Restaurante Nozomi Sushi Bar en Valencia
Restaurante Nozomi Sushi Bar
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
37,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
44 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.9
Comida COMIDA
9.1
Precio medio entorno ENTORNO
8.9
RCP CALIDAD-PRECIO
8.1
Nigiri de anguila braseada con foie
Postre y ambiente del local
Variedades de sushi
Entrantes y sashimi
Opiniones de Nozomi Sushi Bar
OPINIONES
17

Superado el grave problema de conseguir mesa, entras en el local con buena decoración oriental, mesas separadas para un máximo de 6 personas (si son más, se reparten en varias mesas), elegante, buen servicio. Lleno hasta arriba, salvo un reservado para 20 comensales. Cocina a la vista. Carta de vinos compleja de manejar, tipo abanico, con vinos muy novedosos aunque no mucha variedad; tan corta como interesante.
De inicio una cerveza Asahi. Para comer empezamos con Granite de Domaine de l´Ecu, y acabamos con Quinta da Muradella Alanda un buen Monterrei.
Carta de comidas muy variada y atractiva. Un menú degustación de 32€ que parece recomendable. Al final optamos por libre.

Tres para comer, y por tanto, 3 piezas de cada para poder probarlo todo. Un aperitivo de col con salsa wozu a compartir.
Tomamos:
. anko no kimo: una receta japonesa de higado de rape, con cebolleta, nabo molido y salsa de soja. Contundente y no apto para todos los paladares.
. usuzukuri de pez mantequilla con crema de trufa negra y sal Maldon: muy bueno y recomendable.
. nigiri braseado con anguila con samsho
. nigiri braseado de jurel con aceite de humo. De lo mejor de la comida.
. nigiri de sardina con aceite de brasa y sal Maldon. Muy bien.
. nigiri de anguila con foie.
. nigiri clásico de atún.
. tartar de atun picante. Atún picante con cebolleta y sésamo.
. uramaki Tokio. Bogavante con cebolla caramelizada y mayonesa japonesa envuelto en tobikko negro (10 piezas).

De postre:
. mochi, un dulce típico japonés de pasta de arroz relleno de yuzu, con chocolate, té verde, sésamo y sakura. Una consistencia gomosa de sabores; algo diferente.
. bizcocho de sésamo y chocolate con helado de vainilla: correcto.

Sensaciones finales de muy buena comida, vinos modernos y poco conocidos, un buen local y servicio. Y lo pagas porque esta comida no llena, y acabas pidiendo más de lo previsto. Visto lo visto parece necesario centrarse en el menú.
Quizás entorno merezca más un 9 y la RPC un 6 por la calidad.

Que no os engañe el título, no me refiero a que solo pueda ir la jet valenciana sino al lujazo que supone poder comer y sentir lo que se hace en esta casa. Tras varios intentos desde hace un par de meses consigo un hueco en fin de semana, eso sí, para comer el sábado. Como cuando me dieron la carta no sabía si la estaba leyendo bocarriba o bocabajo, el camarero me aconseja el menú degustación. Brrrr! qué rabia, pero me resigno. En estos momentos le veo el lado positivo, como hay otros comentarios del menú degustación, no tendré más que decir" muy rico todo, me remito a lo que dicen los demás" pero... al leer me doy cuenta de que mi menú varió respecto al vuestro. Comenzamos igual: deliciosa sopa de miso con tofu, ensalada de algas verdes y agar, tartar de salmón con aguacate y huevas de mújol, shasimi de sepia, vieira y gamba con el alga que sabe a percebe ( qué buena);usuzukuri de dorada con aceite de trufa blanca y sisho rojo ( Dios, qué cosa tan exquisita y tan explosiva, cuando ves los trocitos en el plato dices " qué cosa tan simple" pero cómetela y alucinarás del sabor); uramakis de steaktartare con huevo hilado; maki de salmón; espalda de dragón braseada con salsa teriyaki y mayonesa japonesa ( sin miedo, el dragón es de sepia, de unn bocado y un producto tierno con sabor sutil y delicado te llenará la boca, riquísimo y divertido el trabajo de simularle las escamas);nigiris de vieira y de dorada con crema de trufa ( otra delicatessen!!)y acabamos el festival japonés con un temaki con langostino tempurizado. Snif, snif, se acabó!!! De postre una bolita de helado de yuzu ( el helado muy rico, el envoltorio no tanto).
Como veis mi menú era algo distinto.La razón es sencilla, desde hace unos meses padezco una extraña alergia al pescado azul pero mis ganas de ir a Nozomi eran tantas que pensé " será imposible evitar ese pescado en un japonés pero ya me tomaré luego un antihistamínico y a disfrutar!" Pues bien, no hizo falta, les comenté la alergia y se lo montaron de forma que pude disfrutar de una comida estupenda sin ningún efecto secundario. Gracias Nozomi!!!
Solo una pequeña sombra en mi visita: me tocó comer arriba, en una esquinita desde la que no pude gozar del bonito espacio que han montado. Yo que quería quedar estupendamente con mi compañero de mesa... La próxima vez no me pasa!
Tomé vino blanco pero... no lo apunté y ahora no me acuerdo.

