En aquellos tiempos remotos - cuando Michel Rolland y Robert Parker no cortaban el bacalao - Burdeos obraba a su antojo y Bruno Prats podía cultivar su filosofía enológica, inspirada por la teoría de la justa medida : uvas recogidas al justo punto de maduración, poca madera nueva, la menor tecnología posible, búsqueda de la elegancia y frescura. Cuando salió al mercado, su Cos d'Estournel 81 era una especie de zumo de frutas del bosque, de color rubí violáceo. Treinta años después, ha adquirido los matices atejados que denotan su edad pero su nariz no ha perdido nada de su encanto ni su boca de su esplendor : las notas de arándano y de grosella negra se combinan armoniosamente con toques de cedro, de habano y de marroquinería, sin exceso de potencia. En suma, un saint-estèphe de una rara delicadeza, refinado y seductor - con taninos finos y discretos - que se puede confundir con un pauillac. No es regalado pero desde 1981, vuelan los precios. ( PVP : 80 € )
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