Color amarillo dorado que impregna la copa de finas y densas lagrimas. 

Es de un aroma rico, fino y sensitivo. Hay manzanilla seca, recuerda a la crianza biológica, al hollejo, hay un fondo auvado, meloso, sensación de las lías, hierba buena, malvavisco, cardamomo, curry, heno seco y monte bajo. Es como pasear por un mercado oriental lleno de especias, hierbas aromáticas y flores blancas.

La entrada en boca es firme y serena, algo melosa, con una acidez muy chula lo paladeas, le da brío y lo espabila y te lleva muy al norte. Se agarra al paladar toque tanico agradable, fondo balsámico, pide tiempo y comida, un espectáculo de vino. 

Catado a ciegas, no aprecias para bien o para bien a la variedad. Ni el método lo estereotipa, es personal y tiene carácter. Fondo mineral de corte arcilloso y calizo. 

Escucho mientras escribo la nota de cata a Mark Murphy, en el tema Angel Eyes.