Hace ya tiempo que teníamos antojo nipón y había varias opciones en la lista, pero a la vista de las últimas opiniones del foro decidimos “colar” a Nozomi hasta la primera posición. Tras varias semanas posponiendo el evento por fin llega la hora, pero llamamos a reservar tarde y ya no queda sitio en mesa, por lo que decidimos aceptar barra como animal acuático.

Llegamos al sitio, decoración acorde a las últimas tendencias, basada en la combinación de tonalidades cemento en diversos materiales con madera. Atuendos del personal a juego, en un ambiente oriental, minimalista y moderno a la vez, se nota (y mucho) la inversión efectuada en el local. Llegamos a nuestro lugar reservado en la barra y, tal y como nos habían indicado por teléfono, es más confortable de lo esperado a priori, puesto que se asemeja más a una mesa que a una barra. Volveremos a este punto más tarde.

Como suele pasar a menudo al visitar un local por primera vez, nos decantamos por el menú degustación, que ya ha sido ampliamente descrito en los comentarios previos, aunque en esta ocasión presenta mínimas variaciones. Para beber pedimos varias Turias de barril y un agua mineral. El orden de los platos fue el siguiente:

Entrantes y sashimi
- Entrante de la casa
1.- Sopa de miso
2.- Tartar de atún
3.- Sashimi de calamar, gamba dulce y vieira con alga codium
4.- Usuzukuri de dorada con aceite de trufa

Variedades de sushi
5.-Niguiri de salmón braseado con mayonesa de wasabi y huevas
6.- Niguiri de jurel
7.- Niguiri de pez mantequilla
8.- Variado de makis de pez mantequilla (A) con uromakis de carne de cangrejo (B)
9.- Temakis de bonito

Postre y local
10.- Poleo menta de frutas y verduras

A pesar de su reciente apertura sin duda se trata de uno de los locales de referencia de esta cocina en la ciudad. El atún del tartar es “indescriptible” en el mejor sentido de la palabra, al igual que la combinación de la dorada y la trufa, a pesar de que algún purista pueda poner el grito en el cielo. Si es así, no hagáis caso. Seguidamente llega el sashimi, simplemente perfecto, producto de la mejor calidad en estado puro. Desconozco si en Japón hay vieiras, pero si no es así, lo siento por ellos. Como punto extra, pudimos probar en crudo por primera vez la famosa alga codium cuyo sabor a crustáceo es realmente intenso.

Entrando ya en la parte del sushi, los niguiris de salmón braseado estuvieron a la altura de la fama que les precede. A continuación, el niguiri de jurel tiene un sabor más fuerte, no apto quizá para los no iniciados, aunque a mí personalmente me gusto mucho. Delicados y suaves niguiris de pez mantequilla, así como sus makis. Corren e-ríos de tinta cada vez que se sirve este delicado manjar en restaurantes fuera de Japón por aquello de que no es pez mantequilla todo lo que reluce. Fuera de polémicas, mi humilde paladar solo sabe que estaban de muerte al igual que los uromakis de cangrejo. Buenos temakis de bonito y para terminar un poleo-menta de frutas y verduras, que estando correcto nos pareció lo menos destacable de la comida.

