Paradojas de la vida

Llego a casa. vengo de cenar en el baret de Miquel Ruiz. No quiero esperar a mañana para "colgar" mi comentario, sopena de cometar algún error ortográfico o de expersión fruto del cansancio a estas horas o de las prisas por acabar y buscar el merecido descanso después de tantos días de taranas y desmadres. Pero quiero escribir ahora cuando todavía permanecen en mi paladar los sabores de las viandas degustadas y cuando mi mente se afana por conteatar una pregunta: ¿Qué hace un cocinero como éste en un lugar así? Paradójico.

Me viene a la mente un hecho que, en su día, me dejó perpejlo. Tuve la suerte de aistir a un concierto del cantante Dee Dee Ramone hace muchos años, una vez éste había dejado la mítica banda de rock The Ramones. Aquella misma persona, que había vendido millones de discos, que contaba por decenas de miles las personas que acudían a cada uno de sus conciertos, que había conocido la fama y el éxito... ahora se dedicaba a recorrer Europa con su caravana y otra furgoneta para el equipo y el resto de la banda, dando conciertos en pequeñas salas, para apenas unos pocos fans y al módico precio de 1500 pesetas. A parte de preguntarme como podía una persona encajar un cambio tan radical, la sensación que me transmitió fue de completa seguridad, de ser ciertamente feliz haciendo lo que hacía.

Hoy he sentido algo parecido en el caso de Miquel Ruiz. Después de una ascensión meteórica, de conquistar a los críticos de la Michelín, de servir de reclamo principal del ambicioso proyecto de La Seu en Dénia... ahora, de repente, Miquel vuelve al bar de la esquina y se recluye frente a los fogones para pasar lo más desapaercibido posible. Y, despojado de la presión de tener que amortizar inversiones millonarias en vajillas de último grito, en criatalerías de precios desorbitados, en trajes de Francis Montesinos para el equipo de sala, en caprichos extravagantes de arquitectos e interioristas... Miquel puede ofrecer manjares sublimes a precios imbatibles.

Hemos tomado:

- Empanadillas de foie con confitura de moniato: son los típicos sanwiches de foie y galletitas pero con el toque original del moniato, un poco hartos ya de las confituras de pétalos de rosas, violeta... o del gelée de manzana. La calidad del foie indicustible y la confitura recuerda la que se usa en el tradiconal dulce navideño de la Marina: els pastisets de moniato de Nadal.

- Carpacio d'esclatasangs amb oli de trufa: Hola, hola! Primera sorpresa de la noche: plato sublime, genial... Els esclatasangs son las setas más buscadas en los montes de La Marina (aquí no hay conocimientos sobre "els bolets" como en Aragón o Cataluña). Me parece recordar que son los rebozuelos (agradacería aclaración de algún lector más ilustrado que yo). Jamás los había provado crudos. Espectaculares. Se presentan picaditos junto a algun trozo de salazón (bacalao?), perejil y el aceite sabrosísimo.

- Berenjena a la brasa: no sé si está hecha a la brasa o no pero el sabor es 100% brasa. Recuerda el espencat (escalibada) hecho a las brasa. Se acompaña con una salsa muy suave de queso.

- Burrito de botifarra. Pues eso. El trsdicional burrito mexicano con botifarra y aguacate. Muy rico.

- Figatell de sepia. Olé tú! A mi gusto, lo mejor de la cena. El figatell és un embutido típico de la Marina, de apariencia similar a una pequeña hamburguesa, y elaborado con carne picada, varias especias y, como envoltorio, ùna parte muy especial de la tripa de cerdo cuyo nombre desconozco. Se ha sustituido la carne picada por sepia picada y el reusltado no puede ser mejor. Espectacular. Presentado en uno de esos platos gigantes de porcelana blanca de forma extravagante y con una emusión de algo o una espuma de nosequé sería un plato digno de un triestrellado, créanme.

- Carré de cordero con tabulé. Menos sorprendente pero también muy bueno. En el/la tabulé, a parte de otras verduras, sobresale el sabor de tropezones de pepino crudo y de uvas.

- Postres: coca de almendras y helado de chocolate con calabaza asada: muy buenos aunque no soy capaz de transmitir mucho más. Los postres no son lo mío, lo siento.

Hemos bebido L'inconcient de Les cousins (Priorat) a 20 € (https://www.verema.com/vinos/66058-cousins-l-inconscient-2009) que nos ha gustado bastante. La carta no es excesivamente amplia, con referencias poco convencionales y de precios asequibles. Creo recordar que el más caro era el Artadí Viñas del Gaín por 30€. Se abre la botella, se da a probar y se deja sobre la mesa.

Local, vajilla, cristalería, mantelería... poco llamativa. Todo funcional con diferentes guiños a lo que este local era hasta hace poco: el bar de la esquina. Las sillas son las mismas, repintadas, algunos platos que se usan son de cristal iguales a las vajillas que se usaban en muchos hogares, hay sifones en los que se servía la soda para acompañar l'herba (apoeritivo) y el vermouth... Se puntúa bajo el entorno porqué, en beneficio de la la RCP y la apuesta clara por el producto y la cocina, nada es destacable ni impresiinante.

Resumiendo: muy, pero que muy bien. A mi modesto entender, ha prevalecido por encima de todo una apuesta clara por lo que un restaurant siempre ha tenido que ser: una casa de comidas. Soy un enérgico defensor de laz "experiencias gastronómicas globlales", combinación de buena comida, buen entorno, buen servicio... pero este local da que pensar. ¿No estaremos perdiendo el rumbo con tanto envoltorio y descuidando la esencia de la hostelería? Ahí queda eso. Gracias Miquel por hacernos reflexionar.

  1. #1

    JoseRuiz

    Los "rovellons", níscalos, "esclatasangs", etc...( Lactarius deliciosus y Lactarius sanguifluus) son hongos simbiontes o micorrizas que viven unidos íntimamente a las raíces de pinos y otros árboles y arbustos forestales: acebuches, olivos, lentiscos, aulagas, madroños, mirtos, etc...

    Saludos,

    Jose

  2. #2

    Anubis7

    Los rebozuelos son Cantarellus cibarius. Son setas de primavera verano que salen en roble y melojo. Yo nunca los he tomado crudos pero los he comido de otras muchas formas, la mas curiosa con almibar dulce. Parece una mermelada con tropezones... Y como mas me gustan es simplemente salteados con cebolla picada. La cebolla es el "maridaje" perfecto para cocinar esta seta

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