Restaurante Bodega Casa Montaña en Valencia
Restaurante Bodega Casa Montaña
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
11,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingo noche
Nota de cata PRECIO MEDIO:
31 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.5
Comida COMIDA
6.3
Precio medio entorno ENTORNO
6.6
RCP CALIDAD-PRECIO
5.8
atun y pan
puerro
bacalao
michirones
pimiento
solomillo
Opiniones de Bodega Casa Montaña
OPINIONES
92

Local laberíntico donde cada mesa y espacio es diferente. Igual estás bajo la escalera que en un privado, que en este caso, en una sala de mesas y sillas altas para 17 comensales y que sería una sala de catas interesante, rodeados de viejos vinos. Merece la pena asomarse a la bodega refrigerada y ver los caldos que allí se mantienen aunque la zona noble está cerrada bajo llave para un mejor reposo de los grandes.

De vinos: Virgulilla 2011 y luego subimos a Cerrogallina 2011. Agua Las Creus.

A compartir:
. habas hervidas: recuerdos de años atrás; buen sabor y consistencia mantenida al hervir que no es fácil.
. atun con aceite y especias: fácil recurso sin más.
. clochinas: aún son pequeñas; bien hechas y sabrosas
. cecina con pimienta negra y aceite; algo seca siendo imprescindible el aceite.
. boquerones: perfectos, tamaño justo para no dejar ni la cola; bien fritos.
. brandada de bacalao: bien preparada, buena textura y sabor.
. bravas de tamaño como croquetas, con ketchup básico, buen al-i-oli
. pimientos de piquillos rellenos de atún. Buena opción aunque nada especial,
. solomillo de buey trinchado: buena carne, menos jugosa de lo deseable aunque el punto de plancha era correcto.
. postre con tocino de cielo, pastel ruso, mermelada de tomate, trufas. Para todos los gustos y compartido.

Apoyamos el postre con Tokaji 3 puttonyos y unos cafés finales.

Un servicio lento algo justificable por estar todo, todo lleno. Buen pan de hogaza aunque demasiado denso para mi gusto. En general buen producto con raciones justitas.

Tenía una cena de trabajo y para darle un toque más informal pensé en Casa Montaña, éramos 7 y pedí el reservado. Pierde un poco de encanto pero gana en privacidad y tranquilidad. Pedimos de todo un poco, anchoas, michirones, clochinas (estupendas), boquerones fritos, atún marinado, jamón y queso y terminamos con un par de calamares a la plancha trinchaditos, surtido de postres y nos bebimos un par de botellas de Pétalos del Bierzo (correcto de temperatura), eso junto con los vermouth, cervezas y finos del aperitivo salió por unos 35 euros por cabeza. El servicio bien, un pero únicamente a la paradiña que nos hicieron entre lo frío y lo caliente que coincidió con que terminamos la primera botella de vino por lo que nos vinos unos 10 minutos sin comida y sin bebida a mitad cena. Aunque tengo la sensación de que esperaba algo más, la verdad es que cenamos muy bien y mis invitados salieron contentos. Lástima que luego de allí casi tengas que salir corriendo en taxi porque lo que debería ser un orgullo de barrio para los valencianos me da la sensación que alguien deja (intencionadamente) que se deteriore a diario.

Como ya se ha dicho se trata de un local muy tradicional, ubicado en la zona del marítimo y que mantiene un aire tradicional en su propuesta.
Se trata de un lugar agradable para tapear y la calidad del producto y su buena ejecución está garantizada, sin complicaciones y con una carta de vinos interesante para la propuesta gastronómica, además vinos por copas. Habas, boquerones, atún marinado, clóchinas, sardinas plancha, montadito de torta del casar, anchoas y degustación de postre, todo ello de buen nivel acompañado de buen pan y en este caso de Mencía de 2, fresco vino del Bierzo.
En resumen una propuesta clásica muy necesaria y siempre apetecible.

