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#1
Letroncio

Servicio del vino en restaurante (o autoservicio).

Estaba escribiendo esta misma reflexión en el comentario del compañero Pedro Grau sobre el restaurante Rekondo. Comentaba que el servicio del vino se limitaba a dar a probar, rellenar la primera copa y dejaban la mesa en la botella. Creo que merece un debate, o al menos expongo mi opinión, por si a alguien le interesa.

Una pregunta. . Bueno, más bien una reflexión. Es cierto que en sitios de categoría quizás queda feo que el servicio del vino te lo hagas tú, pero yo personalmente lo prefiero, por diversos motivos:

1) Tengo la botella o botellas cerca de mí.
2) Regulo la cantidad que quiero beber.
3) Bebo cuando quiero, a veces hay que estar esperando si el camarero o sumiller está despistado o con mucho lío.
4) Se lo que queda y así regulo con la cantidad de comida o voy pidiendo otra cosa.

¿Por qué preferís qué os sirvan? Por una cuestión de etiqueta y protocolo o por alguna cosa que se me escape?

Por otra parte a mí tampoco me gusta mucho, de hecho me hace sentir incómodo, el momento prueba del vino.

Sobre todo si preguntan ¿Quién lo catará? En restaurantes más sencillos, directamente digo que sirvan y punto.

Yo no tengo la mejor nariz del mundo y necesito un tiempo para determinar si a un vino le pasa algo.

Además me parece un protocolo antiguo y sin sentido: si el sumiller sabe hacer su trabajo debería probar él el vino y determinar si está para beber o no. Si no sabe hacer su trabajo, va a dar igual lo que yo le diga, porque seguramente la comunicación sea en vano.

Aparte, ¿Si te digo que el vino está bien y que me sirvas, pero a los cinco minutos te digo que creo que tiene corcho o algún otro problema, ya no lo voy a poder devolver porque he dicho que sí antes? Igual que no pruebo si el plato que me sirven está frío o crudo y si lo detecto lo digo en ese momento, ¿Por qué he de probar el vino? Me parece un anacronismo innecesario, una ceremonia que a mí particularmente me pone nervioso y me hace sentir pedante y observado. Y que incomoda al resto de la gente que no puede empezar a beber hasta que yo de el visto bueno, como si yo fuera el Rey en el Norte.

Gracias

Aitor Alegría Alonso (@siempre_a_plato)

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