A la vista presenta un amarillo tomado casi ambarino con destellos cobrizos. Limpio y brillante.

Intensidad y complejidad, estamos ante un grande oiga, ¿qué se esperaba?. Aromas muy definidos, como secuenciados. Ahí van desfilando “ante tus narices” los jazmines en su máximo esplendor, la miel de flores, el membrillo, el tabaco rubio, compota de manzana ácida, maracuyá maduro, las ciruelas negras y los cítricos caramelizados.

Llevado a la boca, es “tética de monja” que dicen en mi tierra. Tiene acidez, aunque esperábamos más, tiene estructura, tiene volumen, tiene corpulencia y tiene un tacto acariciante. Y sabe dulce, muy dulce. Delicioso amargor.

Esa punta de acidez… le hizo perder ante los 6 puttonyos a los que se enfrentaba. Se resistió, luchó, pero esa acidez... decantó la balanza hacia Hungría. Y mira que en amargor casi ganaba Alemania…

Espectacular vino, por matices, cualidades y calidades pero presenta quizás un excesivo dulzor. Baja graduacion. Color amarillo con ribetes verdes muy bonitos. Miel, melocoton, albaricoque, citricos, ciruela dulce