Y de nuevo, año y medio después, volvemos sobre este Torrontés argentino que tanto nos gusta. Esta vez la probaremos pero en casa, con toda la tranquilidad del mundo. Abrimos la botella y la dejamos en la nevera durante unos 35 minutos hasta que alcanzó los 11°C para su cata.

VISUAL: Color amarillo limón con reflejos verdosos y acerados (88).

OLFATIVA: En nariz encontramos apuntes herbáceos a hinojo y orégano así como notas frutales de lima, plátano y piña. A continuación aromas a membrillo y espárrago blanco. En esta ocasión las notas florales ya no se perciben pero sí emergen unos finos especiados de pimienta blanca y jengibre. Muestra una intensidad media-alta y buena complejidad (90).

GUSTATIVA: En boca es un vino opulento, de alta acidez y de mucha elegancia. Cierto toque lácteo con un retronasal cítrico con recuerdos a tamarindo y de cierta mineralidad (piedra caliza). Persistencia de minuto y medio con un post-gusto golosote y muy equilibrado, seco y señorial. Sin duda ha evolucionado maravillosamente y se ha convertido en un vinazo. No sé cuánto aguantará ahí arriba pero está en su clímax ahora mismo. Me ha encantado, de notable ha pasado a sobresaliente (91).

La RCP la mantengo en excelente aunque en una vinoteca nos cobraron 12 USD, unos 10.5 euros al cambio.

MARIDAJE: Nos tomamos esta botella en dos ocasiones. En la primera cenando y acompañando un arrocito caldoso de langostas. Tremendo maridaje amigos, esos sabores salinos de la langosta armonizaron exquisitamente con la frutosidad y la mineralidad del vino. Pero en el segundo ágape no fue menos. Cocinamos unos lomos de "angelote" a la salvia con unas vieiras salteadas sobre cebolla caramelizada. Brutal el disfrute con suaves texturas del pescado y de las vieiras maravillosamente equilibradas con la cremosidad y con el puntito cítrico de nuestro Torrontés. Vino muy gastronómico y con unos añitos de botella aún mejor.

Salud-os!!

Volvemos con este vino año y medio después en el mismo restaurante pues tenía un grato recuerdo de este Torrontés. Compartimos la velada con mi amigo Lionel y su esposa que tan amablemente han venido a visitarnos desde Panamá. Nos abren la botella media hora antes de servirnos a 10°C:

VISUAL: Presenta un color amarillo pálido, con algunos reflejos metálicos (85)

OLFATIVA: De nuevo encontramos a copa parada deliciosos apuntes cítricos de tamarindo, lima... Al agitar surgen aromas frescos de hierba mojada, florales de lavanda y herbáceos a hinojo. Al final un recuerdo a fruta blanca, pera y manzana verde. De intensidad media pero exquisito bouquet (87).

GUSTATIVA: Nos lo llevamos a la boca y una vez más sentimos que estamos ante un vino amable, cremoso, con un paso por boca sedosito. Acidez no muy alta pero en todo momento armonizada con la fruta. Retronasal cítrico (corteza de limón) con apuntes frutales, recuerdos de pastelería, de barquillos en concreto y aromas florales de jazmín. Final muy sabroso y agradable, con una persistencia de unos 90 segundos. Nos sigue encantando, confirmo su mejor definición, vino delicado y elegante (89).

La RCP: Me reitero en lo expresado en mi anterior valoración. Atendiendo a su precio en tienda la RCP es excelente (por el precio en el Hotel...clavadita, je,je...)

En esta ocasión me pedí una tulipa de camarones con rúcula y aceto balsámico de primero y repetí la experiecia de 2015: una corvina en costra de quinoa de segundo. Sencillamente espectacular, la combinación con las gambas y el pescado es una delicia, pura armonía. El carácter frutal y floral de nuestro vino marida a la perfección con los sabores y texturas de ambos platos. Mucho disfrute. Salud-os!!

La familia Arizu tiene una marcada herencia Europea, cuyo origen, en un pequeño pueblo llamado Unzue, en el país Vasco, data del siglo XVIII. En 1890 Leoncio Arizu llega a la Argentina en busca de nuevas oportunidades y funda en 1901 la bodega en Mendoza. Ahí, deciden aunar esfuerzos con la familia Bosca, otra antigua y próspera familia originaria del Piamonte, Italia y fundan lo que hoy conocemos como Bodega Luigi Bosca - Familia Arizu. El legado de Leoncio Arizu continúa hoy, luego de 114 años, en manos de sus nietos y bisnietos que mantienen esa tradición de producir grandes vinos.(http://luigibosca.com.ar/) Y hoy tenemos el placer de probar por primera vez este tipo de uva, la Torrontés, y dónde mejor que en un vino blanco de Mendoza. Para rematar, lo disfrutamos en uno de los mejores hoteles de Cuenca, La mansión Alcázar. Nos abrieron la botella y la dejamos reposar unos 20 minutos.

VISUAL: Presenta un agradable color amarillo pálido, con reflejos verdosos y metálicos.

OLFATIVA: Desprende aromas cítricos como a corteza de limón y unas embriagadoras notas florales de jazmín y lavanda...maravilloso. Al final arroja atisbos herbáceos de hierbabuena y ajedrea. De intensidad media-alta. Deliciosa nariz, un bouquet fantástico.

GUSTATIVA: En boca es amoroso, con un paso lácteo, un tanto dulzón. De acidez media con un retronasal muy frutal. Asoman de nuevo esas notas cítricas de limón y tamarindo a las que se suman recuerdos de ciruelas blancas. Para redondear una exquisita boca, apreciamos una vez más esos casi afrodisíacos toques florales...con el jazmín omnipresente. De persistencia media, casi dos minutos. Un vino delicado, muy seco, afrutado y liviano. La primera vez que pruebo la uva Torrontés, fina, muy elegante, high class...

LA RCP en el restaurante el mala, pues nos clavaron 43 dólares, aunque en la tienda se encuentra por unos 8 euros. Considerando el precio en tienda, la RCP la calificaré de excelente.

MARIDAJE: Fue el protagonista de una estupenda cena en el precioso hotel colonial que hemos comentado antes. Acompañó como entrante una ensalada de cangrejo con aguacate y mango y de segundo a una corvina en su costra de quinoa. El vino no se quedó atrás, mantuvo el tipo ante tan suculentas viandas, desprendiendo sus fragancias florales durante toda la velada. Una maravillosa cena, otra más, y otro excelente maridaje. Adjunto unas fotos de la velada.