Resulta difícil ponerle un “pero” a la vista de los manjares descritos, ya que ésta es la única palabra que creo que hace justicia a la calidad servida. Sin embargo, salimos de allí con la sensación de que faltaba algo, faltaba la magia, porque efectivamente como en los cuentos de hadas comimos perdices, pero ¿salimos felices?

Desde mi punto de vista la sensación de esta barra no es real es figurada, puesto que se asemeja más a un escenario, donde unos actores interpretan su papel, en este caso de cocineros. No tiene espontaneidad y por tanto resulta impersonal. Todos los gestos y detalles, hasta los más mínimos, están perfectamente estudiados y dirigidos hacia el punto de vista del espectador, para que solo veas aquello que quieren mostrarte. Los cocineros situados en primera fila solo preparan sushi y cada uno se dedica a unas variedades en concreto, como en una cadena de montaje. Obviamente la preparación del sushi es un espectáculo en si mismo, pero a mi parecer, la barra debe representar otro tipo de experiencia, no debe ser el equivalente a mirar a través de un cristal (aunque no haya realmente un cristal).

He estado en otras barras, en otras ciudades, donde un cocinero te prepara toda la cena, tanto la que es “bonita” de preparar como la que no. Evidentemente siempre se guardan las distancias, pero al final de la cena tienes la sensación de haber interactuado, de haber vivido una experiencia real. En este caso no fue así. Con esto, no quiero desanimar a nadie a probarlo, mas bien al contrario, pues si te gusta este tipo de cocina creo que es una visita obligada en Valencia. Se trata simplemente de una sensación personal quizá alimentada por las elevadas expectativas que tenía, porque es obvio que aspiran a jugar en otra liga. Sin duda le daré una nueva oportunidad (esta vez en mesa) porque creo que la merecen sobradamente.

  • Postre y ambiente del local

    Postre y ambiente del local

  • Variedades de sushi

    Variedades de sushi

  • Entrantes y sashimi

    Entrantes y sashimi

Más allá de nuestras expectativas...
Un servicio y atención con detalles que sorprenden, el local un remanso de tranquilidad , con el número de mesas justo, la música de fondo adecuada, y ni una palabra más alta que la otra...La comida espectacular, desde la ensalada de wacame , la textura de los noris y el atún, hasta el suzukuri de dorada con aceite de trufa , y qué decir del postre...fue imposible no repetir, y todo acompañado de un Gran Bazán.
Buscando hueco para repetir, eso sí,la reserva con mucha antelación.
Enhorabuena chicos!!!

Viernes a mediodía. Dos personas en barra frente a la cocina. El local roza la espectacularidad sin dejar de ser cómodo y acogedor, cuidado hasta el mínimo detalle y con mucha personalidad a pesar de seguir ostensiblemente las tendencias, digamos, escandinavo-madéricas actuales. El servicio ayuda, sí: cálido, cercano, profesional (qué duda cabe) y muy interesado, sobre todo por parte de la pareja de (creo) propietarios. Tuvimos la suerte de contar con un camarero primerizo que pese a ello hizo el servicio a la perfección, resolución de dudas incluida. Buena cristalería y bonita y funcional vajilla, también a la moda, aunque para mí excesiva funcionalidad en (la falta de) telas y cubiertos (palillos desechables). Pero, reconozcámoslo, eso son pijadas que si me permiten tener la experiencia gastronómica que tuve por 32 euros el menú degustación, bienvenida sea su falta.

