A pesar de lo fácil que resulta a veces describir y hacerse entender, en este caso, un vino con poco alcohol, nos deja un tanto descolocados ...
El vino es de corte claramente septentrional-atlántico y no ha debido macerar mucho , cereza de capa media-baja, limpio y brillante. Nariz de poca intensidad, frutilla roja silvestre, toques especiados y tostados tenues, recuerdo mineral, fresco, bien ensamblado pero sin llegar a emocionar.
En boca es sutil, muy buena acidez, tal vez demasiada, poco estructurado, cuerpo ligero y paso de boca también aunque más largo de lo esperado y con finura, cierta profundidad de sabores, toque mineral, pero también un extraño sabor no sé si metálico que denota falta de madurez, o al menos es la impresión que me deja.
Un vino difícil de entender y poco comercial, alejado de las mencías bercianas por ejemplo, y más parecido, en cierto modo (color, acidez, grado alcoholico, paso de boca, sutileza) a un Viña Alberdi riojano. Aún así el parecido es lejano.
Pueden guardarlo sin miedo, no parece que vaya a estropearse.
Veremos otras añadas a ver que línea sigue este vino.