Re: Vino y nostalgia
La verdad es que la nostalgia no es mi fuerte y me daba un cierto pudor rememorar mis "batallitas": a primeros de los 70 y siendo lo que hoy se llamaría un preadolescente, yendo en ciclomotor al Culebrón (pedanía de Pinoso) para comprar un vino a granel que llamábamos "dormilón" (ya imaginarán el porqué del nombre: alcohólico a mas no poder y las consecuencias que producía tras su abundante ingesta NOTA ahora siento una cierta prevención ante los vinos de monastrell de la zona) para nuestras reuniones de la pandilla y la gracia que le hacía a mi abuela comentándome que su padre, entre otros muchos oficios, se dedicaba también "a arreglar" vino (en realidad, según me contó, a ensamblar diferentes vinos para afinar el producto final a vender, lo cual al parecer no era muy raro por aquí).
Vamos que empecé muy jovencito y fui subiendo escalones con los años: mi primer gran asombro lo encontré a la vuelta de un viaje a Cantabria en que me detuve en el cruce de Tordesillas (viajábamos por carreteras y todavía casi no existían las autovías) y paré en un establecimiento a comprar algo de vino porque había oído hablar muy bien de los R. Duero, con la suerte de que el "tendero" (que sólo vendía vino) me recomendó que me llevase una caja de un vino "que hace el de Vega Sicilia" y cargué con 12 botellas de Mauro (de las primeras añadas). Desde entonces año tras año es una referencia imprescindible para mi y todavía mas cuando, con el tiempo, fui conociendo a la familia García y sus bodegas.
Después, mi siguiente "shock" a mediados de los 90 fueron los Imperial, en una selección de varias añadas de los 80 (en crianzas, reservas y grandes reservas) y el resto ha sido llegar hasta hoy.
Saludos