Coincido con Dani en que fue el vino más consistente y equilibrado de los blancos que catamos. Amarillo dorado, la nariz es intensa, golosa y bastante expresiva. Hay algo de fruta blanca y notas dulces de flor blanca. En boca tiene buen ataque, resulta untuoso aunque algo delgado en la mitad del paso, acidez correcta, estructurado y con longitud media.
Color dorado suave con reflejos verdosos.
Aromas de flores blancas muy dulces -calas, jazmín, galán de noche- fruta madura, miel, néctar de flores, un ligero punto oléico, de aceite de semillas.
En boca tiene una entrada dulce, falta un toque de acidez que equilibre el conjunto, y el recorrido es algo justo, dejando un recuerdo amielado.
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