Empezamos con un aperitivo detalle de la casa, una pequeña ensalada de col sin más. Después vamos al primer entrante, una ensalada de algas con unas setas shiitake y un aliño (sunomono) que solo puedo calificar como redondo. Nada sorprendente, pero un muy agradable principio. De ahí pasamos a un tartar de bonito que cuya prevalencia en el sabor del pescado solo puedo equiparar al tataki con el que sus vecinos del Tora deleitan a quien consiga allá mesa. El sashimi variado (salmón, calamar y gamba dulce) deja bien claro lo importante que es la materia prima para esta gente. Ni un artificio, solo buen pescado. Para qué más. Ahí ya mi compañero y yo estábamos bastante felices, pero el paso al usuzukuri de dorada con trufa el salto del menú es triple mortal con pirueta. Todos hemos probado variantes de sushi adornadas que normalmente resultan en una mezcla forzada de dos exquisiteces, ya saben, como intentar poner beluga sobre ibérico. Este no es el caso. El plato es al mismo tiempo delicado, intenso y profundamente adictivo. Y marca, insisto, una diferencia muy importante con los entrantes anteriores, porque aquí se empieza a notar algo más que un esfuerzo por servir buen sushi. Es el camino a la excelencia. Los nigiris de salmón ligeramente flameado con mayonesa de wasabi y sus propias huevas son una explosión de sabor de las que te dejan callado durante dos segundos, ¡y es algo tan sencillo en teoría! El de jurel (¡sí!) tiene un matiz encantador de brasa y un puntito de caramelo. El de pez mantequilla (escolar, si no me equivoco) con trufa sí queda un tanto más forzado, pero marca bien el punto álgido de sabor del menú. Respecto a los makis y futomakis, representan más unos 'valles' que dan algo de respiro al comensal, pero me gustaría destacar la agradable textura crujiente de las nori. Algo tan sencillo, de los que tantos lugares se despreocupan, y que en realidad mejora mucho la pieza. Acaba la cosa con el temaki de gamba que sacia con un sabor bastante más convencional y un deje de frito y de salsa quizás un pelín excesivo en contraste con el equilibrio del resto del menú que, por lo que pude apreciar, tiene sus puntos fuertes en nigiris y en sashimis y tartares. En cualquier caso, nos permitimos el lujo y la gula (ya que no había hambre ninguna) de pedir un plato extra de usuzukuri de dorada. Ya dije que era adictivo. De postre, unos mochis con abundancia de cacao que sirven para cerrar sin alardes.

Sumémosle un agua mineral, una cerveza y una copa de albariño y nos da 82 euros (recordemos el plato extra). Si tuviese que apostar diría que están ajustando bastante el precio. Pero eso es solo una intuición. Lo que sí sé es que en el Nozomi hay materia prima, personalidad, trabajo, y mucho, mucho disfrute. El menú aún no es redondo en sus acabados, pero sin duda los mimbres están para que lo sea. Tampoco es el lugar más innovador del mundo, pero es que no creo que sea eso lo que pretenden. Sí hacer las cosas muy bien hechas. Este lugar solo puede crecer. Y nosotros que lo veamos. A pesar de que no vivo en Valencia, volveré antes de que acabe 2015.

Anoche estuvimos en Nozomi cenando 6 personas y nos gustó mucho a todos.Las expectativas eran altas, propias de un local de reciente apertura pero que ha cogido nombre con críticas muy buenas tanto por el pasado de los promotores como por varios artículos publicados en prensa y que se traduce en una lista de espera de más de un mes para cenas en fines de semana.

Como complemento al comentario primero, a mi me gustaría destacar en cuanto a la decoración del local lo sencillo y a la vez lo bonito con lo que han resuelto las paredes y el techo, enhorabuena porque desde el principio sabes que es un sitio distinto. Nosotros cenamos en la parte de arriba, con lo que si bien pierdes la vista de la barra, lo ganas en tranquilidad para conversar. En cualquier no es un local ruidoso para nada ni en la parte de abajo.

En cuanto a la comida en sí, tomamos el menú degustación, que es la manera más rápida de probar la extensa carta. A destacar los nigiris braseados, le dan un toque ahumado que no deja indiferente.En general todo muy bueno, sobre todo las texturas de los pescados,que se deshacen en la boca y el arroz tan bien hecho.

Con el menú degustación te quedas bien, quizá un pelín corto. El ritmo de los platos fue bueno. Al principio parece que no te vas a llenar con la ensalada y los tártares pero después se complementa bien con los makis, nigiris, teramaki y demás. En nuestro caso, pedimos un nigiri más por persona adicional al menú.

