Fuimos muy ilusionados y con ganas de disfrutar a Alkimia y así fue.
Menú lleno de creatividad y sin perder lo que más me gusta: la calidad, cantidad, punto de cocción y convinación de sabores siempre sin salirse de tono.
Me gustó el pan de nueces,la crema de garbanzos, la cocción perfecta del cordero lechal y el Gall de sant pere, disfrutamos con el canelón de pollo asado y el de mango con pa de pessic y fruta de la pasión tambien con los petit fours, un único apunte: me sobraba un poco de aceite en el arroz y la salsa del asado del cordero, por lo demás perfecto, volveremos.
Al tercer intento, conseguimos mesa. Como no, estaba lleno. Pedimos el menú Alkimia. Variado e interesante. El servicio de sala deja un poco que desear. Duda al presentar los platos y no transmite emoción. La comida, muy elaborada, jugando con las texturas y muy buena presentación.
Carta de vinos correcta pero a precios altos. Para esta ocasión elegimos un cava Elisabet Raventós, que nos volvió a parecer un extraordinario cava que, a excepción de la caza, aguantó todos los platos de maravilla. Sin duda, lo volveremos a pedir. Nos lo quisieron servir en copas de vino, pero pedimos unas de cava y nos pusieron unas tipo gran cuvée de Riedel.
En resumen, un gran restaurante que, con un equipo de sala más entusiasta, ganaría muchos enteros.
Como era mediodia hemos optado por el menu grande. Como han sido bastantes platos comentare los que mas han llamado la atencion.
Terrina de liebre con foie con salsita de cacao. Muy conseguida.
Tuetano de rabano relleno de carne con caviar de calix, exquisito parecia que estabas comiendo un cocido.
Bombon de huevo frito con verduritas y patata. Muy comun en las degustaciones pero siempre gusta.
Crema de garbanzos con variedad de setas y trufa. Sútil.
Arroz con pimientos choriceros y cigala. Buenisimo.
La carne era lechazo con espuma de romero, alcachofa y cebollitas. Buenisimo.
Los postres: canelones de mango con bizcocho de enebro y helado de yogurt, destaca su originalidad y un pastelito de chocolate con frambuesas y helado de coco.
El servicio bastante correcto, aunque al principio nos han servido demasiado rapido y luego iban a trompicones. Pero lo que mas me ha llamado la atencion es que me han servido el cava en la copa de vino que inicialmente esta en la mesa. Al comentarlo me han justificado que era para potenciar el aroma y sabor del cava y hemos reclamado la copa correcta.
Almuerzo para tres el 31 de diciembre. Optamos por el menú mediodía (35 € más IVA). Tomamos como aperitivo tres copas de cava (regular, bien sin nada especial, a 8 € la copa) y nos sirvieron unos grissinis, un chupito de bocadillo de longaniza y una crema de "nyàmeres" con aguacate y calçots. Muy ricos, como siempre. De entrante comimos una ensalada con alcachofa y jamón (plato sencillo pero muy sabroso), de primero el canelón de faisán (otro clásico de la casa, espectacular) y de segundo yo opte por un rabo de toro con setas (contundente y muy bueno) y mis acompañantes comieron salmonete (tenía muy buena pinta). De postre un flan de queso y peras y para mi (no me gusta el queso) el también clásico xuxo. Dos cortados y petit fours (buenos todos). Para beber una botella de Macon Villages Domaine Valette del 2006 (a 25 €); muy bien con los entrantes, los primeros y supongo los salmonetes, pero como era de esperar no "aguantó" el rabo de toro.
Cocina como de costumbre, de espectacular nivel; servicio del vino correcto, y la sala mucho mejor que la última visita, aunque un poco despistados.
Cuarta visita y salgo con una sensación de que algo no sigue igual, sobre todo en la sala.
La cocina sigue a un altísimo nivel, pero ya no hay carta, ya no tiene el menú de mediodía por la noche (todo se acaba..., se nota que vuelven a llenar), alguna reforma en el local, el trato ya no es igual... Pedimos el menú de 58 €. Consta de tres aperitivos: chupito de pan con tomate y fuet, unos bastoncitos y una ensalada con yogur y crujiente de parmesano (a pesar de advertir al entrar que no puedo comer queso... empezamos mal...). Siguen el bombón de huevo, riquísimo pero ya no espectacular (ahora con verduras, en lugar de sobrasada y bacon), el canalón de ave, el arroz con ñoras y cigala (el tamaño del plato a menguado respecto a anteriores visitas, ahora sabe a poco...), rape con coliflor, jarrete de ternera y dos postres (el primero muy rico). Para beber una botella de Lenoble Blanc de blancs (muy, muy bueno) a 48 €. Servicio correcto, sin más, frio, distante, sin preocuparse demasiado del cliente... No sé... quizás tres sean demasiados locales.
Hoy hemos comido el "menú tradicions" por 58€, que consta de:
1-Pan con tomate liquido y fuet, un clasico de la casa - muy bueno
2-Gazpacho de melocotón - bueno
3-Coca con anchoas y escalibada - buena
4-Canelón de pollo de corral - buenisimo el mejor plato
5-Arroz de ñoras - bueno
5-Rape con coliflor y olivada - bueno
6-Jarrete de ternera con setas - bueno
7-Helado de lichi con crema de eucalipto y frutos rojos - bueno
8-Chucho con café, helado de vainilla y crema de limón- A mi gusto el chucho estaba demasiado duro y el contraste de sabores que habia notado en anteriores visitas y que casi habia llorado de placer ya no existen, es una pena.