Casa Montaña es mi referente cuando debo quedarme a dormir en Valencia. Además del magnífico emplazamiento, en un barrio histórico e históricamente defendido por sus habitantes, la bodega guarda ese espíritu que yo también recuerdo, en mi mas tierna infancia, cuando iba a hacer el vermut al barrio donde vivía mi abuela, en Virrey Amat em Barcelona. Olor a vermut, a bota vieja, a rancios y mistelas, a salazón. El frio de las barras de mármol...
Ayer la acertamos con la cecina de león (un chorrete de limón ensalza su sabor, el jamon, una tapita de salmorejo, y un poco de queso cremoso y de lo mejor de la noche. Otros días me decanto por los famosos V-x, con mejillón, anchoa, oliva y boquerón, todos ellos de megnifica calidad.
Postre compartido con mascarpone y naranja. Muy rico
Para la sed Virgulilla (copa) y L´Inconscient (Priorat). Ninguno me entusiasmó, pero encajan en el tono general. Buena RCP

Ubicado en el marinero barrio de El Cabanyal Canyameral. Según reza en su puerta, esta taberna fue fundada en 1836 para abastecer de vinos a granel a los barcos que llegaban al puerto de Valencia.

Se trata de una taberna con solera, singular y personalísima. Un local que rezuma historia, llena de recuerdos, con su marmórea barra, decorada con botas añejas y botellas. Un lugar al que los años le ha otorgado sabor, tipismo y el encanto de lo auténtico.

A través de su puerta de estética modernista, accedes a una zona con mesas altas y taburetes que permiten el noble arte español del tapeo. El acceso a los distintos comedores se realiza, bien a través de la barra, bien a través de la puerta trasera. Uno de los comedores es la antigua sala de barricas y el otro el zaguán de la escalera. Además dispone de una sala de catas apta para 15 personas. El mobiliario más funcional que cómodo. Las mesas no se visten, ni siquiera con unos caminos de mesa.

Aquí no espere el comensal encontrar cocina deconstruida, florituras, ni ningún triple salto mortal (culinariamente hablando). Bodega Casa Montaña ofrece una cocina honesta de platos tradicionales típicos basados en el buen producto con el que están elaborados. Ni más ni menos.

Ofrece especialidades como: anchoas compradas en Santoña y transformadas en la misma casa. Michirones o habas secas cocidas, patatas bravas, croquetas de bacalao, brandada de bacalao, clochinas (mejillones valencianos), sardinas, calamar plancha, en fin un surtido amplio que permite realizar un tapeo que constituye una comida o cena en sí misma.

Las raciones no son muy abundantes, prima más la calidad que la cantidad o tal vez soy demasiado tragón.

El servicio es atento, dispuesto, simpático y muy diligente.

Abruma la extensa y bien seleccionada carta de vinos. Unas mil referencias ofrece, para todos los públicos y para todos los bolsillos. Organizada por tipos e indicaciones geográficas, con un apartado específico de vinos internacionales. Los vinos descansan en un espacio climatizado, el recargo de precios es moderado y la cristalería de servicio de calidad. El servicio sigue la liturgia de la presentación, prueba y primer llenado, para luego funcionar en régimen de autoservicio.

También ofrece una interesante selección de vinos por copas que cambian con cierta frecuencia.

Menú especial Verema por 25 €
Una de las ventajas de este establecimiento es que está situado a escasos 1000 metros del Hotel Las Arenas donde se suele celebrar el Encuentro Verema.

Fuí a comer el viernes, con mis amigos Mª Luisa, José Enrique, Jesús y Paco, el primer día del Encuentro y optamos por el menú especial que ofrecían para la ocasión al precio de 25 euros (IVA inluido) que incluía, además de lo que os cuento a continuación, un buen pan rústico, el café y el agua mineral.

Montadito de bienvenida que como llevaba queso, me cambiaron por uno de sardina ahumada sobre una base de pisto de verduras.

Michirones, se trata de habas secas rehidratadas y estofadas con un interesante punto picante. Tiernas, mantecosas, se deshacían en la boca.

Atún marinado a las 7 especias. Atún fresco marinado que a pesar de contener tantas especias estaba bien suave.

Montadito de brandada de bacalao. Una brandada suave, delicada, pero con sabor, bien ligada y el toque tostado del horno.

Sopa de cebolla. Reconfortante y sabrosa, muy adecuada para afrontar la maratón vespertina de cata que todavía nos quedaba.

