Los Champagnes de Billecart Salmon se toman su tiempo en pasar de lo excepcional a lo espectacular. Este Blanc de Blancs está dando el paso. Casi quince años de existencia auguraban, antes del descorche, un torbellino de sensaciones plenas y maduras, llenas de aromas terciarios, escasez de carbónico, recuerdos borgoñones...

La sorpresa viene con esa ilusión de juventud que desborda cuando el vino se libera de su continente, basada en la frescura de la fruta, acidez marcada, aromática de predominio floral, mantequillas, tostados que empiezan a enriquecer el bouquet, cítricos, lácteos discretos, carbónico presente, perfectamente integrado, cosquilleante...

Largo, fresco, estimulante en boca. Blanc de blancs con corporeidad de pinot!

Enorme complejidad, intensidad, potencia y equilibrio; pero lo que le distingue de otros, lo que le sitúa a los pies de Baco, es la elegancia. Esa elegancia -marca de la casa- que te lleva a sentir que podrías seguir bebiendo y bebiendo sin parar, sin cansarte, sin que aparezca nada en exceso, sin que se eche nada en falta, y con tremendo placer en cada sorbo. Placer sensorial y placer intelectual. Ligereza y concentración aunadas; mantequillas, flores y tostados en un ramillete sutil y extremadamente elegante.

Puro placer.

Color amarillo pajizo, limpio, brillante, burbuja muy pequeña y persistente. En nariz con buena intensidad destacan aromas florales, manzana ácida pero suave, pastelería pero todo bien integrado y con gran delicadeza. En boca tiene un buen ataque, con burbuja atractiva y suave pero presente, justa acidez y de nuevo fruta (incluso algo de cí tricos suaves) y flores, destaca equilibrio y elegancia con una madera perfectamente integrada; buena persistencia.
Uno de los grandes.

Once años desde el degüelle y sigue muy juvenil, la burbuja está muy bien integrada, pequeña y yo diría que persistente. Aromas florales, cítricos y de tiza, me recordó a los gises que se desmoronaban a la hora de escribir en las pizarras de antaño. Acidez perfecta.

De color amarillo pajizo palido, la burbuja finisima.En nariz es floral y un poco herbaceo con aromas sutiles a bolleria y manzana.En boca tiene un ataque franco , delicado y fresco, muy elegante con un postgusto largo y una madera perfectamente integrada.
Una gratisima sorpresa de equilibrio y enorme elegancia, la chardonnay en estado puro, con un gran trabajo detras tanto en la viña como en la bodega, y una demostración más de que Champaña solo hay una.
Le auguro una evolucion positiva en los próximos años.

Un buen champán de esta bodega familiar. Color amarillo dorado palido. Burbujas finas y persistentes. En náriz aromas de manzana, pera, bollería. El carbónico enorme pero bien integrado. Buen recorrido, con tonos de repostería y una buena acidez. Es un placer. Tomado con unas buenas ostras en la sesión organizada magistralmente por Vilaviniteca.