En la nota anterior he puesto que este vino mejoraría en unos 2 años. Pues ya han pasado 4 (como pasa el tiempo! ) y me he encontrado una botella que ni me acordaba que tenía.

El vino ha evolucionado bien. Color rubí de capa media-baja, limpísimo, con ribete ligeramente teja. Lágrima delgada pero cabezona y transparente.
Vino perfumado, donde se percibe fruta roja en confitura, principalmente cereza y/o bayas rojas como la grosella. Se aprecian también aromas a maderas finas (me recuerda al ascensor del edificio donde vivía mi abuela en Barcelona, en la Diagonal - cabe decir que el edificio ya era antigüo cuando yo era pequeño), canela y vainilla, ligeros ahumados, tierra mojada, laurel, y una nota fresca de eucalipto al final. En esta ocasión no he notado las notas herbales tan pronunciadas como la primera vez que lo probé.
En boca se perciben taninos muy finos, una sedosidad que rara vez se encuentra en los vinos de Baja California. La acidez se mantiene viva. Esto ha permitido que el vino haya envejecido con gracia. A pesar de que no son muchos años los que tiene, tampoco ha sido conservado con muchos cuidados. Fresco y frutal, se repiten las notas de confitura de cereza, aunque con menos intensidad que en nariz. Postgusto no demasiado largo, pero lo suficiente para disfrutarlo. Se siente un vino muy puro y honesto. Me recuerda un poco a un Barolo maduro, como el de Ceretto que reseñé hace ya algunos años.
En el Valle de Guadalupe se han dado muy bien algunos varietales autóctonos italianos, como Nebbiolo y Barbera, entre otros. Mejor que en ningún lugar fuera de Italia. Uno de los viticultores especializados en estos varietales es Alvaro Ptanick (si asi se escribe, no hay ningún error de dedo). Tuve la fortuna de probar sus vinos con su compañía cuando le organicé a mi colega y amigo que distribuye sus vinos una cena maridaje. En aquel entonces ya fué una grata experiencia, pero ha sido superada en este momento volviendo a probar este vino.
Hay consumidores que les importa un comino si el vino evoluciona o no...a mi me entusiasma percibir esa evolución.

He vuelto a catar este vino, despues de 1 dia de abierto.
Creo que con un poco mas de tiempo en botella va a mejorar.
Los aromas se han vuelto mas complejos, con notas frutales (cerezas), tarta de cerezas (cherry pie), notas de vainilla, y de caramelo, algunas notas minerales, y de maderas finas.
En boca, los taninos, que ya eran finos, se han suavizado un poco mas.
Para algunos gustos, su acidez es un poco justa, pero suficiente para que no sea pesado.
En unos 2 anyos en botella estara muy bueno.

Los Yumanos es la raza indigena que habito la peninsula de Baja California y el estado de Arizona. Asi se le ha nombrado a este vino, con las caracteristicas de esta tierra.
Color rubi de capa media, lagrima delgada que cae rapidamente.
Aroma frutal, agradable. Tambien notas de especies, y madera fina. Al poco tiempo aparecen notas de hierba fresca (tomillo), tierra mojada, y una nota (tipo eucalipto) que le da frescor.
En boca es calido, con tanino suave, aterciopelado. Mas concentracion de lo que su color lo hace suponer.
Muy frutal, con notas de madera bien integrada.
Con la tipicidad de la zona del norte de Baja California, pero libre de la salinidad que a veces acusan estos vinos. A mi me ha gustado.