpe de viticultores sin la que no puede entenderse la historia moderna del vino en Rioja. Repasamos 7 de los vinos que elaboran en Rioja además de su nueva estrella de Toro, el Alabaster.

- Sierra Cantabria Gran Reserva 2004: de corte moderno pero con alma elegante, redondo, fácil de beber, muy equilibrado. Rico.

- Sierra Cantabria cuvée especial 2006: vino de concepción más actual, con estilo, pero algo marcado por una añada no muy redonda que muestra un tanino algo rugoso.

- El Puntido 2005: vino muy mineral y expresivo, redondo en boca, en buen momento de consumo, profundo y con presencia. Un Rioja moderno con expresión de terruño. Buen vino.

- La Nieta 2007: sorprendentemente accesible, delicado en nariz, complejo, estructurado en boca, no sobrado de acidez pero sí muy redondo y placentero. No sé hasta donde llegara, pero ahora muestra muy buenas maneras.

- El Bosque 2007: más estructurado que La Nieta, menos delicado pero con mayor prestancia. Se puede beber ahora sin problemas, quizá no vaya a ser muy longevo, pero muestra carácter y personalidad. Un vino de muy buena calidad.

- Alabaster 2007: vino "top" del nuevo proyecto de la familia en Toro, un vino salvaje, concebido de viñas viejísimas y prefiloxéricas en mayor altitud y orientaciones norte. Perfumado, complejo, de gran profundidad, apabullante en boca, amplio, de final largo y persistente, con unos taninos sorprendentemente domados. Un gigante de seda, el mejor vino de Toro que hemos probado nunca. Esto huele claramente a 100 puntos Parker, ya que nos parece muy superior al Termanthia 2004 que ya los obtuvo. Sin ser nuestro tipo de vino ideal, hay que reconocer su gran categoría.

- Blanco Organza 2008: la sorpresa de la cata. Con más malvasía y garnacha blanca de lo habitual, se muestra perfumado y mineral, con gran acidez y frescura, sin apenas huella de la madera. Un vino que junto con Capellanía o los Allende y Viñas de Gain blancos y los de Abel Mendoza, va confirmando un renacimiento del buen blanco riojano en el que tenemos puestas bastantes esperanzas.

Aunque ya ampliaré mis impresiones en el blog, quería compartir estas notas con vosotros, pues son vinos que me gustan, hechos por gente que sin duda son claros ejemplos de trabajo y cariño a unas tierras que huelen y saben a vino: Piamonte y Rioja.