La potencia de estos vinos procedentes de viñedos con una historia de 400 años, ya catalogados y cartografiados por los prusianos, nos da una idea del fiel reflejo de la tierra y de la historia que contiene esta botella.
Su acidez, aunque no domada, pues pueden envejecer décadas, ha sido madurada un año en botella aproximadamente para presentarse al público en el mes de septiembre posterior a la añada. Todavía habremos de esperar más si queremos adivinar todo su potencial, pero inicialmente descubrimos una fruta de hueso madura y acertada, con toques de caramelización y miel, dado que en esta categoria (kabinett), en su escalón inferior, podemos encontrar azúcar residual natural tras la vinificación.
Exclusivos aromas y sabores de ciruelas amarillas y "rojas", sorprendente verdad, pero se distinguen así como otras bayas. Suave en el paladar y aterciopelado a pesar del empuje de su acidez cortante y afilada.
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