Domingo, día soleado a mediodía...El local Si no recuerdo mal parecia esquinero, en todo caso mucha fachada al exterior, las ventanas todas abiertas con lo que la luz y la brisa marina de la ciudad de Dianum se esparcían con alegría en el gracioso local. Con que pocos medios y poca inversión se puede cambiar el ambiente de un bar para convertirlo en el baret de Miguel Ruiz, no lo critico, al contrario le alabo el gusto y la filosofía....
Éramos un grupo de tres parejas y nos dejamos llevar....La comida sorprendente, tapas de calidad con un punto creativo y arriesgado pero sencillas y de un resultado sabroso y francamente satisfactorio, tal vez la que mas nos gusto , fue la nombraddo figatells de sepia, en todo caso todas de notable hacia arriba...
La carta de vinos cortita pero con selecciones interesantes, tomamos dos botellas de cava Reventos brut nature y le copiamos la selección del vino tinto al mr piños life....
A la altura de los postres, quedaba poco hueco, nadie estaba por la labor y nos sirvieron para compartir una tarta tatin impresionante y otro postre de frutos del bosque muy apetecible tb....
El precio muy bueno para la calidad de la comida servida...
Hoy por hoy mi opción preferida en Denia...
Tras los sueños de grandeza, hay que espabilarse y desde el Baret nos enseñan el camino. En un local modesto, decorado con elementos propios del terruño, plenamente identificables, con gracia, nos proponen una experiencia gastronómica con acento cercano, ingredientes locales en su mayor parte que proceden, seguro, de proveedores conocidos, elaboraciones con el sello de un gran cocinero, precios acomodados a una época en la que volvemos a medir lo que gastamos. Sea cual seal la elección el paladar lo agradece, devolviéndonos sensaciones añejas y dan ganas de repetir. Esperemos que la trayectoria sea larga y nos vayan cambiando las propuestas. Corta pero muy correcta selección de caldos, con predominio de los de la Comunidad Valenciana.
Es difícil de entender hoy en día, con tanta competitividad y tantos codazos para estar arriba, que alguien renuncie a todo ello para vivir relajadamente y disfrutar haciendo lo que le gusta.
Miquel Ruiz, sin conocerlo, me parece una persona extraordinaria, por ser capaz de hacer lo que hace. Distanciarse del circo para disfrutar y vivir a su aire.
De su cocina poco se puede añadir, después del extraordinario comentario de Antoni.
Solo insistir que la RCP parece increíble, la calidad está muy alta y los precios son de hace años. Se merece más de un 10 para que suba la media. No puedo calificar el local mas que de correcto. Aprovecho el servicio del vino, basándome en el contenido de la carta, para subir la nota, ya el servicio del vino se limita al descorchado y primera copa. En comida le pondría un 9 pero no puedo. He necesitado justificar mi puntuación pues creo que la media sale baja.
Para ver lo que tomé
Iba a comentar las excelencias de la comida de este pequeño establecimiento, pero me voy a ratificar con todo lo que ha expuesto en el comentario anterior Antoni.Estuvimos el sabado 30, agradecer que tenía que estar cerrado pero abrieron por nosotros, eramos nueve personas, le dejamos hacer a Miquel Ruiz lo que quisiese, yo ya habia estado otras veces pero mis amigos no, y tenía gran interes en que probasen la cocina de Miquel Ruiz , pues a mi siempre me ha dejado impresionado, salieron todos super maravillados , casi no se podian creer como habian podido comer tan bien y a tan buen precio y eso que son bastante criticos con las comidas, hasta al local quees un local sin pretensiones de ningun tipo, le encontraron su puntito , todos volveran.Comimos una selección de 11 platos diferentes y tres postres, no podria describir los platos pues ninguno tenía un "pero", sería para escribir un pequeño recetario con ellos y un articulo de senciones, ademas de los postres decir que probamos la mejor tarta de manzana que he comido en años.Destaco lo excepcional de la ensalada de "LLicsons, bufa i moniato", sólo un grande puede realizar tal combinación.En fin , vale la pena, bebimos 3 botellas de Blanco "menganito" y una de tinto "viñas de Gain", y todo ello por solo 34 euros por persona.Vale la pena ir a Denia sólo por disfrutar de la cocina de Miquel.
Llego a casa. vengo de cenar en el baret de Miquel Ruiz. No quiero esperar a mañana para "colgar" mi comentario, sopena de cometar algún error ortográfico o de expersión fruto del cansancio a estas horas o de las prisas por acabar y buscar el merecido descanso después de tantos días de taranas y desmadres. Pero quiero escribir ahora cuando todavía permanecen en mi paladar los sabores de las viandas degustadas y cuando mi mente se afana por conteatar una pregunta: ¿Qué hace un cocinero como éste en un lugar así? Paradójico.
Me viene a la mente un hecho que, en su día, me dejó perpejlo. Tuve la suerte de aistir a un concierto del cantante Dee Dee Ramone hace muchos años, una vez éste había dejado la mítica banda de rock The Ramones. Aquella misma persona, que había vendido millones de discos, que contaba por decenas de miles las personas que acudían a cada uno de sus conciertos, que había conocido la fama y el éxito... ahora se dedicaba a recorrer Europa con su caravana y otra furgoneta para el equipo y el resto de la banda, dando conciertos en pequeñas salas, para apenas unos pocos fans y al módico precio de 1500 pesetas. A parte de preguntarme como podía una persona encajar un cambio tan radical, la sensación que me transmitió fue de completa seguridad, de ser ciertamente feliz haciendo lo que hacía.
