Buenos toques perfumados en nariz que animan el primer ataque con una feliz frescura frutal aunque parece poco tánico y de corta estructura sin embargo muestra una buena suavidad en el paladar, resultando equilibrado y bastante agradable, ciertamente tiene calidad, es un vino consistente pero sin ir mucho más allá, discretamente burgués. (50% merlot, 47% Cabernet Franc, 3% Cabernet Sauvignon)

Y, sin embargo, con la frescura suficiente para no pasar por un ejemplar pesado.
Decantación bordelesa y a la copa. No tarda en mostrar sus armas. Notas a tarta de grosellas, a moras y ciruelas bien maduras, a trufa y especias dulces. A pesar de su corta edad ya está muy hecho y maduro. Me hubiera gustado mayor profundidad, pero la culpa es mía por descorcharlo tan pronto, ¿o es que esta añada tampoco es para pedir el cielo?
En boca se muestra redondo, sin aristas, endiabladamente voluptuoso, llena la boca sin recato, pero con buenas maneras. Acidez y frescura suficientes, aunque le apetece más mostrar su lado goloso que el atlántico.
Este tinto no tiene ningún pudor en llevarme a la cama a las primeras de cambio, es chica fácil, y como yo tampoco soy precisamente chico difícil, hacemos buenas migas y otras cochinadas en cuanto nos frotamos más de la cuenta.
Seduce, sí, pero no emociona. Sin embargo, para los tiempos que corren, ¿no se trata de que un vino proporcione placer antes que nada y que todo lo demás? Para los hombres-chicos faciloides como yo, desde luego que sí.