Solomillo de buey trinchado con ajos tiernos, buen producto al punto requerido, pero ración algo escasa.

Montadito de queso de cabra con miel de pimientos. No probé por mi intolerancia al queso, pero quien si lo hizo dijo que muy bueno.

Trufas de chocolate artesanas, buenas, aunque sólo una por comensal.

Para beber, mi elección: Louro do Bolo 2011 un godello de Valdeorras realmente delicioso. Aromas cítricos, florales, frutales, sutiles tostados y un toque mineral. Con una excelente acidez que le otorga frescura y ese final ligeramente amargoso y salino que te invita a beber más y más.

El amigo Jesús Troya se encargó de elegir la segunda botella: Lalama 2010 tinto con mucha personalidad de la Ribeira Sacra. Taninos integrados con abundante fruta roja sobre un fondo de suaves tostados. Su exuberante acidez lo hace también muy fresco y bebible.

Finalizamos con unas sencillas mistelas por cortesía de la casa.

Un buen lugar apto para el tapeo basado en la bondad del producto, en el que puedes disfrutar de una increíble carta de vinos que ya querrían para sí muchos restaurantes de renombre.

¿Quieres ver las fotos? http://www.vinowine.es/restaurantes/bodega-casa-montana.html

Me encanta esta bodega con tanta solera. Tiene la magia de lo "de antes", sobre todo la zona original de la entrada.

En esta segunda ocasión fuimos a comer con previa reserva, cosa que nos ha servido para catar y valorar un buen número de tapas con el fin de hacer criba. Aunque esta sensación ya la tuve la otra vez, convencido quedo que es mejor para un aperitivo.

Tomamos:

-Platito de patatas bravas de secano
-Platito de ajoarriero
-Atún marinado a las siete especias
-Revuelto de trigueros
-1 anchoa del cantábrico
-1 chistorra
-1 longaniza
-2 montaditos de torta de la serena
-4 porciones de pan

Destacables las bravas por su cocción, el ajoarriero por su textura y la anchoa por su calibre y carnosidad.
El resto, pese a su corrección, pertenecen a esa criba. Expectativa fallida en el atún marinado por culpa de las excesivas especias que tapaban su sabor, y bien elaborado algo tan básico como parece un revuelto, pero que la melosidad no se la da todo el mundo.

De postre:

-Pastel ruso
-Canutillo relleno de Idiazabal y membrillo

Buenos ambos, especialmente el primero, cuyo aspecto de tarta seca tradicional no se correspondía. Relleno de una mantequilla azucarada suave junto a avellana y almendra.

Sorprendido se queda uno al ojear su carta de vinos. Sobre todo si la comparas con sus básicos platos. Parece no pertenecer a un sitio así. La oferta de copas siempre me satisface, y más yendo dos.

Bebimos:

-2 copas de Paco & Lola
-2 copas de Ad Gaude Heretat
-1 copa de Casta Diva Cosecha Miel
-1 copa de Vi de Gel Gramona

Sales con la sensación de caro, pero en conjunto satisfecho y dispuesto a volver.

Es un lugar muy bonito tomarse unas tapas y una buena copa de vino , si quieres comer o cenar la calidad precio es un poco caro.

Local estupendo que recomiendo visitar por lo auténtico que es, por la historia que tiene y lo original que le queda.
Otra cosa bien diferente es lo que yo recomendaría gastar allí.
El lugar tiene carácter pero los precios también.

Pensamos en pedir algunas tapas, cosa sencilla.
• Platito de michirones, que son unas habas estofadas con un pequeño puntito picante. Una delicia, me gustaron mucho.
• Tienen “platito” que para picar viene estupendo, o ración completa.
• ½ de sardinas a la plancha. Me parecieron de lo más normal, sin abrir y sin limpiar por dentro.
• Atún marinado a las 7 especias. El pescado estaba rico pero las especias la piciaban, demasiada pimienta que le quitaba el sabor al atún, para mi gusto un suspenso.
• Anchoas del cantábrico enteras. 3,60 euros la unidad + 10% de IVA me parece que no lo merecen, mal.
• Vermú Martini Blanco, muy escaso en cantidad, mucho hielo y pobre en presentación. 3,95 euros por eso + IVA, me pareció fuera de lugar.
• A esto le sumamos dos rebanadas de pan y una clara de limón, todo 27 euros.