El pan es bueno, pero también han cambiado la receta del de nueces y creo que a peor.
El vino Geol 2006, 30 €, lo han servido a una temperatura demasiado elevada y en un restaurante de esa categoría y con el margen que le cargan tendría que estar en su punto correcto. No se ha decantado. Hemos pedido que lo refrescaran y lo han puesto en una cubitera con la desgracia que una de las camareras se ha equivocado y lo ha servido en otra mesa, obligando a iniciar la operación de refresco de nuevo con otra botella. El agua la traen en una jarra y te cobran 3,50 €, creo que la tendrían que traer en la botella y abrirla en la mesa o no cobrarla.
El café 3 € lo encuentro muy caro. Petits fours buenos.
Se hubiera agradecido que se preocuparan por saber si nos habia gustado la comida.
Creo que no volvere si no cambian la política de sala, siendo una lástima pues la cocina tiene un buen nivel y además no se permite fumar, lo que es una ventaja para apreciar los sabores y olores en toda su intensidad.
Aprovechando que este lunes era fiesta en Terrassa aprovechamos para reservar mesa en Alkinia (tiene cerrado los fines de semana)
La verdad es que el restaurante no nos defraudo....llevábamos tiempo intentando reservar sin éxito.
Local moderno / minimalista aunque el trato y el servicio del vino es un poco justo para mi gusto
Los platos muy muy elaborados y mezclas sorprendentes...realmente hacía tiempo que no disfrutaba tanto en un restaurante...aunque después de ver los precios de la carta si no te sorprende...es para salir corriendo.
Ademas de la carta tienen tres menus uno de 32 eur otro de 58 y último de 68.
Nos decidimos por el menu de temporada 32 eur (aperitivos, 3 platos y un postre)
Sin duda si tuviera que quedarme con un plato escogería el canalón (no se si sería muy arriesgado decir que es uno de los mejores que he probado hasta el momento ...y no han sido pocos.)
Tampoco te deja indiferente el bombón de huevo (buenísimo)
Lo dicho en general muy bien, aunque el servicio debería mejorar para estar a la altura de la cocina, hay un gran avismo entre la extraordinaría cocina y el servicio .....pero eso si mejor ir con la cartera preparada.
Es mi primera visita, y me ha sorprendido gratamente. Me ha gustado la decoración moderna y minimalista, y la distribución de las mesas, aunque algunas estaban realmente demasiado cercanas unas de otras. Los bancos, un poquito estrechos para alguien de 1,80 m. y 100 Kg. También me han gustado mucho los cubiertos y la vajilla. Originales e incluso divertidos.
Regular el servicio. He acabado acercándome la cubitera y sirviéndome yo mismo el vino, que nos ha costado el triple de lo que vale en la tienda. Bien las copas Riedel. El maitre casi ni lo hemos visto.
Me ha encantado el bombón de huevo frito. El resto, muy bien por el precio que cobran, excepto el chucho del postre. No me ha acabado de gustar, aunque el helado de vainilla estaba muy bueno.
Hemos tomado:
3 servicio de pan y complementos
3 menú temporada
1 jarra de agua
1 botella de Cristiari blanco
2 cafés
1 refresco
Total: 157,29€
Me han comentado que los petit fours eran deliciosos. Sólo he probado uno parecido a un after-eight. El resto, o llevaban café o algún ingrediente que no me gustaba (sigh!)
El café también lo han elogiado bastante.
Excelente cocina la de Alkimia. Avanzada, arriesgando con contrastes sorprendentes pero manteniendo una constante de equilibrio, suavidad, delicadeza y buen gusto.El menú degustación mantiene esa tónica descrita de principio a fin( quizás pierde algo en los postres).Destaco la gamba a mano, untuosa, cocida, simple y limpia, con los elementos de la brasa separados aportando aromas pero sin afectar a la sutileza de la gamba. Maravilloso arroz con ñoras , potente, pleno e intenso. Ostra con careta de cerdo sorprendente dos productos contrapuestos en todo excepto en sus texturas increiblemente similares.Todo un placer gastronómico si se buscan nuevas sensaciones " sensatas" con pasión , carácter y fundamentos. El servicio es amable y dispuesto aq si que en ocasiones resulta algo desorganizado y acelerado. La carta de vinos y su atención debe mejorar para estar a la altura de la cocina.
Segunda visita a Alkimia. En esta ocasión optamos por el menú tradicional en vez del menú Alkimia, consistente en aperitivos, cinco platos y dos postres de base más tradicional. Nada que objetar, todo más que correcto y sabroso desde la coca de escalivada hasta el cordero pasando por el canelón de pollo y el arroz de ñoras con cigala. Para mí, más flojito el suquet de rape. Carta de vinos corta (insuficiente), precios bastante subidos y un buen número de referencias con un NO puesto a mano en la carta. En cuanto al servicio, pues tirando a regular. Entre otras cosas, nos quedamos sin pan y sin vino en varias ocasiones (y además no me podía servir yo mismo ya que la botella no estaba al lado de la mesa). Excesivas prisas para retirar los platos, como si tuvieran ganas de cerrar pronto (ponerse el último bocado en la boca y ya retirarte el plato). Lo imperdonable para mí en un restaurante de esta categoría fue que se olvidaron de los petit fours y al percatarme (al ver otras mesas) y comentarlo (al ir a pagar la cuenta), ninguna disculpa, sólo si los queríamos en ese momento. En definitiva, buena cena pero con un regustillo amargo por lo comentado anteriormente.