El servicio fue muy atento, con buen ritmo entre platos, algunos de ellos se comen de un bocado por lo que se debe ser ágil para que nadie se queje.

En cuanto a los vinos a parte de un par de botellitas de blanco nacional también probamos el sake. Tienen una gran variedad de ellos, con distintas gradaciones, opción por tanto también recomendable.

En cuanto al precio, salimos a casi 50. El menú sale por 32, más la cerveza inicial, algún extra al menú, bebidas, café o té, etc se llega al entorno de los 50. Creo que es un precio acorde al local, a la calidad de la comida,etc. Por citar un ejemplo, Komori es más caro, si bien no es exactamente el mismo concepto en la comida.

En resumen, un sitio para visitar y recomendar. Enhorabuena a los promotores. Seguid así!

Russafa parece ser un imán que atrae cada vez más a proyectos gastronómicos de todo tipo. Tras acabar su aventura en Sushi Home y después de un período de reflexión Nuria y José Miguel se han lanzado a la aventura de montar este impresionante restaurante japonés. La decoración es impactante, todo en línea clara, funcional, con mucha madera y con un ambiente muy “auténtico” (hay que entrar a los baños para ver que todos los detalles se han cuidado). Tienen, como no, una barra de sishi que será –sin duda- la zona más disputada del restaurante. Un espectáculo ver el ritmo y el trabajo de la cocina apenas a unos centímetros de ti. El servicio es cercano y atento y como dominan el género que trabajan dispuestos a resolver las dudas del comensal. Pero vamos con lo que toca, con la comida…
Comenzamos con un guiso de pez mantequilla, elaborado con miso rojo, sésamo y sake. Muy rico.
Continuamos con una ensalada sonomuno con pulpo, una ensalada de algas con una textura muy interesante en la que el pulpo estaba delicioso.
Seguimos con una tempurita de cebolla, boniato y pata de pulpo. Lo cierto es que estando muy buena fue el plato que menos llamó mi atención.
Atrás ello un tartar de atún rojo. De nuevo muy bueno aunque para un sushi adicto como yo no le resultó especialmente llamativo. Supongo que si se pretende introducir algo de “fusión” en la cocina es una opción que aprovecha la calidad de la materia prima con la que trabajan.
Mención aparte merece el sashimi de atún en 2 texturas que tomamos a continuación. Se sirvió con nabo blanco hilado y el alga llamada lechuga de mar. Estaba impresionante y en concreto la parte de la ventresca (toro) maravillosa… prácticamente se fundía en la boca.´
Reseñable también el furikake de sishu y sashimi de dorada con aceite de trufa. Vale que de nuevo hay un punto de fusión, pero es un platazo incontestable.
A continuación llegó la hora de un impresionante nigiri de bonito. Sabor intenso y delicado a la par. Y para no ser menos tras él un rico nigiri de salmón braseado y uno de mantequilla con crema de trufa negra.
Seguidamente tomamos un excelente maki de shitake, en el que la seta shitake cocida con soja y jengibre y servida con cebollino y mahonesa japonesa tenía una excelente textura.
Muy bueno también el uramaki de bogavante, cebolla caramelizada y mahonesa japonesa y no menos sabroso el uramaki de “steak tartar”, si bien de nuevo se salía algo de la línea japo. De nuevo un plato de fusión que aconsejaría a los que no quieren un menú 100% japonés.
Ya estando a tope, aunque hubo huevo para un bonito postre al que llaman Jardín Zen, unas trufitas caseras de chocolate y otras de té verde sobre un fondo de azúcar glas… si me ponen un pequeño rastrillo me habría puesto a hacer senderos de azúcar… ;-)
Tienen un carta de vinos sin muchas referencia pero realmente rompedora. Para disfrutar si te van los vinos con personalidad. Mucho blanco, champagnes poco frecuentes, vinos biodinámicos, .... también disponen de una buena selección de sakes Premium. Buen coperío.
Desde luego local un imprescindible para los que disfrutan con la comida japonesa.

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