De color amarillo dorado y destellos oro viejo, con fina burbuja perfectamente integrada.
No sé yo, esperaba finura y encontre rusticidad. Me dejó totalmente descolocado este champagne, presumiblemente un muy buen champagne, pero o yo no lo entendí, o el no me entendió, o no nos entendimos. Va a ser lo primero seguro, él lleva aquí desde... y yo soy un recién llegado.
Aromas punzantes, casi picantes, cítricos marcados, fruta de pelo verdosa, flor marchita, algún atisbo como de acético, que también salía en boca... Estaba tan perplejo que le pedí al sumiller, de absoluta confianza, que lo catara a ver si es que... Pero no, me dijo que era así.
Bueno, pues... ¡piiiiiiinchazo! Para aprender, perder.
No volveremos a vernos ni con usted ni con sus fils, monsieur R. Pouillón, a no ser que mi mejorable formación en el campo de los champagnes se complete de tal modo que me atreva con retos como éste, que no dudo que son del agrado de los muy entendidos.