Lo abrimos el viernes, nos tomamos un par de copas y lo guardamos. Sin que la botella estuviera en mal estado, tenía claros signos de declive total. Hoy le hemos dado una segunda oportunidad y algo ha mejorado.
Picota con reflejos marrones y borde teja. Capa alta y con muchísimo poso.
Fruta negra, hojas de sen, sangre, hojarasca y cueros en nariz. Todas las notas aparecen mezcladas, son poco claras y no evolucionan prácticamente nada.
Boca mortecina que aunque sorprendentemente conserva bastante acidez se muestra bastante plana. Paso denso con un deje algo dulzón. Ciruelas, tierra húmeda, terciarios y algo de mineralidad.
Final licoroso de intensidad media.
Si se tratase de un vino de cuarenta o cincuenta años, podríamos alabar su buena conservación, pero un 95 y encima de un productor tan renombrado debería estar mucho más disfrutable. Prefiero no puntuar.

No diria esta vez que me resulte tan fraganmte como en otras ocasiones. Aunque es de una enorme estructura en boca, sabroso, con un conseguido equilibrio, amplio, suave, la agradable pincelada tánica le conserva bien pero aunque la retronasal es elegante, tiene ese caracter de la uva, resulta un poco deslucido, un poco, diría, lejos ya.©

Es un vino a mitad de algo y de algun sitio. Notas muy predominantes de regaliz y ciruelas pasas con una ligera capa de chocolate. Algo violento. O quizás algo demasiado dulzón. Casi vino de noviembre y encima desgarradamente tánico. Es un 95.