Visual, granate, de muy buena capa, con reflejos granatosos y violáceos y ribete con tonalidades violeta, con porte de juventud y viveza. Limpio, brillante, con fluidez que denota su extracción frutal y su concentración. Preciosa estampa de vino joven con buena carga frutal.

En nariz destaca la fruta roja, con frutillos silvestres del bosque, en perfecta maduración, arropados por finísimas maderas que dan notas muy apetecibles de vainillas, especias dulces, con notas golosas de azúcar quemado. Deliciosas flores, violetas, se expresan con franqueza alrededor de las muy bien conjuntadas notas primaras y terciarias, formando un conjunto franco, intenso, perfumado, tremendamente sugerente, fino, elegante y grato.

La boca es intensa, cargada de connotaciones frutales, de frutos rojos maduros, con peso. Es una boca amplia, que llena el paladar de gratas sensaciones, sabrosa. Los taninos son en este momento una delicia, dulces, carnosos, jugosos, deliciosos, que dotan al vino de una estructura de terciopelo fino en su paso por boca. Goloso y fresco a la vez, deja un final larguísimo, cargado nuevamente de fruta y con prolongados recuerdos de especias dulces, vainillas y flores.

Catado en magnum por cortesía del genial A. Pacheco, este Don Miguel de Comenge tiene el "Don" de saber conjugar con precisión la elegancia y la intensidad aromática. Con una elaboración ribereña de libro, cargado de fruta roja y de un tratamiento excelente de las finas maderas francesas, es un vino armónico, expresivo y enormemente disfrutable.