Precioso color o más bien multicolor que no indica los años que el vino lleva encerrado en la botella. Burdeos brillante, limpio, de capa media va tornasolando en tonos marrones, ocres, cobrizos, granate, color a refresco de cola. Capa media y ribete abierto.

Diversidad de aromas, muy equilibrados que proporcionan un aroma único que hay que ir destapando: barnices, endrinas maceradas en licor, sangre, cueros finos, tierra mojada, hongos, duela envinada, aparición de frutas rojas escarchadas, mermelada, anisados, bosque húmedo sombrío....

En su ataque en boca nos encontramos con un vino armado con nobleza y carácter que el paso de los años han taimado y podemos disfrutar de un vino con muchos matices: sedoso, cacaos, con el ADN riojano, especiados, fruta licorosa, nervio en forma de una acidez fantástica, punzante, notas metálicas. Aunque pareciera que se nos queda algo corto, posee un gran y delicado retrogusto con recuerdos licorosos.