Probamos hace apenas un mes este mismo vino pero de su cosecha 2016. Veamos la de 2015 que nos depara. De nuevo con su emblemática bicicleta antigua en la etiqueta. Nos sirven a una temperatura de unos 16°C:

VISUAL: De color rojo picota de capa alta con un bonito ribete burdeos. Lágrima fina, abundante y transparente (87).

OLFATIVA: A copa parada hay mucha fruta fresca, moras y arándanos. En movimiento surgen aromas a flores secas, notas minerales de tinta china y apuntes a castañas asadas. Bouquet no muy complejo de una intensidad media (84).

GUSTATIVA: Boca con ataque desbocado y de acidez alta. Con los taninos bastante pulidos aunque muestra algunas aristas como de fruta no ensamblada (quizá sea esta botella...) Su retronasal es frutal con recuerdos a chuches de fresa y apuntes florales. Su persistencia de dos minutos. Me ha parecido un poco "desconjuntado". La botella de la añada 2016 era más simplona pero con menos aristas, muy amable de beber. Ésta sin embargo me resultó algo estridente, difícil ella. En fin cosas que pasan... (79).

La RCP no la puntuaré pues pienso que el problema era de la botella en cuestión.

Fue el último vino de la cena para acompañar un suculento "Cuy deshuesado al horno con llapingacho, col quemada y crema de sambo". El plato una verdadera exquisitez aunque el vino como ya he comentado chirriaba un poco. El caso es que incluso para un plato así de contundente el vino se apoderaba de todo, un poco salvaje la verdad, je,je...

Salud-os!!