Audacia de las pequeñas bodegas de Rioja

Este verano he estado en San Sebastián unos pocos días, no ha llegado a una semana, y aún así, con tan pocos días me ha dado tiempo para hacer un par de descubrimientos que al contrario que el moreno, que se va en cuanto pasas dos semanas en casa, me acompañarán mucho tiempo. Pero voy ahora con el primero de ellos hoy, el que me ha hecho colgar este hilo. El otro lo colgaré en el Foro Gastronómico porque es más su lugar.
A nivel enológico, los establecimientos hosteleros de San Sebastián, y que me perdonen los que no coincidan con este patrón porque obviamente no pude estar en todos, tenían una querencia absoluta por el vino de La Rioja, haciendo alguna excepción a la vecina Navarra. Nada que objetar excepto la previsibilidad a la hora de chatear. Pero hete aquí que mi hermano, residente en Donostia y culpable de mi estancia allí, me llevó un día a un local de pintxos muy nuevo y moderno.
Pedimos vino y nos sirvieron lo que yo anticipé como el Rioja crianza de turno. Y cual fue mi sorpresa cuando me lo llevé a la nariz y ya ese inicio me hizo pensar que no estaba bebiendo un Rioja, ni mucho menos un Navarra. Pasé a probarlo y me empezó a hablar. Me contó que era un vino nuevo, un capricho y empeño de sus creadores. Su sabor era voluptuoso, su estructura carnal, nada de la finura y elegancia insulsa de muchos de los otros que había probado esos días (perdón si alguien se siente ofendido) No pude evitar interrogar al camarero para que me confesara que era un vino hecho en otra región, mediterránea quizás, me tenía muy confundida. Lo negó rotundamente, era un Rioja crianza. Me debió ver tal cara de susto que me sacó la botella, y efectivamente, allí estaba, con su elegante etiqueta negra, un Rioja con todas las de la ley, con su D.O.
Mi sorpresa viene porque siempre he pensado que las estrictas normas de la D.O.Rioja maniataban a muchos bodegueros, les coartaban su imaginación al no poder jugar con diferentes uvas ni con diferentes tiempos de crianza, por poner dos ejemplos. Pues hete aquí una bodega, pequeña según el camarero del local, que asumía el reto de hacer un vino diferente, totalmente expresivo, sin salirse ni un ápice de las regulaciones riojanas, y el resultado, emocionante. No pude evitar compartirlo inmediatamente con un amigo forero que después de haberlo probado ha estado de acuerdo conmigo.
Creo que es de justicia publicar el nombre de este vino y recomendarlo. Por lo que supone de audacia de la bodega y para animar a otros bodegueros a asumir retos similares, conmigo, han conseguido que vuelva a la Rioja. El vino se llama Soros Autor. Colgaré nota de cata próximamente.

PS: Vino ideal para despistar en un Desafío, nadie diría que es un Rioja, y no es menosprecio