Me quedé con las ganas de probar la brandada de bacalao, se había acabado.
En resumen, mi consejo es que vale la pena visitar este sitio simplemente por el lugar, tomarte una cerveza o copa de vino y mejor el dinero te lo gastas en tu restaurante favorito.
No fui a cenar sino a tomar una picoteo sencillo, pero salí con la sensación de que los precios son un timo y sin salir satisfecho por lo que he probado, porque en otros lugares he salido con un precio caro o timo en el precio, pero si al menos sales satisfecho por lo que has comido, pues bueno……..

Volvemos a este indispensable, para nosotros, una vez más, esta vez con el ánimo de tapear algo en barra.

Un par de vermús, algún blanquito, un buen calamar y unos michirones.

Me encanta el ambiente a taberna antigua que tiene una de las partes, estilo La Campana malagueña.

Vemos pasar los platos y al final no nos podemos resistir, pedimos el menú Verema del encuentro:

Vermú casero con una tapita, muy rico

Otra de michirones, bien buenos (sigo pensando que a esta especialidad hay que meterle un empujón de codorniz o perdiz, aunque pierda la tipicidad:)

Patatas bravas de secano, diferente al concepto que tenemos en Madrid de unas bravas pero muy ricas.

Una tacita de consomé, bueno

Sardina ahumada, muy rica

Pimiento de piquillo relleno, bueno

Montadito de brandada de bacalao, muy buena

Solomillo de Buey, bueno.

Todo esto por 25.-€ (IVA incluido) tirado de precio.

Acompañamos con uno de los rieslings que tienen en carta, perfecto de temperatura y precio acorde con lo que este tipo de locales maneja.

Lo dicho, un fijo en nuestras escapadas a Valencia.

Comida para recuperar fuerzas y volver a L’Espai con algo en el estomago. Habia reservado por email comunicandoles que al final seriamos 5. Ningun problema. El local es autentico. No entrare en detalles ya que esta descrito pero solo por tomar algo, aunque sea en la barra, merece la pena. Nosotros fuimos acmodados en el salon donde hay mesas altas pero con comodos taburetes que nada tienen que envidiar a una buena silla. La camarera diligente y rapidamente nos trajo cartas y le pedimos unos vermuts de grifo. Bien servidos pero me quedo con los de Madrid… este estaba muy dulzon para mi gusto y algo caliente.
Decidimos picar varios platos y cuando ya habian empezado a servirlos vimos que al grupo (de Verema) de la mesa de al lado le ofrecian el “menu Verema”. Se lo comentamos a la camarera con cierto malestar ya que alguno de nosotros incluso llevaba la tarjeta de identificacion. La camarera resolvio bien el asunto diciendo que en primer lugar ella acababa de enterarse y que por otra parte era mas o menos igual que lo que habiamos pedido. En fin… no vimos el menu ni el precio por lo que no podemos comparar…
Nosotros tomamos:
- Platito de michirones. ricos
- Patatas de secano: quieren ser unas patatas bravas pero nada mas lejos de ello… Regular-mal. Solo vino bien para hacer “masa” para la vuelta
- Sardinas a la plancha: muy finas aunque algo pèqueñas
- Berberechos. Regular: mucha concha y poco bicho
- Calamar de playa: bien sin mas
- Titaina: bueno aunque el tomate parecia Orlando. No lo habia probado nunca
- Solomillo de buey con ajos tiernos. Bueno pero en mi opinion carisimo para la cantidad: 21.3 € ¡¡
- Trufas y tocino de cielo y mermelada. Muy buenos los postres.

Lo acompañamos con agua y un Recaredo 2007 gran reserva.
Todo ascendio a 144,35 € lo que arroja un total de menos de 30 € por persona. No es muy caro pero por las cantidades tampoco es barato. Lo peor fue el feo detalle de no reparar en que no nos habian ofrecido el menu Verema. No indica una alta profesionalidad….
En cuanto a la materia primna sobre la que hay bastantes elogios en alguno de los comentarios, dire que me parecio normal : de aprobado sin mas
En resumen para conocerlo, pero mejor en la barra con una caña..

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