Embotellado en 2016, tras 36 meses en barrica de Jerez. Criado en San Lucar, sin velo, curioso, mezcla sabores y características que recuerdan a vinos con flor con frescuras de los que no la tienen, este , es sin flor, no es bajo velo.  En nariz recuerda a algún Pedro Ximenez de cosecha tardía, esos aromas y sabores maduros, compotados, a higos pero con esa frescura cítrica, tropical?, exhibe cierta acidez que lo aleja de los típicos vinos del marco de Jerez, pero con esos sabores a frutos secos, minerales, puntito salino. Botella 128.