Hoy he sentido algo parecido en el caso de Miquel Ruiz. Después de una ascensión meteórica, de conquistar a los críticos de la Michelín, de servir de reclamo principal del ambicioso proyecto de La Seu en Dénia... ahora, de repente, Miquel vuelve al bar de la esquina y se recluye frente a los fogones para pasar lo más desapaercibido posible. Y, despojado de la presión de tener que amortizar inversiones millonarias en vajillas de último grito, en criatalerías de precios desorbitados, en trajes de Francis Montesinos para el equipo de sala, en caprichos extravagantes de arquitectos e interioristas... Miquel puede ofrecer manjares sublimes a precios imbatibles.
Hemos tomado:
- Empanadillas de foie con confitura de moniato: son los típicos sanwiches de foie y galletitas pero con el toque original del moniato, un poco hartos ya de las confituras de pétalos de rosas, violeta... o del gelée de manzana. La calidad del foie indicustible y la confitura recuerda la que se usa en el tradiconal dulce navideño de la Marina: els pastisets de moniato de Nadal.
- Carpacio d'esclatasangs amb oli de trufa: Hola, hola! Primera sorpresa de la noche: plato sublime, genial... Els esclatasangs son las setas más buscadas en los montes de La Marina (aquí no hay conocimientos sobre "els bolets" como en Aragón o Cataluña). Me parece recordar que son los rebozuelos (agradacería aclaración de algún lector más ilustrado que yo). Jamás los había provado crudos. Espectaculares. Se presentan picaditos junto a algun trozo de salazón (bacalao?), perejil y el aceite sabrosísimo.
- Berenjena a la brasa: no sé si está hecha a la brasa o no pero el sabor es 100% brasa. Recuerda el espencat (escalibada) hecho a las brasa. Se acompaña con una salsa muy suave de queso.
- Burrito de botifarra. Pues eso. El trsdicional burrito mexicano con botifarra y aguacate. Muy rico.
- Figatell de sepia. Olé tú! A mi gusto, lo mejor de la cena. El figatell és un embutido típico de la Marina, de apariencia similar a una pequeña hamburguesa, y elaborado con carne picada, varias especias y, como envoltorio, ùna parte muy especial de la tripa de cerdo cuyo nombre desconozco. Se ha sustituido la carne picada por sepia picada y el reusltado no puede ser mejor. Espectacular. Presentado en uno de esos platos gigantes de porcelana blanca de forma extravagante y con una emusión de algo o una espuma de nosequé sería un plato digno de un triestrellado, créanme.
- Carré de cordero con tabulé. Menos sorprendente pero también muy bueno. En el/la tabulé, a parte de otras verduras, sobresale el sabor de tropezones de pepino crudo y de uvas.
- Postres: coca de almendras y helado de chocolate con calabaza asada: muy buenos aunque no soy capaz de transmitir mucho más. Los postres no son lo mío, lo siento.
Hemos bebido L'inconcient de Les cousins (Priorat) a 20 € (https://www.verema.com/vinos/66058-cousins-l-inconscient-2009) que nos ha gustado bastante. La carta no es excesivamente amplia, con referencias poco convencionales y de precios asequibles. Creo recordar que el más caro era el Artadí Viñas del Gaín por 30€. Se abre la botella, se da a probar y se deja sobre la mesa.
Local, vajilla, cristalería, mantelería... poco llamativa. Todo funcional con diferentes guiños a lo que este local era hasta hace poco: el bar de la esquina. Las sillas son las mismas, repintadas, algunos platos que se usan son de cristal iguales a las vajillas que se usaban en muchos hogares, hay sifones en los que se servía la soda para acompañar l'herba (apoeritivo) y el vermouth... Se puntúa bajo el entorno porqué, en beneficio de la la RCP y la apuesta clara por el producto y la cocina, nada es destacable ni impresiinante.
Resumiendo: muy, pero que muy bien. A mi modesto entender, ha prevalecido por encima de todo una apuesta clara por lo que un restaurant siempre ha tenido que ser: una casa de comidas. Soy un enérgico defensor de laz "experiencias gastronómicas globlales", combinación de buena comida, buen entorno, buen servicio... pero este local da que pensar. ¿No estaremos perdiendo el rumbo con tanto envoltorio y descuidando la esencia de la hostelería? Ahí queda eso. Gracias Miquel por hacernos reflexionar.
Local pequeño y humilde,en cuanto a instalaciones;que no en cuanto a solvencia técnica,de la que se puede disfrutar desde el primer plato.
Formula,muy a lo imperante hoy de "gastrobar" a base de mal llamadas "tapas" o raciones pequeñas,pero que aquí encierran platillos equilibrados de cocina Mediterráneo-alicantina,con autentico sabor y ligereza a la vez.
Una verdadera maravilla todos y cada uno de los platos,que intuitivamente,dejamos a la voluntad del cocinero.
A destacar especialmente el burrito de botifarra,el figatell de sepia,el pastisset de foie,las habas secas,el bonito escabechado y sobretodo la magnifica ensalada de lletsons.
Logradisimo el mazapán con frutas y el torrefacto de chocolate.
Como vinos blanco La Guerrilla-2010 y Venta la Ossa-shiraz-2009.
Espléndidos carajillos quemados de Cacique.
Todo por 85 euros-2 personas-
Algo bueno tenia que tener la maldita crisis !
Se nota que al frente esta uno de los cocineros-tótem- de la Comunidad Valenciana
No os lo perdáis!,,